CAPÍTULO 10
Retrocedí mientras
trataba de soltarme, pero él me siguió a través del umbral. La sonrisa no abandonó
sus labios ni un solo instante. Le aparté la mano de un golpe y me encaré con
él, tratando de que no se me notara lo alarmado que estaba.
Me sentía como
atrapado en una pesadilla. Lo primero que pensé fue que aquello no podía ser real,
pero el miedo, la furia y la impotencia zumbaban en torno a mí como un enjambre
de insectos, y aquella sensación me era demasiado familiar. Había sido mi
realidad cotidiana durante casi dos años.
Siwon tenía un
aspecto magnífico, bronceado y en forma, aunque me pareció que pesaba un poco
más que cuando estábamos casados. La nueva redondez de su cara le confería ese
aire juvenil que luego va desentonando cada vez más conforme pasan los años.
Pero en conjunto parecía el vivo retrato del hombre responsable, que ha sabido
sentar cabeza y se gana muy bien la vida.
Sólo alguien que lo
conociera como yo sabría que dentro llevaba un monstruo.
Él soltó una risita
perpleja, como si no viera ninguna razón para que yo lo hiciera objeto de un
recibimiento tan hostil.
—Por Dios. Hace meses
que no te veo, ¿y eso es lo primero que se te ocurre decirme?
—No te he invitado a
venir aquí. ¿Cómo has sabido en qué apartamento vivo? ¿Cómo te las has
arreglado para saltarte al conserje? — el portero nunca dejaba entrar a las
personas que no residían en el edificio sin haberse asegurado de que estaban
autorizadas a subir.
—Averigüé dónde
trabajas y fui allí. Estuve hablando con tu jefe Moo Kyul, y él me dijo que vives
en el edificio. Me dio el número de tu apartamento y me dijo que subiera
directamente. Un hombre encantador, por cierto. Se ofreció a enseñarme la
ciudad.
—En el fondo se parecen
mucho —dije lacónicamente. ¡Dichoso Moo Kyul! Con todo lo que había llegado a
contarle sobre mi pasado, a esas alturas ya debería tener muy claro que mi ex marido
y yo no habíamos quedado en muy buenos términos. Aunque pensándolo bien,
tampoco era de extrañar que aprovechara cualquier ocasión de complicarme la
vida.
Siwon avanzó un paso
más.
— ¿Qué quieres?
—pregunté, al tiempo que retrocedía ante él.
—Sólo ver cómo estás
y saludarte. Tengo pendiente una entrevista laboral para un puesto en una
compañía aseguradora. Necesitan alguien entendido en peritajes. Estoy seguro de que conseguiré el puesto, porque soy justo la
clase de tío que andan buscando.
¿Iba a acudir a una
entrevista laboral para un empleo? Me entraron náuseas sólo de pensarlo. Una
ciudad con dos millones de habitantes seguía sin ser lo bastante grande para
que me sintiera capaz de compartirla con mi ex marido.
—Los planes que
puedas haber hecho para tu carrera no me interesan —dije, tratando de impedir
que me temblara la voz—. Tú y yo ya no tenemos nada que ver el uno con el otro.
—Di un par de pasos hacia el teléfono—. Vete, o tendré que llamar a los de
seguridad.
—Ya estamos otra vez
con el drama —murmuró Siwon, poniendo los ojos en blanco—. He venido a hacerte
un favor, y si me dejaras hablar para...
Él sacudió la cabeza,
como si estuviese ante un niño pequeño enrabietado.
—Vale. Dios... Tengo
unas cuantas cosas que son de tu propiedad. Me gustaría devolvértelas.
_ ¿Qué cosas?
—Pues por ejemplo un
bolso... y aquella pulsera con los colgantitos de la suerte que te dejó tu tía Yoo
Sun.
Yo le había pedido a
mi abogado que solicitara la devolución de la pulsera, y Siwon había respondido
que no tenía ni idea de adónde había ido a parar. Yo sabía que no era así, naturalmente.
