jueves, 18 de junio de 2015

Persuit: Capítulo 4

Capítulo 4


Una hora más tarde, ya habían comido, principalmente en silencio, y Jaejoong se movía alrededor de la compacta cocina limpiando el desorden.
Miró a Yunho, sintiendo un sutil dolor entre las piernas. No tanto por una necesidad sexual, sino por un verdadero dolor que empezó hace poco más de una hora. Sus músculos internos se estiraron y ejercitaron, y Jaejoong ya sentía los efectos.
Mientras se inclinaba sobre el mostrador, fregando un punto invisible, su mente trabajando fervientemente, Yunho se puso detrás y sintió el cabello siendo retirado de su cuello y su boca caliente sobre su piel.
Su mano se quedó inmóvil mientras una oleada de calor era transmitida desde el cuerpo de él al suyo.
Contuvo el aliento mientras sentía sus dientes hundirse en su piel entretanto sus manos la alcanzaban su pecho. Se estremeció en sus brazos y gimió suavemente.
Yunho pellizcó sus ya sensibles pezones, y su boca sobre su cuello, justo por debajo del dolor, induciendo un flujo de humedad en si miembro que le rogaba que lo dejara hacer lo que quería.
Jaejoong trató de captar un pensamiento, cualquier pensamiento, pero no podía y sólo podía caer dentro del placer de su abrazo inducido.
Después del episodio en el dormitorio, se vistió con camiseta y pantalones cortos, y ahora, sintió como Yunho le bajaba los pantalones cortos y la ropa interior por sus piernas. No había necesidad de que lo sedujera; Jaejoong ya estaba mucho más allá de eso.
Su ropa se acumuló alrededor de sus tobillos, y cuando Yunho le dio instrucciones de salir de él, hizo lo que dijo sin dudar. Oyó su cremallera bajar, el crujido de un condón, y en cuestión de segundos, empujaba dentro de él desde atrás.
Sostuvo sus caderas en sus manos, y de forma instantánea, Jaejoong se inundó de calor húmedo. Segundos después de que tocó fondo en su interior, se contrajo en torno a Yunho, Yunho gimió, y luego comenzó a deslizarse dentro y fuera a un ritmo que envió éxtasis a través de su cuerpo.
Al cabo de un minuto de sus duras embestidas, y Jaejoong sintiendo la oleada barriendo sobre él comenzó a correrse. Sus dientes mordieron su cuello con más fuerza, y mientras sus manos seguían sobre sus caderas y lo sostenía con un agarre impecable, Jaejoong sabía que se iban a correr juntos.

