viernes, 24 de octubre de 2014

Confiar en un lobo: Capítulo 2

Capítulo Dos

Cuando la campana de la puerta sonó, señalando la llegada de otro cliente, Jaejoong echó un vistazo al otro lado de la estantería de libros que estaba rellenado y rápidamente se echó para atrás. Su corazón dio un leve salto y su estómago comenzó a tener retortijones.
Jung Yunho, más de metro ochenta de pura perfección masculina —cada uno de estos centímetros deletreando la palabra problema. Había resultado ser un invitado bastante frecuente desde la inauguración de la librería. Durante semanas sintió el peso tácito de su interés, hasta que finalmente lo había invitado a salir. Alegó cortésmente que estaba ocupado, guardándose para sí mismo el pánico que sintió ante la simple idea de tener una cita con él.
La verdad era, y lamentaba tener que admitirlo incluso para él, que aun así lo encontraba intrigante. Desde su divorcio había tenido alguna que otra cita, pero solo con aquellos hombres que tenían muy pocas posibilidades de tocar su corazón. Yunho no estaba para nada cerca en esa categoría y, a pesar de la atracción que sentía, el miedo era mucho mayor.
Buenas tardes, Junsu. —La suave y profunda voz derritió a Jaejoong, haciendo que pequeños temblores recorrieran su espalda—. He venido a recoger el último libro que guardaste para mí.
—Eso está bien, Yunho.
La voz de Junsu sonó amortiguada cuando se agachó detrás del mostrador para tomar el libro.
—Está aquí mismito.
La librería estaba impoluta, como siempre. Las estanterías recorrían el centro de la tienda, los laterales y la parte trasera. Todo limpio, ordenado y clasificado según el tema. Los rincones eran pequeñas y acogedoras salas que invitaban a haraganear. Un cliente tardío hojeaba los libros, recorriendo tranquilamente el lugar.
— ¿Esta Jaejoong por aquí? —preguntó Yunho cortésmente.
Pronunciando un juramento silencioso, Jaejoong se metió el puño en la boca y le mordió. Con fuerza.
Junsu pareció intentar mentir por él, pero Jaejoong sabía que no sería capaz de mentirle a Yunho, cuando este lo mirara fijamente con esos ojos.
—Yo… um.
Jaejoong arrugo la nariz con malestar ante la incapacidad de su amigo para formar una frase coherente.
—Estoy aquí —dijo Jaejoong, yendo al rescate de Junsu. Fue hasta el mostrador, enviando a Junsu una mirada dura.
Junsu encogió los hombros impotente.
—Bueno yo… ahora tengo que comprobar algo.
Una sonrisa divertida se formó en los maravillosamente esculpidos labios de Yunho. Jaejoong dio un suspiro interior de apreciación.
—Sé por qué estás aquí. —Decidió continuar a la ofensiva—. Y la respuesta es no. Tengo un gusto espantoso con los hombres. Si digo sí, resultará ser uno de los desastres mayores que hayamos cometido, por lo que voy ahorrarnos muchos problemas y vergüenza evitándolo.
Yunho lucho por impedir que su agradable sonrisa se convirtiera en una sonrisa de primera clase. «Señor, es tan adorable», pensó. En voz alta dijo:
— ¿No crees que eso es bastante arbitrario?
— ¿Por qué? —preguntó Jaejoong a la defensiva.
—Esa decisión nos afecta a los dos y yo no he votado —contestó Yunho, con un tono de suave censura.
Jaejoong permaneció de pie, confundido durante un momento.
—Pero esta es mi decisión —indicó él razonablemente. Esperando desalentar a Yunho, empezó a improvisar—. Además, tengo pareja.
Un resoplido apagado de risa vino desde las estanterías traseras. La propia diversión de Yunho amenazaba con salir. Controlándola estrictamente, dijo suavemente.
—Ah ¿Tienes un amante en estos momentos?
—Sí. —Jaejoong se rompió la cabeza desesperadamente buscando un nombre—. Junsu.
Se escuchó un « ¡Oye!» de protesta emitido desde las estanterías.
—Esto debe de haber sido un duro golpe para Yoochun.
—A él le gusta — Jaejoong siguió inventándose todo descaradamente—. Hacemos tríos. —Las cejas de Yunho se alzaron y sus ojos lo miraron incrédulos, por lo que él comenzó a meter el freno—. Es genial. La verdad es una experiencia muuuy esclarecedora. Tu deberías… oh, infiernos. ¿Dónde te perdí?
Yunho lo miro solemnemente, con un destello de diversión en sus ojos.
—Si tú me hubieras dicho, supongamos, que alguien más Kim Kwang Sik era tu amante, me lo podría haber creído. Pero con Junsu no me lo trago. Estoy seguro de que él estaría de acuerdo conmigo.
—Él lo está.
Esa respuesta se escuchó entre las estanterías.
Tratando de cambiar de conversación, Jaejoong exclamó:
— ¿Kim Kwang Sik es gay? No tenía ni idea.
En vista de que ni con esas, Jaejoong suspiró pesaroso. Sus ojos se encontraron con los de Yunho y su cuerpo comenzó a alterarse y arder con tal intensidad que casi vio cómo se prendía fuego en el sitio. Se mordió el labio mientras miraba la firme determinación que había en sus ojos.
Yunho tendió su mano.
—Ven conmigo.
Dando un paso hacia atrás, Jaejoong sacudió su cabeza y señaló el reloj de la pared.
—Todavía falta una hora para cerrar.
La mordedura del labio y el nudo en su estómago alcanzaron proporciones gigantescas.
—Estoy seguro de que Junsu no se opondrá a quedarse esa hora y cerrar solo —indicó Yunho a Junsu que estaba detrás de Jaejoong.
—No tengo ningún problema —estuvo de acuerdo Junsu agradablemente.
— ¡Junsu! —exclamó Jaejoong.
—Se lo debo por eso del trío —sonrió con satisfacción Junsu, dándole el bolso a Jaejoong.
—Ven Jaejoong.
Yunho tomó la suave mano de Jaejoong, lo guió gentilmente fuera de la librería y lo llevo calle abajo hacia la cafetería.

