Capítulo Dos
A Jung Yunho
jamás lo habían rechazado a la mañana siguiente y no estaba dispuesto a
permitir que sucediera... aunque no tuviera ni idea de quién era aquel chico.
Llevaba
veinte minutos preguntándose de qué color tendría los ojos y ahora lo sabía. Aunque
la sorpresa y el susto lo habían hecho palidecer más si era posible, seguía
siendo muy guapo.
Hacía mucho
tiempo que Yunho no compartía cama con nadie, pues las relaciones no se le
daban bien y, además, había estado muy ocupado últimamente. Por eso, tal vez,
se había pasado un buen rato mirando dormir a aquel hombre, hasta que había sucumbido
a la tentación de tocarlo y se había maravillado ante las notas musicales que
podía hacer aflorar de aquel cuerpo.
–Tú no eres Eun
Sook –protestó el chico.
–No
–contestó Yunho con calma, aunque se estaba preguntando quién sería aquel Eun
Sook y cómo era posible que él se hubiera equivocado de aquella manera.
– ¿Cómo es
posible que no seas Eun Sook?
Vaya, él
también se lo estaba preguntando.
–Bueno, no
soy Eun Sook porque esta no es la habitación de Eun Sook –contestó–. Esta
habitación es mía –añadió literalmente, pues todas las habitaciones del
edificio eran suyas.
El chico se
quedó mirándolo con la boca muy abierta. Yunho espero sin moverse. Por lo
visto, su compañero no se había dado cuenta de que le había aprisionado la mano
entre los muslos y no se podía mover.
El chico
miró a su alrededor, confundido.
–Pero tiene
que ser su habitación... conté las puertas. La otra estaba vacía.
Yunho no
contestó. Tenía ganas de reírse, pero no quería empeorar la situación.
– ¿Estás
seguro de que estás en la habitación correcta? –le preguntó el chico.
–Completamente
seguro –contestó Yunho–. Estaba agotado y me metí en la cama y, luego, de
repente, el mejor de mis sueños se hizo realidad.
Lo único
malo era que el protagonista del sueño y de su realidad se estaba poniendo rojo.
A pesar de que sus gritos de placer todavía le revoloteaban por la cabeza a Yunho,
comprendió que, efectivamente, el chico se había confundido de hombre. Aquella
pasión que había compartido con él era para otro. Yunho no pudo evitar sentir
envidia, pero se dijo que el que le había dado tanto placer como para
arrancarle que había sido el mejor polvo de su vida había sido él, y ningún
otro.
– ¿Eres un
huésped del hotel? –le preguntó muy nervioso.
–La verdad
es que yo...
Pero el
chico no le dio oportunidad de presentarse sino que se lanzó a un monólogo de
disculpas y pánico.
–Oh, no me
lo puedo creer. No me lo puedo creer. Lo siento mucho. De verdad, lo siento
mucho, lo siento mucho.
Yunho no
pudo evitar dejarse llevar por la curiosidad y lo acarició entre las piernas...
solo una vez, muy suavemente, pero justo en el centro. Al instante, las
disculpas cesaron. Al chico se excito, se le tensaron los músculos y le subió
la temperatura. Yunho lo miró a los ojos y vio que se le dilataban las pupilas
y que parpadeaba varias veces. Sintió los espasmos antes de que se alejara
hacia el extremo de la cama.
–No te
disculpes –le dijo Yunho pensando que, a lo mejor, tendría que ser él quien
pidiera perdón.
Pero lo
cierto era que no se arrepentía de lo que había hecho. Despertarlo con caricias
íntimas había sido maravilloso y la reacción del chico había sido de total
entrega, exactamente igual que la noche anterior, y en ambas ocasiones había
sido él quien lo había excitado.
Yunho se
apresuró a mirarle las manos y vio que no llevaba alianza. Evidentemente, aquel
chico no era de ningún hombre y el tal Eun Sook era tonto por no haberse
acostado con él antes, pues aquel hombre era apasionado y entregado,
literalmente el sueño de cualquier amante.
