The vampire: Capítulo 1

Capítulo 1

Había un ambiente festivo en el aire.

Hoy era el día que tanto había esperado por un año entero. Por fin iba a tener en mis manos un ejemplar de The Mists of Otherworld. Un libro tan, tan esperado que había tenido un segmento en las noticias por televisión anoche.

Estaba parado en la fila fuera de la Librería con mis mejores amigos, Tae Gun y Junsu. Habíamos estado allí desde las 7:45 am —brutal para un sábado por la mañana, pero valía la pena—, deseando obtener un buen lugar en la fila antes de que la librería abriera a las nueve. El ambiente era eléctrico. Además de docenas de chicas, había mujeres en sus veintes, mamás cargando bebés, unas cuantas abuelas, y un puñado de chicos.

Tae Gun se apartó de la fila y echó un vistazo al frente de la fila.

— ¡Me gustaría que nos dejaran entrar ya!

Él tropezó un poco y agarró el brazo de Junsu como apoyo. Creyendo que su pequeña
estatura era una maldición, Tae Gun insistía en usar zapatos con plataforma. El resultado era que traía un tobillo torcido una vez al mes, mínimo.

—Sólo espero que no se agoten antes de que nos toque —dije.

Los ojos de Tae Gun se abrieron.

— ¡Jaejoong! No se pueden agotar, los pre-ordenaste por nosotros, ¿no?

—Sí, pero escuché en las noticias anoche que algunos de los envíos se retrasaron —le contesté, sintiéndome nervioso mientras decía las palabras. La idea de tener que esperar otro día para leer sobre Jung Yunho, el sexy y audaz cazador de vampiros, era demasiado horrible.

—Voy a tener un libro hoy, incluso si tengo que taclear a alguien para conseguirlo —anunció Junsu.

Nos reímos, porque Junsu nunca haría daño ni a una mosca, literalmente. Cuando lo había visitado en el campamento donde trabajaba los veranos, había sido acompañado incluso con los más raros bichos desde la puerta de su cabaña y nunca trató de eliminarlos. Pero con su metro setenta y siete, y como capitán del equipo de hockey en hielo, un tacleo o dos no le podrían ser muy difíciles.

—Lo único que sé es que tenemos que terminarlo para la mañana del lunes —dije.

Junsu y Tae Gun asintieron. Si no lo terminábamos para entonces, tendríamos que cubrirnos los oídos en los pasillos llenos de spoilers de nuestra escuela. Había sólo un libro más hasta ahora —Otherworld— de la trilogía, pero era sensacional, y la mayoría de la gente que conocía les había encantado.

Sentí la brisa fresca en mi rostro, y miré cómo a mi alrededor los árboles se mecían con el agradable clima otoñal. Algunos dirían que estaba desperdiciando un día hermoso, porque planeaba leer sin parar The Mists of Otherworld. Pero a veces era agradable leer en un día precioso, especialmente cuando el mundo dentro del libro era tan oscuro y sombrío.

Una de las mejores cosas de la serie era que se basaba en mi ciudad. Pero en Otherworld, era muy diferente del lugar que conocía. Era un lugar donde los mortales se quedaban en sus casas después del anochecer. Un lugar donde no te fiabas de nadie que no fuera tu familia. Y todo debido a los vampiros. Según el prólogo del primero de la serie, durante siglos, los vampiros habían existido de forma aislada en el norte de Escandinavia, atacando a los residentes de aldeas remotas. Luego, en la década de 1920, los vampiros habían decidido abandonar la reclusión y migraron a todo el mundo, creando más vampiros a su paso.

El lugar de Otherworld había sido uno de los más afectados, porque uno de los vampiros más famosos del mundo, Kang Shi Il, se había mudado allí con su aquelarre de varios cientos de vampiros. Shi Il y su vicioso segundo al mando, Suk Chun, habían estado aterrorizando a la ciudad desde entonces. Como resultado de ello, la innovación se había detenido por completo, y en Otherwold no había ningún avance tecnológico desde la década de 1920.

