Capítulo 4
Una hora más
tarde, ya habían comido, principalmente en silencio, y Jaejoong se movía
alrededor de la compacta cocina limpiando el desorden.
Miró a Yunho,
sintiendo un sutil dolor entre las piernas. No tanto por una necesidad sexual,
sino por un verdadero dolor que empezó hace poco más de una hora. Sus músculos
internos se estiraron y ejercitaron, y Jaejoong ya sentía los efectos.
Mientras se
inclinaba sobre el mostrador, fregando un punto invisible, su mente trabajando
fervientemente, Yunho se puso detrás y sintió el cabello siendo retirado de su
cuello y su boca caliente sobre su piel.
Su mano se
quedó inmóvil mientras una oleada de calor era transmitida desde el cuerpo de
él al suyo.
Contuvo el
aliento mientras sentía sus dientes hundirse en su piel entretanto sus manos la
alcanzaban su pecho. Se estremeció en sus brazos y gimió suavemente.
Yunho pellizcó
sus ya sensibles pezones, y su boca sobre su cuello, justo por debajo del
dolor, induciendo un flujo de humedad en si miembro que le rogaba que lo dejara
hacer lo que quería.
Jaejoong trató
de captar un pensamiento, cualquier pensamiento, pero no podía y sólo podía
caer dentro del placer de su abrazo inducido.
Después del
episodio en el dormitorio, se vistió con camiseta y pantalones cortos, y ahora,
sintió como Yunho le bajaba los pantalones cortos y la ropa interior por sus
piernas. No había necesidad de que lo sedujera; Jaejoong ya estaba mucho más
allá de eso.
Su ropa se
acumuló alrededor de sus tobillos, y cuando Yunho le dio instrucciones de salir
de él, hizo lo que dijo sin dudar. Oyó su cremallera bajar, el crujido de un
condón, y en cuestión de segundos, empujaba dentro de él desde atrás.
Sostuvo sus
caderas en sus manos, y de forma instantánea, Jaejoong se inundó de calor
húmedo. Segundos después de que tocó fondo en su interior, se contrajo en torno
a Yunho, Yunho gimió, y luego comenzó a deslizarse dentro y fuera a un ritmo
que envió éxtasis a través de su cuerpo.
Al cabo de un
minuto de sus duras embestidas, y Jaejoong sintiendo la oleada barriendo sobre
él comenzó a correrse. Sus dientes mordieron su cuello con más fuerza, y
mientras sus manos seguían sobre sus caderas y lo sostenía con un agarre
impecable, Jaejoong sabía que se iban a correr juntos.
* * *
Cincuenta
minutos después, Jaejoong se sentaba en el sofá en un aturdimiento. Se limpió
rápidamente en su pequeño baño, y luego salió del camino para que Yunho pudiera
hacer lo mismo.
Tomó el control
remoto mientras lo esperaba, y distraídamente comenzó a pasar a través de los
canales, no poniendo ni la más mínima atención a lo que hacía.
El corazón le
latía con fuerza en los oídos, y no importaba lo mucho que trataba de
concentrarse, no podía creer que había tenido relaciones sexuales tan pronto
después de que se conocieran, y por si fuera poco, dos veces en cuestión de más
o menos una hora.
Y no sólo eso…
tenía la sensación de que simplemente había sido otra muesca en su proverbial
poste de la cama. No se preocupaba de que no quisiera volver a verlo. De hecho,
era todo lo contrario. Se estaba haciendo a la idea de que después de que
hubieran terminado, su arrogancia y sus tendencias alfas sólo crecerían.
Yunho se detuvo
en el umbral entre su dormitorio y la sala de estar, y mientras permanecía allí
en silencio, Jaejoong no tuvo más remedio que levantar la vista. Lo encontró
con su expresión de aprehensión mientras lo estudiaba.
La expresión en
su rostro lo hizo retroceder.
— ¿Qué pasa?
¿Qué hice?— Yunho frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—Nada —contestó
con una voz que era, muy diferente, al tono más suave que siempre escuchaba en
él.
Lo siguió analizando
con intensidad y Jaejoong tragó saliva.
—Entonces, ¿qué
pasa?
Aplanó los
labios y puso una mano enroscada en un puño en la boca, como si no quisiera
expresar el pensamiento en voz alta.
Apartó la vista
y finalmente, con resignación, se giró hacia Jaejoong.
—El condón se
reventó.
Jaejoong ya
estaba más que un poco desconcertado, y todo lo que tenía era una respuesta
automática:
—Lo siento.
—No es tu
culpa, cariño —dijo suavemente.
Siguió
mirándolo, casi con cuidado, y Jaejoong comenzó a sentirse mareado mientras las
implicaciones de sus palabras comenzaban a registrarse.
Un condón roto.
Un condón roto. Un. Condón. Roto.
—No pareces
preocupada —dijo él, con total naturalidad, notando la falta de expresión en su
rostro—. ¿Estás en control de natalidad, entonces?
De repente, un
rugido comenzó en sus oídos y la conmoción residual que sentía por tener
relaciones sexuales con Yunho desapareció en un instante mientras otra
preocupación tomaba prioridad.
Trató de
hablar, pero el oxígeno en sus pulmones rugió cuando sintió que la sangre
abandonaba su rostro.
