Capítulo 3
La noche
siguiente, cuando el timbre de Jaejoong sonó un total de quince minutos antes
de lo que esperaba, casi tuvo un ataque al corazón. El cabello se encontraba
listo, pero no se encontraba vestido.
Lo que dijo Yunho
la noche anterior, justo antes de que lo metiera al carro, resonaba en su
cerebro cada cinco segundos.
Corrió hacia la
puerta de entrada en ropa interior y miró a través de la mirilla. ¿Qué
demonios? Se suponía que el chico llegaba tarde, no antes de tiempo.
—Todavía no
estoy listo —gritó a través de la puerta.
—Está bien.
Esperaré. Abre la puerta.
Esa profunda
voz penetró a través de la puerta y su sistema, y se deslizó hacia abajo para
crear un pulso caliente entre sus muslos.
—Todavía no
estoy vestido. —Se las arregló para decir débilmente.
Tenía una
respuesta para todo.
—Está bien,
espera un segundo. Déjame, agarro una bata. — Jaejoong se alejó rápidamente y
tomó una vieja bata púrpura. Era suave y fresca, le llegaba a la mitad del
muslo, pero cubría completamente donde necesitaba estar cubierto. Se ató el
cinturón y se dirigió de nuevo a la puerta—. Voy a abrir la puerta. Cierra los
ojos.
—Sí —dijo brevemente.
Cuando abrió la
puerta, sus ojos permanecían cerrados como le pidió que hiciera. Lo tomó de la
mano y lo llevó a la sala de estar, y luego empujó su pecho, indicándole la
silla donde debería sentarse.
Yunho ni
siquiera se movió.
—Hay una silla
detrás de ti —le dio a entender.
Levantó la
vista y lo encontró con los ojos abiertos, enfocados con pasión sobre él. Sus
estaturas eran dispares; Yunho lo sobrepasaba y se sentía pequeño y delicado a
su lado.
Contuvo el
aliento y trató de recordar que se hallaba completamente cubierto.
—Tienes una
casa bonita —dijo, arrastrando las palabras como si no le importara, sin
apartar la vista de él ni por un segundo.
—Ni siquiera
has visto alrededor —advirtió en voz baja.
—Estoy viendo.
—Las manos de Yunho se posaron sobre sus costados y los dedos se hundieron con
fuerza en los huesos de la cadera, la seda de su bata se deslizó sensualmente
contra la piel como si cediera a la fuerza de su toque.
La sensación
fue como una descarga eléctrica entre ellos y bajó de golpe hasta su pelvis en
una avalancha calurosa.
—Oh, mierda.
—Respiró pesadamente, sabiendo de inmediato que se hallaba en problemas.
—Oh, mierda, es
correcto —gruñó en respuesta mientras lo agarraba de la cadera y caminaba hacia
adelante hasta que la espalda de Jaejoong chocó contra la pared.
Trató de
descongelar las últimas neuronas que le quedaban y de desviarlo de su objetivo.
—Tienes algo
con las paredes, ¿verdad?
—Sólo contigo.
—Frunció el ceño como si estuviera desconcertado, pero eso no le afectó en lo
más mínimo.
Controlaba
completamente los movimientos de Jaejoong con su torso. Poco a poco, lo dejó
deslizarse hacia abajo hasta que se detuvo brevemente, sus piernas se extendían
sobre su musculoso muslo. El impacto lo golpeó con fuerza debido a la lujuria
que lo hizo entrar en pánico.
—Oh, mierda
—murmuró de nuevo, mirando hacia abajo entre ellos durante un lapso de segundo.
—Sí. —Sonó tan
aturdido como Jaejoong se sentía y levantó los ojos hacia él.
Mientras bajaba
la mirada, en los segundos en que sus miradas se encontraron, Yunho levantó una
mano y toco su pecho. Abrió la boca y sintió que una oleada de calor humedecía
su bóxer.
Avergonzado, el
calor se propagó por sus mejillas al darse cuenta de que Yunho probablemente
podría sentir su humedad en el muslo. Se miraron el uno al otro durante dos
segundos mientras el calor de Jaejoong penetraba sus vaqueros azules y con un
silbido de reverencia pura, Yunho murmuró:
— Jesucristo —y
pasó el pulgar sobre su pezón derecho antes de bajar la cabeza y la boca se
hundiera en la suya.
Luces
comenzaron a parpadear dentro de su cabeza, las mariposas se arremolinaban en
su estómago, y todo lo que Jaejoong podía hacer era colgar sobre el círculo de
sus brazos mientras Yunho prácticamente violaba su boca con la lengua.
Mientras
empujaba dentro y fuera de su boca, la mano se deslizó rápidamente hacia abajo
y desató la cinta de su cintura. Sacó uno de los lados de la bata, y su mano
volvió al pecho. Capturó sus ojos. Pasó la mirada sobre sus facciones, sólo lo
suficiente para con voz ronca decir:
— Mierda,
mierda, mierda, eres increíble. —Y entonces su boca comenzó a descender de
nuevo.
Esa fue la
llamada de atención que Jaejoong necesitaba, tensó su cuerpo y giró la cabeza.
