viernes, 11 de abril de 2014

El diablo de los ojos cafes: Capítulo 13

CAPÍTULO 13


—Vamos a ver si lo he entendido bien —le dije a Hyun Joong, plantado ante la puerta de su apartamento—. ¿Sigues emperrado en no dejarle pasar una a Yunho aunque me salvó la vida hace dos semanas? ¿Qué tiene que hacer para que lo trates con un mínimo de educación?... ¿Encontrar una cura para el cáncer? ¿Salvar al mundo del impacto de un asteroide?
Mi hermano me miró con exasperación.
—Tampoco he dicho que no fuera a ser educado con él. Hasta ahí puedo llegar.
—Caray, eso es todo un detalle por tu parte.
Aquella noche Yunho y yo íbamos a ir a una fiesta «torres como arrecifes» patrocinada por dos grandes compañías petroleras.
«Torres como arrecifes» era un programa en el que las compañías petroleras cortaban la parte superior de las torres en desuso y la dejaban en el fondo marino para crear un arrecife artificial.
Pese a las protestas de los ecologistas, a los peces parecía gustarles las torres de perforación abandonadas. Y las compañías petroleras estaban encantadas con el programa, porque les ahorraba una buena cantidad de millones que de otra forma hubiesen tenido que invertir en la recuperación de las torres de perforación que iban quedando fuera de servicio. Así que habían donado una gran sala de exhibición al Acuario de para mostrar lo mucho que, en su opinión, las «torres como arrecifes» beneficiaban.
Mi familia iba a asistir a la inauguración de la sala. Y yo me había desvivido por dejarles claro que no sólo asistiría al acto en compañía de Jung Yunho, sino que esperaba que los Kim se comportasen como seres racionales. Pero al parecer eso era demasiado pedir. Llamé a Changmin, quien me informó con voz tenebrosa de que Yunho me estaba utilizando, tal como había pronosticado él que haría. Y ahora era Hyun Joong el que se negaba a dar su brazo a torcer. Evidentemente me esperaba la misma reacción por parte de mi padre, cuyas opiniones eran tan inalterables como su grupo sanguíneo.
Eso dejaba únicamente a Yoochun como motivo de preocupación; pero yo me sentía razonablemente seguro de que se mostraría educado con Yunho, aunque sólo fuese para no hacerme pasar un mal rato. Al menos, eso era lo que había dado a entender cuando estuve hablando con él después del incidente del ascensor.
—Lo único que he dicho —continuó Hyun Joong —, es que Jung no debería esperar que los Kim lo pongamos en un pedestal sólo porque hizo lo que habría hecho cualquier otro tío. Ya te lo he dicho antes, es que si me hubieras llamado a mí o a Yoochun, cualquiera de los dos te habría sacado de ese ascensor en un periquete.
—Oh. Ahora lo entiendo.
Mi hermano me miró con los ojos entornados.
— ¿Qué es lo que entiendes?
—Estás cabreado porque no tuviste ocasión de lucirte. No soportas que nadie más sea un héroe. Eres el cavernícola que manda, y nadie tiene un garrote más grande que el tuyo.
—Maldita sea, Jae, deja de hacer eso. Esto no tiene nada que ver con el tamaño de mi garrote. —Su mirada fué de uno a otro extremo del pasillo—. Entra un momento, ¿quieres?
—No, todavía tengo que arreglarme y voy con el tiempo justo. Mejor subo a casa. Sólo quería pasar un momento a decirte que hicieras el favor de ser educado con mi... —Y entonces cerré la boca sin concluir la frase.
— ¿Con tu qué?
Sacudí la cabeza, desconcertado. Ni yo mismo tenía muy claro qué término debía emplear para referirme a Yunho. «Chico» sonaba demasiado a la época del instituto, y tampoco era apropiado, dado que Yunho estaba muy lejos de ser un chico. Amante... Bueno, eso era anticuado y melodramático. ¿Media naranja? ¿Amigo con derecho a roce? No y no.
—Con mi cita de esta noche —dije, y le lancé una mirada significativa—. Hablo en serio, Hyun Joong. Como te pases un pelo con Yunho, juro que te arranco la piel a tiras.
—No acabo de ver claro qué estás pidiendo. Si quieres mi aprobación, no la vas a obtener. Todavía no conozco lo suficiente a ese malnacido... y lo que sé de él no me gusta.
Siempre he tenido el genio muy vivo, y que Hyun Joong diera por sentado que mi vida amorosa dependía de que a él le cayera bien el hombre con quien la compartía fue la gota que colmó el vaso.
—No quiero tu aprobación —dije secamente—. Me conformo con un mínimo de buenos modales. Lo único que te estoy pidiendo es que no hagas ninguna gilipollez durante dos horas. ¿Crees que será posible?
—Mierda —masculló Hyun Joong, prolongando la palabra hasta que pareció convertirse en una frase entera—. Con lo mandon que estás últimamente, casi me entran ganas de compadecer a ese tío.