Pero la posibilidad de recuperarla me produjo una punzada de nostalgia. Aquel pedacito
de mi pasado significaba mucho para mí.
—Qué bien—dije, como
si en el fondo me diera igual—. ¿Dónde la tienes?
—En mi hotel.
Podríamos quedar mañana, y te la doy.
—Mándamela por
mensajero.
Siwon sonrió.
—Me temo que en esta
vida todo tiene su precio, Jaejoong. Puedes recuperar tus pertenencias, incluida
esa pulsera... pero para ello tendrás que quedar conmigo. Sólo para hablar. Lo
que es por mí podemos vernos en un lugar público, si eso hace que te sientas
más tranquilo.
—Lo único que quiero
es que te vayas —dije, mientras me preguntaba cuándo aparecería Yunho. En
cualquier momento, probablemente. Y entonces a saber lo que pasaría. El sudor
empezó a acumulárseme, haciendo que la ropa se me pegara—. Estoy esperando a
alguien, Siwon.
Pero nada más
decirlo, supe que había cometido un error. En lugar de obligarlo a que se fuera,
eso garantizaba que se quedaría. Siwon quería echarle un vistazo al siguiente
candidato.
—Dijiste que no
estabas saliendo con nadie.
—Bueno, pues resulta
que ahora estoy saliendo con alguien.
— ¿Cuánto hace que lo
conoces?
Lo miré sin
pestañear, decidido a no responder.
— ¿Sabe que existo?
—insistió Siwon.
—Sabe que estoy
divorciado.
— ¿Ya han follado o
todavía no han llegado a eso? —El tono era suave, pero había desprecio y furia
en su mirada.
—No tienes ningún
derecho a preguntarme esas cosas.
—Bueno, puede que él
tenga más suerte que yo a la hora de descongelarte.
—Puede que ya la haya
tenido —repliqué, y tuve la satisfacción de ver que abría los ojos con una
mezcla de furia y sorpresa.
Entonces vi
movimiento, alguien que avanzaba hacia la puerta del apartamento..., la silueta
alta y esbelta de Yunho. Se detuvo un instante, evaluando la situación. Y
entornó los ojos cuando Siwon se volvió para encararse con él.
Yunho entendió al
momento quién era mi visitante. Le bastó con percibir la tensión que flotaba en
la atmósfera, y con ver lo pálido que estaba yo.
Nunca hubiera
imaginado que haría comparaciones físicas directas entre aquellos dos hombres.
Sin embargo, ambos presentes en la misma habitación, era imposible contenerse. Siwon
era más guapo, con unas facciones más menudas y mejor definidas. Pero la tosca
apostura viril de Yunho y su seguridad en sí mismo hacían que mi ex pareciese
curiosamente insignificante, como si lo hubieran sacado del horno todavía a
medio hacer.
Nada más ver a Yunho,
el porte agresivo de Siwon se atenuó considerablemente, y de hecho llegó a dar
un paso atrás. No sé con qué clase de hombre había imaginado que salía yo, pero
estaba claro que no era ésa. Mi ex siempre se había sentido superior al resto
del mundo, y yo nunca lo había visto tan intimidado.
Se me ocurrió pensar
que Yunho, un macho en estado puro, era algo así como la versión auténtica de
lo que Siwon siempre estaba fingiendo ser. Y como Siwon sabía que en el fondo
no pasaba de ser un sucedáneo de hombre, por eso le daban aquellos estallidos
ocasionales de rabia de los que yo había sido víctima.
Yunho entró en el
apartamento y vino hacia mí sin ninguna vacilación, pasando junto a Siwon como
si éste no existiera. Me estremecí cuando me pasó el brazo por la cintura, y
advertí que el café de sus ojos era un poco más oscuro que de costumbre cuando
bajó la mirada hacia mí.
—Jae —murmuró.
El sonido de su voz
pareció romper un cepo invisible que me estuviera oprimiendo los pulmones, y
sólo entonces reparé en que había estado conteniendo la respiración sin darme cuenta.