La fila fue avanzando, un signo de que la librería había abierto sus puertas, hubo un coro de gritos y algunos empujones.

Tae Gun le frunció el ceño a Junsu.

—Va a ser una estampida. ¡Te dije que debíamos llegar antes!

Junsu sacudió la cabeza.

—No me despierto antes de las seis por nadie, ni siquiera por Jung Yoochun.

— ¿Cómo o sea, Junsu? ¡Y usted cree que es digno de Yoochun! — Tae Gun hizo una escena elevando su barbilla y dándole la espalda. Un autoproclamado geek del drama; le encantaba usar el lenguaje formal de Otherworld.

Aunque mi enamoramiento en Otherworld —bueno, más como obsesión— era con Jung Yunho, Junsu y Tae Gun preferían a Yoochun, el primo de Yunho. Yunho era castaño y melancólico, y estaba decidido a cazar a Shi Il, que había asesinado a su familia cuando Yunho tenía seis años. Yoochun era un filósofo que quería traer la paz a Otherworld. Él estaba enamorado de Kang Jin Hee, la hermana de Shi Il, una vampiresa cuya belleza y perfección eran sólo comparables con el amor eterno que tenía por Yoochun.

Yoochun era lindo para leer, pero no era Yunho. Yo prefería un tipo con carácter.

—Me pregunto si Yunho se va a enamorar en este libro —dijo Junsu a medida que nos acercábamos más a la puerta—. Ya sería hora, ¿no te parece?

—No necesariamente —le dije, sentí un rubor quemando mis mejillas. No estaba seguro de querer que Yunho tuviera un enamorado. La idea de estar celoso de un personaje era patética, pero no pude evitarlo. Jung Yunho estaba más cerca de la perfección que cualquier otro hombre. ¿Qué chico lo podría merecer?—. Él no es del tipo romántico. Yunho está demasiado centrado en su venganza como para enamorarse.

—Buen punto —coincidió Tae Gun. Unos pocos fans ansiosos estaban saliendo de la librería, los libros en sus manos, chocando con nosotros porque ya habían empezado a leer—. Pero nunca se sabe. Si mata a Shi Il, va a necesitar una nueva línea la historia.

La sola mención de Shi Il me dio escalofríos. No había duda en mi mente que Yunho mataría a Shi Il. Era una cuestión de «cuándo», no de «si».

Finalmente fue nuestro turno. A medida que pasábamos por encima del umbral de la Librería, no pude dejar de pensar en lo afortunado que era por tener amigos que compartieran mi pasión por Otherworld. En realidad fue nuestro amor por los libros lo que nos hizo conocernos en el noveno grado. Junsu había comenzado un club de lectura escolar, y Tae Gun y yo habíamos sido los únicos que se presentaron. Me había acabado de mudar a la zona después del divorcio de mis padres y no conocía a nadie. En cuestión de semanas, nos habíamos convertido en el «trío no-asombroso», como lo expresaba Junsu. La mayoría de las personas que nos conocían pensaban que habíamos sido mejores amigos por siempre, y no sólo por un par de años.  

Afortunadamente, los tres ejemplares que había pre-ordenado estaban allí esperando por nosotros. Agarré mi libro, lo acuné en mi pecho como si fuera un viejo amigo que había vuelto a ver. Era muy grande, más grande que Otherworld, e hizo que mi corazón corriera: cuanto más pronto leyera sobre Yunho, mejor. Junsu y Tae Gun estaban ocupados gritando al ver la cubierta —había sido revelada en línea hace meses, pero aún así era increíble verla de verdad.

Los tres salimos de la librería, sin aliento por el triunfo. No dijimos ni pio. Subimos al autobús y tomamos asiento, leímos durante todo el camino. Cuando llegué a mi parada, metí a regañadientes el libro bajo mi brazo —no había podido dominar el leer-caminar como Junsu—, y me despedí de mis amigos.