Yunho tosió
para aliviar un poco la tensión que sentía en el pecho.
–Siento
mucho no ser Eun Sook –anunció.
Le habría
encantado ser el otro tipo porque sabía lo que el chico tenía en mente y, en
aquellos momentos, se sentía excitado a más no poder, pero se controló para que
no lo tomara por un cavernícola.
El
pobrecillo estaba muy avergonzado y Yunho no podía dejar de pensar en volverse
a acostar con él. ¿Qué clase de hombre era?
Definitivamente, uno que llevaba demasiado tiempo
sin compartir cama con alguien más.
–No lo
sientas –contestó él negando con la cabeza.
A Yunho le
estaba empezando a molestar su incomodidad más que su propio cuerpo, que parecía
no poder controlar, así que decidió recurrir al sentido del humor para quitar
hierro al asunto y poder ofrecerle, así, un respiro al chico.
Jaejoong intentó
disimular que se le había entrecortado la respiración. La sorpresa había hecho
que el aire se le bloqueara en los pulmones, pero sospechaba que el deseo
también había tenido algo que ver en todo aquello, porque lo cierto era que
estaba a dos segundos de tener un orgasmo y, sinceramente, aquello lo
sorprendía sobremanera.
Se quedó
mirando fijamente a aquel hombre al que no conocía de nada y que estaba tan
cerca. Pero lo conocía muy íntimamente y, además, le bastaba con mirarlo para
sentir que se le aceleraba el corazón.
– ¿Estás
bien? –le preguntó él sonriendo peligrosamente.
El
desconocido tenía una sonrisa maravillosa. Sí, definitivamente, tenía unos
labios maravillosos, unos labios que parecían sonreír de manera muy natural,
como si estuviera acostumbrado a hacerlo.
Jaejoong se
subió un poco más la sábana. Al hacerlo, lo dejó a él al descubierto y, no,
definitivamente, aquel tipo no era Eun Sook.
–Siento
mucho todo lo que ha sucedido –se disculpó, decidido a ignorar el deseo que lo
había invadido y preguntándose en qué tipo de animal salvaje se había
convertido.
–Pues yo,
no.
Apenas lo
oyó porque se estaba disculpando de nuevo y lo siguió haciendo, por lo menos,
diez o doce veces más. El desconocido se sentó y se apoyó en una mano.
–No has
hecho nada que yo no quisiera que hicieras –le aseguró.
Eso lo hizo
callar apenas un segundo.
–No tuviste
mucha elección –comentó mirándolo–. Te seduje –añadió recordando que lo había
encontrado dormido y que lo había despertado acariciándolo... por todas partes.
El
desconocido se forzó a sonreír.
–Sí, bueno,
yo tampoco te dije que no –contestó Yunho chasqueando la lengua–. Además, no ha
sido para tanto, no era virgen.
No,
evidentemente, no lo era. Jaejoong se mordió los labios para no sonreír. Aquel
hombre lo hacía sonreír con facilidad y, si no tenía cuidado, iba a conseguir
con total facilidad también que volviera a cometer una locura, así que se puso
en pie y se llevó la sábana con él. Le daba igual dejarlo expuesto porque no
parecía que a él le importara. Jaejoong lo único que quería era esconderse, así
que intentó envolverse en la sábana. Se dio cuenta de que el desconocido lo
miraba con interés. Era evidente que todo aquello le parecía divertido y...
excitante, tal y como dejaba claro su miembro endurecido.
–Te dejo que
te aproveches de mí siempre que quieras –dijo echándose hacia atrás–. Claro que
también podrías volver a la cama y dejar que esta vez me aproveche yo de ti.
Ya había
estado a punto de permitírselo y ambos lo sabían. Jaejoong se sonrojó.
–Lo siento
mucho.
–Bonito, de
haber querido, te habría parado –le recalcó Yunho.
– ¿Y por qué
no lo hiciste? –quiso saber Jaejoong.
