martes, 27 de enero de 2015

Persuit: Capítulo 3

Capítulo 3


La noche siguiente, cuando el timbre de Jaejoong sonó un total de quince minutos antes de lo que esperaba, casi tuvo un ataque al corazón. El cabello se encontraba listo, pero no se encontraba vestido.
Lo que dijo Yunho la noche anterior, justo antes de que lo metiera al carro, resonaba en su cerebro cada cinco segundos.
Corrió hacia la puerta de entrada en ropa interior y miró a través de la mirilla. ¿Qué demonios? Se suponía que el chico llegaba tarde, no antes de tiempo.
—Todavía no estoy listo —gritó a través de la puerta.
—Está bien. Esperaré. Abre la puerta.
Esa profunda voz penetró a través de la puerta y su sistema, y se deslizó hacia abajo para crear un pulso caliente entre sus muslos.
—Todavía no estoy vestido. —Se las arregló para decir débilmente.
—Entonces cerraré los ojos, puedes llevarme a una silla y ahí me sentaré hasta que estés listo.
Tenía una respuesta para todo.
—Está bien, espera un segundo. Déjame, agarro una bata. — Jaejoong se alejó rápidamente y tomó una vieja bata púrpura. Era suave y fresca, le llegaba a la mitad del muslo, pero cubría completamente donde necesitaba estar cubierto. Se ató el cinturón y se dirigió de nuevo a la puerta—. Voy a abrir la puerta. Cierra los ojos.
—Sí —dijo brevemente.
Cuando abrió la puerta, sus ojos permanecían cerrados como le pidió que hiciera. Lo tomó de la mano y lo llevó a la sala de estar, y luego empujó su pecho, indicándole la silla donde debería sentarse.
Yunho ni siquiera se movió.
—Hay una silla detrás de ti —le dio a entender.
Levantó la vista y lo encontró con los ojos abiertos, enfocados con pasión sobre él. Sus estaturas eran dispares; Yunho lo sobrepasaba y se sentía pequeño y delicado a su lado.
Contuvo el aliento y trató de recordar que se hallaba completamente cubierto.
—Tienes una casa bonita —dijo, arrastrando las palabras como si no le importara, sin apartar la vista de él ni por un segundo.
—Ni siquiera has visto alrededor —advirtió en voz baja.
—Estoy viendo. —Las manos de Yunho se posaron sobre sus costados y los dedos se hundieron con fuerza en los huesos de la cadera, la seda de su bata se deslizó sensualmente contra la piel como si cediera a la fuerza de su toque.
La sensación fue como una descarga eléctrica entre ellos y bajó de golpe hasta su pelvis en una avalancha calurosa.
—Oh, mierda. —Respiró pesadamente, sabiendo de inmediato que se hallaba en problemas.
—Oh, mierda, es correcto —gruñó en respuesta mientras lo agarraba de la cadera y caminaba hacia adelante hasta que la espalda de Jaejoong chocó contra la pared.
Trató de descongelar las últimas neuronas que le quedaban y de desviarlo de su objetivo.
—Tienes algo con las paredes, ¿verdad?
—Sólo contigo. —Frunció el ceño como si estuviera desconcertado, pero eso no le afectó en lo más mínimo.
Controlaba completamente los movimientos de Jaejoong con su torso. Poco a poco, lo dejó deslizarse hacia abajo hasta que se detuvo brevemente, sus piernas se extendían sobre su musculoso muslo. El impacto lo golpeó con fuerza debido a la lujuria que lo hizo entrar en pánico.
—Oh, mierda —murmuró de nuevo, mirando hacia abajo entre ellos durante un lapso de segundo.
—Sí. —Sonó tan aturdido como Jaejoong se sentía y levantó los ojos hacia él.
Mientras bajaba la mirada, en los segundos en que sus miradas se encontraron, Yunho levantó una mano y toco su pecho. Abrió la boca y sintió que una oleada de calor humedecía su bóxer.
Avergonzado, el calor se propagó por sus mejillas al darse cuenta de que Yunho probablemente podría sentir su humedad en el muslo. Se miraron el uno al otro durante dos segundos mientras el calor de Jaejoong penetraba sus vaqueros azules y con un silbido de reverencia pura, Yunho murmuró:
— Jesucristo —y pasó el pulgar sobre su pezón derecho antes de bajar la cabeza y la boca se hundiera en la suya.
Luces comenzaron a parpadear dentro de su cabeza, las mariposas se arremolinaban en su estómago, y todo lo que Jaejoong podía hacer era colgar sobre el círculo de sus brazos mientras Yunho prácticamente violaba su boca con la lengua.
Mientras empujaba dentro y fuera de su boca, la mano se deslizó rápidamente hacia abajo y desató la cinta de su cintura. Sacó uno de los lados de la bata, y su mano volvió al pecho. Capturó sus ojos. Pasó la mirada sobre sus facciones, sólo lo suficiente para con voz ronca decir:
— Mierda, mierda, mierda, eres increíble. —Y entonces su boca comenzó a descender de nuevo.
Esa fue la llamada de atención que Jaejoong necesitaba, tensó su cuerpo y giró la cabeza.
—No —jadeó.
La mano dejo su pecho, serpenteó hasta su barbilla y giró su cara de nuevo.
— ¿No?
Jaejoong sintió una peligrosa tensión tomando posesión de su cuerpo y el acero de sus músculos. Eso era todo. Ya sea que fuera un chico bueno, o no lo fuera. Respiró hondo y negó con la cabeza.
Yunho frunció el ceño y un disgusto irritado atravesó su rostro, pero no hizo ningún movimiento para agarrarlo de nuevo.
— ¿Por qué demonios no?
—No me voy a acostar contigo todavía —dijo con tanta firmeza como pudo con el torso de Yunho presionado contra el suyo y con el roce de su centro húmedo contra su muslo.
— ¿Estás jugando algún juego ridículo conmigo? —acusó con voz amenazadora.
Los nervios de Jaejoong se movieron inquietos. Frunció el ceño y se disponía a negarlo, pero entonces realmente pensó la pregunta. Sus ojos se cerraron momentáneamente por la derrota antes de que pudiera admitirlo.
—Mierda. Evidentemente sí.
Lucía completamente anonadado por su respuesta y era obvio para Jaejoong que se sorprendió por su honestidad.
— ¿Por qué? —preguntó en un tono ligeramente más suave.
Respiró.
—Por dos razones. — Yunho no iba a estar feliz, pero iba a ser lo más honesto que pudiera, y si no le gustaba… oh, demonios—. Uno… aparentemente hay esta regla de las tres citas que dice que si duermo contigo antes de la tercera cita, entonces soy una puta. Y dos… No soy una puta. —Ante su mirada atónita, preguntó—: ¿Has oído hablar de ello?
Tuvo el descaro de reírse.
—Sí.
Jaejoong comenzó a alejarse y se sintió un poco sorprendido de que lo dejara hacerlo.
Mientras ataba su cinta, Yunho preguntó:
— ¿Al parecer? ¿Me estás diciendo que hasta ahora lo averiguaste?
Apretó la cinta con más fuerza.
—Sí, más o menos.
— ¿Cómo?
— ¿Cómo hasta ahora me enteré de ello? —Ante su rápido asentimiento, respondió—: Tengo un amigo del trabajo, Heechul, y está tratando de darme lecciones de puta…
— ¿Lecciones de puta?
—No te hagas ilusiones. Es su sueño, no el mío y eso no va a suceder. — Jaejoong dio dos pasos hacia la puerta del dormitorio sobre sus temblorosas extremidades, tratando de escapar no sólo de Yunho, sino también de la conversación—. ¿Puedes sentarte hasta que esté listo? —Señaló la silla en la que se negó a sentarse antes.
Levantó las manos en el aire como si hubiera tirado la toalla, se movió para dejar caer su cuerpo con un sonido sordo en el sillón Queen Anne. Jaejoong hizo una mueca al escuchar el crujido de la madera bajo su peso.
—Saldré en cinco minutos.
—No te apresures, acabas de mandar toda mi noche al infierno.
Jaejoong se giró y le lanzó una mirada fulminante que no pudo controlar.
—Eso fue grosero. Si sólo querías salir conmigo por una cosa…
—No empieces. —Indicó, señalando su dormitorio—. Mete tu pequeño trasero allí y vístete.
¿Su pequeño trasero? Jaejoong se quedó completamente inmóvil y cruzó los brazos sobre su pecho.
—Yunho…
Se puso de pie, las palabras se detuvieron ante la mirada en su rostro.
—Nosotros podemos jugar esto de un par de maneras, cariño. —Se paró con indiferencia, pero Jaejoong se encontraba sumamente consciente de que no había nada indiferente en sus palabras o en sus acciones—. Puedes ser un chico bueno y entrar ahí y vestirte… o… —Mordió su labio inferior con los dientes mientras lo veía de arriba hacia abajo—. O, puedes seguir allí de pie, tirando de ese desafío, y vamos a ver lo rápido que puedo recogerlo y golpear tu culo desnudo con él. —Levantó muy en serio una ceja—. ¿Puedes adivinar cuál quiero que elijas?
Incredulidad mezclada con un calor peligroso golpeó a Jaejoong.
No hablaba en serio, ¿verdad? No creyó que realmente trataba de pegarle en el culo; exageraba para el efecto. Porque eso sólo eran cincuenta sombras de mierda. Nadie, pero nadie, alguna vez iba a hacer todo eso con él de esa manera.
Pero la amenaza sexual, independientemente de lo que quiso decir con ello, permanecía allí. Justo frente a él. El calor sexual de su desafío pulsaba en su centro. El chico era jodidamente intenso, pero también era el hombre más sexy que conoció en su vida.
Respiró profundamente, se quedó allí durante dos segundo más preguntándose en qué demonios se estaba metiendo y reprendiéndose a sí mismo por ello, luego se dio la vuelta y cerró de golpe la puerta del dormitorio detrás de él.

