Capítulo Tres
—Jaejoong, ¿dónde has
estado? —le preguntó Eun Sook consultando el reloj
cuando Jaejoong bajó por fin al comedor para desayunar una hora después.
El chico con
el que lo había visto antes no estaba. En realidad, no había nadie más en el
comedor. Jaejoong echó los hombros hacia atrás, dispuesto a no arrepentirse en
absoluto de lo que había sucedido aquella noche. El guapísimo y desnudo
compañero que había encontrado por confusión lo había puesto de buen humor con
su natural sentido del humor y, además, Eun Sook también le había encontrado
sustituto.
—Llevo
esperándote un buen rato —le comentó
su compañero de trabajo con el tono de voz suave y agradable que solía emplear
con él.
—No sabía que
tuviéramos tanta prisa por irnos —le contestó Jaejoong.
—No nos vamos
–contestó Eun Sook—. Está aquí.
— ¿Quién?
—El
propietario. Ha venido de repente.
¿El hijo del
loco? Sabiendo que el tal loco no había visto terminado el castillo, Jaejoong supuso
que su hijo andaría por los cuarenta y tantos o cincuenta.
—Tenemos que
conseguir convencerlo de que este es el lugar que necesitamos —asintió Eun Sook con vehemencia.
Jaejoong no
quería quedarse en aquel lugar más de lo estrictamente necesario porque no
quería encontrarse con cierto huésped y, además, sabía que no solía haber
problemas para que los propietarios de las localizaciones les permitieran
filmar en ellas, pues a todos les solía encantar.
— ¿Se te ha
ocurrido algo? ¿Tienes algún plan? — le preguntó
a Eun Sook.
—Sí, se me
había ocurrido que podrías coquetear con él.
— ¿Cómo? –le
preguntó Jaejoong, seguro de que había oído mal.
—Ya sabes, lo
encandilas un poco, lo suficiente como para tenerlo comiendo de la palma de la
mano —
insistió Eun Sook.
Jaejoong se
dio cuenta de que estaba descubriendo cómo era en realidad su compañero de
trabajo y, ahora que la fachada agradable había desaparecido, estaba viendo a Eun
Sook tal y como era en realidad, un hombre que encandilaba a los demás para
conseguir lo que quería.
Aquello lo
hizo preguntarse qué habría querido de él, con el que había flirteado sin
parar, al que había lanzado cumplidos y miradas... Definitivamente, no había
sido sexo.
—Aunque
trabajemos para la industria cinematográfica, te aseguro que, en esta ocasión y
dependiendo de mí, no va a haber escena de cama.
Yunho estaba
tumbado en la cama, recuperándose de la actividad nocturna. La ventana estaba
abierta y le llegaba desde el jardín una conversación muy interesante.
—Creo que le deben de gustar los hombres elegantes. No creo que le gusten los chicos
en vaqueros.
—Para que lo
sepas, los vaqueros son sexys —le contestó Jaejoong
en tono muy serio al canalla de Eun Sook.
Jaejoong. Le
encantaba su nombre.
— ¿No tienes
algo un poco más sensual?
—No creo que
eso nos sirviera de nada. Probablemente, esté casado.
Yunho estuvo
a punto de reírse a carcajadas.
— ¿No podrías
hacer un esfuerzo? Tenemos entre manos un contrato muy importante, ya lo sabes.
—No me pienso
prostituir para conseguir un contrato, Eun Sook. Yo no soy así.
—Ya sabes que
en este trabajo todo depende de la imagen. Quise que vinieras conmigo porque
estabas hasta arriba de trabajo administrativo, pero, cuando llega el momento,
tienes que poner toda la carne en el asador. Tienes que sacar tu instinto
básico y hacer lo que sea necesario para impresionarlo.
Yunho no se
podía creer que Jaejoong se hubiera querido acostar con aquel imbécil.
—Tú haz lo
que quieras y flirtea con quien quieras para conseguir lo que busques, pero a
mí no me digas lo que tengo que hacer — le espetó Jaejoong.
¿Quería
instinto básico? Pues ahí lo tenía.
— ¿No quieres
ganar? —le preguntó el muy bobo.
—A ese
precio, no —contestó Jaejoong.
Yunho sabía
que Jaejoong no era un hombre sin escrúpulos ni descarado. Frunció el ceño al
detectar dolor en su voz y aquello le hizo preguntarse si realmente le gustaría
el tonto de Eun Sook.
