viernes, 11 de abril de 2014

El diablo tiene ojos cafes: Capítulo 15

CAPÍTULO 15


—Es que no tiene pies ni cabeza, de verdad —dije en cuanto He Yi hubo acabado de leer el mensaje de Siwon. Lo había impreso y le pedí que le echara una mirada durante nuestra sesión de terapia del sábado—. Le ha dado la vuelta a todo. Vamos, que lo cuenta exactamente al revés de cómo sucedió realmente. Parece Alicia en el País de las Maravillas.
El mensaje, de diez páginas, estaba repleto de acusaciones y mentiras. Leerlo me había hecho sentir sucio y mezquino, pero por encima de todo, profundamente indignado. Era como si Siwon hubiera rodado una nueva versión de nuestro matrimonio, una en la que él interpretaba el papel de víctima y yo el de antagonista. Según decía, yo había sido un esposo trastornado, histriónico e infiel, y él había intentado en vano aplacarme y amoldarse a mis continuos cambios de humor y arranques de mal genio. Y al final, aquella noche en que acabó perdiendo los estribos conmigo, fue porque yo había colmado su paciencia con mi obstinado rechazo de sus sinceros esfuerzos por subsanar todo lo que iba mal en nuestra relación.
—Lo que más me cabrea —continué con indignación— es lo detallado y convincente que le ha quedado... como si él fuese el primero en creerse sus propias gilipolleces. Pero no es así, ¿verdad? ¿Y por qué me lo ha enviado? ¿Acaso piensa que voy a tragarme algo de lo que pone ahí?
He Yi me miró con ceño.
—La mentira patológica es habitual en los narcisistas. Para ellos, la verdad importa sólo si sirve para proporcionarles lo que quieren. Que es atención. Necesitan contar con un suministro continuo de ella. Así que básicamente Siwon está intentando conseguir una reacción por tu parte. La que sea, eso le da igual.
— ¿Quieres decir que de cara al suministro de atención, odiarlo le va igual de bien que quererlo?
—Exacto. Atención es atención. Lo único que Siwon no puede soportar es la indiferencia. Eso crea lo que llamamos una «lesión narcisista»... y por desgracia ese correo electrónico que acaba de enviarte es una señal que apunta en esa dirección.
Eso no me gustó nada.
—Bueno, ¿y qué pasa cuando se sufre una herida narcisista?
—Puede tratar de asustarte de algún modo, lo que para él es otra forma de conseguir ese suministro emocional que necesita. Y si sigues sin reaccionar, entonces puede iniciar una escalada de la situación.
—Oh, estupendo. ¿Más llamadas telefónicas? ¿Más visitas inesperadas?
—Espero que no. Pero sí, probablemente. Y si llega a ponerse lo bastante furioso, puede querer castigarte.
Hubo un largo silencio en la pequeña consulta de He Yi mientras yo trataba de digerir aquella información. Era tan injusto... Había creído que bastaría con divorciarme. ¿Por qué tenía que salirme ahora con aquello? ¿Por qué parecía empeñado en que yo siguiera interpretando un papel secundario en la película de su vida?
— ¿Cómo me deshago de él? —pregunté.
—No será fácil. Pero yo, en tu lugar, guardaría este correo electrónico y documentaría cualquier clase de contacto futuro con Siwon. E intentaría mantenerme alejado, haga lo que haga él. Rechaza los regalos, no respondas a sus correos, y no hables de Siwon con nadie que pueda venir de su parte. — He Yi miró la copia impresa y volvió a fruncir el ceño—. Si a un narcisista se le hace sentir inferior a algo o a alguien, eso lo va royendo por dentro hasta que acaba dándole rienda suelta de alguna manera. Siwon no parará hasta que sienta que puede dar por finalizada la batalla porque se ha alzado con la victoria.
—Pero estamos divorciados —protesté—. ¡No hay ninguna batalla que librar!
—Por supuesto que la hay. Siwon está batallando por conservar su imagen de sí mismo. Porque sin esa imagen de superioridad y dominio y control... él no es nada.
La sesión con He Yi no había ayudado a mejorar demasiado mi estado de ánimo. Me sentía preocupado y furioso, y quería que me consolaran. Y como Yunho seguía sin responder a su móvil, ahora se encontraba peligrosamente cerca de los primeros puestos de mi lista de blancos en los que centrar el enfado.
Cuando mi teléfono sonó finalmente el domingo, me apresuré a mirar la pantallita para ver quién llamaba. Mis esperanzas se desvanecieron: era mi padre. Con un suspiro de cansancio, respondí de mala gana:
— ¿Sí?
—Jae. —Papá empleó un tono bastante seco, y había en su voz una satisfacción que no me gustó nada—. Necesito que vengas a verme. Tenemos que hablar.
—Vale. ¿Cuándo?
—Ahora.
Me hubiera encantado decirle que estaba ocupadísimo, pero no se me ocurrió ninguna excusa mínimamente convincente. Y como ya me encontraba aburrido y de mal humor, pensé que daba igual.
—Muy bien —dije—. Dentro de nada estoy ahí.
Conduje y encontré a papá en su dormitorio, que tenía las dimensiones de un pequeño apartamento. Estaba disfrutando de un rato de relajación en el sillón de masajes que ocupaba un rincón entero de la habitación, apretando botones en el panel de control.
— ¿Te apetece probarlo? — Me ofreció, dando unas palmaditas en el apoyabrazos—. Puede administrar hasta quince clases distintas de masaje. Analiza los músculos de tu espalda y hace recomendaciones. También aprieta y distiende los músculos del muslo y la pantorrilla.