No había duda
de que Yunho había visto su reacción.
—Cariño, estoy
limpio, lo juro.
Comenzó a
sacudir la cabeza, se puso de pie y se cubrió la boca con ambas manos y habló a
través de ellas, con la voz apagada.
—No.
Su postura
probablemente reflejaba su horror y Yunho dejó la puerta donde se encontraba,
atravesó rápidamente la pequeña habitación y puso las manos sobre sus hombros.
—Estoy limpio,
nene. Cálmate. — Jaejoong inclinó la cabeza y lo miró.
—No estoy en
control de natalidad. —El horror que sentía ahora se reflejaba en su rostro.
— ¿Qué? ¿Por
qué?
Se apartó de su
agarre y caminó unos metros lejos de Yunho hacia la zona de la cocina.
Su pánico
mezclado rápidamente con ira.
— ¿Qué quieres
que diga, Yunho?
—Está bien, lo
siento. Así que no estás en nada.
—No, no lo
estoy —dijo Jaejoong.
Lo estudió en
silencio desde el otro lado de la habitación.
— ¿Qué quieres
hacer?
Yunho parecía
tan persistente en que se encontraba limpio, que Jaejoong iba a confiar en él
por el momento, mientras pensaba en el riesgo del embarazo y en si debía o no
ir a comprar algunos anticonceptivos de emergencia.
No se sentía
entusiasmado con la idea, la última vez que probó la píldora, lo puso tan
nauseabundo que estuvo vomitando y fuera del juego durante un par de días.
Y los
anticonceptivos de emergencia probablemente eran diez veces más fuertes. No
quería entrar en pánico.
Comenzó a
contar y se dio cuenta casi de inmediato de que probablemente estaba bien.
Jaejoong lo
miró y negó con la cabeza.
Ante su
silencio, Yunho preguntó:
— ¿Qué
significa eso?
—Creo que todo
va a estar bien.
— ¿Estás seguro?
—preguntó en voz baja, pero no menos intensamente.
— ¡No! Pero
creo que sí.
— ¿No estás
enojado conmigo? —preguntó.
La confusión en
su cabeza estaba a punto de hacer que su cerebro se partiera en dos.
— ¿Por qué
estaría enojado contigo?
—No sé. Él
condón se rompió. Era mi responsabilidad y lo jodí.
—No tenías
ningún control sobre eso, ¿verdad? —preguntó Jaejoong, tratando de respirar,
tratando de pensar.
—Eso es cierto.
—Bien, bueno,
creo que todo va a estar bien. Prefiero no entrar en pánico y tampoco poner un
montón de hormonas en mi cuerpo que sé que me enfermarán. —Negó con la cabeza—.
Pero no sé a ciencia cierta, si voy a buscarlo en Google después de que te
vayas.
—Está bien,
cariño.
—Pareces
bastante de acuerdo en confiar en mí con esto —dijo Jaejoong, tratando de
averiguar lo que se encontraba dentro de la cabeza de él.
Se encogió de
hombros.
—Confío en que
no me mientes. Y te apoyo en esto, Jaejoong. Si quedas embarazado, lidiaremos
con ello juntos.
— ¿Qué se
supone que eso significa? — Jaejoong sitió que su estómago se apretaba en
rechazo a su posible significado. ¿Qué iba a hacer Yunho, pagar para que
terminara el embarazo?
— ¿Qué demonios
crees que significa? Significa que te ayudaré a criar al niño. Me casaré
contigo. Te apoyaré financieramente. Aprenderé a amar a un bebé. Lo que sea que
quieras, estoy aquí.
Jaejoong se sentía
completamente avergonzado porque mentalmente acababa de acusarlo. Así que tal
vez el hombre no era un idiota machista con sólo un fantástico carisma sexual.
— ¿Qué tan
pronto lo sabrás? —le preguntó.
—No muy pronto.
— Jaejoong no quería tener una conversación tan íntima con un hombre al que
apenas conocía, pero había olvidado que eligió tener sexo con él.
—Entonces,
¿cómo qué? ¿Tres semanas?
—Sí, algo así.
—Estuvo de acuerdo.
—Puedes comprar
un kit y saber cuánto antes, ¿no?
— ¿Un kit?
—repitió con un dejo de sarcasmo.
—Prueba de
embarazo. O lo que sea —gruñó Yunho.
—Sí, y lo haré
—dijo.
Lo miró durante
un largo rato, luego cruzó la habitación, deslizó la mano debajo de su barbilla
y la levantó hasta que sus ojos estuvieron fijos en los suyos.
—Hagas lo que
hagas, eso no significa que no vayamos a tener sexo durante tres semanas.
— ¿Quieres
tener otra oportunidad? —Casi chilló.
—No creo que
tenga elección, querido. —Se inclinó y lo beso en la oreja y luego soplo
suavemente dentro de ella, con los brazos envueltos a su alrededor—. Tú me
tienes completa y verdaderamente adicto.
Se estremeció
suavemente y la voz en su oído mantuvo una curiosa picardía.
—Por supuesto,
tiraré el resto de los condones que venían en esa caja. —Su mano se deslizó hacia
abajo y se apoderó suavemente de su miembro —. Tienes algunos aquí que podamos
utilizar esta noche, ¿verdad?