* * *

Esta vez lo llevó a un restaurante de comida mexicana lleno. Hay una cosa por la que le daría el crédito correspondiente. Simplemente le preguntó si la comida mexicana estaba bien.
Jaejoong estuvo en un poco más de un par de citas en su vida, y absolutamente odiaba cuando el chico no tenía ningún plan, o esperaba que fuera siempre él el que dijera a dónde iban a ir o qué iban a hacer. Pero Yunho no era así, y tenía que admitir que apreciaba eso de él.
Una vez más se encontraba sentado en un reservado junto a él en vez de frente a él. Ordenó dos margaritas y se sentaron a leer los menús mientras esperaban a que les entregaran las bebidas. Aunque le dio el crédito por haber elegido el restaurante, en silencio Jaejoong echaba humo por las palabras amenazadoras antes de que dejaran el apartamento. Hombre de las cavernas. El tipo era peor que un alfa. Era peor que las descripciones que Heechul le dio. Era peor que lo que leyó cuando buscó en Google “macho alfa”. Pero, Cristo. Quería dormir con él más que todo lo que quería antes en su vida. Se avergonzaba de admitirlo. Gracias a Dios, sólo tenía que admitirlo para sí mismo y para nadie más.
—Háblame de esas lecciones de puta —le ordenó, tomándolo por sorpresa.
Se encogió de hombros e hizo un intento de indiferencia.
—Realmente no hay nada que contar. Realmente no estoy tomando esas lecciones. Estoy bastante seguro de que si quisiera ser una puta, entonces podría averiguarlo yo mismo. —No pudo evitar el tono frío en su voz; este hombre pasaba por encima de él y se lo permitía.
Dejó escapar un gruñido. En realidad gruñó.
Jaejoong bajó la cabeza para que no pudiera verlo rodar los ojos. ¿Qué demonios hacía aquí?
— ¿Así que este chico Heechul sólo está impartiendo su sabiduría?
—Sí, más o menos —respondió con neutralidad.
Dejó escapar una risa amarga.
—No podrías ser una puta incluso si lo intentaras.
Jaejoong se volvió hacia él, pero al mesero se le ocurrió llegar en ese momento y tenían que ordenar. Después de que el joven se dio la vuelta y se fue, Jaejoong preguntó:
— ¿Por qué dices eso?
— ¿Sobre no poder ser una puta? —Se dio la vuelta en su asiento para mirarlo y con un dedo le levantó la barbilla así podía analizarlo mejor.
El acero en su columna vertebral pareció relajarse un poco y sus ojos se suavizaron.
—Eres demasiado dulce —dijo con voz áspera desde lo más profundo de su garganta.
Se negó a permitir que el cosquilleo en su vientre fuer más lejos.
—No soy dulce. — ¿Por qué se ofendería por eso?
Él arqueó las cejas.
—Sí, estoy bastante seguro de que lo eres.
Frunció el ceño.
—No lo soy.
— ¿Con cuántos chicos te has acostado? —preguntó con un tono aburrido en la voz.
Jaejoong no podía obtener suficiente oxígeno.
—No es de tu incumbencia.
Se encogió de hombros como si no le importara, pero por alguna razón, Jaejoong no se lo creía.
—No sabías acerca de la regla de las tres citas —dijo.
— ¿Y eso qué demonios tiene que ver? —cuestionó, sin ver su punto, repentinamente tomando como una ofensa todo lo que saliera de su boca.
Yunho no se molestó por su tono, su actitud se volvió más cálida.
—No te enojes conmigo, cariño. Sólo estoy diciendo lo que veo.
—Puedo ser una puta si quiero. —Dios, ¿era la cosa más estúpida que alguna vez hubiera dicho?
Yunho tomó un sorbo de su margarita y luego respondió lentamente.
—Está bien, lo que sea. Puedes practicar conmigo si quieres.
—Sí, claro. —Sonrió. Se volvió hacia Jaejoong y su mirada capturó la suya.
— ¿No crees que podría enseñarte algunas cosas?
Cruzó los brazos sobre el pecho y le dio una mirada fulminante.
—Oh, me lo imagino.
Lo miró como si estuvieran jugando un juego de ajedrez y estuviera a punto de capturar a su reina.
— ¿Por qué sería eso, cariño?
No se tomó el tiempo para pensar en su réplica.
—Porque estás lleno de experiencia y yo no.
Extendió la mano y agarró su mejilla, obligándolo a mirarlo a los ojos.
—Dulce. —Su mirada pasó por sus labios y regresó otra vez—. Cierro mi caso. —Se dio la vuelta y miró alrededor del restaurante y casi en ese momento, el mesero se acercó y les entregó la comida.