El
desconocido se rio a carcajadas, lo que hizo que todo su cuerpo se moviera en
una expresión de alegría. Jaejoong no pudo evitar fijarse en su entrepierna,
también creada para dar alegrías, y en sus músculos, bien definidos y fuertes,
y se dijo que aquel hombre había sido el mejor juguete erótico que había tenido
en su vida.
Jaejoong intentó
pensar con claridad. ¿Y si estuviera casado?
– ¿Por qué
demonios no lo hiciste? ¿Los hombres se te cuelan en la cama todo el rato? –le
preguntó pensando que, por lo guapo que era, seguramente sería eso.
–Al
principio, creí que estaba soñando.
–Pues menudo
sueño. Un sueño en cuatro dimensiones –comentó Jaejoong con escepticismo.
–Sí, un
sueño caliente y húmedo –continuó el desconocido–. ¿Estás seguro de que no
quieres volver a la cama?
–Muy seguro
–mintió Jaejoong repentinamente desesperado por salir de allí antes de dejarse
llevar y repetir lo de la noche anterior.
–Bonito,
relájate. Yo no tengo pareja... ¿Y tú?
–No, yo
tampoco –le confirmó Jaejoong.
– ¿Y Eun
Sook? ¿Quién es?
–Nadie
–contestó Jaejoong, que no quería hablar del tema.
– ¿No es tu
novio ni tu amigo con derecho a roce ni nada de eso?
–No
–contestó Jaejoong decidiendo que le debía algún tipo de explicación por muy
vergonzoso que le resultara dársela–. Somos compañeros de trabajo. Ha estado
flirteando conmigo y yo... sentí que por una vez... –añadió apretando los dedos
de los pies contra la alfombra y deseando que se lo tragara la tierra.
–No hay nada
de malo en eso –comentó su compañero de cama encogiéndose de hombros–.
Entonces, ¿no estabas buscando su habitación porque estás secretamente
enamorado de él y quieres ser el padre de sus hijos?
–No quiero
tener hijos, por eso no te preocupes –se apresuró a asegurar Jaejoong –. De
hecho, ayer utilizamos protección.
–Lo recuerdo
perfectamente –contestó el desconocido sentándose lentamente–. De acuerdo. Así
que no quieres tener hijos con él. ¿Tampoco estás enamorado de Eun Sook?
Jaejoong negó
con la cabeza.
–Solo quería
tomar al toro por los cuernos por una vez.
– ¿Te gustan
los rodeos? –le preguntó el desconocido sonriendo abiertamente–. Cualquiera lo
diría... –comentó a continuación.
–No son para
mí –murmuró Jaejoong muriendo ante aquella sonrisa.
–Pues montas
muy bien. Llevas muy bien el ritmo y parece que lo hayas estado haciendo toda
la vida –comentó mirándolo de manera inequívoca–. Así que, ¿me estás diciendo
que no sueles seducir a desconocidos?
Aquella idea
era tan loca que a Jaejoong le entraron ganas de reírse a carcajadas, pero no
lo hizo, se limitó a tomar aire para calmarse y se dijo que él también sabía
bromear y que era la mejor manera de encarar la situación.
–Solo cuando
hay luna llena y me convierto en el hombre lobo –improvisó Jaejoong aullando.
–Ah, eso lo
explica todo...
Jaejoong sonrió.
–Digamos que
el lugar también ayuda mucho –contestó.
– ¿El
castillo?
–Sí, este
escenario de lujo, con estos muebles tan bonitos...
–Sí, es
cierto que estamos en un lugar muy bonito, pero nunca se me hubiera ocurrido
que podía motivar juegos eróticos. No hay espejos en el techo ni esposas en las
camas ni aceites para masaje en los baños...
Jaejoong se
quedó mirándolo con la boca abierta. Le habría encantado probar un aceite de
vainilla comestible sobre el cuerpo de aquel hombre, por no hablar de las
esposas...
–Este lugar
posee una decadencia embriagadora y, además, anoche hacía calor, así que me di
una ducha y... había tomado champán francés...
–Ahh...
