Capítulo 1
Jung Yunho era alto,
de cuerpo atlético, pelo castaño y unos brillantes ojos cafés. Con las mujeres y
hombres era un auténtico imán, fijaba el blanco y ninguno se resistía.
"Cada noche una mujer u hombre diferente", era su lema.
Millonario de
nacimiento, nunca supo lo que era la pobreza o la adversidad. Por pura afición
se dedicó a escribir libros de espionaje, llevándose la inesperada sorpresa, de
convertirse en poco tiempo en un escritor famoso de bestsellers. Todo en su
vida parecía perfecto a sus veinte y ocho años. Pero en su interior nada de eso
le importaba. Usaba a las mujeres y hombres para calmar sus deseos sexuales,
pero era incapaz de enamorarse o comprometerse, nadie le atraía lo suficiente
como para iniciar una relación seria.
Gastaba el dinero sin
control, pues su fortuna se veía incrementada constantemente por los beneficios
de sus empresas y novelas.
Pero a cada día que pasaba, se sentía más vacío. Era como tener la muerte grabada en la sangre. Nada le ilusionaba, nada le interesaba. Cada día le costaba más levantarse de la cama, no encontraba razón alguna para seguir viviendo una vida totalmente artificial.
Pero a cada día que pasaba, se sentía más vacío. Era como tener la muerte grabada en la sangre. Nada le ilusionaba, nada le interesaba. Cada día le costaba más levantarse de la cama, no encontraba razón alguna para seguir viviendo una vida totalmente artificial.
Aquella mañana en el
aeródromo privado, iba a practicar su deporte favorito, el paracaidismo.
Siempre sintió una fuerte atracción por los deportes de riesgo.
Siempre sintió una fuerte atracción por los deportes de riesgo.
La avioneta tenía el
motor en marcha. Sólo saltarían su instructor Lee Duk Hwa y él.
Duk Hwa se le acercó y empezó a revisarle los arneses. Yunho levantó las manos para dejarle campo libre.
Duk Hwa se le acercó y empezó a revisarle los arneses. Yunho levantó las manos para dejarle campo libre.
— ¡Joder Yunho! Otra
vez tienes los arneses flojos, deberías revisarlos.
—Para eso te pago. — Respondió
cortante Yunho.
Duk Hwa lo ignoró,
estaba acostumbrado a los desplantes de aquel millonario excéntrico. Lo
aguantaba porque daba buenas gratificaciones.
Subieron a la
avioneta, que rezumaba un nauseabundo olor a plástico caliente y habitáculo
poco aireado. Terminaron de comprobar el altímetro y el intercomunicador del
casco. Yunho se colocó las gafas de sol y los guantes. Lentamente la avioneta
se encaminó hacia la pista de despegue.
No serían más de las
doce de la mañana, el sol brillaba y apenas si había nubosidad.
— ¡Un día excelente
para saltar! — Gritó Duk Hwa.
Yunho lo ignoró una
vez más.
El piloto habló con la
torre de control que le asignó pista y concedió permiso para despegar. Una vez
en la pista, poco a poco fue ganando velocidad hasta elevarse, esa era la parte
favorita de Yunho. Miró por la ventanilla, todo parecía tan insignificante
desde aquella altura, hasta su vacío interior.
Pasados unos minutos
el piloto les avisó que ya estaban en la zona de salto.
Duk Hwa hizo una señal
a Yunho para que se preparara, mientras él abría la puerta de la avioneta. El
ruido del motor y el aire, era ensordecedor, pero a Yunho no parecía
molestarle.
Duk Hwa levantó el
dedo pulgar hacia arriba para indicarle que saltara cuando estuviera preparado.
Yunho asintió con la cabeza y se colocó justo en el filo de la puerta. Se
encorvó y se dejó caer.
Era fantástica la
sensación de caer, parecía como volar, con la única diferencia de que si no
abrías el paracaídas te matabas. Yunho cerró los ojos, se sentía en paz, el
viento lo mecía y acariciaba su cara.
La alarma del
altímetro saltó ruidosa, Yunho abrió los ojos, miró hacia abajo y se limitó a
dejarse caer.
Por el auricular Duk
Hwa empezó a gritarle.
— ¡Yunho abre el
paracaídas! ¡Maldito loco abre el paracaídas!
Desde la avioneta Duk
Hwa presintió que algo iba mal y saltó. Se inclinó, pegó los brazos al cuerpo y
cayó en picado hacia donde se encontraba Yunho con la velocidad de un
proyectil. Seguía gritándole por el intercomunicador, pero Yunho no respondía.
Cuando llegó a su altura, se acercó con cuidado, hasta que pudo agarrarlo del
hombro. Yunho no lo miraba parecía ausente.
Duk Hwa tiró de la
anilla del paracaídas de Yunho, consiguiendo que este se elevara
inmediatamente. Duk Hwa abrió su paracaídas y se mantuvo a una distancia
prudencial, observándole.
Una vez en tierra, Duk
Hwa corrió hacia él y tuvo que contenerse para no golpearle.
— ¡Hijo de puta! Si
quieres suicidarte, tírate de una azotea, pero no vengas aquí a joder.
Yunho se deshizo de
los arneses que lo mantenían sujeto al paracaídas y se alejó de allí, como era
su costumbre, sin dar explicaciones.
Junto al hangar le
esperaba su limusina. Abrió la puerta y se dejó caer pesadamente en el asiento
trasero. Cogió una cerveza del minibar, tiró de la anilla y le dio un buen
trago hasta casi agotar su contenido. No sabía que le había pasado, pero no pudo abrir el
paracaídas Su instinto de conservación, simplemente se había desactivado. De no
ser por Duk Hwa ahora estaría muerto.