* * *

Discutieron durante toda la comida.
Jaejoong lo provocaba, Yunho lo incitaba de regreso y la química sexual entre ellos sólo crecía mientras avanzaba la noche.
Regresaron a su apartamento, y mientras Yunho comenzaba a subir hacia el piso superior, los nervios de Jaejoong se encontraban tan disparados que se tambaleó y casi se cae. Lo agarró por el brazo y lo sujetó, girándolo para que se apoyara en él.
— ¿Estás bien?
—Sí —dijo, avergonzado.
— ¿Por qué llevas esos malditos zapatos? Sólo vas a hacerte daño.
Permanecía de pie tan cerca de Yunho que su aroma fue a la cabeza.
Nunca conoció a un hombre más arrogante en su vida, se odiaba a sí mismo por lo rápido que su pulso latía. Sabía que Yunho acababa de decir algo que exigía una refutación, pero por su vida no podía conseguir que su cerebro funcionara.
Yunho volvió a sonreír, con esa misma sonrisa que le lanzó la primera vez que lo conoció, cuando lo arrinconó en el fondo de la cafetería. Sus ojos lo recorrieron y Jaejoong los sintió sobre su alma.
—Tú eres dulce, Jaejoong —dijo, sin dejar que la conversación del restaurante muriera completamente—. No me importa una mierda lo que digas.
La declaración sonaba tan sincera que corrientes de placer lo recorrieron ante el cumplido y renunció a su belicosidad por un momento.
—Si… si tú lo dices.
—Lo digo. —Bajó la cabeza hasta su oído y las palabras hicieron temblar su garganta—. Déjame subir contigo y desnudarte. Sabes que ambos lo queremos.
Negó con la cabeza y presionó un solo beso sobre sus labios antes de que Yunho inclinara la frente contra la suya en derrota temporal.
—Está bien. Entonces, ¿mañana por la noche?
El alivio que sintió de nuevo lo sobresalto. No podía negárselo a sí mismo. Yunho lo intrigaba y quería seguir viéndolo, aunque hicieran que las chispas de ira volaran entre sí.
— ¿Quieres salir mañana en la noche? ¿Estás seguro?
Un atisbo de sonrisa ladeó sus labios y algo brilló en sus ojos.
—Sí.
—Está bien —respondió simplemente.
La expresión de Yunho se endureció.
—Tercera cita. Mañana por la noche, conseguiré tu culo desnudo al aire.
Lo miró con una mirada inquisitiva mientras los nervios se enredaban en su garganta.
—No… no necesariamente.
Yunho ignoró eso, y con una indiferencia que no creía, lo tomó de la mano, acompañándolo hasta la puerta principal donde procedió a darle un beso alucinante. Colgó sobre sus brazos, y cuando terminó, le levantó la cabeza y lo miró.
—Sí, necesariamente. Te voy a llevar a la cama mañana por la noche y ni por un segundo pensaré que va a ser de otro modo, ¿entiendes?
Se quedó quieto como si esperara que estuviera de acuerdo, y con su corazón latiendo como un loco dentro de su pecho, abrió la puerta, giró el picaporte y escapó dentro de su apartamento.
Jaejoong abrió la puerta la noche siguiente, listo para salir y no ser arrinconado. Con la exigencia de la noche anterior sonando en sus oídos durante todo el día, su plan era ser más hábil que él.
Estuvo completamente listo una hora antes de la hora acordada, sólo para estar seguro, y cuando abrió la puerta, las llaves en la mano, listo para cerrar la puerta detrás de ellos. Pero Yunho lo superó completamente. Tenía comida china para llevar en una bolsa, cuando abrió la puerta la empujó hacia él y él automáticamente la tomó antes de darse cuenta de su error. Caminó hacia el umbral de la puerta, y Jaejoong dio un paso hacia atrás mientras Yunho cerraba la puerta con la bota.
Lo miró como si estuviera aturdido mientras Yunho se daba la vuelta, cerraba la puerta e incluso le ponía la cadena por si acaso. Se volvió hacia él, apoyado contra la puerta, cruzando los brazos sobre su pecho. ¿Cómo demonios hizo eso?
