CAPÍTULO 13
—Vamos a ver si lo he
entendido bien —le dije a Hyun Joong, plantado ante la puerta de su apartamento—.
¿Sigues emperrado en no dejarle pasar una a Yunho aunque me salvó la vida hace dos
semanas? ¿Qué tiene que hacer para que lo trates con un mínimo de educación?...
¿Encontrar una cura para el cáncer? ¿Salvar al mundo del impacto de un
asteroide?
Mi hermano me miró
con exasperación.
—Tampoco he dicho que
no fuera a ser educado con él. Hasta ahí puedo llegar.
—Caray, eso es todo
un detalle por tu parte.
Aquella noche Yunho y
yo íbamos a ir a una fiesta «torres como arrecifes» patrocinada por dos grandes
compañías petroleras.
«Torres como
arrecifes» era un programa en el que las compañías petroleras cortaban la parte
superior de las torres en desuso y la dejaban en el fondo marino para crear un
arrecife artificial.
Pese a las protestas
de los ecologistas, a los peces parecía gustarles las torres de perforación
abandonadas. Y las compañías petroleras estaban encantadas con el programa,
porque les ahorraba una buena cantidad de millones que de otra forma hubiesen tenido
que invertir en la recuperación de las torres de perforación que iban quedando
fuera de servicio. Así que habían donado una gran sala de exhibición al Acuario
de para mostrar lo mucho que, en su opinión, las «torres como arrecifes»
beneficiaban.
Mi familia iba a
asistir a la inauguración de la sala. Y yo me había desvivido por dejarles claro
que no sólo asistiría al acto en compañía de Jung Yunho, sino que esperaba que
los Kim se comportasen como seres racionales. Pero al parecer eso era demasiado
pedir. Llamé a Changmin, quien me informó con voz tenebrosa de que Yunho me
estaba utilizando, tal como había pronosticado él que haría. Y ahora era Hyun
Joong el que se negaba a dar su brazo a torcer. Evidentemente me esperaba la
misma reacción por parte de mi padre, cuyas opiniones eran tan inalterables
como su grupo sanguíneo.
Eso dejaba únicamente
a Yoochun como motivo de preocupación; pero yo me sentía razonablemente seguro
de que se mostraría educado con Yunho, aunque sólo fuese para no hacerme pasar
un mal rato. Al menos, eso era lo que había dado a entender cuando estuve hablando
con él después del incidente del ascensor.
—Lo único que he
dicho —continuó Hyun Joong —, es que Jung no debería esperar que los Kim lo pongamos
en un pedestal sólo porque hizo lo que habría hecho cualquier otro tío. Ya te
lo he dicho antes, es que si me hubieras llamado a mí o a Yoochun, cualquiera
de los dos te habría sacado de ese ascensor en un periquete.
—Oh. Ahora lo
entiendo.
Mi hermano me miró
con los ojos entornados.
— ¿Qué es lo que
entiendes?
—Estás cabreado
porque no tuviste ocasión de lucirte. No soportas que nadie más sea un héroe.
Eres el cavernícola que manda, y nadie tiene un garrote más grande que el tuyo.
—Maldita sea, Jae, deja
de hacer eso. Esto no tiene nada que ver con el tamaño de mi garrote. —Su
mirada fué de uno a otro extremo del pasillo—. Entra un momento, ¿quieres?
—No, todavía tengo
que arreglarme y voy con el tiempo justo. Mejor subo a casa. Sólo quería pasar
un momento a decirte que hicieras el favor de ser educado con mi... —Y entonces
cerré la boca sin concluir la frase.
— ¿Con tu qué?
Sacudí la cabeza,
desconcertado. Ni yo mismo tenía muy claro qué término debía emplear para
referirme a Yunho. «Chico» sonaba demasiado a la época del instituto, y tampoco
era apropiado, dado que Yunho estaba muy lejos de ser un chico. Amante...
Bueno, eso era anticuado y melodramático. ¿Media naranja? ¿Amigo con derecho a roce?
No y no.
—Con mi cita de esta
noche —dije, y le lancé una mirada significativa—. Hablo en serio, Hyun Joong.
Como te pases un pelo con Yunho, juro que te arranco la piel a tiras.
—No acabo de ver
claro qué estás pidiendo. Si quieres mi aprobación, no la vas a obtener. Todavía
no conozco lo suficiente a ese malnacido... y lo que sé de él no me gusta.