Lo empujó por
los hombros y después de una pausa, de mala gana lo soltó.
— ¡No puedo
creer que eso es en lo único que piensas! ¡Y no! No tengo ninguno aquí. —La
mirada en sus ojos fue remarcablemente suave mientras lo estudiaba.
—Cariño, sólo
soy humano.
—Q-quiero estar
solo ahora. —Sus ojos se estrecharon sobre Jaejoong.
—Sólo si
prometes que me perdonas y que te veré mañana en la noche.
Jaejoong necesitaba
desesperadamente tiempo para reorganizarse, pero no podía negar que su interés
inquebrantable era casi hipnótico para sus sentidos. Sabía que no debería
sentirse así. Era demasiado arrogante, demasiado machista, completamente
demasiado.
—Sí, lo
prometo.
* * *
Yunho subió a
la camioneta y se dirigió a casa, pensando todo el tiempo en todo lo que
acababa de suceder.
Habría querido quedarse
con él, pero Jaejoong lo echó a la acera, sin siquiera pestañear. Supuso que no
podía culparlo.
Jaejoong no se
encontraba en control de natalidad. El significado detrás de eso se clavaba en
su cerebro. Así que tal vez era cierto que las hormonas lo hacían enfermar,
pero tenía otras opciones.
Y el hecho de
que no tuviera condones en su apartamento lo decía. Era tal y como lo había
sospechado; él era dulce. Maldita sea.
Se suponía que
quería evitar a un chico dulce. Los chicos dulces significaban problemas. Eran
una amenaza.
Tomó una
respiración estabilizadora y reconoció la verdad. Lástima que no tenía ninguna
maldita opción en el asunto.
* * *
Como acordaron
por un mensaje de texto, Yunho tocó la puerta de Jaejoong a las siete en punto.
De alguna manera, no tenía idea de cómo, pero había pasado más de una semana y
se vieron casi todas las noches.
Jaejoong le
envió un mensaje de texto unos días después de que se hubiera hecho una prueba
de embarazo y salió negativa. Jodidas gracias. Mierda, se sintió aliviado. Esa
bola congelada de basura emocional golpeando alrededor de su estómago era
alivio, ¿no? ¿Qué diablos más podría ser?
Tuvo una
presentación la noche anterior y no fue capaz de verlo, así que cuarenta y ocho
horas sin Jaejoong estaban a punto de volverlo loco. Pensó que esta mierda se
habría enfriado para ese momento, pero no lo hizo.
Trató de
suprimir la excitación aparentemente causada por sólo estar de pie delante de
su puerta, pero era malditamente casi imposible. Era en todo lo que había sido
capaz de pensar en todo el jodido día. ¿Qué tan rápido podía conseguir su
pequeño culo desnudo?
Jaejoong respondió
de inmediato y mantuvo la puerta abierta para él, pero su teléfono celular se
hallaba pegado en su oreja. Lo guio con una vaga sonrisa mientras hablaba por
teléfono, pero sus palabras hicieron que su estado de ánimo se desinflara.
—Sí, señor. Lo
tenemos todo cubierto. John hizo arreglos para diez entradas para el juego. Mi
vuelo sale al mediodía. Tomaré un auto rentado y lo veré en la oficina.
Yunho se quedó
atrás y lo observó con la boca aplanada. Mientras Jaejoong escuchaba a quien
sea con él que hablaba, cerró la puerta y le hizo un gesto hacia el sofá.
—Sí, señor,
trabajé en eso y la amortización de las dos propiedades combinadas se
convertirá fácilmente en un beneficio sustancial. Vamos a ganar dinero con el
acuerdo, no hay problema.
Yunho se sentó
mientras una tensión que no podía explicar lo apuñalaba entre los omóplatos.
La suave voz de
Jaejoong continuaba mientras caminaba a la cocina y abría la nevera.
—No importa.
—Mientras Jaejoong lo escuchaba tranquilizar al hombre en el teléfono con sus
tonos delicados, su cabeza comenzó a punzar—. Es realmente muy interesante para
mí ver cómo funciona el lado de las ventas de la operación. Si eso alivia sus
preocupaciones de tenerme allí, no hay problema.
Yunho abrió las
piernas, levantó las manos detrás de la cabeza y entrelazó los dedos mientras Jaejoong
se reía en el teléfono.
—No, eso es
verdad. No sé nada sobre baloncesto. Ahora, acerca del fútbol… menos. —Hizo una
pausa—. Sí, señor. Usted también. Lo veré dentro de unos días. Buenas noches.
Yunho se
recostó sobre los cojines del sofá, con las sienes palpitando, y vio como Jaejoong
se acercaba a él con una cerveza en una mano y una Coca-Cola Light en la otra.
Se inclinó y
tomó la botella, mientras Jaejoong se sentaba en la silla que se hallaba a un
ángulo de noventa grados más allá del sofá.
* * *
Jaejoong no
podía leer la expresión escondida en los ojos de Yunho, pero hizo que una
sensación temblorosa bajara por su espalda.
—Lo siento,
todavía no estoy listo. —Indicó los pantalones cortos y la camiseta que llevaba
puesta.
Yunho pareció
ignorar esa declaración.
