Capítulo Cuatro
— ¡Y ahora,
señores y señoras, el momento que todos ustedes estaban esperando! — exclamó Jaejoong con una gran sonrisa,
disfrutando enormemente del momento en el que se echó a un lado para permitir
que los aficionados entraran en la cueva en la que se había rodado la escena
final de la película.
El grupo
gritó de alegría y entró.
Habían pasado
cuatro semanas y media, pero ahora los días iban pasando más deprisa, claro que
sí. Estar muy ocupado en el trabajo lo estaba ayudando. Había empezado haciendo
salidas de un día, pero ahora ya estaba de tres a siete noches fuera de casa.
Eso estaba bien porque ser responsable del bienestar de diez o doce personas
las veinticuatro horas del día significaba que apenas tenía tiempo para
regodearse en lo que podría haber pasado.
— ¡Oh, Dios
mío, esto es increíble!
— ¡Qué
genial!
—Por fin, no
me puedo creer que esté aquí...
Jaejoong sonrió
mientras tomaba fotografías a los turistas, que posaban encantados delante de
una roca enorme que se había utilizado en la penúltima escena de la película.
–Muy bien, a
ver, un momento... premio para el que sepa la respuesta a esto –les dijo
citando una de las parrafadas menos conocidas.
Un hombre
del grupo dio un paso adelante y contestó acertadamente, recitando el alegato
final del protagonista. Jaejoong continuó con la escena, pues sentía curiosidad
por saber hasta dónde se había aprendido la película aquel hombre. Tal y como
había sospechado, el aficionado se la sabía entera. Cuando terminaron, el grupo
aplaudió con entusiasmo. Jaejoong se rio, agarró a su compañero de reparto de
la mano y ambos hicieron una reverencia.
Aquel era el
mejor trabajo del mundo.
—Muy bien, les
dejo un cuarto de hora aquí. Yo me voy al autobús a buscar el premio —les dijo.
Una vez
fuera de la cueva, comprobó que la lluvia había amainado un poco, pero se
preparó para correr hacia el autobús.
— ¿Y decías
que no querías ser actor? —le dijo
alguien al oído.
Jaejoong dio
un respingo y sintió que el corazón comenzaba a latirle aceleradamente.
—Yunho —murmuró girándose—. ¿Qué haces aquí?
—Estaba
visitando la cueva. Qué coincidencia, ¿eh?
Aquello no
convenció a Jaejoong.
—Eres
increíble —prosiguió él—. Los tienes completamente entregados. Aunque
esté lloviendo, están encantados.
—No soy yo —le aseguró—. Es porque les gusta mucho la película. Da
igual lo que yo haga, a ellos les basta con estar aquí.
—No, de eso
nada. Tú eres una parte muy importante de todo esto. Además, tienes mucha
paciencia y nunca te niegas a hacerles fotos.
Eso quería
decir que llevaba un buen rato observándolo. Jaejoong se rio.
—En realidad,
estoy un poco harto de tantas fotos, pero disimulo —admitió—. Además,
siempre hay uno o dos clientes difíciles.
—Uno o dos
clientes que se quieren acostar contigo.
—Eso no es
cierto —contestó Jaejoong sonrojándose.
—Ese hombre no
te quitaba los ojos de encima.
—Estaba
haciendo su papel —le explicó Jaejoong, que no había permitido que el miembro
del grupo terminara la escena de verdad, como en la película, besándolo.
—Te digo yo
que le gustas —le advirtió Yunho.
—Solo estaba
siendo amable.
—A mí más
bien me parece que está siendo bastante directo.
— ¿Como tú,
tal vez? —le espetó Jaejoong, al ver que se había acercado peligrosamente.
—Efectivamente.
Yo estoy siendo muy directo para que quede claro que no estás disponible.
Jaejoong miró
atrás. No le hacía ninguna gracia la posibilidad de que alguien del grupo
saliera en aquel momento y lo viera así.
—Tampoco
estoy disponible para ti —le recordó.
—Eso
prefiero olvidarlo.
—Este no es
un buen momento —comentó Jaejoong.