—No —jadeó.
La mano dejo su
pecho, serpenteó hasta su barbilla y giró su cara de nuevo.
— ¿No?
Jaejoong sintió
una peligrosa tensión tomando posesión de su cuerpo y el acero de sus músculos.
Eso era todo. Ya sea que fuera un chico bueno, o no lo fuera. Respiró hondo y
negó con la cabeza.
Yunho frunció
el ceño y un disgusto irritado atravesó su rostro, pero no hizo ningún movimiento
para agarrarlo de nuevo.
— ¿Por qué
demonios no?
—No me voy a
acostar contigo todavía —dijo con tanta firmeza como pudo con el torso de Yunho
presionado contra el suyo y con el roce de su centro húmedo contra su muslo.
— ¿Estás
jugando algún juego ridículo conmigo? —acusó con voz amenazadora.
Los nervios de Jaejoong
se movieron inquietos. Frunció el ceño y se disponía a negarlo, pero entonces
realmente pensó la pregunta. Sus ojos se cerraron momentáneamente por la
derrota antes de que pudiera admitirlo.
—Mierda.
Evidentemente sí.
Lucía completamente
anonadado por su respuesta y era obvio para Jaejoong que se sorprendió por su
honestidad.
— ¿Por qué?
—preguntó en un tono ligeramente más suave.
Respiró.
—Por dos
razones. — Yunho no iba a estar feliz, pero iba a ser lo más honesto que
pudiera, y si no le gustaba… oh, demonios—. Uno… aparentemente hay esta regla
de las tres citas que dice que si duermo contigo antes de la tercera cita,
entonces soy una puta. Y dos… No soy una puta. —Ante su mirada atónita,
preguntó—: ¿Has oído hablar de ello?
Tuvo el descaro
de reírse.
—Sí.
Jaejoong comenzó
a alejarse y se sintió un poco sorprendido de que lo dejara hacerlo.
Mientras ataba
su cinta, Yunho preguntó:
— ¿Al parecer?
¿Me estás diciendo que hasta ahora lo averiguaste?
Apretó la cinta
con más fuerza.
—Sí, más o
menos.
— ¿Cómo?
— ¿Cómo hasta
ahora me enteré de ello? —Ante su rápido asentimiento, respondió—: Tengo un
amigo del trabajo, Heechul, y está tratando de darme lecciones de puta…
— ¿Lecciones de
puta?
—No te hagas
ilusiones. Es su sueño, no el mío y eso no va a suceder. — Jaejoong dio dos
pasos hacia la puerta del dormitorio sobre sus temblorosas extremidades,
tratando de escapar no sólo de Yunho, sino también de la conversación—. ¿Puedes
sentarte hasta que esté listo? —Señaló la silla en la que se negó a sentarse
antes.
Levantó las
manos en el aire como si hubiera tirado la toalla, se movió para dejar caer su
cuerpo con un sonido sordo en el sillón Queen Anne. Jaejoong hizo una mueca al
escuchar el crujido de la madera bajo su peso.
—Saldré en
cinco minutos.
—No te
apresures, acabas de mandar toda mi noche al infierno.
Jaejoong se
giró y le lanzó una mirada fulminante que no pudo controlar.
—Eso fue
grosero. Si sólo querías salir conmigo por una cosa…
—No empieces.
—Indicó, señalando su dormitorio—. Mete tu pequeño trasero allí y vístete.
¿Su pequeño
trasero? Jaejoong se quedó completamente inmóvil y cruzó los brazos sobre su
pecho.
—Yunho…
Se puso de pie,
las palabras se detuvieron ante la mirada en su rostro.
—Nosotros
podemos jugar esto de un par de maneras, cariño. —Se paró con indiferencia,
pero Jaejoong se encontraba sumamente consciente de que no había nada
indiferente en sus palabras o en sus acciones—. Puedes ser un chico bueno y
entrar ahí y vestirte… o… —Mordió su labio inferior con los dientes mientras lo
veía de arriba hacia abajo—. O, puedes seguir allí de pie, tirando de ese
desafío, y vamos a ver lo rápido que puedo recogerlo y golpear tu culo desnudo
con él. —Levantó muy en serio una ceja—. ¿Puedes adivinar cuál quiero que
elijas?
Incredulidad
mezclada con un calor peligroso golpeó a Jaejoong.
No hablaba en
serio, ¿verdad? No creyó que realmente trataba de pegarle en el culo; exageraba
para el efecto. Porque eso sólo eran cincuenta sombras de mierda. Nadie, pero
nadie, alguna vez iba a hacer todo eso con él de esa manera.
Pero la amenaza
sexual, independientemente de lo que quiso decir con ello, permanecía allí.
Justo frente a él. El calor sexual de su desafío pulsaba en su centro. El chico
era jodidamente intenso, pero también era el hombre más sexy que conoció en su
vida.
Respiró
profundamente, se quedó allí durante dos segundo más preguntándose en qué
demonios se estaba metiendo y reprendiéndose a sí mismo por ello, luego se dio la
vuelta y cerró de golpe la puerta del dormitorio detrás de él.