Tragué aire. Yunho me apretó suavemente con el brazo, y sentí que una parte de
su vitalidad fluía hacia mí como en una repentina descarga eléctrica.
—Esto es para ti
—dijo luego, al tiempo que me ponía algo en la mano.
Bajé la mirada.
Flores. Un ramo precioso, toda una elegante combinación de colores y aromas envuelta
en papel de regalo.
—Gracias —logré
murmurar.
Él sonrió levemente.
—Ve a ponerlas en
agua, cariño. —Y entonces, por increíble que pudiera parecer, me dio una palmadita
en el trasero, sin importarle que Siwon estuviera delante. La clásica señal
masculina de «esto es de mi propiedad».
Oí cómo mi ex tragaba
aire con un jadeo ahogado. Lo miré con el rabillo del ojo y vi cómo los inicios
del enfado ya le encendían la cara. Hubo una época en la que esa oleada de
furia habría anunciado que yo estaba a punto de pasarlo muy mal. Pero ya no.
Sentí una extraña
mezcla de emociones: una vaga inquietud al ver que Siwon se estaba poniendo
furioso por momentos, una sombra de disgusto porque Yunho hubiera... Pero por
encima de todo una sensación de triunfo, porque sabía que por muchas ganas de
venganza que pudiera tener Siwon, ahora le sería imposible satisfacerlas.
Y aunque yo nunca le
había dado demasiada importancia al hecho de que Yunho fuera tan imponente
físicamente, en aquel momento me encantó. Porque si había algo capaz de
imponerle respeto a un matón como Siwon, era hallarse ante un matón más grande
que él.
— ¿Qué te ha hecho
dejar la ciudad? —preguntó Yunho con tranquila desenvoltura mientras yo iba
hacia el fregadero de la cocina.
—Una entrevista de
trabajo —replicó Siwon, en un tono mucho más contenido que antes—. Soy Choi Siwon.
Jaejoong y yo...
—Ya sé quién eres.
—No me acuerdo de
tu...
—Jung Yunho.
Cuando volví la
cabeza, vi que ambos obviaban el consabido apretón de manos. A Siwon el nombre
le sonaba de algo —hubo un conato de reconocimiento en sus facciones—, pero no
acababa de situarlo.
—Jung... ¿No tuviste
una especie de encontronazo con los Kim?
—Se podría decir que
sí —replicó Yunho, impertérrito. Una pausa deliberada, y luego añadió—: Pero
últimamente me he hecho muy amigo de alguien de la familia.
Se estaba refiriendo
a mí, naturalmente. Era evidente que no pararía hasta que Siwon perdiera los
estribos. Le lancé una mirada de advertencia, que no fue tenida en cuenta, y vi
el espasmo de indignación que cruzó el rostro de mi ex.
—Siwon ya se iba —me
apresuré a decir—. Adiós, Siwon.
—Te llamaré —dijo él.
—Preferiría que no lo
hicieras. —Me volví nuevamente hacia el fregadero, incapaz de seguir mirando a
mi ex un segundo más.
—Ya la has oído
—murmuró Yunho. Y luego hubo algo más, un breve intercambio de palabras antes
de que la puerta se cerrara.
Exhalé un suspiro
tembloroso, sin darme cuenta de que estaba estrujando los tallos de las flores
hasta que bajé la mirada y vi un poquito de sangre en la yema de mi pulgar
derecho. Una espina me había atravesado la piel. Abrí el grifo y dejé correr el
agua para limpiarla, y luego llené un jarrón y puse las flores en él.
Yunho apareció detrás
de mí y dejó escapar una exclamación ahogada cuando vio la sangre en mi mano.
—No es nada—dije,
pero él me cogió la mano y la mantuvo debajo del agua. Cuando la diminuta
herida hubo quedado bien limpia, cogió un trozo de papel de cocina y me la
envolvió.
—Hay que mantenerla
apretada unos momentos —dijo, inmóvil ante mí con el trozo de papel de cocina
sujeto contra mi palma.