—Es el
momento perfecto —insistió Yunho—. Les acabas de dar un cuarto de hora. No
tienes que volver hasta dentro de quince minutos —añadió tomándolo de la mano y
conduciéndolo por el aparcamiento hasta debajo de unos árboles—. Quince
minutos...
—Yunho... —le
advirtió Jaejoong, a pesar de que le temblaban las piernas.
— ¿Sabes lo
guapo que estás? —le preguntó Yunho en un tono de voz que evidenciaba su deseo
de comérselo de pies a cabeza.
Jaejoong se
recordó que estaba en el trabajo y se dijo que debía parar aquella locura.
—Me parece
que vas a tener que ir a que te gradúen la vista.
Yunho
chasqueó la lengua.
—No, de eso
nada. Veo muy bien. En realidad, tengo rayos X en los ojos. Y veo por debajo de
la ropa. Ahora mismo, te estoy viendo los boxers —suspiró.
Jaejoong no
pudo evitar sonreír. Todo aquello era de lo más excitante.
— ¿Son
boxers? —le murmuró Yunho al oído mientras lo tomaba en brazos.
— ¿Qué
haces?
— ¿A ti qué
te parece? —se rio Yunho —. Llevo semanas esperando para poder besarte de
nuevo.
Jaejoong negó
con la cabeza intentando no mirarlo a los ojos. No debía volver a arriesgarse.
—No me
puedes besar ahora.
Yunho enarcó
una ceja.
—Voy
perfectamente y quiero estar bien cuando el grupo salga de la cueva –insistió Jaejoong.
—Estás
perfecto, créeme. Y, si no, que se lo pregunten al tonto ese.
—Él lo que
quiere es la camiseta de colección —le explicó Jaejoong.
–Y lo que
hay dentro, pero no lo va a tener porque es mío –contestó Yunho acariciándole
las costillas.
Jaejoong sintió
que se derretía y pidió al cielo que lo ayudara, porque se estaba excitando con
aquellas palabras de cavernícola.
—Yo no soy
el relleno de nada ni te pertenezco —le advirtió—. Además, estoy trabajando.
Yunho asintió
lentamente y dio un paso atrás, acariciándole la tripa. Maldición. El cuerpo de
Jaejoong quería más, pero no se lo podía permitir porque aquel hombre solo le
acarrearía problemas.
—Será mejor
que vuelva al autobús, pero gracias por haber venido a verme. Me alegro de
verte.
Yunho sonrió
ampliamente, como si su rechazo no le hubiera importado.
Yunho se
sentía ridículamente satisfecho de sí mismo por haberlo encontrado. Le había
llevado menos de cinco minutos hacerlo por Internet y otros cinco tener listo
un plan. La fase uno ya estaba completa. Sí, ahora que había visto el brillo de
sus ojos y el rubor de sus mejillas, sabía que las fases dos y tres iban a ir
como la seda.
No sabía si Eun
Sook lo había echado, pero él lo había dejado solo para que se pudiera lamer
tranquilamente las heridas y había esperado.
Todo estaba
en orden. Por eso, no le importaba estar apoyado en su coche, mojándose,
mientras el autobús salía del aparcamiento.
A las nueve
de la mañana del día siguiente, Jaejoong llegó a la oficina maquillado para
disimular los efectos de la noche en vela que había pasado debido a su obsesión
por Yunho.
— ¡Cuánto me
alegro por ti! —gritó mirando a su jefe, que estaba encantado.
— ¡Yo también
me alegro por mí! Y te quiero dar las gracias.
—Esto no
tiene nada que ver conmigo —contestó Jaejoong mientras observaba el reportaje a
todo color que una afamada revista de viajes le había dedicado a la empresa.
—Por
supuesto que tiene que ver contigo —rió Junsu—. Te mencionan en la mejor guía
de viajes del mundo... ¿sabes que el grupo de alemanes del otro día ha creado
una página en Facebook a propósito del maravilloso viaje? Aunque lo que han
hecho, básicamente, es colgar fotografías tuyas por todas partes.
—No me lo
puedo creer —contestó Jaejoong sonrojándose.