* * *

El acuario ofrecía una vista preciosa del horizonte urbano desde la sala de baile con enormes ventanales ubicada en el tercer piso. Se había organizado una recepción para al menos seiscientas personas, que entraban en un amplio vestíbulo con un gran tanque cilíndrico, seguían un recorrido pasando por delante de enjambres de tiburones, y paseaban por espacios diseñados para imitar un naufragio, un templo hundido en el océano, un pantano y una selva tropical.
Las preocupaciones que no habían dejado de rondarme la cabeza ante la perspectiva de acudir a una recepción en compañía de Yunho se evaporaron a los cinco minutos de nuestra llegada. Relajado y ocurrente, vi que no le costaba nada entablar conversación con la gente, y me llevaba de un lado a otro como si estuviéramos en su casa. Mientras iba presentándome a sus socios comerciales y sus respectivas parejas, y a unas cuantas amistades más, entendí que su presencia era bastante habitual en aquel mundillo. Aunque aún no había llegado a entrar en círculos tan selectos como mi familia, Yunho formaba parte de un grupo que dirigía las empresas pequeñas pero, innovadoras y flexibles, que estaban sacando un considerable provecho de las nuevas oportunidades comerciales.
Yunho y yo incluso teníamos varios conocidos comunes, algunos de los cuales me comentaron con una sonrisa que Yunho sería un partido excelente para un hombre capaz de domarlo. Comprendí que a su manera engañosamente indolente, Yunho estaba cautivando con suma destreza a los asistentes al acto. Parecía saber el nombre de todo el mundo, y tenía el don de estar tan pendiente de su interlocutor ocasional que lo hacía sentir la persona más importante de la celebración.
Al mismo tiempo, era un acompañante atentísimo que me traía una copa del bar, mantenía la mano ligeramente posada sobre mi espalda, o me susurraba al oído para hacerme reír. Cuando estábamos hablando con un grupo de gente, sentí que sus dedos desenredaban dos eslabones que se habían enganchado entre sí en la cadenita de oro del bolso que me colgaba del hombro.
Me había preguntado cómo me trataría Yunho en sociedad, si pretendería que yo actuara como satélite suyo. Eso era lo que Siwon había exigido siempre de mí. Pero para mi sorpresa, a Yunho no parecía importarle que yo tuviera mis propias opiniones. Como cuando la conversación pasó al tema de las pizarras bituminosas, por ejemplo. Uno de los socios comerciales de Yunho, un geofísico llamado Roy Newkirk, se puso a hablar entusiásticamente de las posibilidades de convertirlas en una alternativa al petróleo convencional. Pero yo dije que había leído en alguna parte que eso seria tan perjudicial para el medio ambiente como la extracción a pozo abierto. Y además, procesar esas pizarras lanzaría enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que me parecía un acto criminal. A menos que uno pensara que el calentamiento global no estaba progresando lo bastante deprisa, claro.
Roy acogió mis comentarios con una sonrisa un tanto forzada.
—Yunho, ¿no te advertí que nunca es aconsejable salir con un chico que lee?
Yunho parecía divertido por mi franqueza.
—Eso ahorra muchas discusiones —replicó——. ¿Para qué voy a molestarme en discutir cuando sé que acabará ganando él?
—Espero que no te habrá molestado que hablara —le murmuré después—. Siento haber discrepado de Roy.
—Me gusta que un chico diga lo que piensa —replicó—. Además, tú tenías razón. La tecnología todavía está muy lejos de haber progresado lo suficiente para que merezca la pena extraer petróleo de esas pizarras. Tal como están las cosas actualmente, es dañino para el medio ambiente y sale demasiado caro.
Le lancé una mirada especulativa.
—Si la tecnología abaratara el proceso pero continuara siendo dañino para el medio ambiente, ¿lo utilizarías?
—No... —dijo él, pero antes de que pudiera explicarme por qué, fuimos interrumpidos por una carcajada estentórea.
La manaza que cayó sobre mi hombro hizo que me girase.
—Tío T. J. —exclamé—. ¡Cuánto tiempo sin vernos!