–contestó él, como si aquello lo explicara todo–. Champán francés.
Jaejoong se
encogió de hombros.
–Solían
decir que este lugar era una locura de un hombre, ¿lo sabías?
–No
–reconoció Jaejoong –. Yo no diría que este sitio es una locura sino, más bien,
una fantasía.
–Yo creo que
lo decían porque cometió la locura de casarse con cierta mujer...
–Ah, vaya,
¿una mujer que lo hizo sufrir? Qué pena, porque este sitio no es un sitio para
sufrir.
–Más bien,
para gozar, ¿verdad? –Contestó Yunho chasqueando la lengua–. Sin embargo, Eun
Sook y tú han venido por motivos de trabajo.
–Bueno, yo
no tendría que haber venido, pero, en el último momento, nuestro jefe quiso que
yo también viniera –le explicó Jaejoong.
– ¿A qué te
dedicas?
–Soy
localizador, me dedico a localizar lugares para rodar películas.
Yunho enarcó
las cejas al ver que Jaejoong no hablaba con ningún entusiasmo.
– ¿Este
lugar no te parece una buena localización?
–Me parece
una localización increíble –le aclaró–. No, no lo decía por eso sino porque, a
pesar de que suena muy bien, no me gusta demasiado el trabajo.
– ¿Cómo es
posible que no te guste estar en sitios como este?
–Yo no suelo
viajar mucho. Normalmente, estoy en la oficina haciendo tareas administrativas.
No llevo mucho tiempo trabajando –contestó encogiéndose de hombros.
Lo cierto
era que las tareas administrativas se le daban tan bien que siempre se las
encargaban a él, lo que resultaba de lo más frustrante.
–Así que,
para aprovechar bien el viaje, decidiste darte un capricho, ¿eh? –dijo el
desconocido sonriendo.
Jaejoong decidió
que no había motivo para negarlo, así que asintió.
–Craso
error.
–Sí, pero yo
tampoco diría que ha sido un desastre.
No, claro
que no. No había sido un desastre. Gracias al error que había cometido, había
disfrutado del mejor sexo de su vida. Claro que había sido con un perfecto
desconocido y ni siquiera se habían besado. No había ningún tipo de conexión
emocional entre ellos y no podía esperar que la hubiera, así que más le valía
no perder el sentido común. ¿Qué clase de tipo pasaba la noche con un completo
desconocido? Evidentemente, un playboy. Además, no había más que ver su sonrisa
y su actitud. Sí, definitivamente, no era ningún inocente.
–Tendría que
haber encendido la luz –se lamentó Jaejoong cerrando los ojos.
–A juzgar
por cómo sujetas las sábanas, yo diría que te gusta hacerlo en la oscuridad
–comentó el desconocido.
– ¿Perdón?
–se indignó Jaejoong.
–A mí me
parece que esconder un cuerpo como el tuyo es una aberración.
Era cierto
que a Jaejoong no le gustaba practicar sexo con la luz encendida porque se
sentía cohibido. Aquello le hizo pensar en que, en aquellos momentos,
seguramente tendría el pelo tan revuelto como un cantante de rock de los años
ochenta. Fabuloso.
Aun así, lo
cierto era que se había acostado con el hombre equivocado y que aquel hombre
equivocado le estaba sonriendo de manera muy peligrosa.
–Claro que
parece que tienes una vena de lo más salvaje –comentó.
Por lo
visto, así era. Jaejoong se dijo que, la próxima vez que necesitara satisfacerse,
se compraría un vibrador. Se llevó las palmas de las manos a la cara e intentó
calmarse, porque se estaba excitando con solo mirarlo.
–Bueno, me
tengo que ir. Será mejor que olvidemos lo que ha sucedido.
Por culpa de
la sábana, no podía andar deprisa, así que al desconocido no le costó demasiado
plantarse delante de la puerta y bloquearle el paso.
–No te
puedes ir así –le dijo mostrándose ante él completamente desnudo–. Tenemos que
hablar.
Jaejoong sintió
unas imperiosas ganas de tocarlo.
