CAPÍTULO 12
Cuando entré en el
trabajo a la mañana siguiente sabía que no podía tener peor aspecto, con mis
aparatosas ojeras y todas las rojeces en el cuello allí donde me había
restregado contra la incipiente barba de Yunho. Pero me daba igual. Me sentía
más en paz conmigo mismo de lo que me había sentido en meses. Años. Tal vez
nunca.
Aún percibía la
huella del cuerpo de Yunho en el mío, aparte de las leves molestias en mis partes
íntimas que me recordaban todo lo que habíamos hecho. Y pese a todas las cosas
que deberían estar preocupándome, decidí disfrutar la simple satisfacción
humana de que te hayan hecho el amor a conciencia.
—Llama y di que no te
encuentras bien —me había susurrado Yunho por la mañana—. Pasa el resto del día
en la cama conmigo.
—No puedo —había
protestado yo—. Me necesitan en el trabajo.
—Más te necesito yo.
—De momento ya has
tenido bastante.
Él me había
estrechado contra su pecho y me había besado apasionadamente.
—Ni siquiera he
empezado —había dicho después—. De hecho, he estado conteniéndome porque sabía
que andabas muy falta de práctica.
Al final acordamos
que ambos iríamos a trabajar, ya que era viernes y los dos teníamos que atender
asuntos impostergables. Pero a las cinco y media de la tarde empezaría el fin
de semana.
Antes de que Yunho se
fuera al trabajo, le hice una tortilla de cinco huevos con queso y espinacas,
acompañada por una buena loncha de beicon y tres tostadas. No dejó nada en el
plato. Cuando comenté que acababa de zamparse todo lo que había en la nevera,
dijo que satisfacerme daba mucho trabajo y que un hombre tenía que reponer
fuerzas.
Entré en mi cubículo
con una sonrisa en los labios y abrí mi portátil. Me encontraba de tan buen
humor que nada podría agriarme el día.
Entonces apareció Moo
Kyul.
—Te he enviado unos
correos electrónicos sobre los últimos contratos de mantenimiento — dijo sin
más.
—Buenos días, Moo
Kyul.
—Imprime los anexos y
haz copias. Los quiero encima de mi mesa dentro de una hora.
—Ahí estarán. —Se dio
la vuelta para irse—. Espera, Moo Kyul. Hay una cosa de la que tenemos que
hablar.
Mi jefe giró la
cabeza hacia mí, sorprendido por lo cortante de mi tono y, pensé, más que nada
por la ausencia del «por favor» habitual.
— ¿Sí? —dijo con
peligrosa suavidad.
—No quiero que vayas
dando información personal sobre mí a la gente. Así que si alguien pregunta por
mi dirección o mi número de teléfono, no se te ocurra dárselos a menos que
antes hayas hablado conmigo. Creo que a partir de ahora eso debería ser una
práctica habitual en el departamento por la seguridad de todos.
Él enarcó las cejas.
—Sólo intentaba
hacerte un favor, Jaejoong. Tu ex marido dijo que quería devolverte algunas cosas.
Evidentemente dejaste al pobre hombre con tantas prisas, que te olvidaste de
recogerlo todo. —Luego suavizó la voz, como si estuviera tratando de explicarle
algo a un niño pequeño —. No intentes involucrarme en tus problemas personales.
Eso es muy poco profesional.
Tragué saliva y
apreté los dientes para reprimir el impulso de replicarle que yo no había dejado
al pobre hombre, sino que él me había dado una paliza y luego me había echado
de casa. Pero uno de los ardides favoritos de Moo Kyul era lanzarme acusaciones
en su tono más dulce hasta que yo, tratando de defenderme, acababa diciéndole
cosas que no había tenido intención de decir. Pero no volvería a morder el
anzuelo. Había unas cuantas cuestiones en mi vida privada que iban a seguir
siendo privadas.
—No me hiciste ningún
favor—dije sin inmutarme—. Siwon no tiene en su poder nada que yo quiera. Y te aseguro
que no estás involucrado en nada, Moo Kyul.