—Cruza los
dedos para que sea homosexual, Eun Sook. Así, podrás llevarte tú todos los
méritos.
Yunho se
levantó de la cama y se dirigió al baño. Se moría de ganas por bajar, pero,
cuando lo hizo, encontró a Jaejoong solo. La única señal de la molesta compañía
que había tenido era que estaba sonrojado. Y se sonrojó todavía más cuando lo
vio aparecer.
—Buenos días —lo saludó Yunho por segunda vez aquel día.
—Oh — dijo él sorprendido —. Hola.
—No me has
comentado qué planes tenías para esta mañana —comentó Yunho acercándose a la mesa en la que
le habían servido el desayuno—. Estamos en
un lugar muy bonito... ¿tienes pensado salir a dar una vuelta o algo?
Jaejoong negó
con la cabeza y desvió la mirada.
—He venido a
trabajar.
—Pero me has
dicho que no te gusta tu trabajo. Se supone que aquí venimos a relajarnos. ¿Has
probado el spa?
Jaejoong se
volvió a sonrojar.
—No, no tengo
tiempo de ir al spa. Tengo mucho trabajo. De hecho, me tengo que poner a
trabajar inmediatamente...
—A lo mejor
te vendría bien desayunar antes; debes de estar necesitado después de lo de
anoche.
Dicho
aquello, se sentó frente a él. A pesar de la cara de pocos amigos de Jaejoong, Yunho
no estaba dispuesto a irse, tomó un cruasán y le dio un mordisco.
—Creo que
solo voy a tomar un café —comentó Jaejoong.
Yunho se
apresuró a servírselo.
—Gracias —murmuró Jaejoong.
Yunho lo
miró con deseo. No le gustaba que se mostrara reservado, lo prefería atrevido y
bromista. Era consciente de que había una bomba de relojería bajo aquella
fachada.
— ¡Jung Yunho!
—Gritó un hombre saliendo del edificio con una
gran sonrisa—. Me alegro mucho de verlo.
Yunho sabía
diferenciar perfectamente la voz de una persona servil que lo quería adular de
la que realmente se alegraba de verlo. A aquel había sido fácil pillarlo. Miró
a Jaejoong y se giró hacia Eun Sook.
—Lo siento,
pero no sé quién es usted — le contestó
con frialdad, sin molestarse en ponerse en pie, mirándolo desde la mesa.
Pero Eun
Sook había hecho sus deberes.
—Soy Eun Sook,
de la empresa. Hemos venido porque nos interesa su maravillosa propiedad. Sería
perfecta para...
—Me gustaría
terminar de desayunar —lo
interrumpió Yunho—. Podemos
hablar más tarde.
—Oh —se disculpó Eun Sook apesadumbrado–, por
supuesto.
—Puede
esperarme en las cuadras, nos vemos allí dentro de un rato —lo despidió Yunho.
Ahora que ya
se había quitado a aquella molestia de encima, Yunho miró a su compañero de
mesa y volvió a sentir una punzada en el pecho. Para disimular la incomodidad
que aquello le causaba, siguió bromeando.
—Bueno, ¿qué
vas a hacer ahora para impresionarme?
Jaejoong se
había quedado petrificado al darse cuenta de que el hombre con el que se había
acostado era el mismo al que Eun Sook quería que impresionara. ¿Y Yunho había
escuchado aquella conversación?
—Mira, no
sabía quién eras y... —le aseguró.
La carcajada
de Yunho lo interrumpió.
—Lo sé,
bonito. Llegué ayer muy tarde y nadie sabía que estaba aquí, así que tengo muy
claro que no estabas intentando convencerme para que les cediera la propiedad
para su película.
Jaejoong no
se podía creer que fuera propietario de aquel lugar.
—De acuerdo. No tienes
suficiente edad para ser el dueño de este lugar —comentó Jaejoong, porque Yunho parecía no
haber cumplido todavía los treinta.
—Mi padre era
muy mayor cuando yo nací.
—Me dijiste
que estabas aquí hospedado.
—No, eso lo
diste tú por hecho. Yo intenté explicarte quién era, pero tú estabas tan
ocupado pidiendo perdón que no me escuchaste.
—Ya no voy a
volver a pedirte perdón —contestó Jaejoong
en tono desafiante—. Me lo
tendrías que haber dicho. Tendrías que haber evitado que hiciera el ridículo de
aquella manera.