–Te viene
fenomenal. Es publicidad boca a boca y gratuita –le comentó su jefe –. Ya sabes
que una imagen vale más que mil palabras... ¡y tú sales en todas! He creado un
vínculo a nuestra página web, por supuesto. Y a nuestro Facebook, claro.
–Nooo
–contestó Jaejoong haciendo una mueca.
–Sííííí –le
aseguró Junsu–. Resultado: tenemos los dos próximos meses reservados. Llenos. Y
eso antes de que publicaran el artículo – añadió–. Supongo que a muchos de
nuestros clientes no les va a hacer gracia que no seas tú el que los acompañe...
–concluyó poniéndose serio.
– ¿No voy a
hacer yo el trabajo? –se extrañó Jaejoong.
Había
trabajado fines de semana y festivos sin poner ningún problema. No tenía vida
privada ni la quería tener. Solo quería trabajar. No pensar. No sentir. No Yunho.
–No, no lo
vas a hacer tú porque a ti te voy a mandar a hacer otra cosa –anunció Junsu
emocionado.
– ¿De qué se
trata?
–Te vas a ir
en misión de reconocimiento.
– ¿Cómo?
–Sabes lo
que es Arche, ¿verdad?
Por supuesto
que Jaejoong sabía lo que era Arche, una película sobre un dúo musical,
con dos entregas de momento, rodada en Nueva Zelanda. Le gustaba tanto que
siempre la metía en sus excursiones y no fallaba, siempre había un loco de Arche
en el autobús.
–A lo mejor
nos dejan entrar gratis –anunció Junsu.
– ¿Qué
dices? –se sorprendió Jaejoong, que sabía que nadie había conseguido entrar en
aquel set de rodaje.
La isla en
la que se había grabado se había convertido en un exclusivo lugar de vacaciones
para mega multimillonarios y no permitían el acceso de los locos de las
películas como él.
–Están
pensando en permitir que entre una agencia de viajes y quieren que vaya uno de
nuestros representantes.
– ¿Y quieres
que vaya yo? –gritó Jaejoong.
Junsu
asintió con vehemencia.
–Yo quiero
que vayas tú y ellos quieren que vayas tú. Por lo visto, hay un cliente
misterioso que te ha recomendado fervorosamente. Quieren que vayas y les des
unas cuantas ideas, saber qué enseñarías si llevaras a un grupo allí.
–Qué locura
–contestó Jaejoong dejándose caer en una silla–. Soy el novato. Es mejor que no
vaya yo.
–No es
ninguna locura. Te sabes las dos partes de esa película de principio a fin...
te sabes todos los diálogos. Te oí declamar el otro día con un cliente. Sí, es
verdad que eres el último que hemos contratado, pero eres el mejor guía que
hemos tenido nunca.
–Pero no
puedo representarnos. No se me da bien lo de las ventas –comentó Jaejoong que,
aunque había hecho muchos contratos en la empresa de localizaciones, no se
sentía preparado para negociarlos directamente.
–No te
preocupes por eso. Yo me encargaré de los detalles de los contratos y del
dinero. De momento, lo que nos ofrecen es ir en viaje de prospección para
contarles cómo articularíamos un viaje con clientes si nos permitieran hacerlo.
Temen que, como desmantelaron el set de rodaje, ya no haya mucho que enseñar.
Jaejoong puso
los ojos en blanco.
–Ya, ya lo
sé, ya sé que nuestros clientes darían lo que fuera por pisar el mismo césped
donde se rodó la película –dijo Junsu –. Solo tienes que llevarte una cámara,
pensar en los aficionados y ya hablaremos cuando vuelvas.
– ¿No vienes
conmigo? –preguntó Jaejoong sintiendo que le sudaban las manos.
–Estamos en
temporada alta y alguien se tiene que quedar aquí. Este fin de semana, me haré
cargo de tu grupo. Te confío esta misión porque eres el mejor de la oficina y
porque no quiero que te intente captar la competencia... aunque no sé si eso lo
voy a poder evitar... Ya sé que llevas poco tiempo trabajando aquí, pero los
dos sabemos lo mucho que te gusta tu trabajo y lo bien que lo haces. Esto está
yendo muy deprisa y va a crecer mucho, ya lo verás, y te necesito a mi lado
para que me ayudes a manejarlo.
