lunes, 7 de abril de 2014

El diablo tiene ojos cafes: Capítulo 7

CAPÍTULO 7


Kang Moo Kyul me lanzó una mirada que yo ya conocía muy bien, la que decía que no quería que lo interrumpieran. Pero habló en un tono de lo más afable.
— ¡Jaejoong, qué alegría verte aquí! ¿Te estás divirtiendo?
—No tengo palabras para describir lo mucho que me estoy divirtiendo —dije. De todas las personas con las que podía ocurrírsele entablar conversación a Yunho, había tenido que elegir precisamente a mi demonio de jefe. Estaba claro que el destino se había empeñado en que aquella noche resultara un desastre.
Yunho dejó su vaso en la barra.
—Jae...
—Hola, señor Jung —dije en un tono frío—. Que lo pasen bien. Ya me iba.
Sin darles ocasión para que pudieran reaccionar, di media vuelta y empecé a abrirme paso entre el gentío. Mareado y lívido de furia, admití que mi familia tenía toda la razón del mundo acerca de Yunho. Aquel hombre significaba problemas, y yo ya tenía bastantes sin él.
Llevaba recorrida la mitad de la distancia que me separaba de la salida cuando lo sentí detrás de mí, y su mano me tocó el brazo.
Me envaré y giré rápidamente hacia él. Su rostro lucía una expresión pétrea.
—Vuelve con Moo Kyul —le dije—. Como a mi jefe se le ocurra pensar que me he hecho contigo cuando él ya te tenía a tiro, pasaré la semana que viene limpiando los lavabos del departamento.
—No estaba con tu jefe. Estaba tomando una copa. ¿O es que se suponía que tenía que esperar solo en un rincón mientras ustedes dilucidaban qué opinión les merezco?
—En un rincón no —murmuré lanzándole una mirada asesina—. Pero al menos podrías haber tenido la decencia de dejar pasar cinco minutos antes de buscarte un reemplazo.
—Moo Kyul no era ningún reemplazo. Te estaba esperando a ti. Y has tardado mucho más de cinco minutos en decidir si querías bailar conmigo. No pienso aguantar esa clase de cabronadas ni de ti ni de tu familia, Jaejoong.
—Después de las cosas que nos has hecho en el pasado, ¿qué esperabas? ¿Flores y un desfile de honor? Mis hermanos tienen todo el derecho del mundo a desconfiar de tus motivos.
— ¿Y tú qué piensas? ¿Cuáles crees que son mis motivos?
—No creo que quieras que responda a eso en público.
—Entonces iremos a algún sitio donde podamos hablar en privado —dijo él apretando los dientes—. Porque no pienso salir de aquí sin haber obtenido una respuesta, por Dios.
—Perfecto. —La mente se me quedó en blanco, paralizado por un ataque de pánico, cuando sentí que me agarraba de la muñeca. La última vez que me las había visto con un hombre furioso había acabado en el hospital. Pero la presa de Yunho, con todo lo firme que era, no me hacía ningún daño. Me obligué a relajarme y a ir con él mientras me guiaba a través del gentío.
Una cantante interpretaba Summertime, y la triste melodía flotaba en el aire como oscuras volutas de humo alrededor de nosotros.
Estaba tan aturdido que apenas si me enteré de que salíamos por la puerta y nos abríamos paso entre el gentío del vestíbulo. Llegamos a unas puertas, donde nos vimos obligados a detenernos ante alguien que se interpuso en nuestro camino. Era Yoochun. Un resplandor iluminó sus ojos cuando nos escrutó en un rápido repaso general que no pasó por alto ningún detalle, incluido el hecho de que Yunho me tenía agarrado por la muñeca.
— ¿Me necesitas? —preguntó sin levantar la voz.
Yunho lo miró como si fuera a matarlo en cualquier momento.
—Se encuentra perfectamente —dijo.
Mi hermano hizo como si no lo oyera y no dejó de mirarme. Se lo agradecí inmensamente, porque sabía lo difícil que tenía que resultar para él dejarme marchar con un hombre al que despreciaba. Pero Yoochun sabía que eso me correspondía decidirlo a mí. Él estaba allí sólo para ofrecerme ayuda en caso de que la necesitara.
—No pasa nada —le dije—. No necesito nada.