Mi edificio, tenía un nombre que lo hacía parecer elegante, cuando era todo lo contrario. No me quejaría sobre donde viviéramos si no fuera por el hecho de que mi papá y su novia —por la que dejó a mamá— habían logrado comprar una cabaña con comodidades en los suburbios. Si él podía permitirse el lujo de vivir en una casa, ¿por qué nosotros no?

Empujé esos pensamientos, decidido a no avivar mi amargura. Por otra parte, nada podía quitarme mi buen humor hoy. Tenía una cita con Jung Yunho, después de todo.

Me lo tuve que recordar cuando entré al apartamento y vi a mi hermano menor, Si Wan, y su mejor amigo, Kwang Hee, en la sala de estar.

—Hey —dije.

Si Hee gruñó y Kwang Hee dijo «Hola». Kwang Hee tenía una forma de hablarle a la gente que me hacía apretar los dientes.

Me di cuenta que el abrigo de mamá todavía no estaba.

— ¿Dónde está mamá?

—Llamó —dijo Si Wan —. Un idiota se tragó un tenedor de plástico por una apuesta, tuvieron que operarlo de emergencia en la clínica.

Mamá era una enfermera de endoscopia. —un ascenso bastante bueno después de estar quince años en la sala de emergencias. Ya no tenía que trabajar en las noches, pero aún así nos llamaba en caso de emergencias.

—Espero que disfrutes tu libro de vampiros —dijo Si Wan, e intercambió una « ¿no es patético?» mirada con Kwang Hee.

A Kwang Hee y Si Wan los confundían a menudo como hermanos ya que teñían del mismo color de su cabello. Estaban en octavo grado, pero probablemente parecían mayores que yo, y yo era un junior. En un día cualquiera se vestían como si acabaran de salir de un club.

Si mirabas de cerca, sin embargo, Si Wan y yo éramos muy parecidos. Los dos compartíamos la piel clara, ojos oscuros, como Kwang Hee nos había dicho una vez. También había señalado, justo en frente de mí, que Si Wan y yo éramos como el antes y después de un cambio de imagen. No tenía que preguntar si yo era el antes. Mi cabello lacio era del mismo tono oscuro que las raíces de Si Wan.

Lo que sea.

Agarré una Coca-Cola de la nevera y una bolsa arrugada de una mezcla de frutos secos, y luego fui a mi habitación. Me quité los zapatos y me recosté contra las almohadas, listo para perderme en The Mists of Otherworld.

Con mis manos hormigueando de anticipación, abrí el libro.

***

Cerré el libro con fuerza.

— ¡No, no, no!

Este no era el final que había estado esperando. Era domingo por la noche justo después de las once. Había estado leyendo todo el fin de semana con pequeños descansos para comer, bañarme, lavarme los dientes, tomar aire fresco y llamar a mis amigos.

¿Cómo pudo la autora dejar la vida de Yunho pendiendo de un hilo? ¿No había tenido suficiente ya?

Yunho había estado más increíble que nunca en The Mists. Pero justo ahora, podría ser acorralado por Shi Il y otros vampiros hambrientos. ¡Y tenía que esperar otro año para averiguar qué pasaba con él! Era MUY injusto.

Un horrible pensamiento me apoderó: No iba a matarlo, ¿verdad?

No, él no se atrevería. Yunho era demasiado importante. Los lectores nunca la perdonarían. Yo nunca la perdonaría. Pero Jo Dal Hwan era conocido por hacer las cosas a su manera, sin importar lo que sus editores o fans querían.

Sostuve el libro, mis dedos deslizándose sobre la brillante cubierta. Tenía a Yunho y Yoochun con Jin Hee interponiéndose entre ellos, y en las sombras se vislumbraba a Shi Il. Las imágenes de las cubiertas de los libros eran dibujadas por el mismo Jo Dal Hwan porque sentía que sólo ella podía representar a sus personajes con precisión. Ella también se había negado a vender los derechos de la película, afirmando que ningún actor podría interpretar a sus personajes. A pesar del alboroto de la mayoría de los fans, estuve de acuerdo con ella. No me podía imaginar a nadie que le hiciera justicia a Jung Yunho.