Jaejoong no
se podía creer que Junsu le estuviera dando una oportunidad así.
– ¿En serio?
–En serio
–asintió su jefe.
–Está bien,
entonces. ¿Cuándo me voy?
Horas
después, Jaejoong bajó del avión. Llevaba sus vaqueros preferidos, camisa
blanca, botas. Había un hombre con un cartel con su nombre esperándolo. Cuando
se acercó a él, le sonrió y le agarró la maleta.
–Ted
Coulson, he venido a buscarlo –anunció amablemente–. Las preguntas al jefe, ¿de
acuerdo? Yo solo me ocupo de los ciervos. Lo del hotel es cosa del jefe.
–De acuerdo
–sonrió Jaejoong muy contento.
De momento,
se conformaba con ir a ver el lugar del rodaje. Las preguntas podían esperar.
Las montañas cubiertas de nieve le parecieron majestuosas. No tardaron mucho en
abandonar la carretera principal y tomar una secundaria. El tiempo desapareció
mientras Jaejoong seguía admirando las montañas y el cielo. No era de extrañar
que a la gente le gustara rodar películas allí. Era naturaleza en estado puro.
Cuando vio
la propiedad, se quedó sin habla.
–Es
impresionante, ¿verdad? –le preguntó Ted.
Jaejoong asintió.
Ted aparcó
en un lateral de la casa, donde había un porche amplio y cubierto. A
continuación, se bajó y le abrió la puerta. Jaejoong bajó del vehículo
sintiéndose como un ratoncillo que se había equivocado de lugar y se había
metido por error en la jaula de un león. Desde luego, aquella gente jugaba en
otra liga.
Mientras Ted
volvía a montarse en el coche y se alejaba, aparentemente deseoso de volver con
sus ciervos, Jaejoong oyó que la inmensa puerta de madera de la casa se abría y
se giró con una gran sonrisa en el rostro, pues quería dar buena impresión.
Pero, al ver
lo que vio, se quedó con la boca abierta como un tonto.
–Kim Jaejoong
–lo saludó Yunho alargando la mano hacia él.
– ¿El
cliente misterioso eres tú?
Yunho
sonrió.
–Pero si
solo me viste trabajar cinco minutos.
–Más que
suficiente. Es evidente que tienes un don.
–No intentes
halagarme.
– ¿Por qué
lo iba a hacer cuando sé que eso no sirve de nada contigo? Solamente estoy
siendo sincero.
Jaejoong evitó
mirarlo a los ojos porque sabía que, si lo hacía, iba a empezar a reírse y no
quería ponérselo tan fácil.
–No pienso
darte lo que quieres.
– ¿Cómo
sabes lo que quiero?
–Te lo veo
en los ojos.
–Pero si no
me estás mirando a los ojos.
Jaejoong los
cerró y sintió un cosquilleo por la piel. Estaba decepcionado y excitado a la
vez y el flujo de sus pensamientos iba a toda velocidad.
–Este sitio
no es tuyo –comentó–. Es de un guitarrista argentino.
–Andreas me
lo vendió el año pasado y he pensado en abrirlo a visitas guiadas –contestó Yunho
con total calma.
–Pero
pediste que viniera yo.
–Porque eres
el mejor guía. Eres creativo y quiero que te ocupes tú porque se te da bien
improvisar escenarios divertidos.
¿Escenarios divertidos?
– ¿Eso es lo
único que quieres de mí? –le preguntó sonrojándose todavía más porque se sentía
ridículo al haber dado por hecho que...
–No, claro
que no –contestó Yunho –. También quiero compartir sexo animal y salvaje
contigo durante horas, hasta que no nos podamos mover, pero quizás sea
políticamente incorrecto por mi parte admitirlo –añadió sonriendo.
Jaejoong carraspeó.
–Es mejor
ser sincero, ¿verdad?
–Mmm.