* * *

Cincuenta minutos después, Jaejoong se sentaba en el sofá en un aturdimiento. Se limpió rápidamente en su pequeño baño, y luego salió del camino para que Yunho pudiera hacer lo mismo.
Tomó el control remoto mientras lo esperaba, y distraídamente comenzó a pasar a través de los canales, no poniendo ni la más mínima atención a lo que hacía.
El corazón le latía con fuerza en los oídos, y no importaba lo mucho que trataba de concentrarse, no podía creer que había tenido relaciones sexuales tan pronto después de que se conocieran, y por si fuera poco, dos veces en cuestión de más o menos una hora.
Y no sólo eso… tenía la sensación de que simplemente había sido otra muesca en su proverbial poste de la cama. No se preocupaba de que no quisiera volver a verlo. De hecho, era todo lo contrario. Se estaba haciendo a la idea de que después de que hubieran terminado, su arrogancia y sus tendencias alfas sólo crecerían.
Yunho se detuvo en el umbral entre su dormitorio y la sala de estar, y mientras permanecía allí en silencio, Jaejoong no tuvo más remedio que levantar la vista. Lo encontró con su expresión de aprehensión mientras lo estudiaba.
La expresión en su rostro lo hizo retroceder.
— ¿Qué pasa? ¿Qué hice?— Yunho frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—Nada —contestó con una voz que era, muy diferente, al tono más suave que siempre escuchaba en él.
Lo siguió analizando con intensidad y Jaejoong tragó saliva.
—Entonces, ¿qué pasa?
Aplanó los labios y puso una mano enroscada en un puño en la boca, como si no quisiera expresar el pensamiento en voz alta.
Apartó la vista y finalmente, con resignación, se giró hacia Jaejoong.
—El condón se reventó.
Jaejoong ya estaba más que un poco desconcertado, y todo lo que tenía era una respuesta automática:
—Lo siento.
—No es tu culpa, cariño —dijo suavemente.
Siguió mirándolo, casi con cuidado, y Jaejoong comenzó a sentirse mareado mientras las implicaciones de sus palabras comenzaban a registrarse.
Un condón roto. Un condón roto. Un. Condón. Roto.
—No pareces preocupada —dijo él, con total naturalidad, notando la falta de expresión en su rostro—. ¿Estás en control de natalidad, entonces?
De repente, un rugido comenzó en sus oídos y la conmoción residual que sentía por tener relaciones sexuales con Yunho desapareció en un instante mientras otra preocupación tomaba prioridad.
Trató de hablar, pero el oxígeno en sus pulmones rugió cuando sintió que la sangre abandonaba su rostro.
No había duda de que Yunho había visto su reacción.
—Cariño, estoy limpio, lo juro.
Comenzó a sacudir la cabeza, se puso de pie y se cubrió la boca con ambas manos y habló a través de ellas, con la voz apagada.
—No.
Su postura probablemente reflejaba su horror y Yunho dejó la puerta donde se encontraba, atravesó rápidamente la pequeña habitación y puso las manos sobre sus hombros.
—Estoy limpio, nene. Cálmate. — Jaejoong inclinó la cabeza y lo miró.
—No estoy en control de natalidad. —El horror que sentía ahora se reflejaba en su rostro.
— ¿Qué? ¿Por qué?
Se apartó de su agarre y caminó unos metros lejos de Yunho hacia la zona de la cocina.
Su pánico mezclado rápidamente con ira.
— ¿Qué quieres que diga, Yunho?
—Está bien, lo siento. Así que no estás en nada.
—No, no lo estoy —dijo Jaejoong.
Lo estudió en silencio desde el otro lado de la habitación.
— ¿Qué quieres hacer?
Yunho parecía tan persistente en que se encontraba limpio, que Jaejoong iba a confiar en él por el momento, mientras pensaba en el riesgo del embarazo y en si debía o no ir a comprar algunos anticonceptivos de emergencia.
No se sentía entusiasmado con la idea, la última vez que probó la píldora, lo puso tan nauseabundo que estuvo vomitando y fuera del juego durante un par de días.
Y los anticonceptivos de emergencia probablemente eran diez veces más fuertes. No quería entrar en pánico.
Comenzó a contar y se dio cuenta casi de inmediato de que probablemente estaba bien.
Jaejoong lo miró y negó con la cabeza.
Ante su silencio, Yunho preguntó:
— ¿Qué significa eso?
—Creo que todo va a estar bien.
— ¿Estás seguro? —preguntó en voz baja, pero no menos intensamente.
— ¡No! Pero creo que sí.
— ¿No estás enojado conmigo? —preguntó.
La confusión en su cabeza estaba a punto de hacer que su cerebro se partiera en dos.
— ¿Por qué estaría enojado contigo?
—No sé. Él condón se rompió. Era mi responsabilidad y lo jodí.
—No tenías ningún control sobre eso, ¿verdad? —preguntó Jaejoong, tratando de respirar, tratando de pensar.
—Eso es cierto.
—Bien, bueno, creo que todo va a estar bien. Prefiero no entrar en pánico y tampoco poner un montón de hormonas en mi cuerpo que sé que me enfermarán. —Negó con la cabeza—. Pero no sé a ciencia cierta, si voy a buscarlo en Google después de que te vayas.
—Está bien, cariño.
—Pareces bastante de acuerdo en confiar en mí con esto —dijo Jaejoong, tratando de averiguar lo que se encontraba dentro de la cabeza de él.
Se encogió de hombros.
—Confío en que no me mientes. Y te apoyo en esto, Jaejoong. Si quedas embarazado, lidiaremos con ello juntos.
— ¿Qué se supone que eso significa? — Jaejoong sitió que su estómago se apretaba en rechazo a su posible significado. ¿Qué iba a hacer Yunho, pagar para que terminara el embarazo?
— ¿Qué demonios crees que significa? Significa que te ayudaré a criar al niño. Me casaré contigo. Te apoyaré financieramente. Aprenderé a amar a un bebé. Lo que sea que quieras, estoy aquí.
Jaejoong se sentía completamente avergonzado porque mentalmente acababa de acusarlo. Así que tal vez el hombre no era un idiota machista con sólo un fantástico carisma sexual.
— ¿Qué tan pronto lo sabrás? —le preguntó.
—No muy pronto. — Jaejoong no quería tener una conversación tan íntima con un hombre al que apenas conocía, pero había olvidado que eligió tener sexo con él.
—Entonces, ¿cómo qué? ¿Tres semanas?
—Sí, algo así. —Estuvo de acuerdo.
—Puedes comprar un kit y saber cuánto antes, ¿no?
— ¿Un kit? —repitió con un dejo de sarcasmo.
—Prueba de embarazo. O lo que sea —gruñó Yunho.
—Sí, y lo haré —dijo.
Lo miró durante un largo rato, luego cruzó la habitación, deslizó la mano debajo de su barbilla y la levantó hasta que sus ojos estuvieron fijos en los suyos.
—Hagas lo que hagas, eso no significa que no vayamos a tener sexo durante tres semanas.
— ¿Quieres tener otra oportunidad? —Casi chilló.
—No creo que tenga elección, querido. —Se inclinó y lo beso en la oreja y luego soplo suavemente dentro de ella, con los brazos envueltos a su alrededor—. Tú me tienes completa y verdaderamente adicto.
Se estremeció suavemente y la voz en su oído mantuvo una curiosa picardía.
—Por supuesto, tiraré el resto de los condones que venían en esa caja. —Su mano se deslizó hacia abajo y se apoderó suavemente de su miembro —. Tienes algunos aquí que podamos utilizar esta noche, ¿verdad?
Lo empujó por los hombros y después de una pausa, de mala gana lo soltó.
— ¡No puedo creer que eso es en lo único que piensas! ¡Y no! No tengo ninguno aquí. —La mirada en sus ojos fue remarcablemente suave mientras lo estudiaba.
—Cariño, sólo soy humano.
—Q-quiero estar solo ahora. —Sus ojos se estrecharon sobre Jaejoong.
—Sólo si prometes que me perdonas y que te veré mañana en la noche.
Jaejoong necesitaba desesperadamente tiempo para reorganizarse, pero no podía negar que su interés inquebrantable era casi hipnótico para sus sentidos. Sabía que no debería sentirse así. Era demasiado arrogante, demasiado machista, completamente demasiado.
—Sí, lo prometo.