Salí de mi cama, me acerqué a la ventana, mirando hacia las oscuras calles. Nuestro tercer piso tenía una mejor vista ahora que los altos edificios viejos habían sido derribados. Desde mi ventana podía ver la mayor parte del barrio, las calles relucientes por la reciente lluvia, la niebla subiendo de las alcantarillas.

Casi podía oír el sonido de los pasos de las botas de Yunho mientras corría por la calle, con una estaca en la mano, buscando un destello del cabello de Shi Il en el claro de luna. Si viera a Yunho en este laberinto de calles, me bajaría por la escalera de incendios y le ayudaría. No es que yo fuera de mucha utilidad contra un vampiro…

De todos modos, ahora que había terminado el libro, tenía que ponerme en línea y desahogarme. Me hubiera gustado llamar a Junsu o Tae Gun, pero era demasiado tarde y no sabía si ya habían terminado el libro.

Le di la espalda a la ventana y me dirigí a la computadora, que se encontraba en un pequeño escritorio en el estudio junto a la sala de estar. Si Wan estaba ocupándola.

— ¿Qué haces? —pregunté casualmente, apoyándome en la puerta. Pude ver que estaba chateando con alguien, pero siempre se ponía a la defensiva si le preguntaba con quién.

—Chateando con Kwang Hee, estamos tratando de decidir a cuál fiesta ir el próximo viernes —dijo, mirándome.

Cuál fiesta. Claro.

—Supongo que vas a ir al baile escolar —dijo burlonamente, como si fuera demasiado cursi. Debería estar agradecido de que ella no estaba pensando en ir; sabía que si quisiera podría conseguir entradas.

Me encogí de hombros.

—Probablemente.

—A Kwang Hee y a mí nos gusta más las fiestas en casas. Son mucho más divertidas.

Vi el desafío en sus ojos. Si Wan me estaba retando a decirle que 1) él no debería ir a fiestas, 2) era demasiado joven, y 3) Kwang Hee era una mala compañía. Después él me contestaría que a) no era su mamá, así que no me metiera en su vida; y/o b) que estaba celoso de su maravillosa vida social.

Por alguna razón, a Si Wan le encantaba burlarse de mí en esos días. Al crecer habíamos sido cercanos —con las comunes peleas—, pero desde que mamá y papá se separaron, Si Wan se había vuelto en mi contra. Supongo que tenía que liberar su ira de alguna manera, y yo era un blanco fácil.

— ¿Ya terminaste de utilizar la computadora? —pregunté.

Él suspiró, decepcionado de que no la sermoneé.

—Sólo un minuto.

Cerró su sesión de Facebook con una mano, mientras mandaba mensajes en su celular con la otra, y luego se levantó. Mamá insistía que tuviéramos celulares por cualquier emergencia. Los tres teníamos el plan que nos daba mensajes gratis las tardes y fines de semana, lo que significaba que frecuentemente Si Wan estaba al celular cuando estaba en casa.

Me dejé caer en la silla y entré a mi favorito fan-site de Otherworld, entonces inicié sesión en el foro como Sr.JungYunho8021. Era extraño pensar que había ocho mil veinte Sr.JungYunho antes que yo. Obviamente, muchos reconocían que él era el personaje más increíble que alguna vez haya existido. No entendía cómo la mayoría de los chicos preferían al reflexivo, sensible Changmin. Era una locura. Empecé a escribir.

Sr.JungYunho8021: (*Spoilers*) Acabo de terminar The Mists. ¡No puedo creer que se haya quedado en Yunho persiguiendo a Shi Il! ¿Creen que muera Yunho en el próximo libro? Estoy muy preocupado. r.lr:

Esperé, y la respuesta llegó casi al instante:

EnamoradoDeYoochunJungXsiempre222: No me sorprendería si el autor lo matara. No parece que esté destinado a encontrar la felicidad. Si fuera a tener un final feliz, ya habría conocido a un chico.

Con esta teoría, otros empezaron a contestar.