—Así que, ¿vas
a salir de la ciudad? —preguntó con una voz que sonaba casual... demasiado
casual.
—Sí —dijo
mientras le daba un sorbo a su bebida.
— ¿A dónde?
—A la ciudad.
— ¿Cuándo?—
Jaejoong tomó otro trago mientras digería sus tensas y monosilábicas preguntas.
—El viernes.
— ¿Te vas de
viaje de negocios el viernes? ¿Cuándo regresarás?
—A más tardar
el domingo por la noche.
— ¿Qué haces en
el viaje del fin de semana?
Jaejoong se
humedeció los labios y mantuvo su tono casual.
—Un par de
cosas. Uno… conseguimos algunas buenas tarifas aéreas y dos, los clientes con
los que estamos trabajando solicitaron entradas a este juego en particular.
—Así que, ¿por
qué tú?
— ¿Por qué no
yo? —Tomó un sorbo y levantó las cejas hacia Yunho con una sonrisa desafiante—.
¿No crees que pueda manejarlo?
Torció la
cabeza de un lado hacia el otro como si estuviera aliviando la tensión.
—Eso no es lo
que quise decir.
Jaejoong se
encogió de hombros.
—Bueno, no sé
qué decirte —respondió neutralmente—. Vuelo a diferentes regiones del país con
bastante frecuencia. Mi profesión es de carácter discrecional, si mis jefes
quieren que me ponga un sombrero diferente, me pongo un sombrero diferente.
—Creí que
habías dicho que tu trabajo era aburrido y tedioso.
Eso sonaba casi
como una acusación para Jaejoong, como si quisiera que su trabajo fuera
aburrido.
—Es aburrido y
tedioso. Es aburrido cerca de un setenta por ciento del tiempo, y para mí,
viajar es tedioso. Pero uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, ¿sabes?
—Sí. —Tomó un
trago y dejó su cerveza sobre la mesita de café, luego se inclinó hacia atrás y
entrelazó las manos detrás de la cabeza, la misma postura en la que había
estado antes.
No parecía
feliz, pero no había una maldita cosa que Jaejoong pudiera hacer al respecto.
Era un hecho.
No le gustaba viajar, pero le gustaba comer. Su trabajo era bien pagado y
pensaba mantenerlo. Así que trató de desviar la conversación lejos de él y
volcarla sobre Yunho.
— ¿Tú viajas
mucho?
—Por lo general
no —respondió rotundamente.
— ¿Qué, como un
par de veces al año?
—Algo así
—dijo.
—Suertudo.
—Entonces, ¿no
te gusta el baloncesto? —preguntó, su tono lleno de sombras neutras.
—En
realidad no. El fútbol es mi juego.
—Entonces,
¿por qué tienes que ir?
—Aparentemente,
para asegurarme de que John no prometa la granja después de haber bebido
demasiadas cervezas. Pero también les gusta que interactúe con los clientes.
—
¿Los clientes son hombres? —preguntó en un tono casi aburrido, un tono que Jaejoong
no creyó ni por un segundo.
—Este
viaje estará integrado por hombres, pero no siempre lo son—dijo la verdad, ¿y
por qué no? No había nada que pudiera hacer al respecto.
Jaejoong
sintió que el impacto de su respuesta golpeaba a Yunho, sus fosas nasales se
ensancharon y una sutil tensión endureció los músculos de su cuello.
Mientras
asimilaba la hostilidad que Yunho sin éxito trataba de ocultar, sus nervios se
removían inquietos. Gracias a Dios que solo pasaba el rato con este hombre, y
no lo veía como su prospecto de marido. No lo veía como un prospecto de marido,
¿verdad? Eso sería una locura.
Heechul
tenía toda la razón, un hombre como éste sólo se encontraba destinado a ser
disfrutado, y Jaejoong no tenía absolutamente ninguna intención de tratar de
domarlo. Dudaba que tuviera algún éxito incluso suavizándolo. Era tan
jodidamente masculino.
Mientras
se sentaba en silencio, tratando mucho de no ser excitado por sus respuestas
puramente masculinas, porque eso simplemente estaba mal, Yunho se puso de pie
de prisa y lo agarró de la mano.
Jaejoong
casi pierde el agarre en la lata que sostenía, y se la quitó y la puso en la
mesita de café junto a su cerveza. Con una mano envuelta alrededor de su
muñeca, se inclinó para tomar su boca, pero Jaejoong se echó hacia atrás,
tomado por sorpresa por su repentino movimiento y por su inapropiada respuesta
sexual a ello.
Detuvo
el movimiento de la cabeza hacia adelante y sus ojos atraparon y sostuvieron
los de Jaejoong. Mostró los dientes y Jaejoong contuvo el aliento. Había una
advertencia en sus ojos, y Jaejoong tenía la sensación inequívoca de que esto
se encontraba a punto de ser un ejercicio de dominación.
La
de Yunho, sobre él.
Una
sensación estremecedora golpeó la boca de su estómago y la humedad floreció
entre sus piernas, muy en contra de su voluntad.
Yunho
levantó la mano que había envuelto alrededor de su muñeca hasta que quedó
suspendida en el aire y dio un paso hacia adelante, empujándolo hacia atrás,
mientras sus ojos, furiosos con un fuego interior, mantenían los suyos
aprisionados.