Siempre he tenido el
genio muy vivo, y que Hyun Joong diera por sentado que mi vida amorosa dependía
de que a él le cayera bien el hombre con quien la compartía fue la gota que
colmó el vaso.
—No quiero tu
aprobación —dije secamente—. Me conformo con un mínimo de buenos modales. Lo
único que te estoy pidiendo es que no hagas ninguna gilipollez durante dos
horas. ¿Crees que será posible?
—Mierda —masculló Hyun
Joong, prolongando la palabra hasta que pareció convertirse en una frase
entera—. Con lo mandon que estás últimamente, casi me entran ganas de
compadecer a ese tío.
* * *
El acuario ofrecía
una vista preciosa del horizonte urbano desde la sala de baile con enormes
ventanales ubicada en el tercer piso. Se había organizado una recepción para al
menos seiscientas personas, que entraban en un amplio vestíbulo con un gran
tanque cilíndrico, seguían un recorrido pasando por delante de enjambres de
tiburones, y paseaban por espacios diseñados para imitar un naufragio, un
templo hundido en el océano, un pantano y una selva tropical.
Las preocupaciones
que no habían dejado de rondarme la cabeza ante la perspectiva de acudir a una
recepción en compañía de Yunho se evaporaron a los cinco minutos de nuestra llegada.
Relajado y ocurrente, vi que no le costaba nada entablar conversación con la
gente, y me llevaba de un lado a otro como si estuviéramos en su casa. Mientras
iba presentándome a sus socios comerciales y sus respectivas parejas, y a unas
cuantas amistades más, entendí que su presencia era bastante habitual en aquel
mundillo. Aunque aún no había llegado a entrar en círculos tan selectos como mi
familia, Yunho formaba parte de un grupo que dirigía las empresas pequeñas
pero, innovadoras y flexibles, que estaban sacando un considerable provecho de
las nuevas oportunidades comerciales.
Yunho y yo incluso
teníamos varios conocidos comunes, algunos de los cuales me comentaron con una
sonrisa que Yunho sería un partido excelente para un hombre capaz de domarlo. Comprendí
que a su manera engañosamente indolente, Yunho estaba cautivando con suma destreza
a los asistentes al acto. Parecía saber el nombre de todo el mundo, y tenía el
don de estar tan pendiente de su interlocutor ocasional que lo hacía sentir la
persona más importante de la celebración.
Al mismo tiempo, era
un acompañante atentísimo que me traía una copa del bar, mantenía la mano
ligeramente posada sobre mi espalda, o me susurraba al oído para hacerme reír.
Cuando estábamos hablando con un grupo de gente, sentí que sus dedos
desenredaban dos eslabones que se habían enganchado entre sí en la cadenita de
oro del bolso que me colgaba del hombro.
Me había preguntado
cómo me trataría Yunho en sociedad, si pretendería que yo actuara como satélite
suyo. Eso era lo que Siwon había exigido siempre de mí. Pero para mi sorpresa,
a Yunho no parecía importarle que yo tuviera mis propias opiniones. Como cuando
la conversación pasó al tema de las pizarras bituminosas, por ejemplo. Uno de
los socios comerciales de Yunho, un geofísico llamado Roy Newkirk, se puso a hablar
entusiásticamente de las posibilidades de convertirlas en una alternativa al
petróleo convencional. Pero yo dije que había leído en alguna parte que eso
seria tan perjudicial para el medio ambiente como la extracción a pozo abierto.
Y además, procesar esas pizarras lanzaría enormes cantidades de dióxido de
carbono a la atmósfera, lo que me parecía un acto criminal. A menos que uno
pensara que el calentamiento global no estaba progresando lo bastante deprisa,
claro.
Roy acogió mis
comentarios con una sonrisa un tanto forzada.
—Yunho, ¿no te
advertí que nunca es aconsejable salir con un chico que lee?
Yunho parecía
divertido por mi franqueza.
—Eso ahorra muchas
discusiones —replicó——. ¿Para qué voy a molestarme en discutir cuando sé que
acabará ganando él?
—Espero que no te
habrá molestado que hablara —le murmuré después—. Siento haber discrepado de
Roy.