Yunho se
puso en pie y se acercó a él.
—No has hecho
el ridículo en absoluto.
Jaejoong se
puso en pie con las mandíbulas apretadas.
—Adiós, señor
Jung —se despidió.
—No lo dirás
en serio —se horrorizó Yunho bajando la voz.
—Claro que sí
—declaró Jaejoong con firmeza—. Sabes perfectamente que es mejor que no
sigamos hablando. Con quien tienes que hablar es con...
—Eun Sook.
—Exacto.
—Pero yo no
quiero hablar con Eun Sook. Quiero hablar contigo.
Jaejoong sintió
un tremendo calor por todo el cuerpo.
—Eso no puede
ser —le dijo—. No sería
profesional por mi parte. Prefiero que mi compañero se haga cargo de las
negociaciones.
— ¿Qué
negociaciones?
—No me irás a
decir que, porque te digo que yo no quiero entrar en ellas, no vas a negociar
con nosotros —se indignó Jaejoong —. ¿Me estás chantajeando?
Yunho dudó.
—Estoy
abierto a la negociación, pero preferiría que fuera contigo.
—Pero, si yo
no estoy disponible, ¿seguirías dispuesto a negociar con nosotros?
Yunho sonrió.
—Soy un
hombre de negocios, no un idiota. Soy perfectamente consciente de los
beneficios que me puede dar que mi propiedad salga en una película y estoy
dispuesto a prestarla, pero no para cualquier película, por supuesto.
Jaejoong lo
miró fijamente.
—Me lo he
pasado muy bien contigo en la cama pero no soy tan tonto como para dejar que
eso interfiera en mis decisiones profesionales —le aclaró Yunho tranquila pero firmemente—. Exactamente igual que tú no eres tan estúpido
como para pensar que el hecho de haberte acostado conmigo podría servirte para
hacerme cambiar de parecer, ¿verdad?
—Verdad — contestó Jaejoong —, pero el hecho es que no nos conocemos muy
bien.
—Y, si por ti
fuera, preferirías que eso siguiera así, que no nos sigamos conociendo.
—Yo creo que
es lo mejor, ¿no estás de acuerdo?
—En absoluto — contestó Yunho—, pero, a diferencia de tu compañero, soy lo
suficientemente caballero como para respetar los deseos de los demás. No suelo
ir por ahí forzando a la gente.
¿Habría oído
la conversación completa que había mantenido con Eun Sook?
—Soy
perfectamente capaz de mantener mi vida profesional y mi vida personal
separadas —le explicó—. No hay problema.
Jaejoong se
dijo que no habría problema para él. Para él sí, porque no era capaz de
mantener su vida profesional y su vida personal separadas.
—La verdad es
que estoy en medio de un proyecto nuevo para adquirir otras dos propiedades y
convertirlas en hoteles con encanto, así que una inyección de dinero y de
publicidad me viene muy bien. Por eso, estoy más abierto ahora las
negociaciones para que aquí se rueden películas que hace un par de meses.
—Pues te
insisto en que vas a tener que hablar con Eun Sook porque yo ya no trabajo para
la empresa de localizaciones.
Yunho se
quedó mirándolo atónito.
— ¿Te han
echado?
Jaejoong vio
que se había enfurecido y eso lo hizo comprender que no había escuchado la
conversación completa.
—Eun Sook no tiene
autoridad para despedirme. Me he ido yo — le explicó
elevando el mentón.
— ¿Por qué? — quiso saber Yunho cada vez más enfadado—. ¿Has dejado tu trabajo por un malentendido
sin importancia?
No había
sido un malentendido sin importancia. Era que, por fin, Jaejoong había visto la
luz. Lo habían contratado en aquella empresa para que se encargara de las
labores administrativas, del papeleo, y para que fuera de aquí para allá cuando
hiciera falta. Aquello era demasiado.
— ¿Y qué vas
a hacer?
—No soy tan
estúpido como para dejar un trabajo sin tener otro — le aclaró Jaejoong —. Lo tengo todo controlado. Empiezo la semana
que viene.
— ¿En qué?
A Jaejoong no
le apetecía entrar en detalles. No era porque le diera vergüenza sino porque
creía que sería mejor mantener las distancias.
—Mismo
sector, diferente empresa.
— ¿Te han
dado el papel protagonista en alguna película? — sonrió Yunho de repente.