A veces pensaba que
era uno de esos millonarios que una vez lo tenían todo, entraban en depresión
porque ya no tenían ninguna meta por la que luchar. Pero él no era así, en su
interior algo fallaba o algo faltaba, no sabía cómo explicarlo.
Se quitó las gafas y
las tiró al sillón de enfrente. ¿Por qué no podía ser feliz si lo tenía todo?
¿Por qué no conocía a alguien con quien formar una familia? La respuesta
siempre parecía esquivarle.
Yunho compró un
apartamento en la última planta del edificio. La construcción más moderna, más
alta y cara. Desde allí dominaba la ciudad, aparte de que era el picadero
perfecto. Aunque ser guapo y millonario también influía.
Encargó comida y se
tumbó en el sofá dispuesto a disfrutar de un partido, otro de sus deportes
favoritos. A veces pagaba a algún equipo local, para que le dejaran entrenar
con ellos.
Encendió la televisión
de cincuenta y cuatro pulgadas, cambió al canal treinta y subió el volumen. El
griterío era enorme, las gradas estaban entusiasmadas con el equipo. Se quitó
la camiseta y las zapatillas.
— ¡Ah! Ahora a
relajarme.
Sonó el timbre del
apartamento. Aunque siempre le aconsejaban que contratara un mayordomo, Yunho
se negaba a semejante invasión de su intimidad. Se levantó de un salto, corrió
hasta la puerta y miró por la mirilla.
— ¡Llegó la comida!
Abrió la puerta y
antes de que el chico dijera nada, le pagó generosamente, agarró la comida y
cerró la puerta.
Soltó la caja con el
arroz y la bebida encima de la mesa. Y saltó de alegría.
Unas horas más tarde,
estaba dormido en el sofá, las cervezas habían cumplido su cometido. La fría
brisa de la noche entraba por las ventanas del apartamento, Yunho se rascó la
cabeza. El frío lo había despertado.
De mala gana, con los
ojos medio cerrados y una fuerte jaqueca, apagó la televisión y caminó hasta la
ducha. Seleccionó la temperatura y abrió el grifo. Nunca entendió como la gente
se podía apañar regulando el agua fría y caliente con dos grifos.
Se desnudó por
completo y entró en la ducha. Que sensación tan espectacular, el agua cayendo
por tu cuerpo, relajándolo y mimándolo.
Encendió el mp3 de la
ducha. Con música todo era mejor.
Una hora después cerró
el grifo y salió de la ducha. Se secó el pelo y el cuerpo. Escuchó un golpe,
como si alguien hubiera arrojado una piedra contra una de las ventanas.
—Eso es imposible.
Pensó, el apartamento estaba en la planta ciento diez.
Se anudó como pudo la
toalla y fue hasta la ventana del dormitorio, que era donde creyó escuchar el
ruido. Cuando abrió la puerta, quedó asombrado con lo que vio.
En la cornisa un
hombre de pelo negro, ojos oscuros y tez extremadamente blanca, le miraba con
tristeza. Su pelo negro ondeaba al viento, debía medir por lo menos un metro
ochenta. Yunho no entendía que hacía allí afuera un hombre tan bello.
Oh su primer encuentro!!! pobre Yunho vive su vida de forma miserable, nada le gusta, nada le complace. De seguro la presencia de Jae le devolverá la alegría que necesita. :)
ResponderEliminaromg yunho puto demente Y.Y pero ahora su vida sera diferente o eso espero
ResponderEliminarno quiero q termine muerto S: esta muy interesante gracias x compartir ^^
yunho se siente incompleto por que le falta su jae a su lado para que sea dichoso y completa mente feliz
ResponderEliminarya lo a visto falta que se empiecen a relacionar para que terminen muy enamorados
GRACIAS por compartir esperare el siguiente no demores bye
Wow que encuentro pero porque jae esta triste que paso para que se encuentre asi
ResponderEliminarQuiero saber jijijijij
Gracias por el capi
Espero que JJ cambie la manera de ver la vida de YH :3333
ResponderEliminarEspero y puedan estar juntitos <3333
Yunho es millonario y exitoso pero vive su vida sin importarle nada,no le gusta nada ni nadie,no tiene esa chispa que le hace querer vivir pero ahora se ha encontrado con Jae,espero que el le devuelva ese animo que le falta
ResponderEliminarPobre yunho nada peor que tener un gran vacío parece que Jae se va a encargar de darle u poquito de sentido a su vida
ResponderEliminarYunho lo tiene todo y a la vez no tiene nada, solo un cascarón de oro vacío. Estoy curiosa por el extraño en la cornisa, no porque esté ahí, sino por la tristeza en su mirada.
ResponderEliminarAaaw... Se encontraron ya :3 Al parecer, en él va a encontrar lo que le hace falta a Yunho ^^
ResponderEliminaroh mi Dios, me encantan este tipo de historias. qué bien se lee.
ResponderEliminargracias
Oh esto es raro..Yunho no puede ser feliz y aparece un extraño en sj ventana (sabemos q es JJ pero xq aparecio de la nada???)
ResponderEliminarEs depresión, aunque tiene, a la vez no tiene nada, ni ilusión ni sueños, nada, le falta el amor, pero ahora que llegó Jae espero este mejor.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞
Estoy capturada… tengo que continuar, la trama esta extremadamente interesante.
ResponderEliminar