—No, gracias. —Le sonreí y me acomodé en un asiento normal próximo al sillón de masajes—. ¿Cómo va todo, papá? ¿De qué querías que habláramos?
Él se tomó su tiempo para responder, concentrado en introducir un mensaje de programa en el sillón. El mecanismo empezó a zumbar y ajustó la posición.
—De Jung Yunho —dijo finalmente.
Sacudí la cabeza y chasqueé la lengua.
—Nanay. No pienso hablar sobre ese tema. Me da igual lo que quieras saber, pero no...
—No te estoy pidiendo información, Jae. Sé algo sobre él. Algo que necesitas oír.
Todos mis instintos me gritaron que me fuera de allí inmediatamente. Mi padre siempre estaba acumulando información sobre todo el mundo, y no habría vacilado en hurgar en el pasado de Yunho en busca de asuntos turbios. Pero yo no quería ni necesitaba saber nada que Yunho no se sintiera preparado para confiarme. Además, me sentía razonablemente seguro de que ya estaba al corriente de lo que iba a contarme papá: las cosas que había hecho el padre de Yunho, el tiempo que había pasado en la cárcel, y el que hacía unos días lo habían detenido por conducir borracho. Así que decidí oír lo que tuviera que decirme papá, y cantarle las cuarenta en cuanto hubiera acabado de hablar.
El dormitorio había quedado sumido en el silencio salvo por el suave rumor de los mecanismos del sillón de masajes. Me obligué a sonreír fríamente.
—Vale, cuéntamelo.
—Ya te advertí que Jung Yunho no era trigo limpio —dijo papá—, y estaba en lo cierto. Te ha vendido, cariño. Así que será mejor que lo borres y vayas en busca de otro hombre. Alguien capaz de tratarte todo lo bien que te mereces.
— ¿Cómo que me ha vendido? —Exclamé, mirándolo con cara de perplejidad—. ¿Se puede saber de qué estás hablando?
—T. J. me telefoneó después de verte con Jung la noche del viernes. Me preguntó qué me parecía a mí que estuvieras saliendo con un sinvergüenza como Jung, y se lo dije.
—Siempre metiendo las narices donde no los llaman, ¿verdad? —Repuse con una mueca de disgusto—. Dios, con la cantidad de tiempo y dinero que tienen, ¿no podrían encontrar otro entretenimiento mejor que hablar de mi vida amorosa?
—A T. J. se le había ocurrido una idea para desenmascarar a Jung... para que vieras de una vez la clase de hombre que es. Y después de que me la explicó, le dije que por mí adelante. Así que ayer llamó a Jung...
—Oh, demonios —murmuré.
— Y le ofreció un trato. Dijo que estaba dispuesto a estampar su firma en el contrato de arrendamiento que Jung le ofreció hace algún tiempo, y que además se olvidaría de la bonificación. Si Jung prometía que no volvería a verte. Nada de salir juntos, nada de encuentros sociales de ninguna clase.
—Y Yunho le dijo a T. J. que se fuera a parir panteras —dije.
Mi padre me lanzó una mirada conmiserativa.
—No. Jung aceptó el acuerdo. —Se repantigó en el sillón de masajes mientras yo trataba de asimilar aquellas cuatro palabras.
Sentí un hormigueo en la piel. Mi mente se negaba a dar crédito a lo que acababa de oír, diciéndose que Yunho nunca habría aceptado semejante acuerdo. No después de la noche que habíamos compartido. Yo sabía que Yunho sentía algo por mí, que me necesitaba. Era absurdo que ahora tirase por la borda todo eso. No a cambio de un contrato que probablemente habría acabado logrando de todas maneras.
¿Qué diablos estaba sucediendo en la cabeza de Yunho? Decidí averiguarlo. Pero primero...
—Ya veo que sigues siendo el mismo viejo manipulador de siempre —le espeté a mi padre—. ¿Por qué tienes que entrometerte en mi vida privada?
—Porque te quiero.
— ¡Querer a otra persona significa respetar sus derechos y los límites que esa persona se ha marcado en la vida! No soy ningun niño. Soy... No, tú ni siquiera me consideras un niño, me tratas igual que a un perro que puedes llevar cogido de una correa y controlar como te venga en gana...
—No digas disparates —me interrumpió él, frunciendo el ceño—. Vamos, Jae, procura calmarte y...
— ¡No quiero calmarme! Tengo todo el derecho del mundo a estar furioso. Dime, ¿acaso serías capaz de hacerle semejante bajeza a Yoochun, Hyun Joong o Changmin?
—Tú eres un hombre que ya ha pasado por un mal matrimonio y probablemente estaba yendo de cabeza a otro.
—Hasta que seas capaz de tratarme como a un ser humano, papá, nuestra relación ha terminado. Estoy harto. —Me levanté.
—Te he hecho un favor —dijo él con una mueca de irritación—. Acabo de demostrarte que Jung Yunho no es lo bastante bueno para ti. Todos lo saben. Él mismo lo sabe. Y si no fueras tan testarudo, tú también lo admitirías.
—Si realmente cerró ese trato con T. J. —dije—, entonces no me merece. Pero tú tampoco, por haber sido capaz de hacer algo tan innoble en primer lugar.
— ¿Vas a matar al mensajero?
—Sí, papá, si el mensajero no deja de meter las narices en mis asuntos —repliqué mientras echaba a andar en dirección a la puerta.
—Bueno —le oí mascullar—, al menos has terminado con Jung Yunho.
Le lancé una mirada asesina por encima del hombro.
—Todavía no he terminado con él. No pienso dar por finalizada esa relación sin haber descubierto por qué hizo lo que hizo. Y me refiero a una razón de verdad, no a ese trapicheo que han organizado entre tú y T. J.