—No, nunca he
querido ser actor — contestó Jaejoong
intentando sonreír también.
–Pues, por
tu belleza, podrías serlo.
Jaejoong negó
vehementemente con la cabeza.
—Por favor,
no flirtees conmigo de nuevo.
—Me resulta
imposible no hacerlo — murmuró Yunho—. Venga, cuéntamelo.
—Bueno,
llevaban algún tiempo queriendo que me fuera con ellos — le explicó sinceramente.
Había
escrito un mensaje de texto a Junsu y su amigo no había tardado más que un
minuto en confirmarle que seguían interesados en él y que empezaba el lunes. El
hecho era que Jaejoong estaba cansado de intentar agradar a todo el mundo y de
no progresar.
—No creas que
mi decisión ha tenido algo que ver contigo — comentó al ver que Yunho lo miraba
preocupado.
— ¿No es así?
—Llevo meses
pensando en cambiar de trabajo.
—Espero que
no haya sido por Eun Sook tampoco. Créeme si te digo que no merece la pena
perder un trabajo por una relación personal.
— ¿Lo dices
por experiencia propia? — le preguntó Jaejoong
contento de centrarse en él un rato.
—Probablemente
—
contestó Yunho encogiéndose de
hombros —. No permitas que nadie se meta por medio y
te impida conseguir lo que tú quieres.
—Muy bien — se rio Jaejoong —. Lo cierto es que me siento liberado.
Le apetecía
volver a pasárselo bien trabajando, tener contacto con los aficionados, que era
lo que más le gustaba y lo que su amiga le estaba ofreciendo. Se habían
conocido un día en la localización. Junsu se dedicaba a llevar a aficionados a
los sets de rodaje y sabía que Jaejoong era un loco del cine.
—Liberado,
¿eh? ¿Muy liberado?
—No me
refiero a ese tipo de liberación — contestó Jaejoong
entendiendo el doble sentido.
—Ahora ya no
tenemos conflictos de intereses.
—No he dejado
el trabajo por eso.
—Pero te
habrás dado cuenta de que no nos hemos besado en ningún momento.
—Hemos hecho
mucho más que besarnos.
—Pero no nos
hemos besado en la boca —insistió Yunho—. Llevo todo este rato recordando vívidamente
lo que hicimos anoche y no nos besamos.
—No vamos a
repetir.
—No me digas
que te da miedo.
—No pienso
dejar que me convenzas.
— ¿Y si lo
hiciéramos de vez en cuando? — insistió Yunho.
Jaejoong se
rio. Era evidente que Jung Yunho estaba acostumbrado a salirse con la suya.
Aunque a él también le apetecía lo que le estaba ofreciendo, sabía que, si lo
besaba, querría más.
—No — contestó.
—Solo un
beso. Es algo muy sencillo.
—Que se puede
complicar fácilmente —insistió Jaejoong
sin poder apartar, sin embargo, los ojos de los labios de Yunho.
—Bueno, si
eso es lo que quieres... —dijo él encogiéndose
de hombros y mirándolo a los ojos.
—Muchas
gracias —se despidió Jaejoong girándose y yéndose.
De vuelta a
su habitación, Jaejoong tardó menos de treinta segundos en hacer la maleta. Se
rio al recordar todo lo que había sucedido. Cuando bajó, vio que Yunho lo
estaba esperando y que había hecho traer el coche a la entrada.
—Me aseguraré
de que Eun Sook vuelva casa de alguna manera —le dijo haciendo una mueca.
— ¿No
deberías estar hablando con él? —le preguntó Jaejoong
dejando la maleta en el asiento de atrás.
—Te puedo
asegurar que no es mi prioridad en estos momentos.
—Oh, qué bien
se te da esto de flirtear.
—No quiero
que te vayas —contestó Yunho con una gran sonrisa.
Jaejoong se
apoyó en la puerta y lo miró.
—Ahora mismo,
no me arrepiento de nada de lo que ha pasado entre nosotros. Si me quedo, puede
que me arrepienta y no quiero que eso ocurra.
— ¿Y qué me
dices de lo que yo quiera?
—Lo siento.
Es lo que te puedo decir. Lo único que puedo hacer es pedirte perdón de nuevo.
Yunho se
acercó.
—No te
sientas obligada a pedirme perdón. Jamás.