* * * * *

Jaejoong se deslizó por el asiento de vinilo de la sección que había indicado Yunho. El olor del café y pastel de manzana recién horneado impregnaba el aire. Le miro silenciosamente, descansando sus manos sobre la superficie de la mesa, mientras él tomaba asiento enfrente. Al instante vino una camarera a tomar nota, mirando de manera muy evidente a Yunho.
«Bah —los labios de Jaejoong se contrajeron malhumorados—. Probablemente le pasa esto todo el tiempo pensó, mientras hacía su pedido»
Cuando envió a la camarera por el café, la mirada de Yunho se volcó en Jaejoong.
—Estás frunciendo el ceño—observó él.
— ¿Qué?
Su respuesta irritada hizo que se crearan en él pequeñas arrugas de diversión, alterando sus rasgos. Extendiendo la mano, colocó su índice entre las cejas de él.
—Aquí mismito.
Su toque inesperado, y el calor que sintió por ello, hicieron que un temblor se deslizara hacia abajo por su espalda.
—No hagas eso —dijo Jaejoong retrocediendo.
Con la misma velocidad que un relámpago Yunho capturó una de las manos que todavía descansaban en la mesa.
—No tengas miedo, Jaejoong. Nunca te haría daño.
El aliento de Jaejoong se quedó atascado en los pulmones, cuando momentáneamente quedó atontado por sus palabras. ¿Cómo sabía que tenía miedo? Su estómago le dio vueltas, tembloroso. Por suerte, la camarera volvió con el café de Yunho, dándole así la posibilidad de reponerse. Forzó una sonrisa casual e hizo que su mano permaneciera inmóvil bajo la de él.
— ¿Qué te hace pensar que tengo miedo de ti, Yunho?
— ¿Intuición? —increpó Yunho, antes de tomar un sorbo de su café. Le costó no decirle la verdad. Como cuando cazaba una presa, podía sentir su inquietud, oler su miedo.
Yunho examino la mano que tenía sujeta. Sus dedos eran delgados y sin adornos, con unas uñas pulcras. Su otra mano se unió a la primera y comenzó a explorar suavemente los contornos de la apresada. Colocó una mano bajo la suya mientras los dedos de la otra se deslizaban sensualmente sobre su palma.
Cuando sintió que las puntas de los dedos Yunho se deslizaban sobre su palma, Jaejoong apretó convulsivamente sus muslos. Esa simple caricia pareció conectarse directamente con su centro. Sintió la urgente necesidad de tocarse el vientre, mientras una ligera humedad se formaba entre sus apretados muslos. Sus pezones se pusieron tensos y un temblor involuntario se deslizó por toda la longitud de su espalda. Emitió un gemido estrangulado.
—Para.
Yunho miro hacia arriba. Sus ojos, de un dorados oscuro, capturaron los ojos oscuros abiertos con aprehensión y, sí, también excitación. La rica y embriagadora fragancia a pasión que desprendía inundó sus sentidos. Las puntas endurecidas de sus pezones se apretaban coquetamente contra su ligera blusa de verano y casi gimió al pensar en succionarlos. Su excitación involuntaria causó el engrosamiento en la ingle de Yunho. Luchó para conservar el control de su entrepierna.
—Cenaras conmigo mañana.
No fue una pregunta, sino más bien una declaración, cosa que ofendió a Jaejoong.
—No.
Jaejoong tiró de su mano capturada. ¿Fue su imaginación o el juego de los rayos del sol que pasaban por las ventanas hicieron que sus ojos parecieran brillar?
Con un supremo esfuerzo de voluntad, se mantuvo impasible, aun cuando Yunho todavía retenía su mano a la espera, estudiándolo atentamente. Cavilando, sabía lo que él veía.
Repentinamente una imagen sin invitación llenó su mente. Sus labios semiabiertos, hinchados por los besos de él, gemidos y súplicas rasgadas saliendo de su garganta mientras su cuerpo se movía sobre él, tocándolo, llenándolo. Sus cuerpos juntos retorciéndose ante el calor tórrido que habían creado.
Jaejoong sintió calor en sus mejillas bajo su escrutinio, agradecido que él no pudiera leer los pensamientos generados por su imaginación desmedida. De todos modos, debió presentir algo. Jaejoong se mordió el labio ante un destello especulativo de sus ojos.
—Te recogeré a las siete —declaró, su tono no toleraba ninguna réplica. Yunho no estaba dispuesto a dejarlo retroceder. No esta vez. Ya no esperaría más. El lobo exigía a su compañero.
— ¿Siempre eres tan dominante? —inquirió él, la irritación eclipsó su inquietud.
—Solo cuando veo algo que quiero —volvió a decir rotundamente.
—Comienzas a molestarme, Yunho.