—Me gusta que un
chico diga lo que piensa —replicó—. Además, tú tenías razón. La tecnología
todavía está muy lejos de haber progresado lo suficiente para que merezca la
pena extraer petróleo de esas pizarras. Tal como están las cosas actualmente,
es dañino para el medio ambiente y sale demasiado caro.
Le lancé una mirada
especulativa.
—Si la tecnología
abaratara el proceso pero continuara siendo dañino para el medio ambiente, ¿lo
utilizarías?
—No... —dijo él, pero
antes de que pudiera explicarme por qué, fuimos interrumpidos por una carcajada
estentórea.
La manaza que cayó
sobre mi hombro hizo que me girase.
—Tío T. J. —exclamé—.
¡Cuánto tiempo sin vernos!
En realidad T. J.
Bolt no era tío mío, pero me conocía desde mi nacimiento. Era el amigo del alma
de papá, y yo sospechaba que siempre había estado enamorado en secreto de mi
madre. Le gustaban demasiado las mujeres y había contraído matrimonio nada menos
que cinco veces. T. J. era uno de los personajes más pintorescos del mundillo
del petróleo.
Cuando era joven, T.
J. empezó a amasar su fortuna en el este trabajando para una empresa que
suministraba maquinaria de perforación. Se las había arreglado para encontrar dinero
con el que comprar algo de tierra y los derechos mineros de unos campos
petrolíferos bastante productivos, y luego había empleado los beneficios
obtenidos para comprar más tierra, y más tierra. Acabó siendo uno de los dueños
del cotarro. Y ahora los localizadores de terrenos de todas las grandes
petroleras le iban detrás, con la esperanza de negociar contratos de arrendamiento
que podían valer su peso en oro.
T. J. era una
auténtica montaña con forma humana. Aún más alto que Yunho, debía de sacarle
sus buenos cincuenta kilos. Un Rolex carísimo con pulsera de oro y diamantes
circundaba una de aquellas muñecas que parecían solomillos. Un dedo del grosor
de una morcilla lucía un aparatoso anillo de oro.
Incluso de pequeñito
me había visto sometido a la desconcertante costumbre que tenía T. J. de besar
en los labios a todos los chicos como yo cualquiera que fuese su edad. Esa
noche no supuso ninguna excepción a la regla, y tuve que aguantar cómo
depositaba en mis labios un besazo que olía a silla de montar, colonia barata y
puros La Única.
— ¿Qué hace mi chico
favorito —preguntó con su vozarrón de trueno— en compañía de este sinvergüenza?
—Buenas noches, señor
—dijo Yunho con una sonrisa, al tiempo que le tendía la mano para estrechársela.
— ¿Conocías ya al
señor Jung? —le pregunté a T. J.
—Hace tiempo hablamos
sobre la propiedad que tengo —respondió con una sonrisa—. Pero no hubo manera
de ponernos de acuerdo sobre los términos. Un hombre ha de tener unos bolsillos
muy hondos para hacer tratos conmigo.
—T. J. no se conforma
con los bolsillos —dijo Yunho con expresión cariacontecida—. Él quiere los
pantalones enteros.
El anciano rió
sonoramente. Me rodeó con un brazo enorme y me apretó contra su corpachón, y
luego le lanzó una mirada elocuente a Yunho.
—Procura tratar bien
a este jovencito —dijo——. Fue criado por la dama más grande que haya honrado
jamás al país.
—Sí señor, lo haré.
Después de que T. J.
se hubiera alejado con sus pesados andares de gotoso, me volví hacia Yunho.
Él se encogió de hombros
y sonrió melancólicamente.
—Nos quedamos
atascados en la bonificación. —Como vio que yo lo miraba con cara de no entender,
se explicó—: Cuando el propietario del terreno firma el contrato de
arrendamiento, normalmente recibe una bonificación de la otra parte. A veces
puede tratarse de una cantidad sustanciosa, si el terreno promete y hay pozos
en actividad cerca. Pero la bonificación siempre es baja cuando el terreno no
justifica que pagues demasiado por él.
—Y T. J. quería una
jugosa bonificación, ¿no?
—Más grande de lo que
estaría dispuesto a pagar ningún hombre en sus cabales. Y yo creo en los
riesgos calculados, no en tirarse a un precipicio.
—Siento que T. J. no
estuviera dispuesto a ser razonable.
Yunho volvió a
encogerse de hombros y sonrió.