* * *
Esta vez lo
llevó a un restaurante de comida mexicana lleno. Hay una cosa por la que le
daría el crédito correspondiente. Simplemente le preguntó si la comida mexicana
estaba bien.
Jaejoong estuvo
en un poco más de un par de citas en su vida, y absolutamente odiaba cuando el
chico no tenía ningún plan, o esperaba que fuera siempre él el que dijera a
dónde iban a ir o qué iban a hacer. Pero Yunho no era así, y tenía que admitir
que apreciaba eso de él.
Una vez más se
encontraba sentado en un reservado junto a él en vez de frente a él. Ordenó dos
margaritas y se sentaron a leer los menús mientras esperaban a que les entregaran
las bebidas. Aunque le dio el crédito por haber elegido el restaurante, en
silencio Jaejoong echaba humo por las palabras amenazadoras antes de que
dejaran el apartamento. Hombre de las cavernas. El tipo era peor que un alfa.
Era peor que las descripciones que Heechul le dio. Era peor que lo que leyó
cuando buscó en Google “macho alfa”. Pero, Cristo. Quería dormir con él más que
todo lo que quería antes en su vida. Se avergonzaba de admitirlo. Gracias a
Dios, sólo tenía que admitirlo para sí mismo y para nadie más.
—Háblame de
esas lecciones de puta —le ordenó, tomándolo por sorpresa.
Se encogió de
hombros e hizo un intento de indiferencia.
—Realmente no
hay nada que contar. Realmente no estoy tomando esas lecciones. Estoy bastante
seguro de que si quisiera ser una puta, entonces podría averiguarlo yo mismo.
—No pudo evitar el tono frío en su voz; este hombre pasaba por encima de él y
se lo permitía.
Dejó escapar un
gruñido. En realidad gruñó.
Jaejoong bajó
la cabeza para que no pudiera verlo rodar los ojos. ¿Qué demonios hacía aquí?
— ¿Así que este
chico Heechul sólo está impartiendo su sabiduría?
—Sí, más o
menos —respondió con neutralidad.
Dejó escapar
una risa amarga.
—No podrías ser
una puta incluso si lo intentaras.
Jaejoong se
volvió hacia él, pero al mesero se le ocurrió llegar en ese momento y tenían
que ordenar. Después de que el joven se dio la vuelta y se fue, Jaejoong preguntó:
— ¿Por qué
dices eso?
— ¿Sobre no
poder ser una puta? —Se dio la vuelta en su asiento para mirarlo y con un dedo
le levantó la barbilla así podía analizarlo mejor.
El acero en su
columna vertebral pareció relajarse un poco y sus ojos se suavizaron.
—Eres demasiado
dulce —dijo con voz áspera desde lo más profundo de su garganta.
Se negó a
permitir que el cosquilleo en su vientre fuer más lejos.
—No soy dulce. —
¿Por qué se ofendería por eso?
Él arqueó las
cejas.
—Sí, estoy
bastante seguro de que lo eres.
Frunció el
ceño.
—No lo soy.
— ¿Con cuántos
chicos te has acostado? —preguntó con un tono aburrido en la voz.
Jaejoong no
podía obtener suficiente oxígeno.
—No es de tu
incumbencia.
Se encogió de
hombros como si no le importara, pero por alguna razón, Jaejoong no se lo
creía.
—No sabías
acerca de la regla de las tres citas —dijo.
— ¿Y eso qué
demonios tiene que ver? —cuestionó, sin ver su punto, repentinamente tomando
como una ofensa todo lo que saliera de su boca.
Yunho no se
molestó por su tono, su actitud se volvió más cálida.
—No te enojes
conmigo, cariño. Sólo estoy diciendo lo que veo.
—Puedo ser una
puta si quiero. —Dios, ¿era la cosa más estúpida que alguna vez hubiera dicho?
Yunho tomó un
sorbo de su margarita y luego respondió lentamente.
—Está bien, lo
que sea. Puedes practicar conmigo si quieres.
—Sí, claro.
—Sonrió. Se volvió hacia Jaejoong y su mirada capturó la suya.
— ¿No crees que
podría enseñarte algunas cosas?
Cruzó los
brazos sobre el pecho y le dio una mirada fulminante.
—Oh, me lo
imagino.
Lo miró como si
estuvieran jugando un juego de ajedrez y estuviera a punto de capturar a su
reina.
— ¿Por qué
sería eso, cariño?
No se tomó el
tiempo para pensar en su réplica.
—Porque estás
lleno de experiencia y yo no.
Extendió la
mano y agarró su mejilla, obligándolo a mirarlo a los ojos.
—Dulce. —Su
mirada pasó por sus labios y regresó otra vez—. Cierro mi caso. —Se dio la
vuelta y miró alrededor del restaurante y casi en ese momento, el mesero se
acercó y les entregó la comida.
* * *
Discutieron
durante toda la comida.
Jaejoong lo
provocaba, Yunho lo incitaba de regreso y la química sexual entre ellos sólo
crecía mientras avanzaba la noche.