Mi hermano asintió, aunque era evidente que quería intervenir. Cuando nos fuimos, me miró con una cara como si me estuviera viendo ir con el mismísimo Lucifer. Temía por mí. Mi hermano no confiaba en Jung Yunho.
Bien mirado, yo tampoco.
Yunho me condujo por las puertas, doblamos una esquina, adentrándonos en el edificio hasta que finalmente nos detuvimos en el pozo de lo que parecía una escalera de mantenimiento, un espacio que olía a cemento y metal y oscuridad un poco mohosa. Había silencio, roto únicamente por un tenue sonido de goteras y nuestras respiraciones entrecortadas. Una luz en algún lugar de arriba proyectaba una incierta fluorescencia sobre nosotros.
Yunho se encaró conmigo, enorme y oscuro contra un fondo de cemento.
—Ahora —dijo bruscamente—, cuéntame eso que no querías decir ahí dentro.
Así que se lo dije.
—Pienso que si yo no fuera un Kim, no te dignarías a decirme ni la hora. Pienso que quieres hacerle pagar caro a mi hermano Yoochun que se quedara con Junsu, y has decidido que la mejor manera es acostándote con su hermano. Pienso que tienes tantos motivos ocultos que ni siquiera tú te acuerdas de todos. Pienso que...
Me interrumpí con un jadeo ahogado cuando él me agarró. Una sensación muy extraña vibró en mi interior, una mezcla de ira y miedo e, increíblemente, pura excitación sexual.
—Estás muy equivocado —masculló, el acento más marcado que nunca y la voz ensombrecida por el desdén—. No soy tan complicado, Jaejoong. La verdad es que no he dejado de desearte desde que te conocí en aquella maldita bodega de vinos. Porque esos cinco minutos me hicieron sentirme más vivo de lo que me he sentido nunca con ningún hombre antes o después. No hay ningún plan secreto contra tu familia, Jaejoong. No hay motivos ocultos. Pura y simplemente, lo único que quiero es follarte hasta dejarte exhausto.
Me lo quedé mirando con una mueca de perplejidad ofendida. Antes de que hubiera tenido tiempo de pronunciar dos sílabas coherentes, Yunho me besó. Lo aparté con las manos y su boca musitó algo que sonó obsceno, pero no pude llegar a oírlo del todo porque el pulso me palpitaba ruidosamente en los oídos.
Me tomó la cabeza entre las manos, curvando los dedos alrededor de mi cráneo, y sus labios volvieron a encontrar los míos. Su sabor y calor me resultaron insoportablemente deliciosos cuando su lengua se adentró en mi boca. El placer despertó a través de mi cuerpo y fue como si mi anhelo colisionara con otro anhelo igual de intenso, creando una súbita deflagración. Me abrí a él, temblando con una violencia que apenas me dejaba tenerme en pie. El brazo de Yunho me rodeó, escudando mi espalda de la fría presión del cemento, mientras su otra mano descendía suavemente por mi torso. Le devolví el beso, lamiéndole el interior de la boca tal como estaba haciendo él con la mía. Las sensaciones eran demasiado intensas y supe que estaba a punto de perder el control.
La boca de Yunho se apartó de la mía y me exploró un lado del cuello. El roce de su mandíbula afeitada produjo descargas de deleite que sentí estallar en mi vientre. Le oí murmurar que ya que había estudiado en una universidad elegante al menos debería notar cuándo un hombre quería acostarse conmigo. Sólo que él lo expresó con mucha más crudeza.
—No soy ningún caballero —dijo después, estrechándome hasta que sentí el fuego de su aliento en la piel—. No puedo conquistarte con palabras hermosas o modales elegantes. Lo único que puedo decirte es que te deseo más de lo que he deseado a ningún hombre en mi vida. Sería capaz de infringir cualquier ley con tal de poseerte. Si hubieras venido conmigo la noche en que nos conocimos, te habría llevado y te habría tenido durante una semana. Y me habría asegurado de que nunca quisieras marcharte.
