jueves, 1 de junio de 2017

Promesa Audaz: Capítulo 27 Final

Capítulo 27

El agua templada era algo celestial contra la piel desnuda de Jaejoong, pero mejor aún que el agua era la libertad.
No había chismosos de la Corte que los observaran, haciendo comentarios sobre su conducta indecorosa. Y en verdad la conducta que ahora observaban era muy indecorosa para un conde y su esposo, propietarios de vastas propiedades.
Habían viajado durante tres días antes de ver aquel encantador lago azul, una esquina del cual estaba oculta por sauces llorones. En él estaban ambos, jugando como niños.
–Oh, Yunho–dijo Jaejoong, con voz que era mezcla de risita y susurro.
La risa de Yunho resonó profundamente en su garganta. Lo levantó en vilo sobre el agua y lo dejó caer otra vez. Llevaban una hora jugando de ese modo, persiguiéndose para besarse y tocarse. Las ropas yacían en la orilla, amontonadas, mientras ellos se movían sin estorbos en el agua.

Promesa Audaz: Capítulo 26

Capítulo 26

Alan y Jaejoong abandonaron el ruido y la confusión de la casa real para caminar hacia el parque boscoso que rodeaba las murallas del castillo. La caminata era larga, pero ambos disfrutaron de ella.
Para Jaejoong fue una tarde interesante. Ahora comprendía que nunca había tratado con los hombres. Alan era entretenido, y el día pasó con rapidez. Al joven le fascinó tratar con un hombre tan bien educado. Rieron juntos ante las confesiones de Jaejoong, quien contó que sus doncellas solían llevarle en secreto relatos románticos para que él se los leyera en voz alta. Alan estaba seguro de que Jaejoong no tenía conciencia de lo poco ortodoxo de su infancia. Sólo avanzada la tarde habló él de su vida de casado. Contó cómo había reorganizado el castillo de Yunho, y mencionó de pasada sus tratos con el armero. Alan empezaba a comprender los arrebatos de Yunho; cualquier hombre necesitaba mucha fortaleza para hacerse a un lado y permitir que su esposo impusiera sus propias órdenes.
Conversaron y rieron hasta que el sol estuvo bajo en el cielo.
–Tenemos que regresar–dijo Alan–, pero detesto dar por terminada la diversión.

Promesa Audaz: Capítulo 25

Capítulo 25

Jaejoong soñaba. Sentía el cuerpo acalorado y dolorido; le costaba concentrarse en lo que estaba ocurriendo. Allí estaba Yunho, sonriéndole, pero su sonrisa era falsa. Detrás de él, los ojos de Yoon Ji relumbraban triunfalmente.
–He ganado–susurró la mujer–. ¡He ganado!
Jaejoong despertó poco a poco. Surgió del sueño con nerviosismo, pues le parecía tan real como el dolor del cuerpo. Se sentía como si hubiera dormido durante varios días en una tabla. Movió la cabeza a un lado.
Yunho dormía en una silla, junto a la cama. Aún dormido se lo veía tenso, como dispuesto a levantarse de un salto. Estaba ojeroso y los pómulos le sobresalían bajo la piel. Su barba mostraba un crecimiento de varios días.

Promesa Audaz: Capítulo 24

Capítulo 24

– ¡No puedo permitir esto!–Dijo Ela con la columna vertebral muy rígida, de pie junto a Yoon Ji en una pequeña alcoba del castillo.
– ¿Desde cuándo autorizas o desautorizas lo que yo deseo?–Le espetó la muchacha–. Mi vida es cosa mía. A ti sólo te corresponde ayudar a vestirme.
–No es correcto que os arrojéis a los brazos de ese hombre. No pasa un día sin que alguien os pida en matrimonio. ¿No podéis conformaros con cualquiera de vuestros pretendientes?
Yoon Ji se volvió hacia la doncella.
– ¿Para qué él se quede con Yunho? Antes moriría.

Promesa Audaz: Capítulo 23

Capítulo 23

Yoon Ji miró por encima de las cabezas de los muchos hombres que la rodeaban, buscando al joven, esbelto y hermoso que se recostaba contra la pared; tenía una expresión pensativa que ella reconoció como la de un enamorado. Aunque Yoon Ji sonreía con dulzura a uno de sus compañeros, ni siquiera le estaba escuchando. Su mente estaba absorta en aquella tarde en que Yunho le había confesado amar a su esposo. Lo siguió con la vista: tenía a Jaejoong de la mano y lo guiaba por los intrincados pasos de una danza.
A Yoon Ji no le importaba tener a varios jóvenes a sus pies. El hecho es que Yunho la rechazara sólo hacía que lo deseara más aún. Si él hubiera jurado que aún la amaba, tal vez ella habría estudiado alguna de las múltiples propuestas matrimoniales que se le hacían. Pero Yunho la había rechazado y, por lo tanto, ella tenía que conseguirlo. Sólo una cosa estorbaba sus planes, y Yoon Ji proyectaba quitarla de en medio.
El joven miraba a Jaejoong como fascinado, sin quitar los ojos de él. Yoon Ji ya lo había notado durante la cena, pero aquel pelinegro era tan estúpido que ni siquiera detectaba la presencia del admirador; no apartaba los ojos de su marido.