* * *

No había nadie con quien pudiera hablar. Todo el mundo, incluido Seung, me había advertido que aquello era exactamente la clase de cosas que debía esperar de Jung Yunho. Ni siquiera podía llamar a Junsu, porque él ya le había hecho algo parecido en una ocasión, y eso significaba que Junsu no podría decirme que era incapaz de portarse así. Y lo peor era que me sentía como un imbécil, porque aún lo amaba.
Una parte de mí quería hacerse un ovillo y llorar. Otra parte estaba que se subía por las paredes. Y aún otra estaba ocupada en analizar la situación y determinar la mejor manera de afrontarla. Decidí que necesitaba calmarme un poco antes de encararme con Yunho. Lo llamaría al día siguiente en cuanto hubiera salido del trabajo, y hablaríamos sin tapujos de todo el asunto. Si él quería que rompiéramos, me aguantaría. Pero al menos no habríamos roto a causa de una tercera fuerza, personificada por dos viejos carcamales manipuladores.

* * *

La oficina se hallaba inusualmente silenciosa cuando llegué allí a las ocho de la mañana del lunes. Todo el mundo estaba callado y parecía tener muchas cosas que hacer. Nadie parecía con ganas de compartir los pequeños detalles de su fin de semana como teníamos por costumbre. Nada de conversaciones en torno a la máquina del café, nada de pequeñas confidencias entre colegas.
Cuando faltaba poco para la hora de almorzar, fui al cubículo de Na Ri a preguntarle si quería salir a tomar un bocadillo conmigo.
Na Ri, normalmente tan vivaracha, parecía abatida y tristona detrás de su mesa. Su padre había muerto hacía dos semanas, así que aún tendría que pasar algo de tiempo antes de que volviera a ser la de siempre.
— ¿Te apetece almorzar? —le pregunté—. Invito yo.
Ella me dirigió una sonrisa bastante lánguida y se encogió de hombros.
—No tengo hambre. Pero gracias de todas maneras.
—Déjame traerte al menos un yogur o un... —Me callé cuando vi el destello de una lágrima bajo uno de sus ojos—. Oh, Na Ri...
—Me acerqué y la abracé—. Lo siento. Tienes uno de esos días en que no estás de humor para nada, ¿verdad? ¿Has estado pensando en tu padre?
Ella asintió con la cabeza y hurgó en el cajón de su mesa en busca de pañuelos de papel.
—En parte es eso. —Se sonó la nariz—. Y en parte... —Su esbelta mano fue por encima de la mesa y empujó hacia mí una hoja.
— ¿Qué es esto? ¿Un aviso del banco de que te han cargado algo en la cuenta? —Fruncí el ceño, sin acabar de entender por qué eso la había afectado tanto—. ¿Cuál es el problema?
—Mi nómina semanal me llega por transferencia directa, cada viernes. Así que la semana pasada consulté los movimientos de mi cuenta, y el disponible era mucho más bajo de lo que esperaba. Hoy he entrado en el programa del departamento y he descubierto por qué. —Esbozó una sonrisa torcida, y las lágrimas volvieron a acudirle a los ojos—. ¿Te acuerdas de aquel arreglo floral tan enorme que la empresa envió al funeral de mi padre? ¿El que llevaba los nombres de todos ustedes escritos en la tarjeta?
—Sí —murmuré, y por un momento casi no quise oír lo siguiente.
—Bueno, costó doscientos dólares. Y Moo Kyul me los ha deducido de la nómina.
—Pero...
—No sé qué ha podido impulsarlo a hacer algo así —continuó Na Ri—. Pero está claro que he hecho algo que lo ha disgustado, e imagino que fueron esos días que me tomé libres después de que muriera papá... Desde entonces se ha mostrado muy frío y distante conmigo.
—Te tomaste esos días para asistir al funeral de tu padre, Na Ri. A ninguna persona normal se le ocurriría reprochártelo.