Jaejoong no
podía articular palabra, así que se limitó a quedarse mirándolo fijamente. Era
muy halagador pensar que aquel hombre quisiera repetir con él, pero temía que
la segunda parte no fuera tan buena como la primera, así que decidió que sería
mejor no probar y, además, había ido para trabajar.
– ¿No crees
que mezclar el trabajo con... esto... es una mala idea?
–Soy
perfectamente capaz de no permitir que mi vida personal interfiera en mi vida
profesional –le aseguró Yunho encogiéndose de hombros–. ¿Y tú?
–Vaya, así
que eres el señor perfecto, ¿eh?
–Me alegro
de que me consideres así porque, definitivamente, puedo ser perfecto para ti
–murmuró Yunho –. Por ejemplo, sé exactamente lo que tengo que hacer para
conseguir que te corras.
Jaejoong se
apartó porque solo mirarlo lo hacía sentir un calor muy intenso en ciertas
partes de su anatomía.
– ¿Tienes
calor? Estás muy rojo –añadió acariciándole la mejilla suavemente con el
reverso de los dedos.
Aquella
suave caricia le traspasó la piel a Jaejoong y llegó hasta el núcleo de todas
sus células, haciéndolo elevar el mentón y dar un paso atrás.
–Sí, la
verdad es que tengo calor –admitió–. Creo que lo mejor es que no te acerques
tanto. Un cliente de la semana pasada tenía gripe y, a lo mejor, me la ha
pegado. Te lo digo en serio, no sabes qué gripe tenía.
–Me da igual
–sonrió Yunho.
–Yunho...
–No te
preocupes –dijo él elevando ambas manos–. No te voy a tocar hasta que me lo
pidas y, si insistes, no volveremos a hablar del tema. Solo quería contarte mis
planes para el fin de semana. Así, podrás decirme si estás de acuerdo con
ellos.
–He venido
en nombre de mi empresa, en plan profesional y por ninguna otra razón –le
aseguró Jaejoong.
–Claro.
Dios mío,
qué arrogancia, qué seguridad en sí mismo... claro que tenía muchos motivos
para actuar así.
–No pienso
volver a liarme contigo –insistió Jaejoong.
–Claro
–repitió Yunho girándose–. Bueno, empecemos.
Holaaaaaa
ResponderEliminarme encanta esta historia
gracias por actualizar n,n
JJ se hace el dificil xxd
pero ya caera , YH es irresistible <33333333333333333
Yunho esta muy seguro de que Jae sedera a sus deseos y por eso no le alega nada y yo pienso que Jae si tendrá una segunda ronda con Yunho pues esta que se muere de ganas de probar de nuevo a ese dios del sexo que no podrá resistir mucho tiempo negando que no lo ara pues ni el esta seguro de cuanto podrá soportar
ResponderEliminarGracias
Amo a este Yunho, es un loquillo.... Esta muy seguro de si :) ..... Gracias :)
ResponderEliminarJaejoong debes ser sincero contigo mismo, sabes que mueres porque Yunho te de sus atenciones jajajajja aunque al principio estés renuente a estar con él pronto entenderás que no puedes estar lejos de él.
ResponderEliminarAmbos ya se pertenecen así que mejor lo afrontan de una vez :)
Gracias por el capitulo
Jaejoong no se lo esta poniendo fácil a Yunho .... me admiro de Jae poder resistir todo lo que Yunho es ..... es muy divertida esta historia .. gracias por actualizarla
ResponderEliminarEse Yunho es todo un seductor ^w^ me pregunto cuanto tiempo mas piensa poner resistencia Jaejoong? Uhmmm creo que no va ser por mucho tiempo X3.
ResponderEliminarGracias por los capítulos ;)
Omo cuando no yunho todo un encantador y seductor me pregunto hasta cuanto resistira jae antes de caer nuevamente a los brazos de yunho jajaja gracias por el capitulo me encanto...
ResponderEliminarJajaja Yunho ya tiene sus planes ..y es comerse enterito a JJ...q buen plan!!!
ResponderEliminarJajaja... Yunho hace hasta lo imposible por estar con Jae y este debería notarlo y valorarlo.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