– ¿Te importaría
vestirte? –le preguntó, pues no podía pensar con claridad.
– ¿Por qué?
No tengo necesidad de esconder lo atraído que me siento por ti –contestó,
divertido.
No se sentía
atraído por él, solo era sexo y verlo desnudo le alteraba las hormonas, lo ponía
como un animal.
–Por favor,
vístete. Por favor.
Yunho se
encogió de hombros.
–Estoy muy
bien así –le aseguró–. A ti no te gusta que te vean desnudo, ¿verdad?
A él lo que
no le gustaba era que su cuerpo reaccionara como loco, que era exactamente lo
que le estaba pasando en aquellos momentos al verlo allí, alto, fuerte y
sensual, ante él. Se moría por volverlo a sentir dentro de él, penetrándolo.
– ¿Te
importaría girarte para que me pueda vestir? –le preguntó.
– ¿Lo dices
en serio? ¿No me vas a dejar mirar?
–Yo creo que
ya has tenido suficiente, ¿no te parece? Por favor, compórtate y date la
vuelta.
– ¿Qué te
hace pensar que soy decente?
Jaejoong lo
miró a los ojos en actitud desafiante.
–Dejaste al
señor primero.
–Bueno, eso
no fue por gentileza sino por puro placer –contestó sonriendo profundamente–.
Está bien, si insistes, no miraré.
Dicho
aquello, se giró y le presentó el trasero, lo que hizo que Jaejoong se quedara
de piedra durante unos segundos. Luego, se apresuró a recordar lo que quería
hacer y corrió hacia la cama para buscar su ropa.
–De acuerdo,
ya está –anunció.
Yunho se
giró y se quedó mirándolo con la boca abierta.
– ¿Llevabas
eso puesto? –le preguntó–. Vaya, ojalá hubieras encendido la luz –se lamentó.
–Para ya –se
rio Jaejoong –. No hace falta que me halagues.
– ¿Cómo no
iba a hacerlo? –contestó él acercándose.
Jaejoong nunca
antes se había tenido por un seductor y sabía que no lo estaba tomando como
tal. Debía de ser, más bien, como un juguete sexual para aquel hombre
insaciable. El problema era que saber que lo encontraba irresistible lo
excitaba sobremanera. ¿Tanto como para volverlo a hacer... de día y
completamente sobrio? ¡No estaba tan loco! Así que se echó atrás, agarró una
toalla que había cerca y se la tiró para defenderse.
Él lo
agarró.
– ¿Y qué
hago con esto?
Maldición,
no había agarrado la toalla del baño sino la del bidé, que era minúscula.
Ridículamente pequeña, parecía un pañuelo.
–Me siento
insultado –bromeó–. Me parece que necesitas que te recuerde lo que tengo para
ofrecer.
–No, por
favor –se rio Jaejoong –. Por favor... no.
Él también
se rio.
–Me alegro
de que le veas la parte graciosa.
–Oh, qué
pesadilla –contestó Jaejoong mordiéndose el labio inferior.
–Es una
locura, pero no es una pesadilla, así que no te arrepientas.
Jaejoong lo
miró a los ojos y vio que hablaba con sinceridad. También era sincera su
sonrisa.
–Desde
luego, sabes cómo hacer que un chico se sienta bien –comentó.
–Me gusta
pensar que es uno de mis puntos fuertes.
Desde luego
que lo era.
– ¿El tal Eun
Sook no será moreno y se reirá como una hiena? –le preguntó su compañero
acercándose a la ventana como si algo le hubiera llamado la atención.
Jaejoong se
acercó también y escuchó una risa que conocía. Recordó haberla oído la noche
anterior en un momento muy concreto.
–Oh –exclamó
cuando Eun Sook besó al joven que lo acompañaba.
–No me puedo
creer que me confundieras con él –protestó el hombre desnudo fingiendo
indignación–. Mide por lo menos cinco centímetros menos que yo y no es tan
fuerte –añadió.