Cuando el brazo que me había pasado por la espalda se tensó para arquear mi torso hacia arriba, reparé en que había logrados desnudarme el pecho. Yunho ciñó con la mano uno y su pulgar acarició el pezón hasta dejarlo erecto, y entonces se inclinó para tocarlo con la lengua. Di un grito ahogado mientras él besaba el pezón erecto y cerraba la boca sobre la tensa carne. Sus labios tiraron rítmicamente de ella, y sentí que oleadas de placer fluían a través de mi cuerpo cuando alternó cada suave tirón con un lametón. Apreté su cabeza contra mi pecho y sentí un escozor de lágrimas en los ojos, tan deliciosa era la sensación.
Él levantó la cabeza y su boca volvió a descender sobre la mía, en un beso voluptuoso y embriagador.
—Acuéstate conmigo —murmuró—. Lo haremos como tú quieras... despacio, con pasión, tiernamente, por etapas... Qué demonios, incluso trataré de comportarme como un caballero, si es eso lo que te excita. ¿Piensas que quiero acostarme contigo porque eres un Kim? Ojalá no fueras un maldito Kim. Llevan toda la vida menospreciándome.
—Yo nunca te he menospreciado —protesté, estremecido por la frustración y el deseo—. Si me conocieras un poco, no pensarías eso.
— ¿Entonces cuál es el problema? —gruñó—. ¿Tu ex marido? ¿Aún sientes algo por él?
—No. —Puse las manos sobre las solapas de su esmoquin, y apreté la suave tela.
—Dime que no me deseas. Dímelo, y te dejaré en paz.
— ¡Pero es que esto no se me da nada bien! —casi grité—. Por Dios, ¿acaso no resulta evidente? Siwon es el único hombre con el que me he acostado. No puedo fingir que sólo se trata de pasar un buen rato.
Nunca había tenido intención de admitirlo. Pero no podía más, me había quedado sindefensas y temía no poder soportar que me hicieran daño del modo en que iba a hacérmelo Yunho. La excitación, el miedo y la pena se me entremezclaban. Yunho se quedó inmóvil. En un momento devastador, todo cambió. Rodeándome la nuca con la mano, me obligó a levantar la cara percibía el café de sus ojos incluso en la oscuridad, mientras me miraba fijamente. Entonces la presa con que me tenía sujeto fue aflojándose poco a poco, volviéndose protectora, y me acarició la carne de gallina del brazo con la mano libre. Comprendí que estaba atónito. No se le había ocurrido que yo pudiera ser novato en aquella clase de juego.
—Jaejoong... —La nueva suavidad que oí en su voz hizo que me estremeciera aún más—. Te juro que no lo sabía. Pensaba que...
— ¿Que soy un ricachon malcriado? ¿Un esnob que...?
—Calla.
—Pero es que yo...
—Calla.
Guardé silencio y dejé que me abrazara. Fui engullido en su abrazo, estrujado contra aquel pecho tan duro. Una parte de mí quería salir huyendo, pero otra anhelaba aquello, que me abrazaran, que me tocaran. Yunho me acarició el pelo, pasándome suavemente las yemas de los dedos por el cuero cabelludo. Sentí que algo cedía dentro de mí, como si una tensión interior empezara a disolverse.
Por un instante ambos nos tambaleamos, como si la sensación fuera una corriente marina que tirase de nuestros cuerpos. Yunho me rozó el cuello con los labios. Me acomode para encontrar su boca, y él me dio lo que quería, besándome con lenta avidez hasta que me sentí mareado. El brazo con que me rodeaba era firme, su fuerza extrañamente reconfortante con la mano libre, metió los dedos entre los pliegues de mi pantalón que se habían soltado y fue bajándolo con lentitud.
Di un brinco cuando su mano se posó sobre mi cadera desnuda. Yunho me besó el cuello y dijo cosas que sólo oí a medias, palabras cariñosas y delicadas promesas, que me ayudaron a relajarme mientras él me separaba los muslos. Luego me tocó con delicadeza y sentí cómo la yema de uno de sus dedos me abría poco a poco, moviéndose en círculos cada vez más pequeños hasta que acabó llegando al centro. Me estremecí mientras él acariciaba ese punto palpitante, una y otra vez, y cada vez que la callosidad de su dedo cruzaba mi húmedo miembro, un grito de placer me subía por la garganta.