* * *

Yunho subió a la camioneta y se dirigió a casa, pensando todo el tiempo en todo lo que acababa de suceder.
Habría querido quedarse con él, pero Jaejoong lo echó a la acera, sin siquiera pestañear. Supuso que no podía culparlo.
Jaejoong no se encontraba en control de natalidad. El significado detrás de eso se clavaba en su cerebro. Así que tal vez era cierto que las hormonas lo hacían enfermar, pero tenía otras opciones.
Y el hecho de que no tuviera condones en su apartamento lo decía. Era tal y como lo había sospechado; él era dulce. Maldita sea.
Se suponía que quería evitar a un chico dulce. Los chicos dulces significaban problemas. Eran una amenaza.
Tomó una respiración estabilizadora y reconoció la verdad. Lástima que no tenía ninguna maldita opción en el asunto.

* * *

Como acordaron por un mensaje de texto, Yunho tocó la puerta de Jaejoong a las siete en punto. De alguna manera, no tenía idea de cómo, pero había pasado más de una semana y se vieron casi todas las noches.
Jaejoong le envió un mensaje de texto unos días después de que se hubiera hecho una prueba de embarazo y salió negativa. Jodidas gracias. Mierda, se sintió aliviado. Esa bola congelada de basura emocional golpeando alrededor de su estómago era alivio, ¿no? ¿Qué diablos más podría ser?
Tuvo una presentación la noche anterior y no fue capaz de verlo, así que cuarenta y ocho horas sin Jaejoong estaban a punto de volverlo loco. Pensó que esta mierda se habría enfriado para ese momento, pero no lo hizo.
Trató de suprimir la excitación aparentemente causada por sólo estar de pie delante de su puerta, pero era malditamente casi imposible. Era en todo lo que había sido capaz de pensar en todo el jodido día. ¿Qué tan rápido podía conseguir su pequeño culo desnudo?
Jaejoong respondió de inmediato y mantuvo la puerta abierta para él, pero su teléfono celular se hallaba pegado en su oreja. Lo guio con una vaga sonrisa mientras hablaba por teléfono, pero sus palabras hicieron que su estado de ánimo se desinflara.
—Sí, señor. Lo tenemos todo cubierto. John hizo arreglos para diez entradas para el juego. Mi vuelo sale al mediodía. Tomaré un auto rentado y lo veré en la oficina.
Yunho se quedó atrás y lo observó con la boca aplanada. Mientras Jaejoong escuchaba a quien sea con él que hablaba, cerró la puerta y le hizo un gesto hacia el sofá.
—Sí, señor, trabajé en eso y la amortización de las dos propiedades combinadas se convertirá fácilmente en un beneficio sustancial. Vamos a ganar dinero con el acuerdo, no hay problema.
Yunho se sentó mientras una tensión que no podía explicar lo apuñalaba entre los omóplatos.
La suave voz de Jaejoong continuaba mientras caminaba a la cocina y abría la nevera.
—No importa. —Mientras Jaejoong lo escuchaba tranquilizar al hombre en el teléfono con sus tonos delicados, su cabeza comenzó a punzar—. Es realmente muy interesante para mí ver cómo funciona el lado de las ventas de la operación. Si eso alivia sus preocupaciones de tenerme allí, no hay problema.
Yunho abrió las piernas, levantó las manos detrás de la cabeza y entrelazó los dedos mientras Jaejoong se reía en el teléfono.
—No, eso es verdad. No sé nada sobre baloncesto. Ahora, acerca del fútbol… menos. —Hizo una pausa—. Sí, señor. Usted también. Lo veré dentro de unos días. Buenas noches.
Yunho se recostó sobre los cojines del sofá, con las sienes palpitando, y vio como Jaejoong se acercaba a él con una cerveza en una mano y una Coca-Cola Light en la otra.
Se inclinó y tomó la botella, mientras Jaejoong se sentaba en la silla que se hallaba a un ángulo de noventa grados más allá del sofá.