La inesperada visita
de Siwon me había dejado tan alterado que no se me ocurría qué decir. Admití de
mala gana que no podía desprenderme de mi pasado como si fuera un par de
zapatos viejos. Nunca llegaría a quedar libre de él. Podía mudarme de casa,
pero Siwon siempre sería capaz de encontrarme y entonces volvería a entrar en
mi vida, para recordarme una serie de cosas que yo deseaba olvidar.
—Mírame — dijo Yunho.
Yo no quería hacerlo.
Sabía que no le costaría nada leerme la cara. Seung me había dicho: «Tú mira sus ojos. Incluso cuando está
haciendo su numerito de tío legal, no hay un solo segundo en el que no esté
tomando medidas, averiguando cosas.»
Pero me obligué a
sostenerle la mirada.
— ¿Sabías que él
estaba en la ciudad? —preguntó.
—No, ha sido toda una
sorpresa.
— ¿Qué quería?
—Devolverme algunas
cosas mías.
— ¿Como cuáles?
Sacudí la cabeza. No
me sentía de humor para hablarle de la pulsera de tía Yoo Sun. Y no pensaba
explicarle que no me la llevé conmigo porque acababan de darme una paliza y me
habían echado de mi propia casa.
—Nada que me interese
—mentí. Liberé mi mano y aparté el pañuelo de papel—. ¿Qué le dijiste a Siwon en
la puerta?
—Le dije que si
volvía a aparecer por aquí, le haría una cara nueva.
Di un respingo.
—No puedes haberle
dicho eso. — Él me miró con una sonrisita.
—Pues claro que se lo
dije.
—Serás... Oh, no
puedo creer que te sintieras con derecho a...—Estaba tan furioso que me faltaban
las palabras, y opté por quedarme callado.
Yunho se mantuvo
impertérrito.
—Era lo que querías,
¿verdad? No volver a verlo, quiero decir.
— ¡Sí, pero no quiero
que te encargues de tomar las decisiones por mí! Me he pasado la vida rodeado
de hombres dominantes… y tú probablemente resultarás ser el peor de todos.
Él tuvo el descaro de
sonreír.
—Oh, te aseguro que
podrás manejarme. Ya te dije que en el fondo soy de lo más dócil.
Le lancé una mirada
asesina.
—Sí, como esos potros
salvajes que salen en los rodeos.
Yunho me rodeó con
los brazos. Luego bajó la cabeza y sentí la caricia de su voz en la oreja.
—Después de haber
visto a tu ex, imagino que tienes mucha práctica en domar potros salvajes.
Un torrente de calor
me inundó el cuerpo, algo nacido directamente de la excitación, demasiado
intenso para que fuera capaz de ponerle nombre. Y con él llegó también una
sombra de inquietud y me sentí asustado y extrañamente consumido por el deseo.
—Había que
intentarlo, ¿no? —preguntó Yunho.
Yo no acababa de
entender de qué estábamos hablando exactamente.
—Te... te aseguro que
no vamos a llegar a ninguna parte hasta que prometas que dejarás de comportarte
como si fueras el dueño del mundo.
Él me rozó la oreja
con los labios.
—Jae... ¿realmente
piensas que podría hacer la vista gorda cuando veo que un hombre viene a
husmear alrededor de mi chico? Si dejase que pasara eso, no sería un hombre.
Me costaba respirar.
—No soy tu chico, Yunho.
Él me inclinó
suavemente la cabeza hacia atrás. Sus pulgares me acariciaron las mejillas. Luego
me lanzó una mirada que desmanteló mi cerebro y me causó un sonrojo erótico que
me cubrió de pies a cabeza.
—Eso es algo que
vamos a solucionar enseguida.
Más arrogancia, pensé
aturdido. Pero para vergüenza de mi yo políticamente correcto, también me
produjo una vertiginosa excitación que corrió ardientemente por mis venas. Mis
puños se tensaron sobre su camisa en un gesto reflejo.
Yunho llevaba una
preciosa camisa gris claro que probablemente le habría costado el equivalente a
una cuota mensual de hipoteca. Y la heridita de mi dedo acababa de manchársela
de rojo.