Regresaron a su
apartamento, y mientras Yunho comenzaba a subir hacia el piso superior, los
nervios de Jaejoong se encontraban tan disparados que se tambaleó y casi se
cae. Lo agarró por el brazo y lo sujetó, girándolo para que se apoyara en él.
— ¿Estás bien?
—Sí —dijo,
avergonzado.
— ¿Por qué
llevas esos malditos zapatos? Sólo vas a hacerte daño.
Permanecía de
pie tan cerca de Yunho que su aroma fue a la cabeza.
Nunca conoció a
un hombre más arrogante en su vida, se odiaba a sí mismo por lo rápido que su
pulso latía. Sabía que Yunho acababa de decir algo que exigía una refutación,
pero por su vida no podía conseguir que su cerebro funcionara.
Yunho volvió a
sonreír, con esa misma sonrisa que le lanzó la primera vez que lo conoció,
cuando lo arrinconó en el fondo de la cafetería. Sus ojos lo recorrieron y Jaejoong
los sintió sobre su alma.
—Tú eres dulce,
Jaejoong —dijo, sin dejar que la conversación del restaurante muriera
completamente—. No me importa una mierda lo que digas.
La declaración
sonaba tan sincera que corrientes de placer lo recorrieron ante el cumplido y
renunció a su belicosidad por un momento.
—Si… si tú lo
dices.
—Lo digo. —Bajó
la cabeza hasta su oído y las palabras hicieron temblar su garganta—. Déjame
subir contigo y desnudarte. Sabes que ambos lo queremos.
Negó con la
cabeza y presionó un solo beso sobre sus labios antes de que Yunho inclinara la
frente contra la suya en derrota temporal.
—Está bien.
Entonces, ¿mañana por la noche?
El alivio que
sintió de nuevo lo sobresalto. No podía negárselo a sí mismo. Yunho lo
intrigaba y quería seguir viéndolo, aunque hicieran que las chispas de ira
volaran entre sí.
— ¿Quieres
salir mañana en la noche? ¿Estás seguro?
Un atisbo de
sonrisa ladeó sus labios y algo brilló en sus ojos.
—Sí.
—Está bien
—respondió simplemente.
La expresión de
Yunho se endureció.
—Tercera cita.
Mañana por la noche, conseguiré tu culo desnudo al aire.
Lo miró con una
mirada inquisitiva mientras los nervios se enredaban en su garganta.
—No… no
necesariamente.
Yunho ignoró
eso, y con una indiferencia que no creía, lo tomó de la mano, acompañándolo
hasta la puerta principal donde procedió a darle un beso alucinante. Colgó
sobre sus brazos, y cuando terminó, le levantó la cabeza y lo miró.
—Sí,
necesariamente. Te voy a llevar a la cama mañana por la noche y ni por un
segundo pensaré que va a ser de otro modo, ¿entiendes?
Se quedó quieto
como si esperara que estuviera de acuerdo, y con su corazón latiendo como un
loco dentro de su pecho, abrió la puerta, giró el picaporte y escapó dentro de
su apartamento.
Jaejoong abrió
la puerta la noche siguiente, listo para salir y no ser arrinconado. Con la
exigencia de la noche anterior sonando en sus oídos durante todo el día, su
plan era ser más hábil que él.
Estuvo
completamente listo una hora antes de la hora acordada, sólo para estar seguro,
y cuando abrió la puerta, las llaves en la mano, listo para cerrar la puerta
detrás de ellos. Pero Yunho lo superó completamente. Tenía comida china para
llevar en una bolsa, cuando abrió la puerta la empujó hacia él y él
automáticamente la tomó antes de darse cuenta de su error. Caminó hacia el
umbral de la puerta, y Jaejoong dio un paso hacia atrás mientras Yunho cerraba
la puerta con la bota.
Lo miró como si
estuviera aturdido mientras Yunho se daba la vuelta, cerraba la puerta e
incluso le ponía la cadena por si acaso. Se volvió hacia él, apoyado contra la
puerta, cruzando los brazos sobre su pecho. ¿Cómo demonios hizo eso?
Con su corazón
a toda marcha, dio dos pequeños pasos que lo llevaron al mostrador de la cocina
y dejó caer la bolsa, luego se giró hacia él, queriendo mantenerlo en su línea
de visión. No dijo ni una sola palabra, pero la expresión en su rostro era
suficiente para hacerlo empezar a hiperventilar.
Llevaba unos
favorecedores vaqueros y esta noche tenía una apretada y negra camiseta que
moldeaba sus pectorales y enviaba espasmos de calor a lo largo de toda su
espalda. Lo miró cautelosamente mientras continuaba recostado, y cuando se
apartó de la puerta y dio un paso hacia él, supo que su rostro reflejaba la
alarma.
Se encontraba
completamente falto de palabras; sabía a ciencia cierta que Yunho podía
adivinar que temblaba en el interior. Con una guerra de intensas emociones
dentro, tragó saliva y pasó las palmas húmedas de las manos por la seda de la
ropa.
A medida que la
sangre bombeaba fuertemente por sus venas, trató de decidir qué hacer.