Me derretí sobre él, gimiendo, mientras la necesidad de hacerlo, de ser colmado, palpitaba por todo mi cuerpo. Volví mi boca hacia la suya y dejé que me besara hasta tan adentro como quisiera, acogiendo con deleite la agresiva acometida de su lengua. Su mano se apartó de mí, buscó la cremallera de su pantalón... y entonces fue cuando sobrevino el desastre.
En cuanto sentí la primera presión de aquel miembro tan enorme y duro, todo el placer desapareció. Sencillamente se evaporó. De pronto lo único que pude ver, oír, sentir, fue aquella última vez con Siwon, las punzadas de dolor que me desgarraban por dentro, las brutales acometidas mitigadas únicamente por el lubricante de mi propia sangre. Un acceso de náuseas me revolvió el estómago y el cuerpo masculino que se apretaba contra el mío se tornó repugnante, su peso insoportable, y empecé a debatirme desesperadamente sin pensar.
—No —jadeé, apartándolo con las manos mientras me retorcía—. ¡No! No quiero hacerlo. No puedo. Yo... —Mi voz estaba a punto de convertirse en un alarido, y me obligué a callar mordiéndome el labio.
— ¿Qué pasa? —preguntó Yunho con voz ronca.
Yo estaba temblando, lleno de hostilidad, con cada célula de mi cuerpo dispuesto a entrar en acción para salvarme.
— ¡Quiero estar solo! —espeté—. No me toques. —Traté de ponerme bien la ropa, pero se me escurría entre los dedos.
—Jae... —Le temblaba la voz—. ¿Te he hecho daño? ¿Qué te pasa?
—No me gusta follar en lugares públicos —dije fríamente, yendo hacia la puerta. Si volvía a tocarme, me vendría abajo... Enloquecería—. Y no me gusta que me agobien.
— ¿Quién te agobia? Tú tenías tantas ganas como yo.
—Lo que pasa es que te crees irresistible, Yunho.
Él me lanzó una mirada iracunda. Por un momento temí que iba a perder los estribos, pero logró controlarse y empezó a ponerse la ropa. Cuando volvió a hablar, fue en voz baja y controlada.
—Hay una palabra, Jae, para un hombre que hace lo que estás haciendo tú ahora.
—Oh, estoy seguro de que tienes un vocabulario de lo más interesante —dije—. Quizá deberías ir a recitárselo a algún hombre que esté interesado en oírlo.
Y antes de que él pudiera replicar, huí del pozo de aquella escalera como un recluso que se fuga de la cárcel.
Sin saber muy bien cómo, encontré el camino de vuelta al teatro, entre las risas y el ruido de gente que bailaba. Ahora era consciente de todo lo que iba mal en mí, de que era incapaz de algo tan normal como practicar el sexo con un hombre que me atraía, y eso me aterraba. Y además me sentía humillado por mi comportamiento de hacía unos instantes. Yunho tendría que estar pensando que yo era una calientabraguetas, una zorra que iba por ahí provocando a los hombres para luego echarse atrás en el último momento. A partir de ahora no querría verme ni en pintura. Pensarlo me proporcionó cierto alivio, pero al mismo tiempo me provocó ganas de llorar.
Seung estaba hablando con alguien en el bar, observando el gentío como si tal cosa, cuando me vio entrar. Vino hacia mí, la mirada centrada en mi rostro pálido y mis labios hinchados por los besos de Yunho.
—Parece como si acabaras de cepillarte a los Dallas Cowboys —dijo—. A todo el equipo, suplentes incluidos.
—Por favor, ¿podrías pedirme un taxi? —murmuré.
Un destello de preocupación brilló en sus ojos.
—Te llevaré a casa, cariño. Espera, apóyate en mí.
Pero yo me encogí cuando trató de pasarme el brazo por los hombros.
—Vale, vale — dijo Seung sin inmutarse, como si no se hubiera percatado de mi extraña reacción—. ¿Por qué no me coges del brazo y salimos por la puerta lateral?
Me llevó al departamento en su BMW cupé, sin hacerme ninguna pregunta, manteniendo un cómodo silencio hasta que llegamos. Seung lo había decorado con una ecléctica mezcla de mobiliario de anticuario y un par de los muebles que no había llegado a utilizar en otros encargos. Los blancos y cremas quedaban equilibrados por los tonos oscuros de la madera. Y Seung había añadido unos cuantos toques personales, como cubrir el panel interior de la entrada con una antigua pantalla de bambú que mostraba a una bailarina hawaiana.