Jaejoong sintió ganas de retorcerse bajo su intenso escrutinio, pero juró no darle la satisfacción de verlo acobardado.
Una lenta sonrisa curvó sus labios.
—Bueno. Si estás enojado no tendrás tiempo de tener miedo.
¡Señor que estás en los cielos!, las imágenes pasaron otra vez por su cabeza ante su mirada dura, decidida. Haciendo que su imaginación nuevamente tomara el control. Imágenes de un Yunho medio desnudo con ropa de pirata, listo para el pillaje de su propio y tembloroso cuerpo, lo abrumó. Seguramente podría sentir el temblor de sus cimientos, pensó él irreverentemente.
Jaejoong sintió como una reacia sonrisa tiraba de sus propios labios. Su loca fantasía de un pirata había aflojado sus tensos nervios.
Vale, solo que no esperes demasiado.
—Esperaré solo lo que estés dispuesto a dar —aseguró Yunho, su expresión inocente declaraba que era una solemne mentira. Por supuesto, tenía la intención de ayudarlo a desear dar bastante. No solo por su propio placer, sino que era su deber como su futuro compañero.
Jaejoong le observó receloso.
— ¿Por qué tengo la sensación de que no debería encontrar estas palabras consoladoras? O soy yo. ¿Me estoy perdiendo algo?
— ¿Eres siempre tan desconfiado o es solo conmigo?
La curiosidad y la consternación apremiaban en esta pregunta.
Jaejoong reflexionó mirando a Yunho, mientras este esperaba paciente. Sentado allí con Yunho, había descubierto cuánto quería en realidad llegar a conocerle. Estaba cansado de esta soledad auto impuesta, y se sentía renovado de una manera que nunca había sentido con nadie más. El deseo llenó su corazón.
—Lo siento, Yunho. —Sintió la leve picadura de las lágrimas, giró la cabeza para mirar por la ventana que había en la cafetería—. Las proezas de mi ex-marido más o menos agotaron mi confianza. No eres tú. —Se sintió agitado con el mero pensamiento de su ex-marido. Y también sintió cólera por él mismo, por lo fácil que se le habían formado las lágrimas de lastima. Lamentó tener miedo. Se odiaba por su incapacidad de tener confianza. Esta era la herencia que había recibido por ser lo bastante tonto como para amar.
Yunho extendió la mano, tomando su barbilla en ella, lo giró para que le mirara. Sus ojos estaban llenos de entendimiento.
—Está bien, cariño. Antes de que te des cuenta, sabrás que no debes tener dudas y confiaras en mí. Te lo prometo, Jaejoong.
Escuchar sus suaves palabras, junto con la convicción con que las decía, lo llenó de una conmovedora esperanza.
—Me gustaría tanto, Yunho —murmuró.
Utilizó palabras que él esperó aliviaran su estado de ánimo, que llenaran de luz sus ojos, así como crearan una imperceptible sonrisa en sus labios.
—Pasará, amor. Confía en mí.
Primero una sesgada sonrisa y luego una pequeña sonrisita rompió sus labios, separándolos.
—Si tú lo dices.
Sería tan maravilloso que dijera la verdad. Apenas se atrevía a tener esperanza, y con todo ese atractivo tan seductor que él poseía, casi dejó que su imaginación volara a lo que sería a una vida compartida con este hombre.
— ¿No me lo discutes? —Los ojos de Yunho se abrieron sorprendidos—. Es un progreso, deja que te acompañe hasta el coche.
Jaejoong frunció los labios y arrugó la nariz.
—No soy tan malo, ¿verdad? —preguntó Jaejoong.
Yunho arqueó una ceja en su dirección.
»Vale. Lo soy —confesó.
Una sonrisa compartida los unió.
Mordiéndose el labio, Jaejoong se sintió por primera vez tímido y feliz por la esperanza que lo embargaba.
Salieron del reservado y Jaejoong esperó mientras él cogía su cartera para pagar la factura. Tomando su mano de nuevo, lo condujo por la acera hasta la parte tra­sera de la librería. Sonrió ante la sensación que le proporcionaba tener su mano cogida por la de él. Sintiéndose de nuevo como una cría, mientras iba de la mano con su novio. Mirando los expositores de las tiendas por la que pasaban, de repente se puso serio. Yunho ciertamente no era ningún muchacho. Jaejoong era de por sí alto, con un metro ochenta. El tamaño de Yunho le hizo tener la sensación de ser casi menudo. La verdad, una novedad para él. Aunque no estaba gordo, siempre había sentido que tenía que perder algunos kilitos.
También le gustó la actitud enérgica de Yunho cuando tomó la cuenta para pagar. Su confianza brillaba como un faro, atrayéndolo. Y su forma de ser era natural —y a cada oportunidad lo tocaba, dándole la sensación de ser protegido y deseado. Era una sensación que encontraba cada vez más agradable.