Con su corazón a toda marcha, dio dos pequeños pasos que lo llevaron al mostrador de la cocina y dejó caer la bolsa, luego se giró hacia él, queriendo mantenerlo en su línea de visión. No dijo ni una sola palabra, pero la expresión en su rostro era suficiente para hacerlo empezar a hiperventilar.
Llevaba unos favorecedores vaqueros y esta noche tenía una apretada y negra camiseta que moldeaba sus pectorales y enviaba espasmos de calor a lo largo de toda su espalda. Lo miró cautelosamente mientras continuaba recostado, y cuando se apartó de la puerta y dio un paso hacia él, supo que su rostro reflejaba la alarma.
Se encontraba completamente falto de palabras; sabía a ciencia cierta que Yunho podía adivinar que temblaba en el interior. Con una guerra de intensas emociones dentro, tragó saliva y pasó las palmas húmedas de las manos por la seda de la ropa.
A medida que la sangre bombeaba fuertemente por sus venas, trató de decidir qué hacer.
Yunho dio otro lento paso hacia adelante que se sintió como si lo estuviera acechando. Su mirada nunca se apartó de la suya.
—Es domingo —declaró, como si supiera lo que eso significaba.
—Sí —asintió con suavidad, desorientada por esa declaración pero determinado a seguir respirando de manera uniforme.
— ¿Puedes contar hasta tres? —preguntó con una voz ligeramente ominosa que le envió ondas de excitación no deseadas a lo largo de la espalda.
Se sentía nervioso y más que un poco perturbado. Excitado y un poco intimidado. Una gama desconcertante de emociones lo recorría mientras Yunho permanecía de pie frente a él, mirándolo fijamente y reduciendo los pensamientos en su cabeza a tonterías.
Se quedó en silencio, tratando de no estar de acuerdo con nada de lo que Yunho pudiera estar insinuando, sin importar la franja de calor que se establecía en su parte media.
Yunho dio el último paso que lo llevó a su espacio personal. Dejó caer las manos hacia abajo y rodeó cada una de sus muñecas al alcance de los dedos.
—Viernes, sábado, domingo —pronunció claramente mientras comenzaba a caminar hacia atrás, hasta que la espalda de Jaejoong golpeó la misma pared contra la cual lo tuvo la noche anterior.
Le levantó los brazos por encima de la cabeza y como su respiración se aceleró y se convirtió en roncos jadeos, Yunho agarró sus dos muñecas con una mano fuerte y llevó la otra hacia abajo para levantarle la barbilla. Presionó plenamente el torso sobre el suyo, sintiendo inmediatamente e íntimamente su erección, caliente y dura, empujando contra el estómago.
Sus ojos se encontraron y mantuvieron la mirada.
—Viernes, sábado, domingo —repitió—. Uno, dos, tres —continuó, contando lenta y uniformemente.
Jaejoong se hundía bajo el hechizo más rápido de lo que podía controlar. Conciencia sexual provocada por la fuerza de sus músculos y el acero de su excitación lo hicieron pensar lo imposible.
—Uno, dos, tres —susurró, repitiendo como un loro, sólo consciente en este momento de su polla, la fuerza vigorosa presionando contra Jaejoong y la intoxicante necesidad que lo tentaba a rendirse.
La mano de Yunho se deslizó desde su barbilla hasta la fila de botones en su ropa y los desabrochó en cuestión de segundos. Soltó sus manos brevemente, y con una fuerza y determinación que lo desarmaron por completo, lo despojó de su ropa.
Se encontró de pie en ropa interior y zapatos, con la ropa arrojada a sus pies. Tomó una aturdida respiración, le agarró las manos otra vez, sosteniéndolas rígidamente sobre su cabeza.
—Una, dos, tres citas, mío. —Su voz era gutural, y mientras su boca se acercaba a la suya, Jaejoong cerró los ojos y se rindió a lo que ambos querían.