—Oh, no.
— ¿Qué pasa? — Yunho
me miró la mano—. Maldición, ya está sangrando otra vez. Habrá que ponerte una
tirita.
— ¡Me da igual mi
mano, pero tu camisa...! No sabes cómo lo siento.
Yunho pareció
encontrar gracioso que yo me mostrase tan preocupado.
—Sólo es una camisa.
—Espero no haberla
estropeado. Si la tengo un rato en remojo, a lo mejor todavía... — Empecé a
desabrocharle los botones, torciendo el gesto cada vez que se me iban los ojos
a la manchita de sangre—. ¿Es seda pura o lleva un poco de fibra? Lo digo
porque entonces quizá no debería lavarla.
—Deja en paz la
camisa y enséñame la mano.
— ¿Es de las que se
lavan en seco? ¿Qué pone en la etiqueta?
—Nunca me molesté en
leerla.
—Macho tenías que
ser. —Desabroché otro botón, y otro más. Mis dedos se movían cada vez más
despacio, pero era como si no pudiese parar. Lo estaba desnudando.
Yunho se quedó quieto
y se limitó a mirarme, mientras su diversión inicial se iba diluyendo con cada
segundo que transcurría. El pecho se le puso rígido bajo aquella camiseta
blanquísima y la respiración se le tomó cada vez más entrecortada, como si
quisiera acompasarse a mis torpes intentos de desabrocharle la camisa.
Acabé de sacarle los
faldones de los vaqueros, y sentí entre mis dedos el calor de su cuerpo todavía
atrapado en la tela.
Qué hombre. Guapo,
cien por cien masculino, y empeñado en no parecer peligroso... Era absolutamente
irresistible. Me temblaron las manos cuando las extendí hacia los puños de su camisa.
Yunho se estuvo tan
quieto como una estatua mientras yo tiraba de la camisa, bajándosela por los hombros.
Cuando las mangas le llegaron a las muñecas, se movió —tan despacio como si estuviera
soñando— y sacó los brazos de ellas. Tiró al suelo la prenda y extendió las
manos hacia mí.
Sentí que me fallaban
las rodillas cuando sus brazos me rodearon y su boca descendió sobre la mía,
tomando posesión de ella con una ávida presión. Mis dedos fueron a su espalda,
por debajo de la camiseta, y encontraron los poderosos músculos a ambos lados
de la columna.
Los labios de Yunho
bajaron hacia mi cuello, explorándolo con delicadeza hasta que empecé a
removerme nerviosamente y arquee la espalda para estar más cerca de él. Un
torrente de excitación me recorrió y dejé de pensar, de tratar de controlar
nada.
Yunho me alzó en vilo
y me sentó sobre la pequeña isla de la cocina. Cerré los ojos para protegerme
del resplandor de las luces del techo. La boca de Yunho fue hacia la mía,
tierna y voraz, al tiempo que sus manos me separaban los muslos con una lenta
caricia. Dios, su manera de besar... Nunca había sentido nada semejante con Siwon,
ni con nadie, aquel ardor apremiante que parecía derretirme por dentro.
La ropa me apretaba
demasiado, como si el borde de la playera se hubiera convertido en una tira de
hierro que me oprimía el pecho, así que intenté liberarme de aquella presión
agobiante. Yunho me apartó las manos y se ocupó de los tirantes.
La playera quedó
suelta y cayó sobre mi cintura. Notaba el pecho, y sentí erguirse los pezones
en cuanto quedaron expuestos al frescor del aire. Yunho me pasó un brazo por la
espalda para sostenerme. Luego se inclinó sobre mí, y sentí el calor de su boca
mientras recorría la pálida ladera de mi pecho. Sus labios fueron lentamente
hacia una de las cimas rosadas. Un gemido creció en mi garganta mientras él
chupaba y lamía, primero un pezón y luego el otro. Con un jadeo ahogado, apreté
su cabeza contra mi cuerpo, aquel pelo suave como la seda.