—Lo sé —dijo con un suspiro estremecido—. Moo Kyul tiene que estar sometido a una gran presión. Me dijo que había elegido el peor momento posible para ausentarme del trabajo. Parecía sentirse muy decepcionado conmigo.
Una rabia volcánica fluyó por mis venas. Me entraron ganas de cruzar la oficina en plan Godzilla y bailar un zapateado tras otro encima de la mesa de mi jefe hasta dejarlo hecha astillas. Si Moo Kyul quería atacarme y rebajarme, yo no iba a hundirme por eso. Pero abusar así de la pobre Na Ri a raíz de un drama familiar… aquello era intolerable.
—No se te ocurra decirle que me he quejado —susurró Na Ri—. No aguantaría tener problemas en el trabajo precisamente ahora.
—No tendrás ningún problema. Y no tendrían que haberte deducido esos doscientos dólares. Ahora mismo volverán a tu cuenta.
Na Ri me miró como si lo dudara.
—No tendrían que habértelos deducido —repetí. Cogí un pañuelo de papel y le enjugué los ojos—. Esas flores corren de cuenta del departamento, no tuya. Enseguida lo arreglo, ¿vale?
—Vale —dijo, y consiguió esbozar una sonrisa—. Gracias, Jae.
El intercomunicador de mi mesa empezó a zumbar. Como la oficina estaba dispuesta en cubículos abiertos, cualquier cosa que Moo Kyul dijera por el intercomunicador era audible para todo el mundo.
—Jaejoong, ven a mi despacho, por favor.
—Lo que tú digas —mascullé, saliendo del cubículo de Na Ri y yendo hacia el despacho que Moo Kyul ocupaba en la esquina. Me tomé mi tiempo, tratando de recuperar la compostura antes de encararme con mi jefe. Sabía que lo que me disponía a decirle probablemente me costaría el despido, y había muchas probabilidades de que luego fuera víctima de una campaña de difamación altamente efectiva. Pero me daba igual. Siempre podía encontrar otro trabajo. Y el daño que Moo Kyul le haría a mi reputación no era ni la mitad de importante que el hecho de plantarle cara.
Cuando llegué al despacho de Moo Kyul, él ya había vuelto a apretar el botón del intercomunicador.
—Jaejoong, haz el favor de venir a mí...
—Aquí me tienes —dije yendo directamente hacia su mesa. No tomé asiento, sino que me quedé de pie ante él.
Me miró como si yo fuera una hormiga que estuviera subiendo por la pared.
—Espera en mi puerta, por favor —dijo en tono distante—, hasta que se te invite a entrar. ¿O es que aún no hemos hablado de eso lo suficiente para que te acuerdes, Jaejoong?
—Voy a olvidarme de las reglas por unos minutos. Esto es importante. Se ha cometido un error con las hojas de pago de las nóminas. Hay que corregirlo inmediatamente.
Moo Kyul no estaba acostumbrado a que nadie fijara el orden del día por él.
—Ahora no tengo tiempo para eso, Jaejoong. No te he hecho venir a mi despacho para hablar de las nóminas.
— ¿No quieres saber de qué se trata? —Esperé. Cuando fue evidente que no iba a contestarme, sacudí la cabeza lentamente—. Claro, porque ya lo sabes. No fue ningún error, ¿verdad?
Una sonrisa extraña e inquietante se extendió por sus labios.
—Está bien, Jaejoong. Lo haremos a tu manera. ¿De qué se trata?
—A Na Ri le han cobrado las flores que el departamento mandó al funeral de su padre. —Esperaba alguna clase de reacción, una pequeña dilatación de las pupilas, un fugaz destello de vergüenza, un fruncimiento de ceño. Lo que fuese, cualquier cosa. Pero mostró tan poca emoción como un maniquí de unos grandes almacenes—. Vamos a arreglarlo de inmediato, ¿verdad?
Se hizo un denso silencio. El silencio era una de las armas más efectivas de Moo Kyul; se me quedaba mirando sin decir nada, hasta hacerme desmoronar como una torre de Lego, y entonces yo decía algo, lo que fuese, para llenar aquel enervante vacío de palabras. Pero esta vez le sostuve la mirada sin pestañear. El silencio se prolongó hasta que pasó a ser casi gracioso. Pero conseguí tener más paciencia que mi jefe.