En realidad T. J. Bolt no era tío mío, pero me conocía desde mi nacimiento. Era el amigo del alma de papá, y yo sospechaba que siempre había estado enamorado en secreto de mi madre. Le gustaban demasiado las mujeres y había contraído matrimonio nada menos que cinco veces. T. J. era uno de los personajes más pintorescos del mundillo del petróleo.
Cuando era joven, T. J. empezó a amasar su fortuna en el este trabajando para una empresa que suministraba maquinaria de perforación. Se las había arreglado para encontrar dinero con el que comprar algo de tierra y los derechos mineros de unos campos petrolíferos bastante productivos, y luego había empleado los beneficios obtenidos para comprar más tierra, y más tierra. Acabó siendo uno de los dueños del cotarro. Y ahora los localizadores de terrenos de todas las grandes petroleras le iban detrás, con la esperanza de negociar contratos de arrendamiento que podían valer su peso en oro.
T. J. era una auténtica montaña con forma humana. Aún más alto que Yunho, debía de sacarle sus buenos cincuenta kilos. Un Rolex carísimo con pulsera de oro y diamantes circundaba una de aquellas muñecas que parecían solomillos. Un dedo del grosor de una morcilla lucía un aparatoso anillo de oro.
Incluso de pequeñito me había visto sometido a la desconcertante costumbre que tenía T. J. de besar en los labios a todos los chicos como yo cualquiera que fuese su edad. Esa noche no supuso ninguna excepción a la regla, y tuve que aguantar cómo depositaba en mis labios un besazo que olía a silla de montar, colonia barata y puros La Única.
— ¿Qué hace mi chico favorito —preguntó con su vozarrón de trueno— en compañía de este sinvergüenza?
—Buenas noches, señor —dijo Yunho con una sonrisa, al tiempo que le tendía la mano para estrechársela.
— ¿Conocías ya al señor Jung? —le pregunté a T. J.
—Hace tiempo hablamos sobre la propiedad que tengo —respondió con una sonrisa—. Pero no hubo manera de ponernos de acuerdo sobre los términos. Un hombre ha de tener unos bolsillos muy hondos para hacer tratos conmigo.
—T. J. no se conforma con los bolsillos —dijo Yunho con expresión cariacontecida—. Él quiere los pantalones enteros.
El anciano rió sonoramente. Me rodeó con un brazo enorme y me apretó contra su corpachón, y luego le lanzó una mirada elocuente a Yunho.
—Procura tratar bien a este jovencito —dijo——. Fue criado por la dama más grande que haya honrado jamás al país.
—Sí señor, lo haré.
Después de que T. J. se hubiera alejado con sus pesados andares de gotoso, me volví hacia Yunho.
Él se encogió de hombros y sonrió melancólicamente.
—Nos quedamos atascados en la bonificación. —Como vio que yo lo miraba con cara de no entender, se explicó—: Cuando el propietario del terreno firma el contrato de arrendamiento, normalmente recibe una bonificación de la otra parte. A veces puede tratarse de una cantidad sustanciosa, si el terreno promete y hay pozos en actividad cerca. Pero la bonificación siempre es baja cuando el terreno no justifica que pagues demasiado por él.
—Y T. J. quería una jugosa bonificación, ¿no?
—Más grande de lo que estaría dispuesto a pagar ningún hombre en sus cabales. Y yo creo en los riesgos calculados, no en tirarse a un precipicio.
—Siento que T. J. no estuviera dispuesto a ser razonable.
Yunho volvió a encogerse de hombros y sonrió.
—Esperaré. La cosa acabará saliendo adelante. Y Dios sabe que ya tengo en marcha bastantes asuntos con los que ir ganando dinero. —Me miró, tan cortés como siempre—. ¿Quieres que nos vayamos a casa?
—No, ¿por qué iba a...? —Me callé cuando vi la chispa que brilló en sus ojos cafes. Enseguida supe por qué quería ir a casa. Opté por hacerme el recatado —. Aún no hemos visto toda la exhibición.
—Cariño, no necesitas ver el resto de la exhibición. Yo puedo contarte todo lo que quieras saber sobre las «torres como arrecifes».
Mi sonrisa se ensanchó.
—Así que eres lo que se dice todo un experto en el tema, ¿eh? —Como ya estaba familiarizado con su sorprendente capacidad para acordarse de los hechos hasta el último detalle, eso no me sorprendió demasiado.
—Pregúntame lo que quieras — dijo él sin hacerse de rogar.