Los ojos de Yunho se sintieron atraídos por los elegantes movimientos de su compañero. Ciertas partes del cuerpo eran claves; notó que el contoneo y el movimiento sutil lograban que su libido acelerara al máximo su motor. La imagen de montar este cuerpo curvilíneo, siendo amortiguado por esa carne ah tan dulce, hacía que su sangre pasara a cien por hora por sus venas y se reuniera en su ingle, creando un aumento muy sensible en sus vaqueros.
La anticipación constreñía su cuerpo, pero se puso serio cuando recordó la expresión triste en sus ojos y el brillo de las lágrimas que había tratado de esconder. Había ocultado la rabia que sintió por el otro hombre que debería haber cuidado de él. Sus entrañas ardieron al pensar en su dolor. Tomando la determinación de eliminar su miedo y llenarlo de alegría. Su compañero sería feliz. No aceptaría lo contrario.
Pasaron por la librería, que ya está estaba cerrada, caminando por el corto callejón situado entre ella y la tienda de regalos de al lado. Su coche estaba aparcado en una pequeña zona detrás de las tiendas. El calor brilló sobre el asfalto, como un horno de sol de a media tarde.
Jaejoong buscó sus llaves dentro de su bolso y abrió la puerta. Se dio la vuelta hacia Yunho para decirle adiós, solo para descubrir que había perdido toda su atención. Estaba quieto y alerta, con la cabeza ligeramente levantada, Jaejoong casi podría decir que estaba olfateando el aire.
No sabiendo que pensar de esto, le miró, inconsciente de que Yunho había olido a un hombre lobo que le era desconocido. Primitivamente, cuando el macho de una especie se sentía con derecho sobre un hombre y lo sentía amenazado, respondía demostrando su propiedad. El lobo que había en Yunho era también una criatura de instintos. Inconsciente del efecto que tenía sobre él, Jaejoong era también inconsciente de que estaba a punto de ser reclamado.
Jaejoong miró alrededor, contemplando la parte de los edificios circundantes, sin ver nada.
—Yunho, ¿qué…? —comenzó, y se encontró arrastrado hacia sus brazos.
Atrapado desprevenido, no tuvo tiempo para pronunciar ni una protesta cuando los labios de Yunho cayeron sellando los suyos. Después de su sorpresa inicial, que rápidamente se transformó en placer y luego en una creciente excitación, se derritió en el calor de su abrazo, sintiendo que su centro se volvía líquido ante la necesidad, así como su erección que se apretaba punzante e insistentemente contra su estómago. A la humedad que se había formado antes se le unió la de esos momentos, mojando sus boxers.
Yunho era tan estable como un viejo roble en una tormenta tumultuosa y Jaejoong por instinto se agarró a él, con miedo a dejarse ir. Su mente, la que le quedaba, giró en círculos formados por el deseo inflamado. Por propia voluntad, su cuerpo tomó el control, ofreciéndose gustoso para que Yunho le explorara. Todas sus dudas y miedos fueron reducidos a ceniza ante las caricias imperiosas de su carne temblorosa.
Inundado por las sensaciones. La percepción de los músculos acordonados que había bajo sus manos, del olor caliente, almizcleño del macho mientras se excitaba y la aprensión del duro hierro de su erección cuando este casi lo tiró contra su vientre, lo condujo hacia el orgasmo. Cuando su mano tomó toco su pecho, y masajeó suavemente, al instante su pene se convulsionó con fuerza. Jaejoong gimió, presionándose urgentemente contra Yunho.
En su cabeza resonó un gruñido satisfecho emitido por Yunho, cuando lo inclinó sobre sí mismo. Por la fricción creciente y la presión entre ellos, sintió que su verga se endurecía aún más contra su cuerpo. Jaejoong tembló cuando la otra mano de Yunho vagó bajando hasta la plena redondez de su nalga, tirando para unirlos aún más, amasando la carne firme a fondo. Su boca se abrió sobre la suya, su lengua encontró la entrada. Jaejoong se la concedió con un gemido ahogado, aceptando la aterciopelada textura mientras lo acariciaba cruelmente.
Un mareo le sobrevino cuando Yunho devastó su boca, su lengua lamía y se enredaba con la suya. Su sabor era irresistible, adictivo. El aroma acre, dulce, almizcleño de su sexo se elevó en el perfume de la calle.