* * *

Jaejoong no podía leer la expresión escondida en los ojos de Yunho, pero hizo que una sensación temblorosa bajara por su espalda.
—Lo siento, todavía no estoy listo. —Indicó los pantalones cortos y la camiseta que llevaba puesta.
Yunho pareció ignorar esa declaración.
—Así que, ¿vas a salir de la ciudad? —preguntó con una voz que sonaba casual... demasiado casual.
—Sí —dijo mientras le daba un sorbo a su bebida.
— ¿A dónde?
—A la ciudad.
— ¿Cuándo?— Jaejoong tomó otro trago mientras digería sus tensas y monosilábicas preguntas.
—El viernes.
— ¿Te vas de viaje de negocios el viernes? ¿Cuándo regresarás?
—A más tardar el domingo por la noche.
— ¿Qué haces en el viaje del fin de semana?
Jaejoong se humedeció los labios y mantuvo su tono casual.
—Un par de cosas. Uno… conseguimos algunas buenas tarifas aéreas y dos, los clientes con los que estamos trabajando solicitaron entradas a este juego en particular.
—Así que, ¿por qué tú?
— ¿Por qué no yo? —Tomó un sorbo y levantó las cejas hacia Yunho con una sonrisa desafiante—. ¿No crees que pueda manejarlo?
Torció la cabeza de un lado hacia el otro como si estuviera aliviando la tensión.
—Eso no es lo que quise decir.
Jaejoong se encogió de hombros.
—Bueno, no sé qué decirte —respondió neutralmente—. Vuelo a diferentes regiones del país con bastante frecuencia. Mi profesión es de carácter discrecional, si mis jefes quieren que me ponga un sombrero diferente, me pongo un sombrero diferente.
—Creí que habías dicho que tu trabajo era aburrido y tedioso.
Eso sonaba casi como una acusación para Jaejoong, como si quisiera que su trabajo fuera aburrido.
—Es aburrido y tedioso. Es aburrido cerca de un setenta por ciento del tiempo, y para mí, viajar es tedioso. Pero uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, ¿sabes?
—Sí. —Tomó un trago y dejó su cerveza sobre la mesita de café, luego se inclinó hacia atrás y entrelazó las manos detrás de la cabeza, la misma postura en la que había estado antes.
No parecía feliz, pero no había una maldita cosa que Jaejoong pudiera hacer al respecto.
Era un hecho. No le gustaba viajar, pero le gustaba comer. Su trabajo era bien pagado y pensaba mantenerlo. Así que trató de desviar la conversación lejos de él y volcarla sobre Yunho.
— ¿Tú viajas mucho?
—Por lo general no —respondió rotundamente.
— ¿Qué, como un par de veces al año?
—Algo así —dijo.
—Suertudo.
—Entonces, ¿no te gusta el baloncesto? —preguntó, su tono lleno de sombras neutras.