Su
expresión estaba sellada con autoridad, y aunque los nervios de Jaejoong se
sacudían, no podía negar que su agresiva fuerza era embriagadora. Tan
peligrosa; que apenas podía respirar.
—
¿Acabas de rechazar mi beso? —Su pregunta era un desafío, y Jaejoong se esforzó
por entender su propósito exacto.
Era
letalmente intimidante, de pie sobre él con su fuerza y su estatura, y sin
embargo, ninguna parte de Jaejoong podía controlar el resultado de este
encuentro. Sólo tenía que decidir cómo quería jugar esto, y tenía que decidir
rápidamente o no habría decisión que tomar.
Con
su mente en un torbellino de indecisión, negó con la cabeza mínimamente.
Ante
su acción, Yunho dio otros dos pasos y lo empujó contra la pared. Su postura
era dominante, un muslo musculoso encajado entre sus piernas mientras lo miraba
fijamente.
—Levanta
tu boca hacia la mía —ordenó.
Inhaló
entrecortadamente y levantó la barbilla sólo una fracción de centímetro. La
mano de Yunho se apretó alrededor de su muñeca y gruñó bajo en su garganta.
—Jaejoong.
Jaejoong
sintió un placer exquisito con su nombre dicho con voz ronca, con su voz febril
y supo que su consentimiento era inminente. Ni siquiera podía luchar más.
Levantó
la cara y esperó.
Ante
su acto de sumisión, sintió que la tensión de Yunho descendía un nivel.
—No
me presiones así otra vez.
—No
te presioné —negó Jaejoong —. Me tomaste por sorpresa, eso es todo.
Con
una mano todavía controlándolo, envolvió su otro brazo alrededor de su cintura
y lo levantó hasta que sintió su dura excitación empujando en su estómago,
amenazando su cordura.
Su
mirada destacaba mientras sostenía sus ojos capturados por los suyos y entre
dientes con voz acusadora decía:
—
Tú me has estado tomando por sorpresa desde el momento en que te conocí.
Su
boca descendió sobre la suya y con una fuerza que lo tomó por sorpresa metió la
lengua y comenzó a besarlo como si nunca quisiera dejarlo ir. El pensamiento lo
aterrorizó y lo entusiasmó, entretanto colgaba de sus brazos mientras su boca
era extasiada, se le cruzó por la mente que él nunca volvería a ser la misma
persona que había sido antes de conocerlo. Y esa era la parte que lo aterraba,
porque no quería volver a ese tiempo, no quería pensar en estar sin él.
Mientras
lo besaba, lo mantuvo fuera de balance, su toque cambiando entre el castigo y
la adoración, y luego de regreso con la misma rapidez.
Jaejoong
giró la cabeza para recuperar el aliento, y Yunho rápidamente comenzó a
desnudarlo, y en cuestión de segundos, lo sostenía contra la pared, desnudo y
dolorido por él.
—Dime
qué quieres mi beso.
La
demanda sorprendió a Jaejoong, y sin ayuda, le dio lo que quería, lo que ambos
querían porque era la verdad y porque sentía cuando necesitaba él oírlo
decirlo.
—Quiero
tu beso. —Sus vigorosos músculos se apretaron contra Jaejoong.
—Yunho.
Di mi nombre.
—Yunho
—repitió. Su corazón dio un vuelto al ver la mirada reflejada en sus ojos—.
Quiero tus besos, Yunho.
Se
inclinó y lo besó de nuevo, su lengua profundizando y acariciando la suya,
imitando el acto del sexo antes de alejarse despiadadamente y hacer otra
demanda.
—No
te apartes de mí de nuevo, ¿entiendes? —Se estremeció bajo su agarre mientras
lo soltaba sólo el tiempo suficiente para ajustar sus pantalones y deslizarse
una protección, en un tono más suave dijo—: ¿Jaejoong?
—Me
tomaste por sorpresa —repitió en voz baja.
—Nunca
te haría daño. —Lo levantó y Jaejoong sintió la cabeza de su erección en su
abertura—. Mi Dios, tienes que saber que nunca te lastimaría. —Empujó unos
centímetros y luego se detuvo, su rostro lleno de líneas de tensión—. Me
vuelves loco. Me estás volviendo loco. —Con eso, empujo todo en un solo golpe y
Jaejoong gimió de placer, caliente y dulce, deslizándose por su espalda y
envolviéndose alrededor de todo su cuerpo.
* * *
Yunho
lo penetró completamente y lo sintió tensarse, su entrada sedosa envolviéndolo.
Se quedó quieto en el interior de él, finalmente sintiéndose medio humano ahora
que se encontraba dentro de él una vez más.
Cerró
los ojos y dejó que su suavidad relajara la bestia dentro de Yunho que trataba
de liberarse. Se sintió jodidamente bien cuando llamó a su puerta anoche, pero
lo había destruido completamente en cuanto escuchó la maldita conversación
telefónica. Y no había malditamente nada que pudiera hacer al respecto.