La sensación de los dedos de Yunho cuando estos encontraron y rodearon su hinchado pezón fue electrificante. Su gemido de excitación envió un temblor de anticipación a través de Jaejoong. Jaejoong se meció contra Yunho con una necesidad irreflexiva.
Otro gemido salió de la garganta de Yunho, éste teñido con pesar cuando luchó por separarse de él. Jaejoong gimió en protesta cuando él, lentamente, se fue echando hacia atrás, colocando pequeños e insistentes besos en sus labios hinchados.
—Mírame, cariño —pidió Yunho suavemente.
Yunho quiso aullar de necesidad, pero su suerte era pasajera, debía cesar su reclamación. Su miembro no era un campista feliz, tomando vida propia, se movía nervioso por la agitación despertada, solo para serle negado el premio.
Los ojos de Jaejoong se abrieron. Ligeramente vidriosos, sus iris se habían oscurecido. Su respiración acelerada comenzó a estabilizarse cuando se concentró en la de Yunho. Un rubor atractivo coloreó sus mejillas cuando la cordura volvió.
— ¿Vale por ahora? — Yunho sonrió, tiernamente acaricio el rubor acalorado de su mejilla.
—B-bien. — Jaejoong se aclaró la garganta ante el sonido inestable de su voz—. Estoy bien. —Parecía algo inestable y desorientado, como si hubiera estado durmiendo y de repente, de manera brusca, lo hubieran despertado.
Yunho abrió la puerta de su coche y lo ayudó a introducirse. Con cierta incomodidad se agachó.
— ¿Tienes un bolígrafo y papel para escribir? —le preguntó.
Hurgando, sacó un bolígrafo y una pequeña libreta que utilizaba habitualmente para hacer las listas de la compra. Jaejoong luchó por aclarar su cabeza mientras miraba a Yunho garabatear algo, notando distraídamente que era zurdo. También notó claramente el duro bulto de sus vaqueros, que era lo que lo había presionado recientemente. Su sexo húmedo y ansioso, de nuevo, protestó por la ausencia que deseaba. Sobre todo cuando lo que deseaba estaba… prácticamente allí.
Su erección firme, masculina, lo llamaba y le decía: Mírame, tócame. Jaejoong la imaginó al descubierto, con ese pequeño ojo en la punta guiñando con lasciva invitación. Sus dientes se hundieron en su labio inferior otra vez, esta vez con agitación. Desconcertado por caer en una fantasía extravagante, rápidamente devolvió la mirada a sus manos. El daño, sin embargo, estaba hecho. La combinación de las recientes sensaciones táctiles y la confirmación visual de sus grandes atributos, se enfrentaron e intentó no retorcerse en el asiento.
Consciente de su examen, orgulloso por mostrarle el efecto que Jaejoong tenía sobre él y complacido al saber cómo estaba afectado él, Yunho le devolvió el bolígrafo y libreta.
—Aquí está mi teléfono móvil. Llámame cuando llegues a casa.
— ¿Por qué? —preguntó Jaejoong ácidamente.
—Quiero saber que has llegado —contestó Yunho, y al ver la luz batalladora de sus ojos, se inclinó y lo estampó un beso firme en los labios. Su propio nivel de frustración era alto, pero estaba determinado a salirse con la suya, nada más—. No me discutas, Jaejoong. Llámame.
Todavía sacudido por la pasión que se había elevado tan fácilmente por su toque, Jaejoong decidió que la retirada era la mejor estrategia.
—Vale, te llamaré —prometió haciendo un mohín.
—Conduce con cuidado, cielo.
Yunho pasó un dedo a lo largo de su mejilla y se puso de pie. Cerrando su puerta, retrocedió y observó cómo daba marcha atrás, giraba a la izquierda y de­sa­parecía calle abajo.
Yunho dejó salir un suspiro apenado. Lógicamente sabía que había hecho lo correcto al dejarlo marchar. Todavía le debía una explicación, sin contar con el hecho de que no sabía que era su compañero. La excitación que lo había poseído habría permitido que avanzara, pero cuando sus cabezas se despejaran, sabía que toda la confianza que se hubiera ganado hasta ahora, habría desaparecido de manera irreversible.
Su sonrisa fue algo atormentada cuando recordó la expresión en su cara. Si le ansiara tanto como le ocurría a él, iban a tener una noche bastante agitada. Dejó que sus ojos, de nuevo, vagaran por el área. El mortecino olor de un hombre lobo se mecía con la brisa. A pesar de la frustración de detenerse en lo que podría haber sido una actividad aún más agradable, la satisfacción llenaba su ser. Su reclamación de Jaejoong había comenzado y pensaba que, por su reacción, estaba más que receptivo hacia él. Dejándole a este testigo desconocido testimonio del hecho de que Jaejoong le pertenecía.