—Esperaré. La cosa
acabará saliendo adelante. Y Dios sabe que ya tengo en marcha bastantes asuntos
con los que ir ganando dinero. —Me miró, tan cortés como siempre—. ¿Quieres que
nos vayamos a casa?
—No, ¿por qué iba
a...? —Me callé cuando vi la chispa que brilló en sus ojos cafes. Enseguida supe
por qué quería ir a casa. Opté por hacerme el recatado —. Aún no hemos visto
toda la exhibición.
—Cariño, no necesitas
ver el resto de la exhibición. Yo puedo contarte todo lo que quieras saber
sobre las «torres como arrecifes».
Mi sonrisa se
ensanchó.
—Así que eres lo que
se dice todo un experto en el tema, ¿eh? —Como ya estaba familiarizado con su
sorprendente capacidad para acordarse de los hechos hasta el último detalle,
eso no me sorprendió demasiado.
—Pregúntame lo que
quieras — dijo él sin hacerse de rogar.
Empecé a juguetear
con un botón de su camisa.
— ¿Las torres de
perforación realmente hacen algo para contribuir al aumento de la población
piscícola?
—Según un científico
del Instituto de Ciencias Marinas, sí. Los arrecifes atraen a ciertas especies
de peces, pero aun así eso no explica que semejantes cantidades de peces acudan
de todo el océano para congregarse alrededor de la torre. Así que no cabe duda
de que en esas zonas los peces se están reproduciendo. —Hizo una pausa y
preguntó con una sonrisita esperanzada—. ¿Suficiente?
Sacudí la cabeza y le
miré el cuello, allí donde la piel era lisa, morena y muy apetecible. Me encantaba
el sonido de su voz, la espesa miel de su acento.
— ¿La torre sigue
siendo propiedad de la compañía después de que le cortan el extremo de arriba?
—pregunté.
—No, es donada, que
adquiere la propiedad sobre ella. Luego la compañía dona la mitad de lo que se
ahorra en impuestos al Programa de Arrecifes Artificiales.
— ¿Cuánto tardan los
peces en acudir a... a la estructura que dejan en el agua?
—Eso es lo que
llamamos una funda de perforación. —Me pasó los dedos por la manga —. Después
de que la funda de perforación haya sido derribada y lleve unos seis meses en su
nuevo emplazamiento, ya estará recubierta por toda clase de plantas e
invertebrados; el coral duro se habrá agrupado cerca de la parte de arriba,
donde hay más luz, y entonces llegan los peces. —Se inclinó sobre mí y dejó que
su boca rozara el extremo de mi ceja—. ¿Quieres que te hable de la cadena
alimenticia?
Aspiré el aroma de su
piel.
—Oh, sí.
Su mano fue hacia mi
codo y empezó a acariciármelo suavemente.
—Pues verás, tenemos
una pececito que va nadando tan tranquilo, y entonces aparece un pescadote que
anda muerto de hambre y...
— ¡Jae! —lo cortó
alegremente una vocecita chillona, y sentí que un par de bracitos me rodeaban
la cintura. Era el hermano pequeño de Junsu, Junho.
Lo abracé y me
incliné para besarle la coronilla.
—Junho, hay que ver
qué guapo estás —dije, contemplandolo.
Él se sonrojó de
placer.
— ¿Cuándo volverás a
pasar la noche en mi casa?
—No sé, cielo. A lo
mejor...
— ¡Ostras, pero si
has venido con Yunho! —exclamó él al reparar en mi acompañante. Corrió a
abrazarlo, sin dejar de parlotear—. Jae, ¿sabías que Yunho llevó en coche al
hospital a mi mamá la noche que yo nací? Había tormenta, y todo estaba
inundado, y entonces apareció él al volante de una vieja camioneta azul.
Miré a Yunho.
—Se le da bastante
bien rescatar a la gente — dije sonriendo.
Una sombra de recelo
ensombreció la mirada de Yunho cuando dos personas más se reunieron con
nosotros: Yoochun y Junsu.
— ¡Yunho! — dijo él,
cogiéndole la mano para apretársela afectuosamente.
Él le sonrió.
—Hola, Junsu. ¿Cómo
está el pequeño?
—Estupendamente. Chul
está en casa con su abuelo. A Joon Gyu le encanta cuidar de él — dijo, y le
brillaron los ojos—. Al precio que salen las canguros, siempre que podemos
recurrimos a él.