Yunho dio otro
lento paso hacia adelante que se sintió como si lo estuviera acechando. Su
mirada nunca se apartó de la suya.
—Es domingo
—declaró, como si supiera lo que eso significaba.
—Sí —asintió
con suavidad, desorientada por esa declaración pero determinado a seguir
respirando de manera uniforme.
— ¿Puedes
contar hasta tres? —preguntó con una voz ligeramente ominosa que le envió ondas
de excitación no deseadas a lo largo de la espalda.
Se sentía
nervioso y más que un poco perturbado. Excitado y un poco intimidado. Una gama
desconcertante de emociones lo recorría mientras Yunho permanecía de pie frente
a él, mirándolo fijamente y reduciendo los pensamientos en su cabeza a
tonterías.
Se quedó en
silencio, tratando de no estar de acuerdo con nada de lo que Yunho pudiera
estar insinuando, sin importar la franja de calor que se establecía en su parte
media.
Yunho dio el
último paso que lo llevó a su espacio personal. Dejó caer las manos hacia abajo
y rodeó cada una de sus muñecas al alcance de los dedos.
—Viernes,
sábado, domingo —pronunció claramente mientras comenzaba a caminar hacia atrás,
hasta que la espalda de Jaejoong golpeó la misma pared contra la cual lo tuvo
la noche anterior.
Le levantó los
brazos por encima de la cabeza y como su respiración se aceleró y se convirtió
en roncos jadeos, Yunho agarró sus dos muñecas con una mano fuerte y llevó la
otra hacia abajo para levantarle la barbilla. Presionó plenamente el torso
sobre el suyo, sintiendo inmediatamente e íntimamente su erección, caliente y
dura, empujando contra el estómago.
Sus ojos se encontraron
y mantuvieron la mirada.
—Viernes,
sábado, domingo —repitió—. Uno, dos, tres —continuó, contando lenta y
uniformemente.
Jaejoong se
hundía bajo el hechizo más rápido de lo que podía controlar. Conciencia sexual
provocada por la fuerza de sus músculos y el acero de su excitación lo hicieron
pensar lo imposible.
—Uno, dos, tres
—susurró, repitiendo como un loro, sólo consciente en este momento de su polla,
la fuerza vigorosa presionando contra Jaejoong y la intoxicante necesidad que
lo tentaba a rendirse.
La mano de Yunho
se deslizó desde su barbilla hasta la fila de botones en su ropa y los
desabrochó en cuestión de segundos. Soltó sus manos brevemente, y con una
fuerza y determinación que lo desarmaron por completo, lo despojó de su ropa.
Se encontró de
pie en ropa interior y zapatos, con la ropa arrojada a sus pies. Tomó una
aturdida respiración, le agarró las manos otra vez, sosteniéndolas rígidamente
sobre su cabeza.
—Una, dos, tres
citas, mío. —Su voz era gutural, y mientras su boca se acercaba a la suya, Jaejoong
cerró los ojos y se rindió a lo que ambos querían.
* * *
Yunho lo sintió
relajarse contra la pared, y su cabeza casi explotó de alivió. Lo volvía
completamente loco; nunca deseó a un hombre de la forma en que deseaba a este.
No hacía otra
cosa que pensar en él desde el primer momento en que lo vio. Afectaba su sueño,
su trabajo y su capacidad para hacer cualquier otra cosa. Era el epítome de la delicadeza
y jodía su cerebro y sabía que no había manera de que pudiera descansar hasta
que lo tuviera.
Empujó la
lengua dentro de su boca, y lo único que podía pensar era en conseguir meter su
polla dentro de su húmedo y sedoso calor.
Jaejoong temblaba
contra Yunho, tratando de respirar, y trató de ponérselo fácil, pero no pudo
resistirse a dominar su boca con la suya.
Sintió una
oleada de fuego; liberó las manos y envolvió el brazo alrededor de la cintura y
lo levantó, arqueando su espalda, tratando de alinear sus pelvis juntas.
Las manos de Jaejoong
cayeron a sus hombros y lo siguió besando mientras se agachaba y retorcía el
broche entre sus pechos. Las puntas rosadas de los pezones ya se encontraban
endurecidos en pequeños brotes apretados. La lujuria se apoderó de Yunho y casi
lo pierde en ese mismo instante.
Lo levantó y
dejó caer su boca para encerrar su pezón. Empezó a chupar y a lamer y se tomó
tiempo sólo para levantar sus brazos y envolver sus piernas alrededor de su
cintura. Sin soltar el pezón que capturó, comenzó a caminar hacia su
habitación, concentrado en su misión.
La cama
permanecía en el centro de la habitación, lo dejó caer en medio y lo siguió
hacia abajo. Se acercó a Jaejoong, separando sus muslos con la rodilla y
colocando la boca de nuevo en su pezón.
Jaejoong comenzó
a lloriquear, gimiendo en su garganta, y sin importar lo mucho que trató de
conseguir control e ir despacio, no pudo. Su mano se deslizó a propósito entre
sus piernas y sintió la ropa interior mojada, sabía que estaba con él.