—No te pases, Jaejoong —dijo finalmente—. Cómo dirijo al personal a mis órdenes no es asunto de tu incumbencia.
— ¿Debo entender que descontar esa suma de la nómina de Na Ri es el último grito en técnicas de gestión empresarial?
—Será mejor que salgas de mi despacho ahora mismo. De hecho, tómate el día libre. Ya estoy harto de ti y de tus aires de grandeza.
—Si te niegas a dar la orden de que devuelvan esa suma a la cuenta corriente de Na Ri —dije—, iré a ver a Hyun Joong.
Eso sí provocó una reacción. Una sombra cruzó su rostro, y vi brillar un destello de ira en sus ojos.
—Zorra malcriada —dijo con un filo cortante en la voz—. Siwon me lo ha contado todo sobre ti... Cómo utilizas a las personas, lo egoísta que eres. Cómo mientes y manipulas para salirte con la tuya. Pequeño parásito mentiroso, siempre quejándote por todo y...
—Vaya, veo que Siwon ha decidido volver a encargarse de mis relaciones públicas. — ¿Acaso Moo Kyul había salido con mi ex? Por Dios, ¿en qué podrían entretenerse dos narcisistas cuando salían de copas?—. Pero ahora no estamos hablando de eso, ¿verdad? ¿Vas a devolver el dinero, o tendré que ir a hablar con Hyun Joong?
—Atrévete a decirle una sola palabra, y cuando haya acabado de contarle lo que eres realmente, le darás tanto asco como a mí. Te dirá dónde puedes...
—Moo Kyul —siseé—, Hyun Joong es mi hermano. ¿Tan arrogante eres que crees que podrías volverlo contra mí? Hyun Joong es leal. Puedes echarme encima toda la mierda que quieras, pero eso no te hará ganar puntos ante él.
Estaba tan rabioso que la cara había empezado a cubrírsele de manchitas rojas que parecían flotar sobre su piel como gotas de aceite sobre el agua. Pero cuando volvió a hablar, se las arregló para emplear un tono bastante controlado.
—Sal de mi despacho, Jaejoong. Y no vuelvas. Acabas de ser despedido.
Mantuve una fachada de calma, aunque sentía el corazón tan desbocado que temí fuera a estallarme en cualquier momento.
—Imaginaba que dirías eso. Adiós, Moo Kyul.
Fui a mi mesa a recoger el bolso. Cuando estaba llegando a mi cubículo, me quedé atónito al ver a Na Ri, Goo y Hae de pie allí, con los rostros inexpresivos. Si no hubiera estado tan fuera de mí, me habría parecido gracioso. Menuda cara estaban poniendo todos.
— ¿Qué pasa? —pregunté, entrando en el cubículo. Y entonces me detuve en seco cuando vi a Hyun Joong plantado junto a mi mesa. Estaba mirando la pantalla del intercomunicador, la boca apretada en una rígida línea y el color bastante subido.
—Hola, Hyun Joong —dije, un poco desconcertado—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—He venido a llevarte a almorzar —respondió él muy despacio. Hae se acercó y me tocó el brazo.
—El intercomunicador estaba encendido —murmuró.
Moo Kyul debía de haberse olvidado de apagarlo cuando yo había irrumpido en su despacho. Y mi hermano y los demás habían oído cada palabra.
Hyun Joong cogió mi bolso y me lo tendió.
—Vamos —dijo con voz hosca.
Palidecí al ver que íbamos en dirección al despacho de mi jefe.
Hyun Joong abrió la puerta sin llamar, se quedó inmóvil en el umbral y miró fijamente a Moo Kyul.
A éste se le demudó el rostro.
—Hyun Joong —dijo sorprendido. Luego le sonrió, con una expresión tan servicial que me asombró el cambio operado en él—. Qué alegría verte. Entra, por favor.
Mi hermano sacudió la cabeza, sus oscuros ojos fríos como el hielo. Y luego dijo sólo tres palabras, en un tono que no admitía réplica:
—Recoge tus cosas.