* * * * *

Lee Won Jong paseó calle abajo hacia el lugar donde tenía aparcado el coche. Esperaba el próximo enfrentamiento. Sung Hee iba a ponerse por las nubes cuando escuchara sus noticias. Jung Yunho había elegido a su compañero.
Todavía no había hecho ningún anuncio, pero estaba claro que haría una reclamación formal, pues su intención resultó descaradamente obvia, a juzgar por su comportamiento en el aparcamiento, hacía tan solo unos momentos. Won Jong sabía que Yunho había captado su olor. No hubo ninguna confusión cuando Yunho marcó su territorio.
El muchacho con el que estaba era en verdad bonito. Si no estuviera comprometido ya con Sung Hee, no le habría importado tener un pedazo para él mismo. Por supuesto, el tener que pasar por encima de Yunho  había colocado un freno a aquellos agradables pensamientos. Podría ponerle caliente, pero no era nada estúpido. Colocándose detrás del volante, sonrió descaradamente mientras se dirigía hacia el lugar donde estaba Sung Hee. Se iba a poner muy furiosa. Sung Hee tenía la loca idea de que haría de Yunho su animal doméstico. Era verdad que habían tenido un encuentro sexual hacía varios años, pero Yunho dejó muy claro que no tenía ningún interés en hacer de eso un apareamiento permanente.