Viendo mi expresión abatida, Seung cogió el cubrecama de felpilla verde que adornaba mi sofá y me envolvió con él. Me acurruqué en una esquina del sofá, recogiendo los pies para dejarle sitio.
—Debe de haber sido un baile de los que marcan época —dijo Seung mientras se desataba la pajarita. Dejó que le colgara a los lados del cuello, y se acomodó en el sofá con su habitual gracia felina—. ¿Qué pasó?
—No llegamos a bailar — dije como atontado.
— ¿Oh?
—Me llevó a un rincón oscuro. El pozo de una escalera de mantenimiento.
—Sólo para que me haga una idea de cómo las gasta ese tío, cuéntame... ¿Estuvo bien?
Sentí que me sonrojaba.
— ¿Tanto? —preguntó Seung.
Solté una carcajada temblorosa. No estaba seguro de si sería capaz de expresarlo con palabras.
— ¿Sabes cuando alguien te besa y notas que sólo es un preliminar antes de pasar al plato fuerte? ¿Como si sólo quisieran cubrir el expediente? Bueno, pues Yunho besa como si fuese lo único que quisiera hacer en el mundo. Cada beso es un acto sexual completo. —Cerré los ojos por un instante, recordando—. Y te toma la cara entre las manos mientras te besa.
—Mmmm, adoro que hagan eso. Y entonces alguno de tus hermanos los pilló con las manos en la masa, ¿verdad?
—No; fui yo. Se me cruzaron los cables en pleno beso.
Hubo un largo silencio.
— ¿Cómo que se te cruzaron los cables? ¿Qué...? Jae, baja las manos y mírame. Soy Seung. Cuéntamelo.
—Me asusté. Muchísimo, no te puedes imaginar cuánto. Lo aparté de un empujón y escapé de allí.
— ¿Qué fue lo que te asustó?
—Sentí su... Ya sabes, su...
Seung me lanzó una mirada sardónica mientras yo intentaba dar con un eufemismo.
— ¿Erección? —sugirió—. ¿Aparato? ¿Tranca? Venga, Jae, que ya no somos críos.
—Las erecciones no son un tema habitual en mis conversaciones —dije, poniéndome a la defensiva.
—Lástima —dijo él—. Las mejores conversaciones siempre las incluyen. Continúa, cariño.
Respiré hondo.
—Mientras nos estábamos besando, sentí su erección, y mi deseo simplemente se volatilizó. Puf. Después de haber pasado lo que tuve que pasar con Siwon, sentir eso tiene muchas connotaciones negativas para mí.
— ¿Qué pasó exactamente con Siwon? —Preguntó él sin levantar la voz—. Nunca me lo has contado. Aunque confieso que he tenido mis sospechas al respecto.
—La noche que lo dejé... —evité mirarlo a la cara mientras me obligaba a decirlo en voz alta—, antes lo hicimos en plan salvaje.
— ¿Lo hicieron en plan salvaje? ¿O te violó?
—No lo sé —murmuré, más avergonzado que nunca—. Quiero decir que, bueno, estábamos casados. Pero yo no quería hacerlo y él me obligó, así que supongo...
—Fue una violación —dijo él rotundamente—. Da igual si estaban casados o no. Si tú no quieres hacerlo y alguien te obliga a que lo hagas, es violación. Joder, no sabes cuánto me alegraría matar a ese bastardo. —Una furia que nunca había visto antes en él ensombreció el rostro de Seung. Pero cuando me miró, su expresión cambió—. Jae, cariño… tú sabes que si un hombre está dispuesto, excitado, no le va a doler. Especialmente si el hombre sabe lo que se hace, algo de lo que no me cabe la menor duda en el caso de Yunho.
—Sí, pero aunque mi mente lo sabe, mi cuerpo no. Así que en cuanto sentí aquella cosa tan enorme contra la ingle, caí preso del pánico. Te juro que me entraron náuseas. Dios. —Tensé el cubrecama verde alrededor de mi cuerpo, envolviéndome como si fuera un capullo protector.
— ¿Has hablado de esto con la terapeuta?
Sacudí la cabeza.
—Todavía estamos trabajando mi capacidad para marcar los límites. Y se va a tomar dos semanas de vacaciones, así que tendré que esperar a que regrese a la consulta para que me ayude con esto.
— ¿El sexo no es una cuestión de límites?
—Digamos que últimamente he tenido que atender asuntos más importantes que el sexo — dije con voz malhumorada.