Yunho me subió un
poco, su brazo asombrosamente fuerte y me cogió la nuca para volver a saciarse
con mi boca. Sus dedos se cerraron sobre un pezón todavía húmedo de su lengua.
Me apreté contra él
porque necesitaba más, sólo un poco mas...
Yunho pareció
entender sin necesidad de palabras. Sin apartar los labios de mi cuello, murmuró
algo y me abrió la cremallera de los vaqueros, tirando suavemente de ellos para
bajármelos por las caderas.
Entonces fue como si
algo se rompiera dentro de mí.
De pronto sentí un
frío terrible, como si acabaran de arrojarme a un lago en lo alto de unbglaciar.
Vi el rostro de Siwon, sentí sus brazos a mi alrededor, sus piernas abriéndose
paso entre las mías. Una punzada de dolor me atravesó el pecho, como en el
inicio de un infarto, y sentí que se me revolvían las entrañas.
Perdí el control y de
pronto estaba gritando y empujando a Yunho, tan fuera de mí que casi me caí. Él
me sostuvo y me puso los pies en el suelo, pero yo estaba tan alterado que no
podía dejar de chillarle que no me tocara, que se apartase de mí, y seguí dando
patadas y empujones, arañándolo como si me hubiera vuelto loco.
Tuve que haber
perdido el conocimiento por un instante, porque lo siguiente que supe fue que
estaba hecho un ovillo en el sofá, con Yunho inclinado sobre mí.
—Jae, mírame —dijo, y
no dejó de repetirlo hasta que al final obedecí. Vi un par de ojos cafés. Clavé
la mirada en ellos, desesperadamente.
Había extendido sobre
mi pecho desnudo la camisa que antes había tirado al suelo.
—Respira hondo —dijo
pacientemente—. No te voy a tocar. No, estate quieto. Respira.
Notaba unos
retortijones tan violentos que estuve seguro de que iba a vomitar. Pero luego las
bocanadas entrecortadas con que tragaba aire fueron prolongándose gradualmente,
y la sensación de mareo pasó. Yunho asintió cuando vio que mi respiración
empezaba a normalizarse.
—Te traeré un poco de
agua—dijo—. ¿Dónde tienes los vasos?
—A la derecha del
fregadero —grazné.
Yunho fue allí y oí
correr el agua del grifo. Mientras estaba lejos, me puse su camisa. Me sentía
torpe, sacudido por extraños temblores. Cuando comprendí que acababa de
suceder, que otra vez se me habían cruzado los cables con él, quise morirme.
Apoyé la cabeza en los brazos. Creía que todo iba sobre ruedas. Las sensaciones
no podían haber sido más maravillosas, cuando de pronto toda la excitación y el
placer se habían convertido en pánico.
Estaba claro que algo
no me funcionaba bien. Y supe que nunca podría llegar a intimar de verdad con
aquel hombre, que nunca conseguiría llegar a intimar con nadie. Nunca sería un
hombre normal.
Abrumado por la
desesperación, me acurruqué en una esquina del sofá. Yunho tomó asiento junto a la mesa auxiliar, de
cara hacia mí. Me tendió el vaso de agua sin decir nada. Yo tenía la boca
reseca y bebí ávidamente. Pero después de unos cuantos sorbos, las náuseas
amenazaron con volver, así que dejé el vaso a un lado.
Me obligué a mirar a Yunho.
Estaba pálido bajo su bronceado, el café de sus ojos más intenso que nunca.
Yo tenía la mente en
blanco. ¿Qué demonios podía decirle?
—No pensé que fuera a
pasarme otra vez —me oí farfullar— Lo siento.
Yunho me miró fijamente.