—En realidad no. El fútbol es mi juego.
—Entonces, ¿por qué tienes que ir?
—Aparentemente, para asegurarme de que John no prometa la granja después de haber bebido demasiadas cervezas. Pero también les gusta que interactúe con los clientes.
— ¿Los clientes son hombres? —preguntó en un tono casi aburrido, un tono que Jaejoong no creyó ni por un segundo.
—Este viaje estará integrado por hombres, pero no siempre lo son—dijo la verdad, ¿y por qué no? No había nada que pudiera hacer al respecto.
Jaejoong sintió que el impacto de su respuesta golpeaba a Yunho, sus fosas nasales se ensancharon y una sutil tensión endureció los músculos de su cuello.
Mientras asimilaba la hostilidad que Yunho sin éxito trataba de ocultar, sus nervios se removían inquietos. Gracias a Dios que solo pasaba el rato con este hombre, y no lo veía como su prospecto de marido. No lo veía como un prospecto de marido, ¿verdad? Eso sería una locura.
Heechul tenía toda la razón, un hombre como éste sólo se encontraba destinado a ser disfrutado, y Jaejoong no tenía absolutamente ninguna intención de tratar de domarlo. Dudaba que tuviera algún éxito incluso suavizándolo. Era tan jodidamente masculino.
Mientras se sentaba en silencio, tratando mucho de no ser excitado por sus respuestas puramente masculinas, porque eso simplemente estaba mal, Yunho se puso de pie de prisa y lo agarró de la mano.
Jaejoong casi pierde el agarre en la lata que sostenía, y se la quitó y la puso en la mesita de café junto a su cerveza. Con una mano envuelta alrededor de su muñeca, se inclinó para tomar su boca, pero Jaejoong se echó hacia atrás, tomado por sorpresa por su repentino movimiento y por su inapropiada respuesta sexual a ello.
Detuvo el movimiento de la cabeza hacia adelante y sus ojos atraparon y sostuvieron los de Jaejoong. Mostró los dientes y Jaejoong contuvo el aliento. Había una advertencia en sus ojos, y Jaejoong tenía la sensación inequívoca de que esto se encontraba a punto de ser un ejercicio de dominación.
La de Yunho, sobre él.
Una sensación estremecedora golpeó la boca de su estómago y la humedad floreció entre sus piernas, muy en contra de su voluntad.
Yunho levantó la mano que había envuelto alrededor de su muñeca hasta que quedó suspendida en el aire y dio un paso hacia adelante, empujándolo hacia atrás, mientras sus ojos, furiosos con un fuego interior, mantenían los suyos aprisionados.
Su expresión estaba sellada con autoridad, y aunque los nervios de Jaejoong se sacudían, no podía negar que su agresiva fuerza era embriagadora. Tan peligrosa; que apenas podía respirar.
— ¿Acabas de rechazar mi beso? —Su pregunta era un desafío, y Jaejoong se esforzó por entender su propósito exacto.
Era letalmente intimidante, de pie sobre él con su fuerza y su estatura, y sin embargo, ninguna parte de Jaejoong podía controlar el resultado de este encuentro. Sólo tenía que decidir cómo quería jugar esto, y tenía que decidir rápidamente o no habría decisión que tomar.
Con su mente en un torbellino de indecisión, negó con la cabeza mínimamente.
Ante su acción, Yunho dio otros dos pasos y lo empujó contra la pared. Su postura era dominante, un muslo musculoso encajado entre sus piernas mientras lo miraba fijamente.
—Levanta tu boca hacia la mía —ordenó.
Inhaló entrecortadamente y levantó la barbilla sólo una fracción de centímetro. La mano de Yunho se apretó alrededor de su muñeca y gruñó bajo en su garganta.
—Jaejoong.
Jaejoong sintió un placer exquisito con su nombre dicho con voz ronca, con su voz febril y supo que su consentimiento era inminente. Ni siquiera podía luchar más.
Levantó la cara y esperó.
Ante su acto de sumisión, sintió que la tensión de Yunho descendía un nivel.
—No me presiones así otra vez.
—No te presioné —negó Jaejoong —. Me tomaste por sorpresa, eso es todo.
Con una mano todavía controlándolo, envolvió su otro brazo alrededor de su cintura y lo levantó hasta que sintió su dura excitación empujando en su estómago, amenazando su cordura.
Su mirada destacaba mientras sostenía sus ojos capturados por los suyos y entre dientes con voz acusadora decía:
— Tú me has estado tomando por sorpresa desde el momento en que te conocí.
Su boca descendió sobre la suya y con una fuerza que lo tomó por sorpresa metió la lengua y comenzó a besarlo como si nunca quisiera dejarlo ir. El pensamiento lo aterrorizó y lo entusiasmó, entretanto colgaba de sus brazos mientras su boca era extasiada, se le cruzó por la mente que él nunca volvería a ser la misma persona que había sido antes de conocerlo. Y esa era la parte que lo aterraba, porque no quería volver a ese tiempo, no quería pensar en estar sin él.
Mientras lo besaba, lo mantuvo fuera de balance, su toque cambiando entre el castigo y la adoración, y luego de regreso con la misma rapidez.
Jaejoong giró la cabeza para recuperar el aliento, y Yunho rápidamente comenzó a desnudarlo, y en cuestión de segundos, lo sostenía contra la pared, desnudo y dolorido por él.
—Dime qué quieres mi beso.
La demanda sorprendió a Jaejoong, y sin ayuda, le dio lo que quería, lo que ambos querían porque era la verdad y porque sentía cuando necesitaba él oírlo decirlo.
—Quiero tu beso. —Sus vigorosos músculos se apretaron contra Jaejoong.
—Yunho. Di mi nombre.
—Yunho —repitió. Su corazón dio un vuelto al ver la mirada reflejada en sus ojos—. Quiero tus besos, Yunho.
Se inclinó y lo besó de nuevo, su lengua profundizando y acariciando la suya, imitando el acto del sexo antes de alejarse despiadadamente y hacer otra demanda.
—No te apartes de mí de nuevo, ¿entiendes? —Se estremeció bajo su agarre mientras lo soltaba sólo el tiempo suficiente para ajustar sus pantalones y deslizarse una protección, en un tono más suave dijo—: ¿Jaejoong?
—Me tomaste por sorpresa —repitió en voz baja.
—Nunca te haría daño. —Lo levantó y Jaejoong sintió la cabeza de su erección en su abertura—. Mi Dios, tienes que saber que nunca te lastimaría. —Empujó unos centímetros y luego se detuvo, su rostro lleno de líneas de tensión—. Me vuelves loco. Me estás volviendo loco. —Con eso, empujo todo en un solo golpe y Jaejoong gimió de placer, caliente y dulce, deslizándose por su espalda y envolviéndose alrededor de todo su cuerpo.