Seung abrió la boca como para decirme que no había asunto más importante que ése, pero pareció pensárselo mejor y volvió a cerrarla. Pasados unos instantes dijo:
—Así que justo cuando la cosa empezaba a ponerse interesante, le dijiste a Yunho que parara.
—Sí. —Apoyé el mentón en las rodillas dobladas—. Y... y me temo que no estuve demasiado simpático a la hora de decírselo.
— ¿Qué dijo él? ¿Cuál fue su reacción?
—No dijo gran cosa. Pero se cabreó bastante.
—Sí, bueno, los tíos tienden a quedarse bastante frustrados cuando les cortan el rollo sexual. Pero ahora lo que de verdad importa es que Yunho en ningún momento llegó a ponerse violento contigo, ¿verdad? No te pegó y no intentó obligarte a hacer nada que tú no quisieras hacer.
—Pues no.
—Yo diría que eso significa que no corres demasiado peligro con él.
—No es así como me siento.
—Me parece que en este momento, la seguridad ya no es tanto una sensación como un proceso. Que empieza con la confianza. ¿Por qué no pruebas a contarle algo de lo que me has contado a mí?
—No será capaz de aceptarlo. Sé que no será capaz. Estará yendo hacia la puerta de salida antes de que acabe de explicarle que soy un caso perdido.
—Tú no eres ningún caso perdido, Jae, y Yunho tampoco es de los que tiran la toalla a la primera de cambio. Creo que te atrae tanto porque en el fondo de tu corazón sabes que Yunho puede aguantar el tipo por mucho que le hagas.
—Pero ¿y si no quiere aguantar el tipo?
—Tienes dos opciones: puedes darle una oportunidad de demostrar que tiene lo que hay que tener, o puedes irte sin haber llegado a descubrirlo. Y entonces tendrás que pasar por la misma situación con el próximo tío que te resulte atractivo.
—O…
— ¿O qué?
Estaba tan nervioso que tuve que humedecerme los labios para poder hablar.
—Podría practicar contigo antes.
Fue la primera vez que vi a Seung quedarse sin palabras. Me miró con los ojos como platos y luego boqueó igual que un pez, durante lo que me pareció una eternidad.
— ¿Me estás pidiendo que me acueste contigo? —consiguió murmurar finalmente.
Asentí.
—Si he de vomitar o montar un escándalo, prefiero que sea contigo. Y si consigo aguantar hasta el final contigo, entonces sabré que soy capaz de hacerlo con Yunho.
—Oh, mierda —dijo Seung, y luego no pudo contener la risa mientras me cogía la mano y me besaba la palma—. Cariño. Jae. No. —Me apretó la mano y apoyó la mejilla en mi palma—. Me encantaría ayudarte a superarlo, y no sabes lo que me honra que me lo hayas pedido. Pero lo que tú necesitas no es un polvo-entre-colegas. Tú quieres mucho más que eso. Y en algún sitio, no lejos de aquí, hay un pedazo de obrero de ojos cafés que se muere de ganas de enseñarte a disfrutar en la cama. Yo probaría. —Sonrió con malicia mientras añadía—: Si eres capaz de cerrar los ojos al hecho de que Yunho sea tan feo y tan basto, quiero decir.
Cuando me soltó la mano, cerré los dedos alrededor de su palma como si su beso fuera una moneda de la suerte.
—Seung, cuando bailaste con Junsu... ¿dijo alguna cosa sobre Yunho?
Él asintió.
—Me contó que pese a lo que pasó con ese trato que estaba negociando Yoochun, no ve que haya ningún peligro en que tú y Yunho sientes un interés mutuo. Por lo que llegó a saber de él cuando los dos vivían en ese pueblucho de mierda...
— Pues… basándose en eso, Junsu cree que Yunho nunca sería capaz de hacerte daño. Dijo que nunca le había hecho falsas promesas, y que se había esforzado en todo por ayudarlo. De hecho, cree que incluso les sentaría bien estar juntos.
—Me cuesta de imaginar —dije con una mueca de desánimo—, cuando ni siquiera soy capaz de estar cerca de su erección sin que me dé un ataque de pánico.
Seung sonrió.
—Una relación es algo más que una erección. Aunque, si quieres saber mi opinión, pensar en qué vas a hacer con una és la clase de problema que da gusto resolver.