Sólo
habían pasado dos semanas desde que la vio por primera vez. Dos semanas. Jaejoong
no era suyo. No era dueño de Jaejoong ni de su tiempo. Tanto como quisiera, no
podía imponerle su voluntad. Tenía que recordar eso, maldita sea. Si lo
intentara, lo botaría fuera de su vida más rápido de lo que él pudiera decir:
“Cariño, tú eres mío”. Oh, pero planeaba hacerlo. Sí, tenía pensado decirlo
antes que tarde. Iba a tratar de esperar todo el tiempo que pudiera, así Jaejoong
no se daría cuenta de cuan loco estaba por él. Jesucristo, estaba loco. Nunca
se había sentido así antes, nunca.
¿Qué
diablos le hacía? Tal vez tenía que alejarse de él. Tal vez su viaje fuera de
la ciudad sería algo bueno. Jaejoong estaba consiguiendo meterse profundo en su
sistema y necesitaba algo de tiempo para pensar toda esta mierda. Pero lo
pensaría más tarde. Por ahora, lo único que podía pensar era en su húmeda
entrada, firmemente apretada alrededor de su pene. Oh, sí, pensaría sobre toda
esta mierda después.
En
este momento, se encontraba en el maldito cielo. Lo tenía exactamente donde
quería; sus músculos internos apretándose alrededor de él y lo único que quería
hacer era follarlo y follarlo bien.
Comenzó
a moverse.
* * *
Yunho
comenzó a bombear en él y el placer era tan intenso que Jaejoong no tenía
control cuando la parte de atrás de su cabeza cayó contra la pared. Yunho ajustó
su posición. Soltó su mano y lo levantó más alto, envolviendo los brazos
alrededor de sus muslos y manteniéndolo abierto para él.
Cuando
se hundió de nuevo, Jaejoong sabía que nunca había sentido algo así antes. No
tenía nada ni remotamente cerca para compararlo. Era grande, y era un macho, y
sabía exactamente lo que hacía. Lo controlaba como una marioneta en una cuerda
y él se dejaba ir con el movimiento.
Empujó
dentro y fuera y Jaejoong levantó la cabeza por sus labios. Lo acomodó
inmediatamente. Su lengua se hundió dentro y con un ritmo que lo sostuvo en su
agarre, se deslizó dentro y fuera de su boca al igual que se deslizaba dentro y
fuera de su cuerpo.
En
pocos minutos, Jaejoong no lo pudo controlar más y sabía que se iba a venir.
Fuegos artificiales comenzaron a explotar en su cabeza, y cuando Yunho empujó
una última vez, y siseó de placer desde la parte posterior de su garganta, Jaejoong
explotó en espasmos de éxtasis.
* * *
El
jueves por la noche, la noche antes de que tuviera que salir de la ciudad, Jaejoong
se sentó junto a Yunho en una cabina en el mismo restaurante mexicano que
comieron en su segunda cita.
Yunho
mantuvo la mano en su muslo, pero no había duda de que él se encontraba de mal
genio. Y no había duda en su mente del por qué.
Jaejoong
no tenía ni idea de qué hacer al respecto o si debería siquiera preocuparse.
Tenía suficientes preocupaciones sólo lidiando con su trabajo.
Había
un techo de cristal contra el que siempre empujaba, los hombres lo acosaban gran
parte del tiempo, y a veces rayaban en el acoso sexual, y trabajaba más horas
de las que quería pensar.
Ciertamente
no tenía que preocuparse por Yunho estando todo irritado con él. Decidió
ignorar su mala actitud.
—
¿Tienes planes para este fin de semana?
Yunho
no respondió por un momento, sólo tomó un sorbo de su cerveza y negó con la
cabeza.
—Probablemente
trabajaré.
Jaejoong
asintió y le ofreció una rama de olivo.
—Estaré
en casa la noche del domingo más o menos a las nueve si quieres venir. —Dios,
esperaba que no pareciera demasiado necesitado.
La
mirada que Yunho le devolvió era penetrante.
—
¿Para un rapidito?
Jaejoong
chupó un pedazo de sal de su pajilla y le devolvió la mirada.
—No
tiene que ser rápido. —Se encogió de hombros y miró la margarita mientras la
revolvía—. O puede ser, lo que sea.
—
¿Lo que sea?
Jaejoong
sabía que esto podría explotar alrededor de ellos en un segundo si él lo
dejaba. Pero por alguna razón, no pensó que se extendería a una ruptura. No iba
a romper con Yunho por esto y sabía también que Yunho podía estar tan molesto
que no podía ver bien, pero no quería cortar la relación.
Además,
no era con él que estaba enojado. Era con su trabajo. Jaejoong tomó una
respiración profunda.
—Estás
interpretando demasiado en esto. No es gran cosa de cualquier manera. Puedes
venir si decides que quieres. Sólo envíame un mensaje y me lo dejas saber.
—
¿Por lo menos te preocupa de una manera u otra?
Su
tono era tan neutral que Jaejoong no lo podía entender. No parecía tan enfadado
como un momento antes, y la pregunta que le hizo parecía honesta sin
implicaciones ocultas.
—Me
gustaría verte —respondió en voz baja.
Su
mirada fija se posó en Jaejoong y sintió un rubor cubrirle las mejillas.
—Bueno,
planearemos la noche del domingo entonces. ¿Quieres que te recoja en el
aeropuerto? —preguntó, mientras su mano subía y bajaba por su muslo.