* * *

Pasé el resto de la tarde con Hyun Joong, explicándole cómo Moo Kyul había tratado de acosarme y manipularme, y que probablemente hacía lo mismo con Na Ri. Cuando hube terminado, Hyun Joong ya no sacudía la cabeza sin dejar de mascullar palabrotas, y simplemente parecía asqueado.
—Por los clavos de Cristo, Jae... ¿por qué te lo has tenido callado hasta ahora?
—No quería ir de diva por el mundo. Quería lo que fuese mejor para la empresa, y sabía que Moo Kyul había hecho un trabajo excelente en el pasado.
—A la mierda la empresa. La gente importa más que los negocios. Me da igual lo buen administrador que sea Moo Kyul si luego se comporta como un terrorista entre bastidores.
—Al principio creí que se le pasaría con el tiempo, o que alcanzaríamos alguna clase de arreglo para que ambos pudiéramos sentimos a gusto. Pero no tardé en comprender que las personas como Moo Kyul nunca cambian. No hay forma de llegar a un acuerdo con ellas. Es igual que Siwon, un narcisista lleno de veneno. Hacerle daño al prójimo le causa tan pocos remordimientos como los que sentiríamos tú o yo por pisar una hormiga.
Hyun Joong apretó los labios.
—El mundo de los negocios está lleno de gente así. Y aunque odio decirlo, algunos aspectos de esa conducta (ser ambicioso e implacable y no pensar en los demás) pueden promocionarte en algunas empresas. Pero en la mía no.
— ¿Estás seguro de que quieres despedirlo?
Hyun Joong asintió sin pensárselo dos veces.
—Moo Kyul ya no existe. Ahora tendré que encontrar a alguien que ocupe su puesto. —Una pausa significativa—. ¿Tienes alguna idea?
—Puedo hacerlo —dije—. Ojo, tampoco estoy diciendo que vaya a ser el jefe perfecto. Cometeré errores. Pero sé que soy capaz de asumir la responsabilidad.
Una sonrisa iluminó el rostro de mi hermano.
—Vaya, últimamente no paro de aprender cosas nuevas.
Dedicamos un buen rato a hablar de la situación del departamento, y luego la conversación pasó a cuestiones personales. No pude evitar contarle que había decidido cortar toda clase de relación con papá. Le hablé de T. J. y Yunho, y del trato sobre los terrenos.
Hyun Joong se mostró satisfactoriamente furioso al enterarse, y dijo que eran unos gilipollas. También estuvo de acuerdo conmigo en que necesitaba llegar al fondo de las razones que habían impulsado a Yunho a hacer aquello, porque no tenía ningún sentido.
—T. J. tiene unas cuantas propiedades de primera —dijo—, pero no es el único terrateniente que hay en la ciudad. Y tu Yunho puede acudir a quien le dé la gana. Vale que quizá quiera esos terrenos en particular, pero tampoco es que le vaya la vida en ello. Así que yo diría que esto es su forma de romper contigo. Ha hecho algo que sabe que te obligará a partir peras con él.
—Una cucharada de agresividad y otra de pasividad, ¿eh? —murmuré —. Si quería romper, debería habérmelo dicho a la cara.
Hyun Joong sonrió.
—Casi compadezco al pobre desgraciado. Vale, tú te encargas de Jung, y yo iré a hablar con papá para ver si le aclaro un par de cosas.
—No, olvídate de papá. No puedes reparar mi relación con él.
—Siempre puedo hacer de parachoques o actuar como interferencia.