Él sacudió la cabeza
y me lanzó una mirada bastante gélida barnizada con una gota de compasión.
—Me contó algunas
cosas —dijo después—. Sobre el trato que había recibido. Me pareció un tío
encantador. Y si quieres que te diga la verdad, se lo veía un poco triste.
Estuve a punto de
sonreír con amargura, pero logré contenerme a tiempo. ¿Qué trato había recibido
él, precisamente él? Bueno, era justo lo que cabía esperar de un narcisista. Le
daba la vuelta a las cosas y te acusaba de haber hecho lo que había hecho él, y
podía llegar a ser tan convincente que a veces al final hasta tú mismo
empezabas a dudar de quién había hecho qué. Estaba seguro de que Siwon le
habría dicho a la gente que yo lo había tratado de pena, que lo había abandonado.
Pero no podía controlar lo que fuera diciendo él, o si otras personas se lo
creían o no.
—Sí, Siwon puede ser
encantador —admití—. Todas las arañas saben cómo tejer una tela.
—Todas las historias
tienen dos versiones, Jaejong —repuso Moo Kyul, rezumando condescendencia en
cada sílaba como miel putrefacta.
—Por supuesto. Pero
eso no significa que las dos versiones sean válidas. —Supongo que debería haber
mantenido la boca cerrada, pero no pude contenerme de añadir—: Y algunas personas
son malas hasta la médula, Mo Kyul. A Siwon no se lo deseo a ningun hombre. —«Ni siquiera a ti», pensé para mis
adentros.
—Vaya, no me había
dado cuenta de lo ingenuo que eres. Espero que algún día aprendas a ver el
mundo con un poco más de refinamiento.
—Me esforzaré en
conseguirlo —musité, e hice girar mi asiento para darle la espalda.
No me sorprendí
cuando Siwon telefoneó a mitad de la jornada. Ya me había imaginado que habría
obtenido mi número de teléfono de Moo Kyul. Pero aun así oír su voz hizo que
notara una punzada en el estómago.
— ¿Cómo fue tu cita
de anoche? —Preguntó——. Apuesto a que no hubo mucha conversación después de que
me fui.
—No me llames al
trabajo —repliqué en un tono seco—. Ni a casa, ¿vale?
—Sólo hay una cosa
que un hombre pueda querer de una rata de gimnasio como ésa — continuó Siwon —,
y no tiene nada que ver con la conversación.
Sonreí levemente,
encantado de que mi ex marido se sintiera tan intimidado por Yunho.
—Jung Yunho no es
ninguna rata de gimnasio —dije—. Da la casualidad de que es muy inteligente. Y
un buen oyente, lo que es un cambio agradable para variar.
Siwon no pareció
entender este último comentario.
—Ni siquiera saliste.
Te quedaste en el apartamento y dejaste que él pasara la noche follándote,
¿verdad?
Me pregunté si Siwon se
habría dedicado a vigilar mi apartamento, y sentí un estremecimiento sólo de
pensarlo.
—Eso no te incumbe
—dije.
—Ah, qué no habría
dado yo por que hubieras tenido tantas ganas de follar cuando estábamos
casados... Basta con que te pongan un anillo de boda, y te vuelves frígido.
Hubo un tiempo en el
que ese comentario me habría dolido, e incluso podría haber creído que yo era
frígido. Ahora sabía que no era así. Y tenía muy claro lo que era Siwon: un
narcisista al que sólo le importaba él mismo. Yo nunca podría cambiarlo, o
hacer que llegara a ser consciente de sus propios defectos. Siwon quería lo que
quería... Era incapaz de entenderse a sí mismo, de la misma manera que un
tiburón no sabe por qué quiere cazar la presa y comérsela. Simplemente lo hace.
—Bueno, pues menos
mal que te has librado de mí —dije—. Haznos un favor a los dos y no vuelvas a
llamar, Siwon.
— ¿Y qué me dices de
tus cosas? ¿Qué pasa con esa pulsera de tu tía que...?