¿Recogerlo
en el aeropuerto? Por alguna razón eso parecía demasiado, demasiado pronto.
—No,
está bien. Tendré mi auto.
—Va
a estar oscuro cuando aterrices... te recogeré —dijo en una voz profunda y
controlada.
Jaejoong
levantó la barbilla un poco y negó con la cabeza hacia él.
—Nah.
Conduciré. —Intentó utilizar un tono que no admitía réplica. Si Yunho se
atrevía a discrepar con él, si se atrevía a imponer su voluntad sobre él tan
temprano en la relación, Jaejoong iba a tener que replantearse todo esto.
La
mierda alfa era divertida en la cama, no hay duda al respecto. ¿Pero cada
minuto del día?
Contuvo
el oxígeno seguido de un saludable trago de su margarita. Era mucho en qué
pensar.
* * *
Yunho
podía haberse pateado el trasero. Tenía que aprender a contenerse, malditamente
rápido. Cuando cometió el error de decirle que lo recogería en el aeropuerto,
su actitud cambió. Cambió de dulce, suave y dócil, a “no jodas conmigo” en un
instante. Y planeaba joder con él, por mucho más tiempo.
Así
que sería mejor que siguiera lo programado, y si no podía hacer eso, entonces por
lo menos tenía que engañarlo haciéndolo pensar que él estaba de acuerdo con lo
programado.
* * *
La
noche del domingo, Yunho contó hasta diez, mientras esperaba que Jaejoong abriera
la puerta principal. El fin de semana había sido un autentico, infierno absoluto
mientras se imaginaba cada mala situación bajo el sol.
El
pensamiento seguía latiendo una y otra vez y no podía dejarle ver lo mal que su
viaje-fuera-de-la-ciudad lo afectó. Sin embargo, admitió para sí mismo que el
fin de semana no había sido bueno.
Todo
lo que había sido capaz de pensar era en lo hermoso que era, y sabía lo mucho
que lo deseaba, así que, ¿no era razonable pensar que cualquier otro hijo de
puta cachondo allí afuera sentiría lo mismo?
Y
maldita sea, era casi como un pequeño virgen inocente, sin experiencia y sin
una sola idea de lo que pasaba en la mente de un noventa y cinco por ciento de
los hombres por ahí. Podía imaginar algún cabrón comprando demasiadas rondas y Jaejoong
tratando de mantenerse al día con los hombres bebiendo con ellos.
Jaejoong
no podía manejar el licor, eso se lo admitió y lo vio por sí mismo. Una
margarita se le iba a la cabeza y le bajaba las inhibiciones. Podía ver algún
cabrón acompañarlo a su habitación con el pretexto de ver la seguridad en su
puerta y luego tratar de aprovecharse de él.
Y
no sólo lo molestaba, puso su instinto de protección en alerta máxima. ¿Por qué
diablos tenía que lidiar con eso? ¿Se asustaría? ¿Estaría en situaciones que no
sabía cómo manejar y eso lo preocupaba?
No,
el fin de semana no había ido bien mientras se imaginaba todo tipo de mierdas
locas sucediendo.
Antes
de que pudiera torturarse aún más, la puerta se abrió y Jaejoong estaba ahí de
pie sonriéndole. La vista lo alivió, calmó el fuego en su torrente sanguíneo, y
dirigió su mirada sobre él para asegurarse de que se encontraba en una sola
pieza.
Se
veía bien, como si nada ni nadie lo pudiera perturbar, y su evidente felicidad
al verlo le hizo tomar una decisión audaz. Entro al apartamento y giró y cerró
la puerta. Sí, Jaejoong se veía bien, pero necesitaba algo más que una
observación rápida. Extendió la mano y lo agarró.
Jaejoong
jadeó mientras su torso fue impulsado al suyo, pero no se detuvo a pensar.
Actuaba puramente bajo el impulso físico, y el impulso sonando a través de su
cerebro era desnudarlo y empujarse dentro de él. No iba a negárselo a sí mismo.
Se
tomó el tiempo para besarlo una vez, sólo brevemente, y luego lo levantó y lo
llevó al dormitorio. Empujó sus pantalones cortos y ropa interior por las
piernas y los arrojó al suelo. Bajando la cabeza, deslizó la lengua dentro de
su boca mientras se desabrochaba los vaqueros y los empujaba hasta los
tobillos.
Sin
molestarse en detenerse, o quitar cualquier otra pieza de ropa, apretó los
músculos del estómago mientras se obligaba a ponerse protección cuando estaban
a un lado de la cama. Con esa hazaña cumplida, le separó las piernas y empujó
su trasero a la cama. De pie entre sus muslos, agarró sus rodillas y las
apalancó hacia arriba y fuera y lejos de su cuerpo.
Podía oír sus respiraciones jadeantes a través
del zumbido en sus oídos, pero no podía detener o reducir la velocidad.
Envolvió
las manos en su cabello, sus dedos moldeando su cuero cabelludo y, mientras
descendía sobre él, su espalda golpeó el colchón. Su mirada se mantuvo en la de
Yunho con un posible toque de pánico en sus profundidades, pero no lo estaba
deteniendo y agradecía jodidamente por eso, porque no creía que fuera capaz de
detenerse.