—Junsu — dijo Junho,
tirándole de la mano—, ¿quieres venir a ver las pirañas? Hay un tanque lleno de
ellas ahí al fondo.
—Vale — dijo él con
una risita—. Lo siento, chicos. Enseguida volvemos.
Mientras Junsu se
iba, Yoochun contempló a Yunho por un instante. El ambiente se cargó de tensión
hasta que mi hermano le tendió la mano para estrechársela.
—Gracias — dijo—.
Estoy en deuda contigo por rescatar a mi hermano de ese ascensor. Si hay algo
que pueda hacer para corresponder...
—No es necesario — dijo
Yunho. La sinceridad de Yoochun parecía haberlo cogido desprevenido y por
primera vez desde que lo conocía vi que le costaba reaccionar, como si se sintiera un poco violento—. No me debes nada. Después
de la mala jugada que te hice con el acuerdo comercial sobre biocarburantes que
estabas negociando...
—Eso lo compensaste
sobradamente hace un par de semanas —dijo Yoochun —. Saber que Jae está a
salvo, y que es feliz, lo significa todo para mí. Mientras tu compañía siga
siendo tan buena para él, no tendrás problemas conmigo.
—Entiendo.
No me gustaba nada
que hablaran de mí como si no estuviese presente.
—Eh, Yoochun, ¿has
visto a Hyun Joong? —pregunté—. Se suponía que iba a venir esta noche.
—Y ha venido. Se
encontró con un antiguo novio suyo en el bar. Por lo que he visto, se diría que
tienen varias cosas que contarse.
Puse los ojos en
blanco.
—Podrías formar una
cadena con los antiguos novios de Hyun Joong.
Entonces oí sonar un
móvil, y Yunho lo sacó de su chaqueta. Miró el número y parpadeó dos veces.
—Disculpenme —nos
dijo—. Tengo que responder a esta llamada. ¿Les importa?
—Adelante —dije.
—Gracias. — Yunho
abrió su móvil y se alejó a través del gentío hasta una balconada exterior.
Asolas con Yoochun,
sonreí tímidamente, preguntándome si iba a recibir alguna clase de reprimenda.
—Estás magnífico
—dijo mi hermano mientras me repasaba con la mirada—. Se te ve muy feliz.
Hacía mucho tiempo
que nadie me decía eso.
—Lo soy —admití, sin
saber qué cara poner—. Yoochun, siento mucho si te he complicado la vida, iniciando
una relación con alguien del pasado de Junsu...
—No me has complicado
la vida —dijo él con dulzura, y luego me sorprendió añadiendo—: No siempre
puedes escoger por quién te sientes atraído. Cuando conocí a Junsu, lo primero
que pensé fue que era otro de esos novios que papá siempre se empeñaba en
ponerme delante... y admito que me comporté como un gilipollas. —Sonrió
irónicamente—. Pero incluso entonces, ya percibí en él algo que me llegaba muy
adentro, cada vez que lo veía. —Metió las manos en los bolsillos y frunció el
ceño—. Jae, después de la intervención de Yunho, tengo muy claro que estoy
obligado a darle una oportunidad. Pero si te hace daño...
—Si se le ocurre
hacerme daño, tienes mi permiso para molerlo a palos —dije, lo que lo hizo sonreír.
Me acerqué un poco más, para que nadie nos oyera—. Sin embargo, si al final la
cosa acaba mal... igual saldré adelante, Yoochun. Ahora soy mucho más fuerte
que hace unos meses. Yunho me ha ayudado a superar algunos de los problemas que
tuve después de lo de Siwon. Así que haga lo que haga en el futuro, siempre le
estaré agradecido por eso.
Yunho regresó, y supe
sólo con mirarlo que algo iba terriblemente mal. Su rostro no mostraba ninguna
expresión, pero había palidecido y tenía la mirada distante de un hombre cuya mente
está operando en muchos niveles a la vez.
—Jae. —La voz también
era diferente, seca y rasposa como papel de lija—. Mi madre acaba de llamarme.
Ha surgido un asunto de familia del que tengo que ocuparme, y no puede esperar.
—Oh, Yunho...
—Hubiese querido abrazarlo, poder hacer algo que lo tranquilizara o servirle de
consuelo—. ¿Le ha pasado algo a tu madre?