—Si recuperarla
significa tener que volver a verte, no merece la pena.
—La tiraré al puto
contenedor de la basura —me amenazó—. La haré trocitos y...
—Tengo mucho trabajo.
—Y colgué, sintiéndome triunfante y disgustado al mismo tiempo.
Decidí que no le
hablaría a Yunho, ni a nadie, de la llamada de Siwon. No quería darle motivos a
Yunho para que fuera en busca de mi ex y lo borrara de la faz de la Tierra.
Y aunque no me
importaría nada que Siwon desapareciese para siempre, no me ilusionaba nada tener
que visitar a Yunho en la cárcel.
En el curso de las
dos semanas siguientes descubrí muchas cosas sobre Yunho. Pasábamos juntos el
mayor tiempo posible, no porque así lo hubiéramos planeado. Simplemente él se
había convertido en la persona con quien más me apetecía estar. Y lo más
asombroso era que él parecía sentir lo mismo con respecto a mí.
—Casi resulta
demasiado fácil —le dije a Seung por teléfono una noche, mientras estaba esperando
a que Yunho volviera a casa del trabajo—. Sin jueguecitos mentales, ¿entiendes?
Él llama a la hora en que había dicho que iba a llamar. Aparece a la hora en
que había dicho que iba a llegar. Y me escucha de verdad. Yunho es, bueno, se
podría decir que perfecto. Tanto que a ratos casi me preocupa.
—Nadie es perfecto.
Hay algo que te estás callando. ¿Qué es? Seguro que es uno de esos tíos capaces
de cepillarse a un harén entero en una sola noche.
—No. En todo caso, diría
que Yunho peca de lo contrario.
Hubo un silencio.
— ¿Seung? ¿Sigues
ahí?
—Sí. Sólo me estaba
devanando los sesos a ver si encuentro alguna buena razón para que sigamos
siendo amigos.
Sonreí.
—Los celos no
resultan nada atractivos, Seung.
—Quizás
ayudaría un poco que pudieras decirme algo que no esté bien. Un defecto. ¿Mal aliento?
¿Verrugas? ¿Algún problema de piel que requiera el uso de fungicidas? Jae—dijo Seung,
ahora en tono más serio—. Acuérdate de lo que te dije acerca de él.
— ¿Lo de que tiene
entresijos ocultos? ¿Que en el fondo es un poco retorcido?
—Sí, eso. Mis
presentimientos nunca me han fallado. Así que ándate con cuidado, cariño. Diviértete,
pero mantén los ojos bien abiertos.
Después de aquella
conversación me puse a pensar en lo que significaba mantener los ojos abiertos
en una relación. Yo no creía estar idealizando a Yunho..., era sólo que había
muchas cosas que me gustaban en él. Me gustaba la forma en que me hablaba y,
todavía más, la forma en que me escuchaba. Una cosa que me gustaba
especialmente era que fuese tan aficionado a tocar, lo que se dice un tocón
infatigable. De pronto me frotaba los hombros, me sentaba en su regazo, jugaba con
mi pelo, me cogía las manos. Los Kim siempre hemos dado mucho valor al espacio
personal, por lo que yo no había crecido en una familia dada a las muestras de
afecto. Y después de mi experiencia con Siwon, nunca me había pasado por la
cabeza que podría soportar que volvieran a tocarme.
Yunho era la persona
más encantadora que había conocido en mi vida. Sabía bromear y siempre tenía
ganas de jugar, pero en primer lugar y por encima de todo era un caballero. Te abría
las puertas, te llevaba los paquetes, pagaba la cena. Después de haber vivido
con un marido que invertía la mayor parte de su tiempo en hinchar su frágil
ego, yo apreciaba enormemente la tranquila seguridad en sí mismo de Yunho. Él
no tenía problemas en admitir que había cometido un error o que no entendía
algo, y lo único que hacía era convertir esa falta de comprensión en una
oportunidad de formular preguntas.