* * *

Yunho lo sintió relajarse contra la pared, y su cabeza casi explotó de alivió. Lo volvía completamente loco; nunca deseó a un hombre de la forma en que deseaba a este.
No hacía otra cosa que pensar en él desde el primer momento en que lo vio. Afectaba su sueño, su trabajo y su capacidad para hacer cualquier otra cosa. Era el epítome de la delicadeza y jodía su cerebro y sabía que no había manera de que pudiera descansar hasta que lo tuviera.
Empujó la lengua dentro de su boca, y lo único que podía pensar era en conseguir meter su polla dentro de su húmedo y sedoso calor.
Jaejoong temblaba contra Yunho, tratando de respirar, y trató de ponérselo fácil, pero no pudo resistirse a dominar su boca con la suya.
Sintió una oleada de fuego; liberó las manos y envolvió el brazo alrededor de la cintura y lo levantó, arqueando su espalda, tratando de alinear sus pelvis juntas.
Las manos de Jaejoong cayeron a sus hombros y lo siguió besando mientras se agachaba y retorcía el broche entre sus pechos. Las puntas rosadas de los pezones ya se encontraban endurecidos en pequeños brotes apretados. La lujuria se apoderó de Yunho y casi lo pierde en ese mismo instante.
Lo levantó y dejó caer su boca para encerrar su pezón. Empezó a chupar y a lamer y se tomó tiempo sólo para levantar sus brazos y envolver sus piernas alrededor de su cintura. Sin soltar el pezón que capturó, comenzó a caminar hacia su habitación, concentrado en su misión.
La cama permanecía en el centro de la habitación, lo dejó caer en medio y lo siguió hacia abajo. Se acercó a Jaejoong, separando sus muslos con la rodilla y colocando la boca de nuevo en su pezón.
Jaejoong comenzó a lloriquear, gimiendo en su garganta, y sin importar lo mucho que trató de conseguir control e ir despacio, no pudo. Su mano se deslizó a propósito entre sus piernas y sintió la ropa interior mojada, sabía que estaba con él.
No perdió tiempo y deslizó la tela por sus piernas. Su palma regresó en un instante, y cuando presionó la palma fuertemente contra él, casi se viene en la cama. Casi se viene en los pantalones.
Jaejoong comenzó a arañar su camisa, y se detuvo, sacándola por encima de su cabeza. Jaejoong  se encontraba desnudo a excepción de los zapatos, y verlo así casi lo hizo venirse. Su esencia era embriagadora, completamente adictiva para el primitivo embravecido dentro de él.
Sólo tenía un objetivo. Se inclinó y lo besó de nuevo, su lengua hundiéndose en su boca, su dedo hundiéndose en la rosada carne caliente entre sus nalgas. Gimieron al unísono. Su mundo estaba a punto de desmoronarse, y necesitaba entrar en él primero.
Se levantó y se quitó las botas, los vaqueros y la ropa interior y en dos segundos se hallaba de regreso con él. Puso la mano entre sus piernas, y jugó con su miembro hasta que él se estuvo moviendo de una manera que tenía el sudor brotando por su frente. Se encontraba listo. Yunho estaba listo. Ambos se iban a correr ahora si no conseguía estar dentro de él.
Moviéndose sobre Jaejoong, le separó las piernas y se interpuso entre ellas, su erección lista para empalarlo. Le agarró las manos y las levantó sobre su cabeza y sus ojos se abrieron. Su atención permanecía fija en Yunho mientras respiraba entrecortadamente.
— ¿Ya te pusiste un condón? —cuestionó mientras aspiraba oxígeno.
Hijo de puta, lo olvidó.
No podía creer que lo hubiera olvidado. Se apartó y sacó uno del bolsillo de los vaqueros y se enfundó en cuestión de segundos. Volvió a ponerse sobre él y esta vez, deslizó sus manos bajo su trasero y la levantó. Sostuvo sus dulces ojos con la mirada y llevó la cabeza de su pene a su apertura.
— ¿Está bien?
—Sí —jadeó.
Empezó a empujar dentro, pero era estrecha y tuvo que ir despacio. Intenso placer se deslizó por su espina dorsal por la apretada constricción rodeando su polla. Continuó su implacable empuje hasta que estuvo completamente enterrado. Su cerebro comenzó a gritar en señal de triunfo.
Jaejoong, mierda, Jaejoong. Lo tenía ahora.

* * *

Un torrente de emociones golpeó a Jaejoong por todos lados. Se hallaba excitado, más que excitado. Salir y aún más, acostarse con Yunho, era todo tan nuevo que no sólo sentía excitación sexual, sino también mariposas en el estómago, todo al mismo tiempo.
Olía tan impresionante, se sentía increíble mientras lo estiraba. Su mente se salió de control mientras un caliente, intenso y fuerte placer que nunca sintió antes, lo golpeaba en una ola gigante. Finalmente recordó respirar y aspiró con fuerza al mismo tiempo que comenzaba a bombear.
Yunho se detuvo y ajustó sus posiciones mientras sacaba las manos de debajo de él. Se apoyó en una mano mientras pasaba la otra a lo largo de su muslo, levantaba su rodilla y lo atraía sobre su brazo. Contuvo el aliento de asombro mientras el movimiento lo abría más ampliamente e íntimamente para él.
Sus ojos se abrieron y lo encontró mirándolo fijamente con una mirada casi frenética. Las fosas nasales de Yunho se dilataron mientras tomaba una bocanada entrecortada de oxígeno. Dio un empuje y un intenso placer lo azotó. Gritó. Yunho apretó los labios y enseñó los dientes mientras los apretaba.
— ¿Eso estuvo bien? —Sus labios aplanados—. ¿O dolió? — Jaejoong miró su rostro y vio lujuria pura mezclada con preocupación.
—Fue b… bueno —balbuceó, tratando de recuperar el aliento.
Dio otra embestida y gritó de nuevo.
—Oh, sí, bueno —dijo Yunho entre dientes.
Una multitud de sentimientos lo inundaron mientras colgaba por salvar su vida. La excitación sexual estaba sin lugar a dudas, pero debajo de todo eso, justo debajo de la superficie, Jaejoong experimentaba una gran cantidad de sensaciones alucinantes. Era increíble, el toque sobre su piel era impresionante.
Lo sostuvo en un fuerte agarre que habló de su implicación en el momento, que habló de su total implicación con él. Los brazos, los ojos, el cuerpo mientras se cernía sobre Jaejoong ardiendo en calor. Su atención se consumió, inflexible mientras lo mantenía cautivo debajo de él con su despiadado y decidido mando.
Pero había más en ello que el rudo y casi salvaje encuentro sexual. Debajo de su dominante toque, debajo del indiscutible duelo que estallaba entre ellos, Jaejoong sentía algo más… la forma en que Yunho contenía el aliento, la manera en que sus ojos se encendían, la forma en que las manos recorrían su piel, había casi… adoración allí. Adoración y… cuidado.
Mientras lo sostenía fuertemente, sentía que había una barrera entre él y el resto del mundo. Como si estuviera a salvo en sus brazos y pudiera dejarse llevar y disfrutar de las sensaciones a las que lo inducía, porque Yunho cuidaría de él. Era una embriagadora y peligrosa combinación para sus sentidos. La primitiva y agresiva fuerza, combinada con la sensación de refugio que experimentaba en su abrazo lo derretían.
Sintió un escalofrío corriendo a través de él ante la caricia de su mano y de repente su sexualidad durante mucho tiempo negada, eliminó cada pensamiento de su cabeza. Lo único que quedó fue el ser sexual que despertó de su latente sueño.
Yunho encontró un ritmo constante, y en cuestión de segundos, su vientre comenzó a apretarse y fuegos artificiales comenzaron a explotar en su cabeza. Trató de retrasarlo, pero no pudo. Se corrió rápido y con fuerza, teniendo suficiente presión para saber que lo seguía al borde.