La
cabeza de su erección infaliblemente encontró su calor húmedo y comenzó a
empujar dentro de él, estudiando sus reacciones mientras se deslizaba hasta el
fondo.
Alivio
lo golpeó de inmediato, pero sus ojos comenzaron a cerrarse y no podía
soportarlo.
—Mírame,
Jaejoong. —Logró decir con una voz que no podía controlar.
Jaejoong
respiraba entrecortadamente y abrió los ojos, y la mirada casi drogada que vio
reflejada allí lo fascinaba y alimentaba las llamas de su lujuria.
La
ligera pregunta que leyó en sus ojos le hizo responder con una agresión que Yunho
era incapaz de domar.
—Este.
Fue. Un. Maldito. Fin. De. Semana.
Jaejoong
contuvo el aliento y Yunho sintió su abdomen contraerse mientras empujaba con
más fuerza y lo empalaba a una profundidad imposible que no lo calmó ni un
poco, maldita sea.
Jaejoong
dejó escapar un pequeño lloriqueo y Yunho se detuvo por completo.
—
¿Te hice daño? — Jaejoong negó con la cabeza una sola vez.
Salió
y empujó dentro de nuevo y su aliento se estranguló en un pequeño grito.
—Hijo
de puta, bebé. ¿Te estoy lastimando?
—No
—dijo jadeando.
Alivio
llegó a la garganta de Yunho; se detendría si tenía que hacerlo. Gracias a Dios no tenía qué hacerlo.
Bombeó
una vez más y ajustó su agarre mientras apretaba la mano a un lado de su cara y
lo miraba a los ojos.
—No
me gusta cuando te vas fuera de la ciudad. —Bombeó de nuevo—. Apesta, es
horrible. —Trató de cerrar la maldita boca, pero las palabras seguían
derramándose mientras empujaba dentro y fuera de él—. No hay ninguna maldita
manera que puedas estar seguro por ahí. —Intentó tomar una respiración calmada
pero no ayudó y siguió hundiéndose más profundamente con sus palabras—. Alguien
intenta algo contigo y te juro por Dios, no seré responsable de mis acciones.
Sus
ojos se ensancharon y leyó lo que parecía ser la angustia mientras Jaejoong tomaba
una respiración superficial y le devolvía la mirada.
Tenía
que cerrar la boca; sabía que lo tenía que estar asustando, pero en ese
instante, sintió sus temblores en respuesta y su reacción física incontrolable
que se manifestó en una ráfaga de humedad que se envolvió a su alrededor donde
lo penetraba.
Esto
facilitó su camino mientras lo empalaba y lo incitó a apoderarse de sus manos
en una restricción que necesitaba más de lo que jamás había anhelado antes.
wow su relación se esta volviendo casi en obsesión.
ResponderEliminarYunho esta bien enfocado en Jaejoong pero como él mismo admite si no se deja de hostigarlo Jaejoong se verá en la necesidad de alejarse de él y yo no quiero eso :(
Ademas que se nota las ganas locas que tiene Yunho por estar en todo momento con Jae, no creo que continué bien esta relación. Espero que Yunho se calme un poco.
Gracias por actualizar
este Yunho no lo pudo guardar mas y se descubrió delante de Jae cuanto lo necesita y quiere a su lado y no puede estar un minuto lejos de el por que le afecta bastante
ResponderEliminarJae no pensara lo mismo que no puede estar sin Yunho un instante sin extrañarlo creo que si ya están muy obsesionados por el otro los dos pobres cuanto se extrañaron este fin de semana para la próxima que se vallan juntos así lo toman como luna de miel
Gracias por el capitulo
Si Yunho no estuviese tan bueno, Jae se alejaria de el..... Por un momento me dio miedo el comportamiento de Yunho, tan obsesivo y machista u.u ......... Para Yunho esto ya no es un desliz mas, esta amando y obsesionandose con Jae y Jae ..... pues, espero q le ponga limites. Aunq bueno yo amo q Yun sea celoso y posesivo jijiji q bipolar soy..... Gracias, te extrañaba mucho con las actus :( .... Pero ya estas aqui. :)
ResponderEliminarYunho quiero poseer totalmente a Jae, es normal eso cuando se está completamente enamorado. ojalá Jae lo entienda y se entregue a él.
ResponderEliminarYunho deberá dominar sus celos y su posesividad y Jae debe confiar y entregarse más y todo irá bien. graca
Oooww... que penita que no estes actualizando T_T.
ResponderEliminarRealmente está muy bueno, y de verdad que espero con muchas ansias que todavía estés por allá y te apiades de nosotros simples mortales a la espera de que actualices.
por favor, por favor actualiza.
Saludos y que estés bien
OMG...de parte de Yunho esto ya no es amor...esto raya en la obsesión...wow y eso...es peligroso...tiene q trabajar en eso pero fue un capítulo muy bueno...me encanta el lemon Yunjae...es demasiado caliente...gracias
ResponderEliminarCreo el temor de Jae de dejarse dominar y necesitar a Yunho fue por lo que pendo en el capítulo anterior, que no quiere volver a sentir necesitar a alguien y que no esté, por lo que creo que su anterior relación no fue bueno el hombre con quien se estuvo.
ResponderEliminarGracias!!! ❤️💞💕