Promesa Audaz: Capítulo 22

Capítulo 22

Jaejoong continuó caminando hacia los establos, aunque no tenía idea de hacia a dónde iba. Su mente sólo estaba alerta al hecho de que Yoon Ji era viuda.
–Jaejoong.
Levantó la vista y logró sonreír a su madre.
– ¿Vas a participar hoy en la cacería?
–Sí–respondió él, perdido el júbilo.
– ¿Qué te pasa?
Jaejoong trató de sonreír.

Promesa Audaz: Capítulo21

Capítulo 21

Yoon Ji estaba sentada en un banquillo, delante del espejo, en una gran habitación del último piso del palacio. A su alrededor había colores intensos en abundancia: satén purpúreo o verde, tafetanes escarlatas, brocados naranjas. Cada tela, cada prenda, habían sido elegidas como instrumento para llamar la atención sobre su persona. En la boda de Jaejoong Kim había visto los vestidos del novio; sabía que el gusto del heredero se inclinaba hacia los colores sencillos y a las telas de buena calidad, Yoon Ji, por el contrario, planeaba distraer la atención de Yunho con ropas llamativas.
Lucía unas enaguas de color rosado claro, con las mangas bardadas con trenzas negras que describían remolinos. Su vestido de terciopelo carmesí tenía profundas aberturas en el borde; en la falda habían sido aplicadas enormes flores silvestres de todos los colores conocidos. Su orgullo era la pequeña capa que le cubría los hombros, de brocado italiano con llamativos animales entretejidos en la trama; cada uno tenía el tamaño de una mano masculina; los había purpúreos, anaranjados y negros. Estaba segura de que nadie podría hacerle sombra durante ese día.

Promesa Audaz: Capítulo 20

Capitulo 20

En la tienda hacía calor. Yunho no podía dormir. Se levanta para mirar a Jaejoong, que descansaba apaciblemente con un hombro desnudo sobre las sábanas de hilo. Él recogió sus ropas en silencio, sonriente ante la silueta inmóvil de su esposo. Habían pasado buena parte de la noche haciendo el amor y él estaba exhausto. Pero él no. No, lejos de eso. Amar a Jaejoong parecía encender en él un fuego insaciable.
Sacó un manto de terciopelo del arcón; después arrancó la sábana que cubría a Jaejoong y lo envolvió en el manto.
Jaejoong se acurrucó contra su cuerpo como una criatura, sin despertar, con el sueño de los inocentes. Yunho lo llevó fuera de la tienda; hizo una señal a los guardias que estaban de custodia y siguió caminando hacia el bosque. Por fin agachó la cabeza y besó aquella boca, ablandada por el sueño.

Promesa Audaz:Capítulo 19

Capitulo 19

–Se cree mejor que nosotras–dijo Blanche rencorosa.
Estaba con Gladys en la granja, llenando jarras con vino para la comida de las once.
–Sí–replicó Gladys, pero con menos amargura.
Echaba de menos a Siwon, pero no se enfurecía por ello como su compañera.
– ¿Qué asunto lo retendrá lejos de nosotras?–Preguntó Blanche–. Con ella pasa poco tiempo–señaló con la cabeza hacia arriba, refiriéndose al cuarto de Yoon Ji –. Y rara vez está en el salón.
Gladys suspiró.
–Parece pasar la mayor parte del tiempo solo en el pajar.

Promesa Audaz: Capítulo 18

Capítulo 18

– ¿Sabes lo del niño?–preguntó Han Sun a Yunho mientras caminaban juntos por el patio de Min Woo.
–He sido informado–replicó él, fríamente–. Sentémonos aquí, a la sombra. Aún no me acostumbro a la luz del sol.
– ¿Te tenían en un foso?
–Sí. Me tuvieron en uno casi una semana.
–No se te ve demasiado flaco. ¿Te daban de comer?
–No. Jae... mi esposo hacía que su doncella me llevara comida.
Han Sun echó una mirada a los restos de la vieja torre.