* * *

Jaejoong cerró los ojos pero Yunho no le dio mucho tiempo para recuperarse. Se deslizó fuera de su cuerpo y fue al baño. Aturdido, escuchó el agua cayendo procedente de la bañera. Regresó a la cama e hizo un intento de poner un paño caliente entre sus nalgas.
Jaejoong se apartó de Yunho con atrasada vergüenza, descorrió las mantas y se zambulló debajo de ellas. Se puso de pie a un lado de la cama con una expresión en su rostro y una furiosa erección. Lo miró, confundido, con los ojos muy abiertos.
— ¿Tú no… tú no?
— ¿No qué? —preguntó.
— ¿No te… corriste?
Su expresión era llena de diversión.
—Sí. La evidencia está en el condón en el bote de basura. ¿Quieres verlo?
Comenzó a sacudir la cabeza, pero sus ojos permanecieron fijos sobre la erección mientras el oxígeno quedaba atrapado en su garganta. Llevó el paño de nuevo al baño y volvió a pararse sobre la cama.
Jaejoong lo veía desde debajo de la sábana. Puso una rodilla sobre la cama y luego hizo un movimiento para tirar de las mantas. Parecía como si tuviera toda la intención de tener otro ataque de sexo, pero Jaejoong no creía que estuviera listo para eso todavía y se aferró con fuerza a la sábana.
Lo que experimentó dejó a su cerebro frito como un huevo, y por encima de todo, necesitaba desesperadamente poner una pequeña cantidad de distancia entre ellos.
Incluso si esa distancia únicamente se componía por alguna ropa sobre el cuerpo y escapar de la habitación. Se deslizó en la cama hasta que su espalda estuvo contra la cabecera y levantó la sábana hasta su barbilla.
Los ojos de Yunho se estrecharon sobre los suyos y se movió completamente sobre la cama, sobre sus rodillas, y se quedó mirándolas.
— ¿Qué pasa, cariño? —preguntó al pasar un dedo por la parte superior de la sábana, desde su rodilla hasta su pecho.
Negó con la cabeza.
—Nada.
—Dame la sábana. —Su mano se hizo un puño alrededor del borde de la sábana.
Negó con la cabeza de nuevo.
— ¿Estamos jugando un pequeño juego aquí? ¿Quieres que juegue?
Sus ojos brillaron y la respiración se quedó atascada en su garganta.
—No —logró decir—. Nada de juegos. Sólo n-necesito un poco de tiempo, ¿de acuerdo?
— ¿Cuánto tiempo? —Sus músculos se tensaron y su mirada se volvió mordaz.
—Más del que tú necesitas, evidentemente.
Sonrió en respuesta y siguió mirándolo, después lo alcanzó una vez más.
Jaejoong tomó aire y se echó hacia atrás.
— ¿Recuerdas lo que me d-dijiste?
— ¿Qué fue eso? —preguntó, con los ojos bajando hacia el pecho que trataba de esconder detrás de la sábana.
—Me dijiste que te dijera… si me presionabas demasiado. —Se humedeció los labios y dejó escapar una respiración controlada—. Me estás presionando demasiado.
Ante sus palabras, los ojos de Yunho se encontraron con los suyos y algo brilló en ellos, algo que no pudo interpretar. Asintió rápidamente, sólo una vez. Intentó cambiar a ellos y a la situación fuera de la habitación.
—Era comida china para llevar, ¿verdad? —preguntó.
—Sí.
—Tengo hambre —dijo simple y falsamente.
Durante un momento prolongado sólo lo miró, y Jaejoong tenía mucho miedo de que fuera a saltar sobre él de nuevo. Pero no lo hizo. Simplemente se levantó de la cama en su espléndida desnudez y le tendió una mano.
—Bueno, entonces, por supuesto, vamos a comer.
Jaejoong supo que su rostro se puso rojo; podía sentirlo. Se quedó bajo las sábanas y no hizo ningún movimiento para tomar su mano.
—No, está bien. Sal y vístete, estaré ahí en un minuto.
—Acabo de verte completamente desnuda, Jaejoong. Y tengo que decirte, que lo apruebo a un cien por ciento. Realmente no tienes nada que ocultar de mí. —Se agachó, agarró los vaqueros y los puso sobre sus caderas, sin ropa interior, se dio cuenta.
Caray. También aprobaba su cuerpo desnudo en un cien por ciento. Además, se encontraba increíble desnudo. Alto, musculoso, bronceado, en realidad no había un solo aspecto en él que no fuera perfecto. Bueno, al menos físicamente. Su total arrogancia era otro asunto completamente diferente.
Pero evidentemente, planeaba ir tranquilo con Jaejoong porque todo lo que hizo fue lanzarle una mirada abrasadora y entonces salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