TeAmoYoochunJung9648: No se atrevería a matarlo. ¡Sabe que todos nos volveríamos locos! He oído que tiene un bloqueo de inspiración y no ha comenzado el tercer libro todavía. Tal vez no sabe qué hacer con Yunho.

¿Bloqueo de inspiración? Pensé que con temor mientras empezaba a escribir de nuevo.

Sr.JungYunho8021: Espero que supere su bloqueo pronto, porque un año es demasiado tiempo para el próximo libro, no puedo imaginar esperar más.

FanDeJoDalHwan4307: Creo que va a hacer que Shi Il mate a Yunho. Yoochun se enfurecerá y se volverá violento (un completo cambio). ¡Yoochun, el pacifista, matando a Shi Il sería el final perfecto de la serie!

Un montón de comentarios le siguieron, la mayoría de ellos diciendo que sería un final terrible. Como si matar a Yunho fuera a ser genial. Como si la personalidad de Yoochun fuera a dar un giro de 180.

Tenía un nudo en la boca del estómago. Si Yunho moría, significaba el fin de mi fantasía, y eso sería demasiado difícil de soportar.

***

Shi Il miró por la ventana de su escondite, un sótano en una casa abandonada. Escaneó las calles con sus pálidos ojos, asegurándose que no tenía nada de qué preocuparse. Jung Yunho no pudo haberlo seguido hasta allí. El cazador de vampiros era bueno, pero no tanto.

Tenía sed, demasiada. Pero cazar no era fácil cuando él mismo lo estaba siendo. Se apartó de la ventana y fue a sentarse en un sillón viejo maltrecho, uno de los muchos recordatorios de los anteriores habitantes.

Cuando la gente huye de la ciudad en estos días, por lo general es a toda prisa. Muchas hermosas casas están siendo dejadas al olvido por NOSOTROS, pensó con orgullo.

Si Yunho pensaba que podía ser más astuto que él, estaría decepcionado. Como siempre, todo se reducía al cálculo de probabilidades —dudaba que Yunho lo entendiera. Las probabilidades de adónde correr, medir riesgos.

Eso era algo en lo que Shi Il era excelente: anticipar el próximo movimiento de Yunho.

A veces, disfrutaba de jugar. Otras, como ahora, Yunho era una jodida molestia. Lamentó no haber matado al muchacho cuando tuvo la oportunidad. Pero entonces, si hubiera sabido que el joven Yunho estaba presente cuando estaba matando a su familia, lo habría hecho. Shi Il sintió los vellos de su cuello erizarse, y se levantó del sillón, asumiendo una postura de lucha. Su depredador se acercaba. Shi Il sintió el rugido de sed de sangre en su estómago. Un depredador que pronto se convertiría en su presa....

Me quedé mirando la pantalla, mordiendo mi labio inferior. La cosa depredador-presa había sido exagerada. Sólo era la cosa gato-ratón, ahora que lo pensaba.

Eliminé la última línea de la historia real y releí la escena.

Terminar de leer The Mists of Otherworld esa noche me había llenado de creatividad. Quería ponerle fin a la línea de la historia Shi Il/Yunho de una vez por todas —con Yunho final vivo, por supuesto. Estaba emocionado de publicarlo en un sitio web de fan-fics y esperaba que a otros fans les gustara.

Eran las 12:34am, definitivamente ya era hora de parar de escribir y dormir. Muchas veces me había quedado hasta tarde escribiendo, como consecuencia al día siguiente tenía dolor de cabeza.

El problema era que yo era una persona de la noche, en la oscuridad trabajaba mejor. Escribía desde hace tanto como podía recordar, pero una vez que leí Otherworld, dejé mis historias originales para centrarme en el fan-fic. Era un mundo tan rico y emocionante que no podía pensar en ninguna otra cosa.

Sabía que si iba a ser escritor, tendría que escribir mi propio material original algún día. Era una lástima que el personaje de Jung Yunho ya había sido creado por Jo Dal Hwan.

Deseaba que fuera todo mío.