* * *

Yunho lo penetró completamente y lo sintió tensarse, su entrada sedosa envolviéndolo. Se quedó quieto en el interior de él, finalmente sintiéndose medio humano ahora que se encontraba dentro de él una vez más.
Cerró los ojos y dejó que su suavidad relajara la bestia dentro de Yunho que trataba de liberarse. Se sintió jodidamente bien cuando llamó a su puerta anoche, pero lo había destruido completamente en cuanto escuchó la maldita conversación telefónica. Y no había malditamente nada que pudiera hacer al respecto.
Sólo habían pasado dos semanas desde que la vio por primera vez. Dos semanas. Jaejoong no era suyo. No era dueño de Jaejoong ni de su tiempo. Tanto como quisiera, no podía imponerle su voluntad. Tenía que recordar eso, maldita sea. Si lo intentara, lo botaría fuera de su vida más rápido de lo que él pudiera decir: “Cariño, tú eres mío”. Oh, pero planeaba hacerlo. Sí, tenía pensado decirlo antes que tarde. Iba a tratar de esperar todo el tiempo que pudiera, así Jaejoong no se daría cuenta de cuan loco estaba por él. Jesucristo, estaba loco. Nunca se había sentido así antes, nunca.
¿Qué diablos le hacía? Tal vez tenía que alejarse de él. Tal vez su viaje fuera de la ciudad sería algo bueno. Jaejoong estaba consiguiendo meterse profundo en su sistema y necesitaba algo de tiempo para pensar toda esta mierda. Pero lo pensaría más tarde. Por ahora, lo único que podía pensar era en su húmeda entrada, firmemente apretada alrededor de su pene. Oh, sí, pensaría sobre toda esta mierda después.
En este momento, se encontraba en el maldito cielo. Lo tenía exactamente donde quería; sus músculos internos apretándose alrededor de él y lo único que quería hacer era follarlo y follarlo bien.
Comenzó a moverse.

* * *

Yunho comenzó a bombear en él y el placer era tan intenso que Jaejoong no tenía control cuando la parte de atrás de su cabeza cayó contra la pared. Yunho ajustó su posición. Soltó su mano y lo levantó más alto, envolviendo los brazos alrededor de sus muslos y manteniéndolo abierto para él.
Cuando se hundió de nuevo, Jaejoong sabía que nunca había sentido algo así antes. No tenía nada ni remotamente cerca para compararlo. Era grande, y era un macho, y sabía exactamente lo que hacía. Lo controlaba como una marioneta en una cuerda y él se dejaba ir con el movimiento.
Empujó dentro y fuera y Jaejoong levantó la cabeza por sus labios. Lo acomodó inmediatamente. Su lengua se hundió dentro y con un ritmo que lo sostuvo en su agarre, se deslizó dentro y fuera de su boca al igual que se deslizaba dentro y fuera de su cuerpo.
En pocos minutos, Jaejoong no lo pudo controlar más y sabía que se iba a venir. Fuegos artificiales comenzaron a explotar en su cabeza, y cuando Yunho empujó una última vez, y siseó de placer desde la parte posterior de su garganta, Jaejoong explotó en espasmos de éxtasis.

* * *

El jueves por la noche, la noche antes de que tuviera que salir de la ciudad, Jaejoong se sentó junto a Yunho en una cabina en el mismo restaurante mexicano que comieron en su segunda cita.
Yunho mantuvo la mano en su muslo, pero no había duda de que él se encontraba de mal genio. Y no había duda en su mente del por qué.
Jaejoong no tenía ni idea de qué hacer al respecto o si debería siquiera preocuparse. Tenía suficientes preocupaciones sólo lidiando con su trabajo.
Había un techo de cristal contra el que siempre empujaba, los hombres lo acosaban gran parte del tiempo, y a veces rayaban en el acoso sexual, y trabajaba más horas de las que quería pensar.
Ciertamente no tenía que preocuparse por Yunho estando todo irritado con él. Decidió ignorar su mala actitud.
— ¿Tienes planes para este fin de semana?
Yunho no respondió por un momento, sólo tomó un sorbo de su cerveza y negó con la cabeza.
—Probablemente trabajaré.
Jaejoong asintió y le ofreció una rama de olivo.
—Estaré en casa la noche del domingo más o menos a las nueve si quieres venir. —Dios, esperaba que no pareciera demasiado necesitado.
La mirada que Yunho le devolvió era penetrante.
— ¿Para un rapidito?
Jaejoong chupó un pedazo de sal de su pajilla y le devolvió la mirada.
—No tiene que ser rápido. —Se encogió de hombros y miró la margarita mientras la revolvía—. O puede ser, lo que sea.
— ¿Lo que sea?
Jaejoong sabía que esto podría explotar alrededor de ellos en un segundo si él lo dejaba. Pero por alguna razón, no pensó que se extendería a una ruptura. No iba a romper con Yunho por esto y sabía también que Yunho podía estar tan molesto que no podía ver bien, pero no quería cortar la relación.
Además, no era con él que estaba enojado. Era con su trabajo. Jaejoong tomó una respiración profunda.
—Estás interpretando demasiado en esto. No es gran cosa de cualquier manera. Puedes venir si decides que quieres. Sólo envíame un mensaje y me lo dejas saber.
— ¿Por lo menos te preocupa de una manera u otra?
Su tono era tan neutral que Jaejoong no lo podía entender. No parecía tan enfadado como un momento antes, y la pregunta que le hizo parecía honesta sin implicaciones ocultas.
—Me gustaría verte —respondió en voz baja.
Su mirada fija se posó en Jaejoong y sintió un rubor cubrirle las mejillas.
—Bueno, planearemos la noche del domingo entonces. ¿Quieres que te recoja en el aeropuerto? —preguntó, mientras su mano subía y bajaba por su muslo.
¿Recogerlo en el aeropuerto? Por alguna razón eso parecía demasiado, demasiado pronto.
—No, está bien. Tendré mi auto.
—Va a estar oscuro cuando aterrices... te recogeré —dijo en una voz profunda y controlada.
Jaejoong levantó la barbilla un poco y negó con la cabeza hacia él.
—Nah. Conduciré. —Intentó utilizar un tono que no admitía réplica. Si Yunho se atrevía a discrepar con él, si se atrevía a imponer su voluntad sobre él tan temprano en la relación, Jaejoong iba a tener que replantearse todo esto.
La mierda alfa era divertida en la cama, no hay duda al respecto. ¿Pero cada minuto del día?
Contuvo el oxígeno seguido de un saludable trago de su margarita. Era mucho en qué pensar.