Rara vez, si es que
nunca, había conocido yo a un hombre con unas energías tan ilimitadas o unos
apetitos tan intensos. En mi fuero interno admitía que mi padre probablemente
estaba en lo cierto cuando dijo que Yunho siempre quería más... y ese querer
más no se detenía en el dinero. Yunho quería respeto, poder, éxito, todas las
cosas que debía de haber anhelado con tanta desesperación cuando el mundo lo
consideraba un don nadie. Pero la opinión del mundo no lo había aplastado. Había
algo en él, un impulso interior alimentado por el orgullo y la ira, que
insistía tercamente en que él se merecía más.
En el fondo no era
tan distinto de mi padre, quien también había empezado desde cero. Eso me daba
un poco de miedo. Yo estaba iniciando una relación con un hombre que podía
acabar resultando tan ambicioso e intratable como Kim Joon Gyu. ¿Cómo haces
para vivir con alguien así? ¿Cómo puedes evitar que eso llegue a suceder?
* * *
Yunho pensaba que yo
siempre había estado demasiado resguardado del mundo. Comparado con él,
probablemente fuese cierto. Cuando yo había salido, iba acompañado por amigos
de la universidad y me alojaba en hoteles pagados con la tarjeta de crédito de
mi padre. Cuando Yunho había salido, era para trabajar en torres de
perforación. Catorce días trabajando en la torre de perforación, catorce días
de descanso. Había aprendido a adaptarse rápidamente a las culturas y las
costumbres extranjeras. Y yo tenía la impresión de que ahora estaba aplicando
ese mismo método a la sociedad. Aprender las costumbres. Adaptarse. Encontrar
un hueco.
Solíamos hablar hasta
bien entrada la noche, intercambiando historias sobre lo que había significado
crecer, nuestras antiguas relaciones, las cosas que nos habían cambiado. Yunho siempre
se mostraba muy abierto sobre la mayoría de los temas, pero había algunos de
los que no quería hablar. Su padre, por ejemplo, y lo que fuese que había hecho
aquel hombre para acabar en la cárcel. Y prefería mantener la boca cerrada
sobre su antigua vida amorosa, lo que me volvía loco de curiosidad.
—No entiendo por qué
nunca te acostaste con Junsu —le dije una noche—. ¿No lo deseabas? Porque
tuviste que desearlo, ¿no?
Yunho me acomodó
contra su pecho. Estábamos en su cama, un lecho digno de un rey con almohadas
de plumón. Estaba cubierta por finas sábanas de hilo y la colcha era de seda
cruda.
—Cariño, cualquier
varón que tenga más de doce años se sentiría tentado por Junsu.
— ¿Entonces por qué
no lo hiciste?
Yunho me acarició la columna,
investigando delicadamente las pequeñas hondonadas de las vértebras.
—Te estaba esperando
a ti.
—Ja. Se rumorea que
estuviste muy atareado con los chicos.
—No me acuerdo de
ninguno de ellos —dijo él con voz indiferente.
—Beebe. ¿Te suena de
algo?
Yunho se puso alerta.
— ¿Por qué lo
mencionas?
—Porque alardeó ante Seung
de que se había acostado contigo durante su luna de hiel.
El guardó silencio
mientras me acariciaba el pelo.
— ¿Estás celoso?
Sí, qué demonios,
claro que estaba celoso. De hecho, me asombró la cantidad de veneno emocional
que podía producir de sólo imaginármelo en la cama con Beebe.
Asentí contra su
pecho.
Yunho me dejó
acostado boca arriba y me miró. La luz de la lámpara corría como oro líquido sobre
sus facciones, y arrancó destellos a la leve sonrisa que acababa de aparecer en
sus labios.
—Podría pedir
disculpas por todos los hombres que he conocido antes de ti. Pero no lo voy a hacer.
—Tampoco te he pedido
eso —repuse con hosquedad.
Deslizó la mano bajo
la sábana, y me la pasó por el cuerpo en una suave caricia.
—He aprendido algo de
cada uno de los hombres con que he estado. Y tuve que aprender mucho antes de
estar preparado para conocerte.
Lo miré con ceño.