Tal vez con esto Sung Hee pudiera tomar más en serio los propios impulsos de apareamiento de Won Jong. Sin más, sabía que estaba a punto de experimentar un paseo por el infierno esta misma noche. Una vez que Sung Hee terminara con su rabieta y se calmara, estaría preparada para el siguiente movimiento. Mientras conducía, sintió como su verga temblaba a la espera y con bastante expectación.

14 comentarios:

  1. Gracias por el capitulo, hasta el momento este es mi fic favorito de los que estas subiendo c:. Yunho tan machote me encantaaaaaaaaaaaa <3

    ResponderEliminar
  2. wow genial, me encanto esa forma tan única de Yunho de dejarle en claro a ese hombre que Jaees su compañero y que muy pronto lo reclamara como suyo :) eso es casi un hecho.
    Pero de seguro que esa tipa no tardara en causar lios entre el yunjae :( mas Yunho sabra como proteger y cuidar de Jae .

    Gracias por actualizar :) estare esperando mas actualizaciones

    ResponderEliminar
  3. Oh JaeJoong no resististe a la primera cita. Me causa tanta gracia la forma de tratar de evadir a Yunho.
    Ahora habrá una loca mujer detrás del yunjae. Ahhh muy buena historia.
    Gracias por adaptar ;)

    ResponderEliminar
  4. Wow uffffffff que beso que se dieron y las caricias no quedaron atras estos si que saben aprovechar el tiempo y eso que todavia no se reclaman ya me imagibo su primera reclamacion seguro que estara a mil jejejjejrhe
    Ahora que se le suba la presion a esa vieja bruja

    ResponderEliminar
  5. pero claro que yunho siempre sera dominante y mas con esa hermosura de hombre y esa primera sita si que fue muy ardiente que aran en la siguiente

    ResponderEliminar
  6. Al fin n Jae salio con Yunho aun con miedo a lo que pueda pasar por suerte Yunho lo tranquilizo diciendole que no te ga miedo y mucho menos le iba a hacer daño.
    Que beso se dieron y se ve que tanto Jae y Yunho lo disfrutaron y el marco su territorio.
    Que pasara con esos nuevos personajes??

    ResponderEliminar
  7. esta genial!!! ojala y yunho reclame pronto a jae *-* no podra resistiese a ese macho dominante (>y<) gracias x la actual esta genial :3

    ResponderEliminar
  8. waa!! que tal beso se dieron :Q_
    Jaejoong con otro beso mas y ya no creo que ponga mas resistencia XDD!
    creo que Sung Hee va traer muchos problemas ¬¬
    me dio risa la parte de Junsu que no podía mentir y ayudo a yunho para que salga con Jae ajajâja que tierno el Susu :3
    Gracias.. ^^

    ResponderEliminar
  9. Wiii Como avanza esto me gusta haahah <3
    pero bueno espero que la felicidad dure ...

    ResponderEliminar
  10. Esa Sung Hee me da mala espina... esta detras de los huesitos de Yunho a pesar que ya tiene pareja aishhhh!! Jae ponte listo y defiende lo que es tuyo

    ResponderEliminar
  11. ay qué apasionados son los dos.
    Jae ya está cayendo en la seducción de su pareja
    me gusta y a la vez repelo a este Yunho tan autoritario
    veo nubes negras en el cielo.
    cada vez más interesante.
    gracias

    ResponderEliminar
  12. Y que no quería jae jejjejej tumbó tan posesivo uhhhh me gusta



    Continúalo por favor 😘😘😘

    ResponderEliminar
  13. Su primera cita y Jae ya se casi tiene relaciones en el estacionamiento, lo bueno es que no quería nada con él, 😀😀💕, Yunho ha marcado su territorio, haber que hace esa bruja de Sung Hee al saber que ella no domina ni dominará a ese lobo macho alfa, porque este ya tiene su 💗 dado a Jae.

    Gracias!!! 💕💞

    ResponderEliminar
  14. Wow.. Hombres lobo me encanta... Y esta historia promete.. Hasta ahorita intensa y muy interesante

    ResponderEliminar