* * *

Después de que Seung se hubiera ido me di un baño muy largo, me puse un pijama de franela y me serví una copa de vino. Luego empecé a pensar dónde estaría Yunho, si se habría quedado en el teatro después de que yo me fuera.
La tentación de telefonearle era casi irresistible, pero no estaba seguro de qué le diría, de hasta dónde sería capaz de explicarle lo que me pasaba.
Volví a ocupar el sitio en la esquina del sofá y miré el teléfono.
Quería oír la voz de Yunho. Pensé en aquellos minutos febriles en la escalera de mantenimiento antes de que me entrara el pánico cuando sus manos y su boca estaban por todas partes, lentas y cariñosas y sabias... una sensación deliciosa. Increíblemente deliciosa.
Entonces sonó el teléfono.
Sobresaltado, dejé la copa con tanta prisa que casi la derramé. Cogí el teléfono y respondí, tan esperanzado que apenas podía respirar.
Pero la voz que oí no fue la de Yunho.

—Hola.

15 comentarios:

  1. pobre jae la experiencia que tubo con siwon si que lo dejo marcado pero debería de hablar con yunho y a lo mejor el lo puede ayudar a que pierda el miedo de estar con otra persona que no sea siwon y que mejor que sea yunho el es el indicado perfecto para que jae termine con sus traumas

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  2. omo ayer no pude continuar pero me quedaron unas ganaslocas de seguir leyendolo .... pobre de Jae mira que tener que despreciar qa ese hombre en el mejor momento porque recordo al babaso de Siwon, .... no se que pensará Yunho ahora de Jae capaz y se molesto mucho con él ...

    Bueno ya me voy a seguir leyendo, ojala que Jae pueda superar sus miedos en brazos de Yunho :)

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  3. Si. Yunho es todo un pedazo de hombre! Y Jaejoong está que se derrite por él. Uba verdadera lástima que no esté listo para todo lo que implica Yunho. Siwon lo dejó marcado de muy mala manera

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  4. hauaaaaaaaaaa jae todavía no puede superar el trauma que vivió con siwon pero creo que mejor sera que hable con yunho asi no va ver malos entendidos , y jae que se muere por estar con yunni pero no puede por que le atacan los recuerdos que vivió con siwon hay ese desgraciado lo dejo marcado a jae pero yo se que va a poder superar su trauma jae es fuerte y va a poder ser feliz con yunnni pero me quede en ascuas me pregunto quien habrá sido quien llamo a jae bueno sin mas estaré esperando con ansias el siguiente capitulo bye :)

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  5. Jae sige sin poder olvidar lo que le hizo Siwon... Jae deja el pasado y anda hacia el futuro que x eso esta yunho <3 <3 <3

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  6. Uufff pobre Jae, en serio lo dejo suuper afectado lo que pasó con Siwon.

    Yo tambien soy de la opinion de que deberia sincerarse con Yunho, asi el sabrá como tratarlo.

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  7. :O .! quien Llamo a jaejoong ? cruzo los dedos para que no sea el maldito de siwon !
    Pobre Yunho lo dejaron con las ganas.. ojala no este muy enojado.
    Jaejoong debería de contarle sus problemas a Yunho para que el le ayude espantar esos temores..
    Seung el amigo de Jae da risa , me cae muy bien :)

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  8. No, no!!!! Que no se el fei de Siwon.....T^T
    *se va al sgntr cap, sta impaciente.. jeje*

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  9. No, no!!!! Que no se el fei de Siwon.....T^T
    *se va al sgntr cap, sta impaciente.. jeje*

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  10. Oh dios, no puede terminar así el capítulo. ¿Quién será?

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  11. Poco a poco Joongie... Tal vez ayude si Yunho sabe lo que te hizo el maldito... Hablando de él ojala no sea el desgraciado el de la llamada... ¬¬

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  12. pobre yunho, lo dejaron con ganas >_< no se porque presientooo que es el desgraciado de siwon quien llamo

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  13. oh Dios, Jae está más traumado de lo que pensé.
    qué hará ahora Yunho?? espero que no lo trate mal pensando que Jae es un calienta pollas.
    y quién lo llama ahora a Jae?? será el insufrible y envidioso de su jefe===??? Lo que faltaba. el jefe pedorro éste.
    gracias por el capítulo

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  14. Ay cosonas de mí Jae sigue sufriendo pero como Yunho no sabe xq creerá q Jae solo juega con él y eso no es así
    ...Tienen tantas cosas q hablar y superar juntos...

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  15. Pues Jae si debería hablarlo con Yunho, contarle lo que le paso con Siwon, y estoy segura que el lo comprenderá y no sólo eso, lo ayudará a salir de ese trauma. Quien habrá tocado su puerta, espero no sea Siwon.

    Gracias!!!💗💕💞

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