Sí, desde
luego eran polos opuestos. Aquel hombre era mucho más peligroso que Eun Sook y
flirteaba mucho mejor. Además de que tenía un sentido del humor mucho más
inteligente.
–Bueno, es
que estabas tumbado –se disculpó Jaejoong.
–Y,
evidentemente, no te has acostado con él –añadió con aparente satisfacción.
Jaejoong no
contestó. Sabía que había quedado claro la noche anterior por sus gritos de
placer. Ambos se quedaron mirando a la pareja que había en el jardín. De nuevo,
fue él quien rompió el silencio.
–Para serte
sincero, creo que has salido ganando.
Jaejoong se
rio.
–Mira que
eres arrogante –siguió riéndose–. Pero puede que tengas razón.
– ¿Puede?
Sabes perfectamente que ha sido espectacular –contestó en tono divertido.
Jaejoong se
sonrojó mientras los recuerdos se apoderaban de los dos.
–Bueno
–comentó decidiendo que había llegado el momento de dar por finalizada la
experiencia más apasionada y vergonzosa de su vida–. Sí, bueno, muchas gracias,
ha sido...
–Un placer,
por supuesto –lo interrumpió Yunho–. Ha sido fantástico y estás deseando
volverme a ver –añadió.
Jaejoong negó
con la cabeza.
–No, esto ha
sido lo que ha sido, pero no se va a volver a repetir –le aclaró.
–Venga, no
seas así –protestó él–. Si no hemos hecho más que empezar... sería una locura
no volvernos a ver, no repetir. Lo deseas tanto como yo –añadió mirándole el
cuerpo.
A Jaejoong no
le hizo falta desviar la mirada hacia abajo para saber que se le habían
endurecido los pezones, clara señal de que se morían por sus caricias.
Sí, desde
luego, se sentía tentado.
–Llevabas
algún tiempo sin hacerlo, ¿verdad?
–Desde la
última luna llena –contestó Jaejoong.
–Mentiroso.
Pero si te estás poniendo como un tomate. No eres tan fresco como me quieres
hacer creer. Aunque, la verdad, podrías serlo si quisieras. No te faltan cualidades.
Con un poquito de práctica...
– ¿Te estás
ofreciendo para ayudarme a practicar? –bromeó Jaejoong poniendo los ojos en
blanco.
–Por
supuesto –contestó él–. Yo también llevaba un tiempo sin practicar.
Jaejoong se
rio y se dijo que aquello era imposible y que no se lo iba a creer.
–Es verdad
–insistió él leyéndole el pensamiento–. He tenido mucho trabajo, he estado muy
ocupado y no he tenido tiempo, pero tú me has abierto el apetito.
¿Sería
cierto?
–Es verdad
que nos hemos conocido de una manera poco convencional, pero hemos estado muy
bien juntos.
Jaejoong se
permitió fantasear durante un rato, imaginar volverse a acostar con él unas cuantas
veces más. La fantasía lo llevó a visualizar aquella relación sexual
convirtiéndose en una relación maravillosa digna del mejor final de película...
aquel era, precisamente, el problema, que siempre veía cosas donde no las
había.
No sería la
primera vez que se estrellaba y no quería volverlo a hacer. Se conocía a sí
mismo y sabía que, en breve, querría la fantasía completa y que un tipo como
aquel no era de los que iban a por el final feliz porque era un completo
playboy, tal y como demostraba que se tomara una aventura de una noche con
tantísima tranquilidad.
Jaejoong decidió
que no iba a seguir adelante. Definitivamente, aquello no se podía repetir.
–No puede
ser –anunció.
–No será por
Eun Sook...
–No, es por
mí –contestó seguro de que terminaría quemándose si se empeñaba en jugar con el
fuego de aquel inesperado compañero sexual.
El protagonista
de sus pensamientos lo estaba mirando fijamente. Jaejoong sentía la imperiosa
necesidad de besarlo. Soltó aire, dio un paso atrás y parpadeó. No iba a
hacerlo, así que se giró hacia la puerta y salió al pasillo a toda velocidad.