— ¿Por qué? ¿Porque
soy muy complicado? ¿Difícil de tratar, tal vez? —pregunté, y tuve que concentrarme
en respirar con normalidad cuando él me rodeó un pecho con la mano y empezó a moldeármelo
al tiempo que sacudía la cabeza en una lenta negativa.
—Porque quiero hacer
mucho por ti —dijo—. Muchas formas de dar placer que quiero aplicar contigo...
—Se inclinó para besarme y me frotó juguetonamente la nariz con la suya—. Esos
hombres fueron un mero entrenamiento para ti.
—Bonita lisonja
—admití de mala gana.
Su mano me cubrió el
corazón con una suave y cálida presión.
—Desde que tengo
memoria, siempre he querido llegar a alguna parte, ser alguien. Veía a esos
bastardos que lo tenían todo; un coche caro, una gran casa, un esposo precioso.
Y me decía a mí mismo: «Que les den. Algún día yo también tendré todo eso, y
encima seré feliz.» —Una mueca le frunció los labios—. Pero durante los últimos
dos años he llegado a tener las cosas que quería entonces, y me he dado cuenta
de que no bastan. Continuaba siendo una mierda de tío. Pero cuando estoy
contigo...
— ¿Qué? —quise saber.
—Cuando estoy
contigo, siento como si por fin tuviera lo que me hace falta. Puedo relajarme y
ser feliz. —Me acarició el pecho con un dedo—. Contigo puedo ir más despacio.
— ¿En el buen
sentido, quieres decir?
—En el buen sentido.
—Yo nunca he sido un
freno para nadie —dije—. Soy una persona bastante inquieta.
Una sonrisa perezosa
le cruzó por los labios.
—No sabría decir cómo
lo haces, pero el caso es que a mí me funciona.
Me besó el cuello y
murmuró que yo era precioso y que me deseaba. Me estremecí cuando sentí la
suave caricia de su pecho con el mio.
— ¿Yunho?
— ¿Mmm?
Le rodeé el cuello
con los brazos.
—Me ha dado la
sensación de que te contienes sexualmente. Retrocedió un poco para contemplarme,
acariciándome con la mirada.
—Contigo siempre
procuro no ir deprisa —admitió.
—No tienes por qué
hacerlo. Confío en ti. Si me explicas lo que quieres, lo haré. Quiero decir,
cualquier cosa que hicierais tú y Beebe...
Una chispa de
diversión brilló en sus ojos.
—Olvídate de Beebe,
cariño. Pasé una noche con ella y nunca se me ocurrió repetir.
—Bueno, aun así...
—dije, porque de pronto me sentía competitivo —. Tampoco hace falta que vayas
con tanto cuidado. Puedo aguantarlo.
La chispa de
diversión se convirtió en una sonrisa.
—De acuerdo.
Le tomé la cabeza
entre las manos, atrayéndolo hacia mí. Busqué su boca, y lo besé ardientemente.
Él respondió sin titubear, y su lengua exploró las profundidades de mi boca
hasta que a ambos nos faltó la respiración.
Entonces me pasó los
brazos por la espalda y me puso de rodillas sobre la cama, sosteniéndome con
una cariñosa fortaleza. Su mirada quemaba, pero cuando habló su voz era pura suavidad.
— ¿Quieres probar
algo nuevo, Jae?
Tragué saliva y
asentí, al tiempo que adelantaba las caderas en un sutil movimiento que no le pasó
desapercibido. Vi lo excitado que estaba, y eso me llenó de deseo. Sus manos se
deslizaron hacia mis muñecas. Me levantó los brazos, y me los llevó suavemente
hacia el cabezal de la cama.
Yunho me miró a los
ojos hasta que sentí que me ahogaba en aquella profundidad café. Su aliento era
una cálida caricia en mis labios.
—Agárrate bien
—susurró, cerrándome los dedos sobre el extremo del cabezal.