Empecé a juguetear con un botón de su camisa.
— ¿Las torres de perforación realmente hacen algo para contribuir al aumento de la población piscícola?
—Según un científico del Instituto de Ciencias Marinas, sí. Los arrecifes atraen a ciertas especies de peces, pero aun así eso no explica que semejantes cantidades de peces acudan de todo el océano para congregarse alrededor de la torre. Así que no cabe duda de que en esas zonas los peces se están reproduciendo. —Hizo una pausa y preguntó con una sonrisita esperanzada—. ¿Suficiente?
Sacudí la cabeza y le miré el cuello, allí donde la piel era lisa, morena y muy apetecible. Me encantaba el sonido de su voz, la espesa miel de su acento.
— ¿La torre sigue siendo propiedad de la compañía después de que le cortan el extremo de arriba? —pregunté.
—No, es donada, que adquiere la propiedad sobre ella. Luego la compañía dona la mitad de lo que se ahorra en impuestos al Programa de Arrecifes Artificiales.
— ¿Cuánto tardan los peces en acudir a... a la estructura que dejan en el agua?
—Eso es lo que llamamos una funda de perforación. —Me pasó los dedos por la manga —. Después de que la funda de perforación haya sido derribada y lleve unos seis meses en su nuevo emplazamiento, ya estará recubierta por toda clase de plantas e invertebrados; el coral duro se habrá agrupado cerca de la parte de arriba, donde hay más luz, y entonces llegan los peces. —Se inclinó sobre mí y dejó que su boca rozara el extremo de mi ceja—. ¿Quieres que te hable de la cadena alimenticia?
Aspiré el aroma de su piel.
—Oh, sí.
Su mano fue hacia mi codo y empezó a acariciármelo suavemente.
—Pues verás, tenemos una pececito que va nadando tan tranquilo, y entonces aparece un pescadote que anda muerto de hambre y...
— ¡Jae! —lo cortó alegremente una vocecita chillona, y sentí que un par de bracitos me rodeaban la cintura. Era el hermano pequeño de Junsu, Junho.
Lo abracé y me incliné para besarle la coronilla.
—Junho, hay que ver qué guapo estás —dije, contemplandolo.
Él se sonrojó de placer.
— ¿Cuándo volverás a pasar la noche en mi casa?
—No sé, cielo. A lo mejor...
— ¡Ostras, pero si has venido con Yunho! —exclamó él al reparar en mi acompañante. Corrió a abrazarlo, sin dejar de parlotear—. Jae, ¿sabías que Yunho llevó en coche al hospital a mi mamá la noche que yo nací? Había tormenta, y todo estaba inundado, y entonces apareció él al volante de una vieja camioneta azul.
Miré a Yunho.
—Se le da bastante bien rescatar a la gente — dije sonriendo.
Una sombra de recelo ensombreció la mirada de Yunho cuando dos personas más se reunieron con nosotros: Yoochun y Junsu.
— ¡Yunho! — dijo él, cogiéndole la mano para apretársela afectuosamente.
Él le sonrió.
—Hola, Junsu. ¿Cómo está el pequeño?
—Estupendamente. Chul está en casa con su abuelo. A Joon Gyu le encanta cuidar de él — dijo, y le brillaron los ojos—. Al precio que salen las canguros, siempre que podemos recurrimos a él.
—Junsu — dijo Junho, tirándole de la mano—, ¿quieres venir a ver las pirañas? Hay un tanque lleno de ellas ahí al fondo.
—Vale — dijo él con una risita—. Lo siento, chicos. Enseguida volvemos.
Mientras Junsu se iba, Yoochun contempló a Yunho por un instante. El ambiente se cargó de tensión hasta que mi hermano le tendió la mano para estrechársela.
—Gracias — dijo—. Estoy en deuda contigo por rescatar a mi hermano de ese ascensor. Si hay algo que pueda hacer para corresponder...
—No es necesario — dijo Yunho. La sinceridad de Yoochun parecía haberlo cogido desprevenido y por primera vez desde que lo conocía vi que le costaba reaccionar, como si se sintiera un poco violento—. No me debes nada. Después de la mala jugada que te hice con el acuerdo comercial sobre biocarburantes que estabas negociando...
—Eso lo compensaste sobradamente hace un par de semanas —dijo Yoochun —. Saber que Jae está a salvo, y que es feliz, lo significa todo para mí. Mientras tu compañía siga siendo tan buena para él, no tendrás problemas conmigo.
—Entiendo.
No me gustaba nada que hablaran de mí como si no estuviese presente.