* * *

Yunho podía haberse pateado el trasero. Tenía que aprender a contenerse, malditamente rápido. Cuando cometió el error de decirle que lo recogería en el aeropuerto, su actitud cambió. Cambió de dulce, suave y dócil, a “no jodas conmigo” en un instante. Y planeaba joder con él, por mucho más tiempo.
Así que sería mejor que siguiera lo programado, y si no podía hacer eso, entonces por lo menos tenía que engañarlo haciéndolo pensar que él estaba de acuerdo con lo programado.

* * *

La noche del domingo, Yunho contó hasta diez, mientras esperaba que Jaejoong abriera la puerta principal. El fin de semana había sido un autentico, infierno absoluto mientras se imaginaba cada mala situación bajo el sol.
El pensamiento seguía latiendo una y otra vez y no podía dejarle ver lo mal que su viaje-fuera-de-la-ciudad lo afectó. Sin embargo, admitió para sí mismo que el fin de semana no había sido bueno.
Todo lo que había sido capaz de pensar era en lo hermoso que era, y sabía lo mucho que lo deseaba, así que, ¿no era razonable pensar que cualquier otro hijo de puta cachondo allí afuera sentiría lo mismo?
Y maldita sea, era casi como un pequeño virgen inocente, sin experiencia y sin una sola idea de lo que pasaba en la mente de un noventa y cinco por ciento de los hombres por ahí. Podía imaginar algún cabrón comprando demasiadas rondas y Jaejoong tratando de mantenerse al día con los hombres bebiendo con ellos.
Jaejoong no podía manejar el licor, eso se lo admitió y lo vio por sí mismo. Una margarita se le iba a la cabeza y le bajaba las inhibiciones. Podía ver algún cabrón acompañarlo a su habitación con el pretexto de ver la seguridad en su puerta y luego tratar de aprovecharse de él.
Y no sólo lo molestaba, puso su instinto de protección en alerta máxima. ¿Por qué diablos tenía que lidiar con eso? ¿Se asustaría? ¿Estaría en situaciones que no sabía cómo manejar y eso lo preocupaba?
No, el fin de semana no había ido bien mientras se imaginaba todo tipo de mierdas locas sucediendo.
Antes de que pudiera torturarse aún más, la puerta se abrió y Jaejoong estaba ahí de pie sonriéndole. La vista lo alivió, calmó el fuego en su torrente sanguíneo, y dirigió su mirada sobre él para asegurarse de que se encontraba en una sola pieza.
Se veía bien, como si nada ni nadie lo pudiera perturbar, y su evidente felicidad al verlo le hizo tomar una decisión audaz. Entro al apartamento y giró y cerró la puerta. Sí, Jaejoong se veía bien, pero necesitaba algo más que una observación rápida. Extendió la mano y lo agarró.
Jaejoong jadeó mientras su torso fue impulsado al suyo, pero no se detuvo a pensar. Actuaba puramente bajo el impulso físico, y el impulso sonando a través de su cerebro era desnudarlo y empujarse dentro de él. No iba a negárselo a sí mismo.
Se tomó el tiempo para besarlo una vez, sólo brevemente, y luego lo levantó y lo llevó al dormitorio. Empujó sus pantalones cortos y ropa interior por las piernas y los arrojó al suelo. Bajando la cabeza, deslizó la lengua dentro de su boca mientras se desabrochaba los vaqueros y los empujaba hasta los tobillos.
Sin molestarse en detenerse, o quitar cualquier otra pieza de ropa, apretó los músculos del estómago mientras se obligaba a ponerse protección cuando estaban a un lado de la cama. Con esa hazaña cumplida, le separó las piernas y empujó su trasero a la cama. De pie entre sus muslos, agarró sus rodillas y las apalancó hacia arriba y fuera y lejos de su cuerpo.
 Podía oír sus respiraciones jadeantes a través del zumbido en sus oídos, pero no podía detener o reducir la velocidad.
Envolvió las manos en su cabello, sus dedos moldeando su cuero cabelludo y, mientras descendía sobre él, su espalda golpeó el colchón. Su mirada se mantuvo en la de Yunho con un posible toque de pánico en sus profundidades, pero no lo estaba deteniendo y agradecía jodidamente por eso, porque no creía que fuera capaz de detenerse.
La cabeza de su erección infaliblemente encontró su calor húmedo y comenzó a empujar dentro de él, estudiando sus reacciones mientras se deslizaba hasta el fondo.
Alivio lo golpeó de inmediato, pero sus ojos comenzaron a cerrarse y no podía soportarlo.
—Mírame, Jaejoong. —Logró decir con una voz que no podía controlar.
Jaejoong respiraba entrecortadamente y abrió los ojos, y la mirada casi drogada que vio reflejada allí lo fascinaba y alimentaba las llamas de su lujuria.
La ligera pregunta que leyó en sus ojos le hizo responder con una agresión que Yunho era incapaz de domar.
—Este. Fue. Un. Maldito. Fin. De. Semana.
Jaejoong contuvo el aliento y Yunho sintió su abdomen contraerse mientras empujaba con más fuerza y lo empalaba a una profundidad imposible que no lo calmó ni un poco, maldita sea.
Jaejoong dejó escapar un pequeño lloriqueo y Yunho se detuvo por completo.
— ¿Te hice daño? — Jaejoong negó con la cabeza una sola vez.
Salió y empujó dentro de nuevo y su aliento se estranguló en un pequeño grito.
—Hijo de puta, bebé. ¿Te estoy lastimando?
—No —dijo jadeando.
Alivio llegó a la garganta de Yunho; se detendría si tenía que hacerlo.  Gracias a Dios no tenía qué hacerlo.
Bombeó una vez más y ajustó su agarre mientras apretaba la mano a un lado de su cara y lo miraba a los ojos.
—No me gusta cuando te vas fuera de la ciudad. —Bombeó de nuevo—. Apesta, es horrible. —Trató de cerrar la maldita boca, pero las palabras seguían derramándose mientras empujaba dentro y fuera de él—. No hay ninguna maldita manera que puedas estar seguro por ahí. —Intentó tomar una respiración calmada pero no ayudó y siguió hundiéndose más profundamente con sus palabras—. Alguien intenta algo contigo y te juro por Dios, no seré responsable de mis acciones.
Sus ojos se ensancharon y leyó lo que parecía ser la angustia mientras Jaejoong tomaba una respiración superficial y le devolvía la mirada.
Tenía que cerrar la boca; sabía que lo tenía que estar asustando, pero en ese instante, sintió sus temblores en respuesta y su reacción física incontrolable que se manifestó en una ráfaga de humedad que se envolvió a su alrededor donde lo penetraba.
Esto facilitó su camino mientras lo empalaba y lo incitó a apoderarse de sus manos en una restricción que necesitaba más de lo que jamás había anhelado antes. 