No perdió
tiempo y deslizó la tela por sus piernas. Su palma regresó en un instante, y
cuando presionó la palma fuertemente contra él, casi se viene en la cama. Casi
se viene en los pantalones.
Jaejoong comenzó
a arañar su camisa, y se detuvo, sacándola por encima de su cabeza. Jaejoong se encontraba desnudo a excepción de los
zapatos, y verlo así casi lo hizo venirse. Su esencia era embriagadora,
completamente adictiva para el primitivo embravecido dentro de él.
Sólo tenía un
objetivo. Se inclinó y lo besó de nuevo, su lengua hundiéndose en su boca, su
dedo hundiéndose en la rosada carne caliente entre sus nalgas. Gimieron al
unísono. Su mundo estaba a punto de desmoronarse, y necesitaba entrar en él
primero.
Se levantó y se
quitó las botas, los vaqueros y la ropa interior y en dos segundos se hallaba
de regreso con él. Puso la mano entre sus piernas, y jugó con su miembro hasta
que él se estuvo moviendo de una manera que tenía el sudor brotando por su
frente. Se encontraba listo. Yunho estaba listo. Ambos se iban a correr ahora
si no conseguía estar dentro de él.
Moviéndose
sobre Jaejoong, le separó las piernas y se interpuso entre ellas, su erección
lista para empalarlo. Le agarró las manos y las levantó sobre su cabeza y sus
ojos se abrieron. Su atención permanecía fija en Yunho mientras respiraba
entrecortadamente.
— ¿Ya te
pusiste un condón? —cuestionó mientras aspiraba oxígeno.
Hijo de puta,
lo olvidó.
No podía creer
que lo hubiera olvidado. Se apartó y sacó uno del bolsillo de los vaqueros y se
enfundó en cuestión de segundos. Volvió a ponerse sobre él y esta vez, deslizó
sus manos bajo su trasero y la levantó. Sostuvo sus dulces ojos con la mirada y
llevó la cabeza de su pene a su apertura.
— ¿Está bien?
—Sí —jadeó.
Empezó a
empujar dentro, pero era estrecha y tuvo que ir despacio. Intenso placer se
deslizó por su espina dorsal por la apretada constricción rodeando su polla.
Continuó su implacable empuje hasta que estuvo completamente enterrado. Su
cerebro comenzó a gritar en señal de triunfo.
Jaejoong,
mierda, Jaejoong. Lo tenía ahora.
* * *
Un torrente de
emociones golpeó a Jaejoong por todos lados. Se hallaba excitado, más que
excitado. Salir y aún más, acostarse con Yunho, era todo tan nuevo que no sólo
sentía excitación sexual, sino también mariposas en el estómago, todo al mismo
tiempo.
Olía tan
impresionante, se sentía increíble mientras lo estiraba. Su mente se salió de
control mientras un caliente, intenso y fuerte placer que nunca sintió antes,
lo golpeaba en una ola gigante. Finalmente recordó respirar y aspiró con fuerza
al mismo tiempo que comenzaba a bombear.
Yunho se detuvo
y ajustó sus posiciones mientras sacaba las manos de debajo de él. Se apoyó en
una mano mientras pasaba la otra a lo largo de su muslo, levantaba su rodilla y
lo atraía sobre su brazo. Contuvo el aliento de asombro mientras el movimiento
lo abría más ampliamente e íntimamente para él.
Sus ojos se abrieron
y lo encontró mirándolo fijamente con una mirada casi frenética. Las fosas nasales
de Yunho se dilataron mientras tomaba una bocanada entrecortada de oxígeno. Dio
un empuje y un intenso placer lo azotó. Gritó. Yunho apretó los labios y enseñó
los dientes mientras los apretaba.
— ¿Eso estuvo
bien? —Sus labios aplanados—. ¿O dolió? — Jaejoong miró su rostro y vio lujuria
pura mezclada con preocupación.
—Fue b… bueno
—balbuceó, tratando de recuperar el aliento.
Dio otra
embestida y gritó de nuevo.
—Oh, sí, bueno
—dijo Yunho entre dientes.
Una multitud de
sentimientos lo inundaron mientras colgaba por salvar su vida. La excitación
sexual estaba sin lugar a dudas, pero debajo de todo eso, justo debajo de la
superficie, Jaejoong experimentaba una gran cantidad de sensaciones
alucinantes. Era increíble, el toque sobre su piel era impresionante.
Lo sostuvo en
un fuerte agarre que habló de su implicación en el momento, que habló de su
total implicación con él. Los brazos, los ojos, el cuerpo mientras se cernía
sobre Jaejoong ardiendo en calor. Su atención se consumió, inflexible mientras
lo mantenía cautivo debajo de él con su despiadado y decidido mando.
Pero había más
en ello que el rudo y casi salvaje encuentro sexual. Debajo de su dominante
toque, debajo del indiscutible duelo que estallaba entre ellos, Jaejoong sentía
algo más… la forma en que Yunho contenía el aliento, la manera en que sus ojos
se encendían, la forma en que las manos recorrían su piel, había casi…
adoración allí. Adoración y… cuidado.