—Eh, Yoochun, ¿has visto a Hyun Joong? —pregunté—. Se suponía que iba a venir esta noche.
—Y ha venido. Se encontró con un antiguo novio suyo en el bar. Por lo que he visto, se diría que tienen varias cosas que contarse.
Puse los ojos en blanco.
—Podrías formar una cadena con los antiguos novios de Hyun Joong.
Entonces oí sonar un móvil, y Yunho lo sacó de su chaqueta. Miró el número y parpadeó dos veces.
—Disculpenme —nos dijo—. Tengo que responder a esta llamada. ¿Les importa?
—Adelante —dije.
—Gracias. — Yunho abrió su móvil y se alejó a través del gentío hasta una balconada exterior.
Asolas con Yoochun, sonreí tímidamente, preguntándome si iba a recibir alguna clase de reprimenda.
—Estás magnífico —dijo mi hermano mientras me repasaba con la mirada—. Se te ve muy feliz.
Hacía mucho tiempo que nadie me decía eso.
—Lo soy —admití, sin saber qué cara poner—. Yoochun, siento mucho si te he complicado la vida, iniciando una relación con alguien del pasado de Junsu...
—No me has complicado la vida —dijo él con dulzura, y luego me sorprendió añadiendo—: No siempre puedes escoger por quién te sientes atraído. Cuando conocí a Junsu, lo primero que pensé fue que era otro de esos novios que papá siempre se empeñaba en ponerme delante... y admito que me comporté como un gilipollas. —Sonrió irónicamente—. Pero incluso entonces, ya percibí en él algo que me llegaba muy adentro, cada vez que lo veía. —Metió las manos en los bolsillos y frunció el ceño—. Jae, después de la intervención de Yunho, tengo muy claro que estoy obligado a darle una oportunidad. Pero si te hace daño...
—Si se le ocurre hacerme daño, tienes mi permiso para molerlo a palos —dije, lo que lo hizo sonreír. Me acerqué un poco más, para que nadie nos oyera—. Sin embargo, si al final la cosa acaba mal... igual saldré adelante, Yoochun. Ahora soy mucho más fuerte que hace unos meses. Yunho me ha ayudado a superar algunos de los problemas que tuve después de lo de Siwon. Así que haga lo que haga en el futuro, siempre le estaré agradecido por eso.
Yunho regresó, y supe sólo con mirarlo que algo iba terriblemente mal. Su rostro no mostraba ninguna expresión, pero había palidecido y tenía la mirada distante de un hombre cuya mente está operando en muchos niveles a la vez.
—Jae. —La voz también era diferente, seca y rasposa como papel de lija—. Mi madre acaba de llamarme. Ha surgido un asunto de familia del que tengo que ocuparme, y no puede esperar.
—Oh, Yunho... —Hubiese querido abrazarlo, poder hacer algo que lo tranquilizara o servirle de consuelo—. ¿Le ha pasado algo a tu madre?
—No; está perfectamente.
—Ahora mismo nos vamos y...
—No —replicó cortante, y luego intentó relajarse porque se dio cuenta de que no tenía por qué haber empleado ese tono—. No es la clase de asunto que deba preocuparte, cariño. Tengo que resolverlo yo solo.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —intervino Yoochun.
—Ocúpate de Jae —dijo Yunho, asintiendo con la cabeza—. Asegúrate de que llega bien a casa. —Me miró, los ojos opacados—. Lo siento. Lamento mucho tener que irme así.
— ¿Me llamarás luego?
—Claro. Ya... —Se calló, como si le faltaran las palabras, y volvió a mirar a mi hermano.
—Yo me encargo de mi hermano —dijo Yoochhun—. No te preocupes por él.
—Gracias.
Y se fue, con los ojos clavados en el suelo como si estuviera preparándose para atravesar todos los obstáculos que pudieran surgirle en el camino.
—Puede que uno de sus hermanos se haya puesto enfermo, o quizás ha tenido un accidente.
Yoochun sacudió la cabeza.
—Cualquiera sabe. Aunque...
— ¿Aunque qué?
—Si fuera algo así, creo que lo habría dicho.
Eso hizo que empezara a preocuparme por Yunho.
—Tendría que haberme llevado con él —musité—. Odio que la gente haga las cosas a espaldas mías. Y tampoco es que vaya a poder disfrutar mucho de la velada cuando sé que Yunho tiene problemas. Debería estar con él.
Oí suspirar a mi hermano.
—Venga, vamos a ver si encontramos a Junsu y Junho. Prefiero mirar un tanque lleno de peces devoradores de hombres que darle vueltas a la cabeza preguntándome en qué clase de follón puede estar metido Jung Yunho.