—No; está
perfectamente.
—Ahora mismo nos
vamos y...
—No —replicó
cortante, y luego intentó relajarse porque se dio cuenta de que no tenía por
qué haber empleado ese tono—. No es la clase de asunto que deba preocuparte,
cariño. Tengo que resolverlo yo solo.
— ¿Puedo ayudarte en
algo? —intervino Yoochun.
—Ocúpate de Jae —dijo
Yunho, asintiendo con la cabeza—. Asegúrate de que llega bien a casa. —Me miró,
los ojos opacados—. Lo siento. Lamento mucho tener que irme así.
— ¿Me llamarás luego?
—Claro. Ya... —Se
calló, como si le faltaran las palabras, y volvió a mirar a mi hermano.
—Yo me encargo de mi
hermano —dijo Yoochhun—. No te preocupes por él.
—Gracias.
Y se fue, con los
ojos clavados en el suelo como si estuviera preparándose para atravesar todos
los obstáculos que pudieran surgirle en el camino.
—Puede que uno de sus
hermanos se haya puesto enfermo, o quizás ha tenido un accidente.
Yoochun sacudió la
cabeza.
—Cualquiera sabe.
Aunque...
— ¿Aunque qué?
—Si fuera algo así,
creo que lo habría dicho.
Eso hizo que empezara
a preocuparme por Yunho.
—Tendría que haberme
llevado con él —musité—. Odio que la gente haga las cosas a espaldas mías. Y
tampoco es que vaya a poder disfrutar mucho de la velada cuando sé que Yunho tiene
problemas. Debería estar con él.
Oí suspirar a mi
hermano.
—Venga, vamos a ver
si encontramos a Junsu y Junho. Prefiero mirar un tanque lleno de peces
devoradores de hombres que darle vueltas a la cabeza preguntándome en qué clase
de follón puede estar metido Jung Yunho.
o también que estaba todo entre jae y yunho y ahora esto de su familia si que me a dejado intrigada me voy a leer el siguiente para salir de la duda bye
ResponderEliminarnooooo ya sabia que debia haber algo oculto que Yunhono quiere que Jae se entere .....mmmm pero e pregunto que sera ? Yunho espero que no hagas sufrir a Jae ademas creo que lo lastimarias mucho....
ResponderEliminarA seguir leyendo, gracias por la actulizacion
Creo que está apunto de develarse el secreto del perfecto Yunho. Muero de ansias! !!
ResponderEliminarhuyyyyyy y ahora que e lp que esconde yunnie eh
ResponderEliminarpronto lo sabre next next jejejejeje
Bueno, al menos Yoochun ya empieza a aceptar a Yunho, espero que los demas lo hagan tambien.
ResponderEliminarMe quede intrigada por saber que es lo que paso con la madre de Yunho.
Alerta alerta!!!! Aquí vienen los problemas !!! Y ahora que royo se trae yunho??? Ya no quiero que Jae sufra
ResponderEliminarque problemas tendrá la mama de yunho? que no se nada grave please...
ResponderEliminarMe alegra que yoochun le de una oportunidad a Yunho para que este con jaejoong :3
ya va un hermano que acepta esa relación :) faltan 2 hermanos mas y un papa XDDD!
wiii nop porque lo bueno no dura para siempre y aqui viena los problemas otra vez
ResponderEliminarAhora viene el drama de la historia. ¿Quién habrá llamado?
ResponderEliminartan bien que iba todo... ahora seguro empieza el drama x_x
ResponderEliminarOooh! sera que eso de ahora tendrá algo que ver con lo que oculta Yunho??
ResponderEliminarMe gusto la posición que ha tomado Yoochun de toda la familia me parece que es el más sensato, Espero que no sea nada grave lo de Yunho no quisiera que tuviera problemas con Jae por eso.
ResponderEliminarqué habrá pasado con la familia de Yunho??
ResponderEliminarJae está tan preocupado
de a poco la familia o mejor dicho los hermanos de Jae van aceptando a regañadientes ,a Yunho como pareja de Jae. buen paso
gracias por el capítulo
Me imagino que el asunto familiar de Yunho tiene que ver con su padre, por eso no quizo llevar a Jae con él. A Yunho y o ya lo a aceptado Yoochun que es el que más le importa a Jae unos demás seguro lo aceptarán aunque estén celosos.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