—Gracias, Hyun Joong, pero no necesito ningún parachoques, y te aseguro que ya he tenido suficientes interferencias en mi vida.
Eso pareció disgustarlo.
—Bueno, ¿por qué has desperdiciado todo este tiempo en quejarte ante mí si no querías que intentara hacer algo al respecto?
—No quiero que resuelvas mis problemas. Sólo quería que me escucharas.
— ¡Venga ya, Jae! Si lo único que querías era unos oídos, habrías hablado con algun amigo. Si hay algo que saque de quicio, es que nos vengan con algún problema y luego nos impidan hacer algo al respecto. Nos hace sentir fatal. Y entonces la única manera de hacer que nos sintamos mejor es partir por la mitad un listín de teléfonos o lanzar algo contra la pared. Vamos a ver si lo entiendes de una vez: no soy un oyente, ¿vale?
—Desde luego. —Me levanté y sonreí—. ¿Quieres que te invite a una copa en uno de esos bares para oficinistas recién salidos del trabajo?
—Eso ya me gusta más —dijo mi hermano, y nos fuimos de la oficina.

* * *

Todavía quedaba mucha tarde por delante cuando llegué a mi apartamento. Una copa y un par de horas en compañía de Hyun Joong habían hecho que me sintiera mejor. Lo que más me había sorprendido era que él no expresara ninguna clase de condena hacia Yunho, especialmente teniendo en cuenta cuál había sido su postura anterior sobre el tema.
—No estoy ni a favor ni en contra de él —me había comunicado antes de beber un trago de cerveza—. Mira, te explicaré cómo veo yo ese trato con T. J.: o Yunho ha hecho lo que no debía por la razón equivocada... —Otro trago de cerveza—. O ha hecho lo que no debía por la razón correcta.
— ¿Cómo puede haber una razón correcta para lo que hizo?
—Demonios, no lo sé. Lo único que digo es que deberías darle una oportunidad de explicarse.
—Seung piensa que Yunho es manipulador y retorcido —dije con aire taciturno.
Por alguna razón eso hizo que Hyun Joong se echara a reír.
—Bueno, ya deberías estar acostumbrado a eso, teniendo en cuenta que eres un Kim. Exceptuando a Yoochun, todos somos más retorcidos que un sacacorchos. Y Seung podría ser de la familia, créeme.
—Me estás asustando —dije, pero no pude evitar sonreír.

* * *

Aún conservaba la sonrisa cuando llegué a mi apartamento, pero estaba un poco nervioso, porque no podía dejar de pensar en cómo iría mi encuentro con Yunho. Cuando vi que la lucecita del contestador estaba parpadeando, el corazón me dio un vuelco. Fui hacia el teléfono y apreté un botón para oír el mensaje.
Yunho.
«Tengo que verte. Haz el favor de llamarme cuando llegues a casa esta noche.»
—Vale —murmuré, cerrando los ojos. Pero enseguida volví a abrirlos, porque acababa de fijarme en otra cosa. Algo pequeño relucía junto a la base del teléfono. Perplejo, tendí la mano hacia el objeto, y me asombró descubrir que era una pulsera con colgantitos de la suerte. La que mi tía Yoo Sun llevaba siempre en la muñeca. Pero ¿cómo había ido a parar allí? Había estado en poder de Siwon. Siwon...
Antes de que tuviera tiempo de emitir ningún sonido, alguien se me acercó sigilosamente por detrás, y una mano se cerró sobre mi cuello. Sentí el frío metal del cañón de una pistola apretado contra mi sien. Supe quién era incluso antes de oír su voz.
—Te pillé —se regodeó Siwon.