Mientras lo
sostenía fuertemente, sentía que había una barrera entre él y el resto del
mundo. Como si estuviera a salvo en sus brazos y pudiera dejarse llevar y
disfrutar de las sensaciones a las que lo inducía, porque Yunho cuidaría de él.
Era una embriagadora y peligrosa combinación para sus sentidos. La primitiva y
agresiva fuerza, combinada con la sensación de refugio que experimentaba en su
abrazo lo derretían.
Sintió un escalofrío
corriendo a través de él ante la caricia de su mano y de repente su sexualidad
durante mucho tiempo negada, eliminó cada pensamiento de su cabeza. Lo único
que quedó fue el ser sexual que despertó de su latente sueño.
Yunho encontró
un ritmo constante, y en cuestión de segundos, su vientre comenzó a apretarse y
fuegos artificiales comenzaron a explotar en su cabeza. Trató de retrasarlo,
pero no pudo. Se corrió rápido y con fuerza, teniendo suficiente presión para
saber que lo seguía al borde.
* * *
Jaejoong cerró
los ojos pero Yunho no le dio mucho tiempo para recuperarse. Se deslizó fuera
de su cuerpo y fue al baño. Aturdido, escuchó el agua cayendo procedente de la
bañera. Regresó a la cama e hizo un intento de poner un paño caliente entre sus
nalgas.
Jaejoong se
apartó de Yunho con atrasada vergüenza, descorrió las mantas y se zambulló
debajo de ellas. Se puso de pie a un lado de la cama con una expresión en su
rostro y una furiosa erección. Lo miró, confundido, con los ojos muy abiertos.
— ¿Tú no… tú
no?
— ¿No qué?
—preguntó.
— ¿No te…
corriste?
Su expresión
era llena de diversión.
—Sí. La
evidencia está en el condón en el bote de basura. ¿Quieres verlo?
Comenzó a
sacudir la cabeza, pero sus ojos permanecieron fijos sobre la erección mientras
el oxígeno quedaba atrapado en su garganta. Llevó el paño de nuevo al baño y
volvió a pararse sobre la cama.
Jaejoong lo
veía desde debajo de la sábana. Puso una rodilla sobre la cama y luego hizo un
movimiento para tirar de las mantas. Parecía como si tuviera toda la intención
de tener otro ataque de sexo, pero Jaejoong no creía que estuviera listo para
eso todavía y se aferró con fuerza a la sábana.
Lo que
experimentó dejó a su cerebro frito como un huevo, y por encima de todo,
necesitaba desesperadamente poner una pequeña cantidad de distancia entre
ellos.
Incluso si esa
distancia únicamente se componía por alguna ropa sobre el cuerpo y escapar de
la habitación. Se deslizó en la cama hasta que su espalda estuvo contra la
cabecera y levantó la sábana hasta su barbilla.
Los ojos de Yunho
se estrecharon sobre los suyos y se movió completamente sobre la cama, sobre
sus rodillas, y se quedó mirándolas.
— ¿Qué pasa,
cariño? —preguntó al pasar un dedo por la parte superior de la sábana, desde su
rodilla hasta su pecho.
Negó con la
cabeza.
—Nada.
—Dame la
sábana. —Su mano se hizo un puño alrededor del borde de la sábana.
Negó con la
cabeza de nuevo.
— ¿Estamos
jugando un pequeño juego aquí? ¿Quieres que juegue?
Sus ojos
brillaron y la respiración se quedó atascada en su garganta.
—No —logró
decir—. Nada de juegos. Sólo n-necesito un poco de tiempo, ¿de acuerdo?
— ¿Cuánto
tiempo? —Sus músculos se tensaron y su mirada se volvió mordaz.
—Más del que tú
necesitas, evidentemente.
Sonrió en
respuesta y siguió mirándolo, después lo alcanzó una vez más.
Jaejoong tomó
aire y se echó hacia atrás.
— ¿Recuerdas lo
que me d-dijiste?
— ¿Qué fue eso?
—preguntó, con los ojos bajando hacia el pecho que trataba de esconder detrás
de la sábana.
—Me dijiste que
te dijera… si me presionabas demasiado. —Se humedeció los labios y dejó escapar
una respiración controlada—. Me estás presionando demasiado.
Ante sus
palabras, los ojos de Yunho se encontraron con los suyos y algo brilló en
ellos, algo que no pudo interpretar. Asintió rápidamente, sólo una vez. Intentó
cambiar a ellos y a la situación fuera de la habitación.
—Era comida
china para llevar, ¿verdad? —preguntó.
—Sí.
—Tengo hambre
—dijo simple y falsamente.
Durante un
momento prolongado sólo lo miró, y Jaejoong tenía mucho miedo de que fuera a saltar
sobre él de nuevo. Pero no lo hizo. Simplemente se levantó de la cama en su
espléndida desnudez y le tendió una mano.
—Bueno,
entonces, por supuesto, vamos a comer.
Jaejoong supo
que su rostro se puso rojo; podía sentirlo. Se quedó bajo las sábanas y no hizo
ningún movimiento para tomar su mano.
—No, está bien.
Sal y vístete, estaré ahí en un minuto.