–Espera –le
pidió Yunho saliendo tras él.
Por lo
visto, le daba igual estar tapándose con una toalla minúscula.
–No sé cómo
te llamas. Yo me llamo...
–No, no me
lo digas –lo interrumpió Jaejoong –. Hagamos como que todo ha sido un sueño.
–Pero...
– ¡Adiós!
–se despidió Jaejoong corrió hacia las escaleras.
– ¿Me vas a
dejar así?
Jaejoong se
giró hacia él y lo vio apuesto, seguro y con aire divertido.
– ¡Ya se te
ocurrirá algo! ¡Seguro! –le contestó.
Sí, seguro
que lo que se le ocurría era compartir con otro hombre las ganas de sexo que él
le había dejado.
Para morirse
de envidia.
La verdad Jae te sacaste la lotería esa noche,mira que casi terminas en la cama del otro pero felizmente te confundiste y encontraste a Yunho. Aunque ambos se lo tomaron relajadamente al día siguiente,claro que ambos querían repetir la experiencia jajajaja.
ResponderEliminarDe seguro pronto se volverán a encontrar :)
Gracias por la actualizacion.
jajajaja que gracioso .. ^^
ResponderEliminaraishhh ..! por que Jaejoong se tiene que hacer el difícil... ( "¬¬)
que le costaba hacer caso a sus deseos y repetir con Yunho lo que hicieron la noche pasada >///<
jajajaj Yunho se quedo con mas ganas que Jae XDD!
Gracias por el capitulo! me gusta mucho esta historia ;)
jajajaj ps que suerte haberse equivocado de habitación xD
ResponderEliminarjae te envidio mira q despertarse con semejante hombre y haber pasado una noche asi debe ser el paraiso *O* asdadsa gracias x compartir estan geniales las adaptaciones !!
y si que tuvo la mejor de las suertes al no terminar con el otro y haber terminado en la cama de yunho que suerte la de jae ya la quisiera yo
ResponderEliminarespero y se encuentren de nuevo y ahora si no rechace la idea de yunho en enseñarlo a practicar mira que les aria bien a los dos
GRACIAS POR EL CAPITULO MUY BUENO
Que suerte la de Jae pasar la noche con Yunho y todo por equivocarse de habitacion ,Yunho quiere repetir pero Jae se hace el dificil aunqur es evidente que tambien el quiere,espero que se deje llevar por sus deseos
ResponderEliminaromg espere tanto la actu <333333
ResponderEliminar:3 jajaja me da mucha risa que suerte la de JJ :3
YH tan atrevido ansbdhabsdha me encantaaaaaaa <3333333
continualo pronto porfis porfis <3333333
que monce que es Jae desperdiciar una oportunidad así??? Dónde va a conseguir otro hombre como yunho que este tan dispuesto pero algo me dice que yunho no se va a quedar con los brazos cruzados espero pronto la actu porfis!!!
ResponderEliminarOHHHHH, pero porque???? XDDDDDD
ResponderEliminarGracias por el capitulo, creo que empece a leer mal, pero ya lo corregí y me encanta
Quiero la continuación, me encanta el Jaejoong de este fic XD
ResponderEliminaraaaw Joongie te salio muy bien equivocarte xD Ojala se vuelvan a encontrar pronto y retomen lo que dejaron pendiente(? xD
ResponderEliminarOww Jaejoong aprovecha la situación ... el hombre se te esta ofreciendo!!! como lo vas a rechazar !!!
ResponderEliminarOh oh...muerte z envidia..seguro así seria clasificado JJ si se entera q Yunho se acostó con otro jajaja ayy seguro q Yunni hará algo para dar con Jae...si le encantó estar con él
ResponderEliminarUhhhhh ese Jae es fuerte jejebehe no dejo q yunho lo convenza y no se quedo ... Digo q pronto se encontraran jejeje algo Mr lo dice
ResponderEliminarJajaja.. Ambos quieren, pero Jae con su vergüenza se aguanto y Yunho muy despierto el niño. Esta fabulosa.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