15 comentarios:

  1. o por dios esto se pone cada bes mas interesante pobre jae no sale de una cuando ya le callo otra que le ara lo secuestrara y que le explicara yunho o romperá con el no se iré corriendo a leer el siguiente me voy bye

    ResponderEliminar
  2. nooooooooooo!!! ese desagraciado aparece de nuevo para malograr todo :( pobre Jae ahora en manos de Siwon y Yunho que esta perdido en sus problemas ..... tienes que ayudarlo Yunho, no dejes que el desgraciado le haga daño a Jae .... me quede en suspenso ....
    Bueno me voy a leer la continuacion rapido :)

    ResponderEliminar
  3. Demonios! Jaejoong se enfrenta a la zorra narcisista de su jefe y éste se le voltean las cosas, me sentí bien de que Jaejoong por fin le haya plantado la cara. Yunho debe tener una razón para lo que hizo imagino que se siente culpable por lo que hizo anteriormente. Y ahora Siwon está aferrado en tener la atención de Jaejoong. Dios esto está muy bueno!

    ResponderEliminar
  4. por que por que yunho sigue evitando a jae
    y ahora siwon como demonios se metio a su depa de jae????
    esto esta realmente que quema como dicen por ahi

    ResponderEliminar
  5. Ayyyy maldito Siwon!!!

    porque no dejas en paz a Jae y vas y te tiras al imbecil de Moo Kyul y se pierden los dos!!!

    Yunhooo aparece demonios!!!!

    ResponderEliminar
  6. No me lo puedo creer pobre Jae! Primero yunho se pone en un plan... Y ahora como rayos hizo siwon para colarse en el departamento??? Espero qué súper yunho aparezca otra ves y lo salve

    ResponderEliminar
  7. Que miedoo..!!!! se me erizo toda la piel leyendo lo ultimo..!
    Siwon maldito..!!! como le habrá hecho para entrar a su casa? seguro algo tiene que ver con Moo Kyul , los odiooo ojala se mueran ambos.!
    Mi jaejoong T____T que no le pase nada ..

    ResponderEliminar
  8. Que susto Puff
    que pasara con Jae que quiere siwon de Jae si cuando lo tenia no lo tratava como debia y una vez se aleja de el lo busca por todos los lado y ahora lo apunta con una arma

    ResponderEliminar
  9. Rayos, que planea Siwon...No puedo ser nada bueno

    ResponderEliminar
  10. aaaaaahhgg la seguridad es tan mala en ese edificio?? o es que moo kyul le facilito las cosas a siwon?

    ResponderEliminar
  11. waaaaaaaaaaaaa Como fue que la plaga maldita pudo entrar ahí???

    ResponderEliminar
  12. Ay noooo como es posible como pudó entrar supongo que el desgraciado del jefe de Jae lo ha ayudado por lo menos ya lo despidieron ahora que pasará.
    La última parte típica de una película de terror que miedo

    ResponderEliminar
  13. por Dios, qué metido es el padre de Jae, me cayó siempre tan mal
    bien que echaron al insufrible del jefe de Jae, le tenía tanta envidia a Jae.
    y sigue Siwon siendo un incordio.
    qué tipo tan pesado por favor.
    que Yunho aparezca de una vez ,por el amor de Dios, dónde se metió?? que venga y salve a su Jae.
    gracias por el capitulo

    ResponderEliminar
  14. Oh no.. Maldito Siwon no soporta w otros sean felices lejos de él...Todo un narcisista

    ResponderEliminar
  15. Que susto, Siwon a parte de narcisismo está loco, porbre Jae está rodeado de manipuladores, locos y ahora a Yunho que le pasara por la mente que está actuando así, y yo creo que lo quiere alejar por el tipo de familia que tiene.

    Gracias!!! 💗💕💞

    ResponderEliminar