7 comentarios:

  1. wow su relación se esta volviendo casi en obsesión.

    Yunho esta bien enfocado en Jaejoong pero como él mismo admite si no se deja de hostigarlo Jaejoong se verá en la necesidad de alejarse de él y yo no quiero eso :(

    Ademas que se nota las ganas locas que tiene Yunho por estar en todo momento con Jae, no creo que continué bien esta relación. Espero que Yunho se calme un poco.

    Gracias por actualizar

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  2. este Yunho no lo pudo guardar mas y se descubrió delante de Jae cuanto lo necesita y quiere a su lado y no puede estar un minuto lejos de el por que le afecta bastante

    Jae no pensara lo mismo que no puede estar sin Yunho un instante sin extrañarlo creo que si ya están muy obsesionados por el otro los dos pobres cuanto se extrañaron este fin de semana para la próxima que se vallan juntos así lo toman como luna de miel

    Gracias por el capitulo

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  3. Si Yunho no estuviese tan bueno, Jae se alejaria de el..... Por un momento me dio miedo el comportamiento de Yunho, tan obsesivo y machista u.u ......... Para Yunho esto ya no es un desliz mas, esta amando y obsesionandose con Jae y Jae ..... pues, espero q le ponga limites. Aunq bueno yo amo q Yun sea celoso y posesivo jijiji q bipolar soy..... Gracias, te extrañaba mucho con las actus :( .... Pero ya estas aqui. :)

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  4. Yunho quiero poseer totalmente a Jae, es normal eso cuando se está completamente enamorado. ojalá Jae lo entienda y se entregue a él.
    Yunho deberá dominar sus celos y su posesividad y Jae debe confiar y entregarse más y todo irá bien. graca

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  5. Oooww... que penita que no estes actualizando T_T.
    Realmente está muy bueno, y de verdad que espero con muchas ansias que todavía estés por allá y te apiades de nosotros simples mortales a la espera de que actualices.
    por favor, por favor actualiza.
    Saludos y que estés bien

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  6. OMG...de parte de Yunho esto ya no es amor...esto raya en la obsesión...wow y eso...es peligroso...tiene q trabajar en eso pero fue un capítulo muy bueno...me encanta el lemon Yunjae...es demasiado caliente...gracias

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  7. Creo el temor de Jae de dejarse dominar y necesitar a Yunho fue por lo que pendo en el capítulo anterior, que no quiere volver a sentir necesitar a alguien y que no esté, por lo que creo que su anterior relación no fue bueno el hombre con quien se estuvo.

    Gracias!!! ❤️💞💕

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