14 comentarios:

  1. o también que estaba todo entre jae y yunho y ahora esto de su familia si que me a dejado intrigada me voy a leer el siguiente para salir de la duda bye

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  2. nooooo ya sabia que debia haber algo oculto que Yunhono quiere que Jae se entere .....mmmm pero e pregunto que sera ? Yunho espero que no hagas sufrir a Jae ademas creo que lo lastimarias mucho....

    A seguir leyendo, gracias por la actulizacion

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  3. Creo que está apunto de develarse el secreto del perfecto Yunho. Muero de ansias! !!

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  4. huyyyyyy y ahora que e lp que esconde yunnie eh
    pronto lo sabre next next jejejejeje

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  5. Bueno, al menos Yoochun ya empieza a aceptar a Yunho, espero que los demas lo hagan tambien.

    Me quede intrigada por saber que es lo que paso con la madre de Yunho.

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  6. Alerta alerta!!!! Aquí vienen los problemas !!! Y ahora que royo se trae yunho??? Ya no quiero que Jae sufra

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  7. que problemas tendrá la mama de yunho? que no se nada grave please...
    Me alegra que yoochun le de una oportunidad a Yunho para que este con jaejoong :3
    ya va un hermano que acepta esa relación :) faltan 2 hermanos mas y un papa XDDD!

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  8. wiii nop porque lo bueno no dura para siempre y aqui viena los problemas otra vez

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  9. Ahora viene el drama de la historia. ¿Quién habrá llamado?

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  10. tan bien que iba todo... ahora seguro empieza el drama x_x

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  11. Oooh! sera que eso de ahora tendrá algo que ver con lo que oculta Yunho??

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  12. Me gusto la posición que ha tomado Yoochun de toda la familia me parece que es el más sensato, Espero que no sea nada grave lo de Yunho no quisiera que tuviera problemas con Jae por eso.

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  13. qué habrá pasado con la familia de Yunho??
    Jae está tan preocupado
    de a poco la familia o mejor dicho los hermanos de Jae van aceptando a regañadientes ,a Yunho como pareja de Jae. buen paso
    gracias por el capítulo

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  14. Me imagino que el asunto familiar de Yunho tiene que ver con su padre, por eso no quizo llevar a Jae con él. A Yunho y o ya lo a aceptado Yoochun que es el que más le importa a Jae unos demás seguro lo aceptarán aunque estén celosos.

    Gracias!!! 💗💕💞

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