Y los minutos
siguientes me proporcionaron una intimidad abrasadora, de un delicioso tormento
que llevó a una fiebre de deseo. Fiebre que llevó a una inmensa ternura. Yunho estaba
en todas partes, una presencia ubicua alrededor de mí. Sobreviví sin saber muy
bien cómo, por los pelos. Cuando Yunho hubo acabado de ocuparse de mí, mis uñas
habían dejado marcas en el cabezal, y ya no me acordaba ni de mi nombre. Me
dejé caer lentamente en sus brazos, todo mi cuerpo estremecido de placer.
—Sólo tú — dijo él
cuando hubo recuperado el aliento—. Eres todo lo que quiero.
Sentí que caía a
través de un mar de nubes mientras él me empujaba suavemente hacia las almohadas.
Muy deprisa, en un vertiginoso descenso. Y no parecía haber nada que yo pudiera
hacer al respecto.
hermoso me encanta lo cariñoso y comprensivo que es yunho con jae
ResponderEliminary poco a poco lo esta pervirtiendo
eso es lo que le asía falta a jae un yunho que lo lleve asta el cielo de ida y regreso
me encanta muy lindos y tiernos y que bueno que jae no se deja intimidar por siwon que lo mande a la fregada y que siga en el disfrute de su terapia de amor que yunho le esta brindando como cura a sus traumas
lindos ambos, parecen que lo estan pasadon muy bien con la vuelta a la vida intima de Jae jajajaja Jae esta mas que dispuesto a estar con Yunho y a enamorarse de él....
ResponderEliminarAunque a mi tambien me parece que ahi falta enterarnos del pasado de Yunho, parece que esconde algo..... solo espero que no sea nada malo que al final lo separe de Jae ....
Gracias por actualizar :)
No había dicho esto, pero como me cae mal ese Moo Kyu, tan estresante el tipo de esos que quieres zarandear para que se deje de sus #$@& Y Siwon queriendose meter de nuevo. Lo bueno es la ternura con la que yunho maneja todo el asunto con jae.
ResponderEliminarwow jae y yunho son pura miel ahora jejejejeje
ResponderEliminarque ya siwon deje tranquilo a jae
aishhh ojala y moo kyul tenga un escarmiento es que es bien metiche y altanero aishhh
Insisto... Yunho es un amor con Jae!!!!
ResponderEliminarMe encanta como lo trata y lo va llevando poco a poco a explorar mas intimamente.
Y tambien me dio mucho gusto que le este perdiendo el miedo a Siwon.
Enserio me encanta la relación que tienen estos dos pero me preocupa que yunho tenga algo oculto y meta la pata
ResponderEliminarooowwww!! Jaejoong y Yunho son una linda pareja <3 <3 <3.
ResponderEliminarEl jefe de Jaejoong el tal Moo Kyul me revienta el hígado! no se como jaejoong puede soportarlo...
Que tenga su merecido muy pronto ese tipo ¬¬
Ahora la parejita esta muy bien
ResponderEliminarSiwon tiene que olvidar a Jae y ir a buscar su nueva vida que no venga a molestar a nuestro YunJae
Yunho es una fiera XD
ResponderEliminarPero me pregunto si Seung tiene razón sobre él
a mi tambien me preocupa yunho, esconde algo no se... talvez eso que oculta se convierta en el mayor obstaculo de su relacion
ResponderEliminarMe preocupa eso que Yunho esconde... Lo que dijo Seung... Solo espero que no le haga daño a Jae... El quedo con muchas secuelas por culpa del malnacido... Por otro lado, me encanta que se estén entendiendo tan bien en la cama...
ResponderEliminarQue bien que Yunho apoye así a Jae. Ojalá ya no haya más problemas...
ResponderEliminarestos dos me matan de amor.
ResponderEliminarquiero que sean felices
temo que vengan nubes negras en su cielo de amor
ojalá Yunho no salga con un martes 13.
Jae no podría soportarlo.
gracias por el capítulo
Al fin pueden demostrar el gran amor que se tienen, aún quiero que le den una paliza a Siwon pero estaría bien si solo se casa con el jefe de Jae. 😁😁😁
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