Jaejoong no
supo qué contestar, así que se metió en el coche. Yunho cerró la puerta y se
quedó junto al coche. Jaejoong puso el motor en marcha y bajó la ventanilla. Yunho
se acercó y se inclinó al interior.
—No te vas a
ir tan fácilmente —murmuró
tomándolo del mentón.
Jaejoong sabía
perfectamente lo que iba a hacer, pero no podía hacer nada para evitarlo porque,
si acelerara en aquel momento, se llevaría su brazo y su cabeza por delante.
El contacto
fue decidido, pero no dominante. Sus labios se encontraron y Jaejoong se
deslizó en aquel beso, se estremeció de pies a cabeza y sintió un gran calor en
el bajo vientre. La lengua de Yunho había entrado en su boca y jugaba con
insistencia. ¿Cómo era posible que un beso dijera tanto?
No tenía ni
idea de por qué estaba agarrando el volante con tanta fuerza o por qué estaba
apretando el pedal del freno tan insistentemente, pero sabía que estaba en
peligro. Yunho se apartó. Jaejoong no podía dejar de mirarlo a los ojos,
fijarse en aquel cuerpo perfecto y en aquella sonrisa maravillosa.
—Me estaba
arrepintiendo de no haberte besado y ahora, por supuesto, me arrepiento de no
haberlo hecho antes —le dijo.
Jaejoong lo
agarró de la muñeca.
—Gracias por
ser tan amable conmigo.
—Quiero que
sepas una cosa: soy lo suficientemente hombre como para aceptar un no por
respuesta, pero también lucho por lo que quiero —le advirtió.
— ¿Y qué es
lo que quieres? —le preguntó Jaejoong
sin parpadear.
—Te quiero a
ti. Otra vez. De cualquier manera. Así que, si te quieres ir, será mejor que te
vayas ahora —concluyó rompiendo la intensidad del momento
con una de sus sonrisas.
eso es yunho y claro que lo tendrá
ResponderEliminarasí es que no creo que se le resista mucho jae y mejor huye antes de caer tan pronto en los encantos de yunho
Gracias por regresar con mas
Bueno Jae solo te queda aceptar jajjajaj que mas puedes hacer...
ResponderEliminarNo creo que de verdad no desees a Yunho, mira que tuviste una gran experiencia en su cama jajajja pero su negación lo hace mas divertido
Solo queda saber como Yunho logrará lo que quiere y en especial que métodos utiliza para lograrlo.
Gracias por actualizar :)
intensoo jajaja bien jae!1 no te arrepientas de nada porq te la pasaste de maravilla con ese hombre *O* ahh yunho me encanta su actitud frente a jae!1
ResponderEliminargracias x la actu!! esta muy interesante ya quiero ver como yunho va conquistando a jae o jae conquistara a yunho? adasdasd espero el sig con ansias ^^
gracias por la actu , espere pacientemente <333333
ResponderEliminarMe encanta YH tan directo owwwwww <333333
No Jaejoong no te vayas mejor quédate :3 vas a tener muy buena compañía >///< me encanta que Yunho sea tan persistente en lo que quiere ♥w♥
ResponderEliminarGracias por el capitulo me gusta ^^
PERO mira si será más descarado ese, queriendo usar a Jae para lograr tener el hotel...
ResponderEliminarMe encanta lo que dice y hace Yunho, destila sensualidad.
gracias, hace tiempo que deje de leerlo y tuve que hacerlo otra vez
OMG!!! Yunho sabe bien lo que quiere y como lo quiere xD Ese Eunsuk ¬¬ pretendiendo utilizar a Joongie para sus negociaciones... Pero Jae se supo dar su lugar... Ooooh! Sera que Jae va a aceptar?
ResponderEliminarMuchas Gracias por compartir!
Yunho es tan seductor.... Jaejoong no te hagas el difícil que también quierees!! Vamos Yunho no te rindas XD
ResponderEliminarOh Dios.. Q intenso es mi Yunho!!!! Con razón siempre cae Jae jajaja....ya casi lo tiene en el bolsillo
ResponderEliminarWooow intenso y profundo .... Ahhh q hará Jae... Q se quede....
ResponderEliminarSi Yunho es un gran seductor y casi convence a Jae, pero el no cede por miedo a enamorarse, debería aceptarlo, no tiene nada que perder, es libre sin compromiso, pero en fin. Yunho ya encontrará la manera de convencerlo.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