* * *

Yunho se obligó a salir de la habitación y a cerrar la puerta.
¿Quería eso? Demonios, no.
Quería quedarse y hundirse otra vez en él, y además de eso, quería regresar y ver cómo se arrastraba fuera de esa maldita sábana en la que se escondió. Quería ver como lucía desnudo, cuando se hallaba de pie. Quería abarcar su cintura con las manos y ver sus pulgares presionando contra su abdomen. Quería ver exactamente qué tan amplias o tan estrechas eran sus caderas. Quería ver la línea de la clavícula desnuda y quería ver el hueco de su garganta. Por encima de todo, quería el derecho de estar allí y verlo, quería una cadena invisible que lo uniera a él para que no pudiera escapar tan fácilmente como acababa de hacerlo, y quería la satisfacción de saber que quería eso tanto como él.
Se pasó la mano por el rostro con agitación cuando se dio cuenta de la dirección de sus pensamientos. Necesitaba el jodido control y reducir la velocidad de una puta vez o lo iba a hacer huir. Y era un maldito si permitía que eso sucediera. Era demasiado perfecto, sexy, dulce, al igual que él le comentó. Y todavía no tenía suficiente de él. Ni siquiera cerca. Todavía podía saborearlo en la lengua, y quería más. Todavía podía sentir sus manos envueltas alrededor de las muñecas, y quería más.
Podía recordar el momento exacto en el que él estalló en espasmos alrededor de él, y quería más. Sí, tenía que recuperar el control y reducir la maldita velocidad de una puta vez antes de que lo asustara. Definitivamente tenía que bajar el tono uno o dos niveles, porque no había ninguna manera en el infierno en que Jaejoong se fuera a alejar de él tan rápidamente.
 Jugaría su juego por un tiempo, dejándolo pensar que tenía el control de lo que existía entre ellos, porque no ayudaría a su causa ni un maldito poco que supiera lo malditamente obsesionado que ya se hallaba.

Sentía una racha caliente y posesiva que nunca sintió por otro hombre, una necesidad agresiva de marcarlo como su territorio. Inspiró aire y lo expulsó lentamente. Mierda, sí, tenía que calmarse de una puta vez. No sólo asustaría la mierda en él, empezaba a asustar la mierda en él. 

8 comentarios:

  1. no pues si que lo flecho cupido y bien y bonito a ese par la primera bes y quieren mas pero que lo deje descansar pobre jae a otro día no podrá ni caminar pues yunho no se puede controlar me encanto el capitulo Gracias

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  2. Yunho nada puede hacer con las ganas locas ue tiene de hacer suyo a Jae, pero lo quiere de veras, no soporta no tenerlo. Debe ser mas sincero y tratar que Jae tenga un mejor concepto de él si quiere que lo ame y tenga confianza.
    Será muy difícil lograrlo pero lo conseguirá

    Gracias por la actualización :)

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  3. um yunho ya no puede dar marcha atrás esta cayendo por completo en los encantos de jae pero al igual q jae yunho seguro tiene miedo de el rumbo q sus sentimientos estan tomando solo espero q no la cague por completo e,e
    asdadsa gracias x la actu ^^

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  4. Yunho comportate como un caballero y intensa seducirlo hahaa XD

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  5. ¡Me encantó este capítulo! <3 me gusta mucho como está avanzando su relación, me pregunto como irá a comportarse Yunho ahora con Jaejoong~ me encanta cuando lo describe como dulce, nanai~ Yunho se está interesando cada vez más :3 y Jajeoong... a Jaejoong ya lo tiene loquito *-* gracias por el capítuloooo :D

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  6. tan bello estos dos ... Yunhho un pelín brusco y desesperado pero es entendible. está muy atraído por Jae.
    veremos cómo sigue. gracias

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  7. Jajajaja estuvo rebueno el capítulo...muy necesitados ambos del cuerpo de cada uno....pero ya está obsesionado x Jae...y una vez no fue suficiente para él....a ver cómo les va después de esta vez

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  8. Jajaja... Yunho cree que teniendo sexo con Jae pronto le terminará esa obsecion que tiene con él, creo que Yunho al igual que Jae se han enamorado.

    Gracias!!! ❤️💕💞

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