—Acabo de verte
completamente desnuda, Jaejoong. Y tengo que decirte, que lo apruebo a un cien
por ciento. Realmente no tienes nada que ocultar de mí. —Se agachó, agarró los
vaqueros y los puso sobre sus caderas, sin ropa interior, se dio cuenta.
Caray. También aprobaba su cuerpo desnudo en un
cien por ciento. Además, se encontraba increíble desnudo. Alto, musculoso,
bronceado, en realidad no había un solo aspecto en él que no fuera perfecto.
Bueno, al menos físicamente. Su total arrogancia era otro asunto completamente
diferente.
Pero
evidentemente, planeaba ir tranquilo con Jaejoong porque todo lo que hizo fue
lanzarle una mirada abrasadora y entonces salió de la habitación, cerrando la
puerta detrás de él.
* * *
Yunho se obligó
a salir de la habitación y a cerrar la puerta.
¿Quería eso?
Demonios, no.
Quería quedarse
y hundirse otra vez en él, y además de eso, quería regresar y ver cómo se
arrastraba fuera de esa maldita sábana en la que se escondió. Quería ver como
lucía desnudo, cuando se hallaba de pie. Quería abarcar su cintura con las
manos y ver sus pulgares presionando contra su abdomen. Quería ver exactamente
qué tan amplias o tan estrechas eran sus caderas. Quería ver la línea de la
clavícula desnuda y quería ver el hueco de su garganta. Por encima de todo,
quería el derecho de estar allí y verlo, quería una cadena invisible que lo
uniera a él para que no pudiera escapar tan fácilmente como acababa de hacerlo,
y quería la satisfacción de saber que quería eso tanto como él.
Se pasó la mano
por el rostro con agitación cuando se dio cuenta de la dirección de sus
pensamientos. Necesitaba el jodido control y reducir la velocidad de una puta
vez o lo iba a hacer huir. Y era un maldito si permitía que eso sucediera. Era
demasiado perfecto, sexy, dulce, al igual que él le comentó. Y todavía no tenía
suficiente de él. Ni siquiera cerca. Todavía podía saborearlo en la lengua, y
quería más. Todavía podía sentir sus manos envueltas alrededor de las muñecas,
y quería más.
Podía recordar
el momento exacto en el que él estalló en espasmos alrededor de él, y quería
más. Sí, tenía que recuperar el control y reducir la maldita velocidad de una
puta vez antes de que lo asustara. Definitivamente tenía que bajar el tono uno
o dos niveles, porque no había ninguna manera en el infierno en que Jaejoong se
fuera a alejar de él tan rápidamente.
Jugaría su juego por un tiempo, dejándolo
pensar que tenía el control de lo que existía entre ellos, porque no ayudaría a
su causa ni un maldito poco que supiera lo malditamente obsesionado que ya se
hallaba.
Sentía una
racha caliente y posesiva que nunca sintió por otro hombre, una necesidad
agresiva de marcarlo como su territorio. Inspiró aire y lo expulsó lentamente.
Mierda, sí, tenía que calmarse de una puta vez. No sólo asustaría la mierda en
él, empezaba a asustar la mierda en él.
no pues si que lo flecho cupido y bien y bonito a ese par la primera bes y quieren mas pero que lo deje descansar pobre jae a otro día no podrá ni caminar pues yunho no se puede controlar me encanto el capitulo Gracias
ResponderEliminarYunho nada puede hacer con las ganas locas ue tiene de hacer suyo a Jae, pero lo quiere de veras, no soporta no tenerlo. Debe ser mas sincero y tratar que Jae tenga un mejor concepto de él si quiere que lo ame y tenga confianza.
ResponderEliminarSerá muy difícil lograrlo pero lo conseguirá
Gracias por la actualización :)
um yunho ya no puede dar marcha atrás esta cayendo por completo en los encantos de jae pero al igual q jae yunho seguro tiene miedo de el rumbo q sus sentimientos estan tomando solo espero q no la cague por completo e,e
ResponderEliminarasdadsa gracias x la actu ^^
Yunho comportate como un caballero y intensa seducirlo hahaa XD
ResponderEliminar¡Me encantó este capítulo! <3 me gusta mucho como está avanzando su relación, me pregunto como irá a comportarse Yunho ahora con Jaejoong~ me encanta cuando lo describe como dulce, nanai~ Yunho se está interesando cada vez más :3 y Jajeoong... a Jaejoong ya lo tiene loquito *-* gracias por el capítuloooo :D
ResponderEliminartan bello estos dos ... Yunhho un pelín brusco y desesperado pero es entendible. está muy atraído por Jae.
ResponderEliminarveremos cómo sigue. gracias
Jajajaja estuvo rebueno el capítulo...muy necesitados ambos del cuerpo de cada uno....pero ya está obsesionado x Jae...y una vez no fue suficiente para él....a ver cómo les va después de esta vez
ResponderEliminarJajaja... Yunho cree que teniendo sexo con Jae pronto le terminará esa obsecion que tiene con él, creo que Yunho al igual que Jae se han enamorado.
ResponderEliminarGracias!!! ❤️💕💞