—Jae... ¿a qué clase
de problema nos enfrentamos?
o pobre de jae volver a tener a siwon en frente le a devuelto los horribles recuerdos que paso a su lado
ResponderEliminarpero que no compare a yunho con siwon nada que ver
yunho es hermoso en todos los sentidos bueno yo en lo personal lo adoro
y no tiene punto de comparación con nadie el es único y yunho sacara a jae de el obscuro poso en el que siwon lo ha metido
por favor por favor por favor actualiza pronto esta muy muy interesante y lo has dejaste muy bueno y desespero
ResponderEliminaroh noooooo!!! otra vez paso!!! cada vez que Jawe pasa por esa experiencia los recuerdos vuelven ... en esos momentos me dan verdaderas ganas de golpear al ... de Siwon, le hizo tanto dañoa Jae que le hace dificil poder estar con el papacito de yunho.... y Yunho ya se dio cuenta que algo grave le paso ojala le pueda decir y de esa forma arreglar las cosas...
ResponderEliminarGracias por actualizar esta historia, me gusto mucho leerlo de corrido :) aunque todavia falta mas por saber, seguire estando atenta a las actulizaciones, bye unnie.
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
ResponderEliminarJae¿a qué clase de problema nos enfrentamos? O: me lei todos los capitulos hasta este, maravilloso, sublime. Al principio estuve a punto de dejar la historia pero cada vez se pone mejor.
Espero que Jae le cuente todo luego a Yunho y que Yunho no sea malo u_u
Actu! Actu! Gracias :3
wow muchas gracias x actualixar son varios caapis jejejee
ResponderEliminaraishhhhh de nuevo el maldito de siwon se tuvo que aparecer espero que le den un buen escarmiento
jae pobre sigue con los fantasmas del pasado pero tiene que confiar en yunho el es tierno y sobre todo lo ayudara a salir del trauma que le provoco el imbecil de siwon
se nota que yunho ama y adora a jae
espero actualices pronto
gracias de nuevo espectacular el fic
Oh demonios! Justo cuando uno disfrutaba con la masculinidad de Yunho, Siwon viene a revivir recuerdos y dolorosas experiencias, es obvio que Jaejoong no puede con todo de momento, en realidad el abuso no es algo fácil de manejar. Espero que Jaejoong pueda superarlo exitosamente al lado de un verdadero hombre como Yunho
ResponderEliminarEse desgraciado no entiende y valiendose de que tiene cosas de Jae lo quiere acorralar, espero que no caiga.
ResponderEliminarEspero que Jae ya por fin le cuente todo lo que vivio con ese imbecil para que Yunho lo entienda ya bien bien.
Pobre Jaejoong :'( y el culpable de todo esto que esta pasado es Siwon! que las advertencias de Yunho hayan hecho efecto y no vuelva aparecerse ante jaejoong aunque dudo mucho que eso pase :(.
ResponderEliminarQue Jaejoong le cuente de una vez todo a Yunho :(
Joder, los problemas de Jaejoong son demasiados graves como para que se solucionen sin la ayuda del psicólogo. Me preguntó que hará Yunho cuando lo sepa u.u
ResponderEliminarmaldito siwon todavia tiene el descaro de aparecer, pobre jae u.u ojala le cuente a yunho lo que paso y moo kyul a ese ya lo tienen que poner en su sitio
ResponderEliminarAy no! Sucedió de nuevo lo de Jae... Y ese maldito de Siwon parece que no va a dejar a Jae nunca... waaaaaa De enserio, chantajearle con la pulsera para que quede a solas con el ¬¬ Es una plaga maldita!
ResponderEliminarAigo yunho es demasiado lindo con Jae...Espero que Siwon deja ya de molestarlo
ResponderEliminarYa debe contarle toda la verdad a Yunho pista evitar malos entendidos y ojalá Jae logre superar todos sus traumas. Ojalá Siwon no cause más problemas
ResponderEliminarme encantó cómo Yunho sacó de patitas a la calle al muy perro de Siwon.
ResponderEliminarpobrecito Jae, volvió con su ataque de pánico.
espero que Yunho lo ayude y no se aleje.
gracias
Oh Dios..Esto se pone intenso....Irá a confesar toda la verdad Jae....O se hará otra excusa???
ResponderEliminarQue trauma el de Jae y que susto para Yunho, pero ahora si va a saber la verdad. Espero Jae le cuente todo, si no nunca lo va a superar
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