martes, 11 de noviembre de 2014

La voz: Capítulo 3

Capítulo 3.


Oigo tu voz en el viento.
Te escucho gritar mi nombre.

INVIERNO, 1999.
«Ten cuidado» susurró el viento en su oído.
Yunho dio un respingo y apartó la vista del cartel publicitario que anunciaba un nuevo espectáculo de ballet clásico, parpadeó para salir del aturdimiento en que se había visto inmerso, y miró lo que había frente a él: una carretera llena de coches.
Y él había estado a punto de sumergirse en esa vía rugiente y peligrosa sin percatarse.
Menos mal que su Ángel de la Guarda le había advertido del peligro. Porque él tenía un Ángel de la Guarda, aunque jamás se atreviera a decírselo a sus amigos.
Su bisabuelo se lo repetía a diario ante la mirada escéptica y divertida de su madre. Aunque Bisa Beom Soo no decía que fuera un Ángel de la Guarda, eso era cosa de su padre. Bisa Beom Soo le aseguraba, cuando estaban solos y nadie más podía oírlo, que quien le cuidaba era su futuro novio, un novio mágico con el que un día se casaría.
Su bisabuelo era un bromista consumado. O eso, o estaba loco. Prefería la primera opción.
Porque si algo tenía claro era que no tenía ni por asomo un novio, y mucho menos, uno mágico.
Se ajustó la mochila a la espalda y esperó a que el semáforo hiciera detenerse a los coches. Llegaba tarde a la escuela. Y con lo que le había costado convencer a su padre de que el ballet no era solo para chicas, no pensaba desaprovechar ni un minuto de las clases. Algún día sería el primer bailarín de la Escuela de Danza. Frunció el ceño, pensativo.
No.
—¡Seré el mejor bailarín del mundo! —exclamó saltando sobre las puntas de sus pies.
«Lo serás» susurró la voz de él en el viento.

PRIMAVERA, 2009.
Jaejoong observó embriagado los movimientos de Yunho sobre el escenario.
Parecía volar sobre las alas invisibles de la música. Su cuerpo esbelto y poderoso se elevaba para caer con tal elegancia que parecía caminar sobre una nube… solo que él era humano. No podía hacer eso, pero lo parecía.
Se mordió los labios sin dejar de contemplar al primer bailarín de la Compañía de Danza. Era tan hermoso que casi dolía mirarle. Se parecía a Beom Soo en su porte elegante y orgulloso, en su cabello castaño, su piel morena y sus ojos castaños. Era alto y delgado, fibroso. Y siempre sonreía.
Y su sonrisa casi siempre hacía que Jaejoong tuviera ganas de llorar. Porque nunca se la dedicaba a él.
Le vio sonreír a la primera bailarina, mirarla arrobado antes de sostenerla por la cintura e impulsarla en una elevación exquisita. Ah, el amor era hermoso. Y no cabía duda de que Yunho estaba enamorado. Hacían una pareja perfecta, dos bailarines gráciles y delicados que creaban magia sobre el escenario. Pero la mirada que ella le dedicaba a él no estaba imbuida de la misma pasión que la de Yunho, al contrario. Era una mirada calculadora, soberbia, engreída. Era la mirada de quien sabe que ha pescado al mejor y se jacta de ello ante las demás bailarinas. Jaejoong se encogió de hombros, no pensaba avisarle de eso, él tendría que averiguarlo por sí mismo. Se había jurado a sí mismo que jamás se inmiscuiría en la vida del joven. Y pensaba cumplir su promesa.
Desvió la atención del escenario a la vez que fruncía el ceño al escuchar el sonoro gruñido de su hermano mayor. Antares se había empeñado en acompañarlo al teatro y ahora estaba con él en el peine de la caja escénica, convertido en remolino mientras giraba a pocos centímetros del altísimo techo.
—¿Falta mucho para que acabe este tostón?
—Vete si quieres, no hace falta que cuides de mí como si fuera un cachorrito —le susurró enfadado.
—Si te pierdo de vista Madre me matará. Además, no me fio de ti, en cuanto puedes desapareces…
Jaejoong le guiñó un ojo con sonrisa pícara. Antares tenía razón, en cuanto alguno de sus hermanos se despistaba siquiera un instante, él se escapaba. Pero la culpa no era suya, sino de ellos, no deberían estar siempre pegados a su espalda como si fueran sus sombras, ni tampoco debieran comportarse como matones cuando algún humano se acercaba a él. ¡Así jamás podría pasar desapercibido! Y eso, era lo que más deseaba en el mundo.
Desvió la mirada de nuevo a la escena que se representaba en el teatro. La música había acelerado el tempo y sobre el escenario las bailarinas vestidas de blanco resplandeciente, imitando el plumaje de los cisnes, rodeaban a Yunho y a su novia quienes ejecutaban su danza como si estuvieran solos en el mundo. De repente, el segundo bailarín apareció en escena vestido de negro y con unas enormes alas de seda del mismo color, interpretando el papel de Rothbart, el villano del lago de los cisnes. Ambos bailarines comenzaron a moverse como si se batieran en duelo por Odette, la reina de los cisnes. El malvado intentaba atraparla y llevársela con él, mientras Yunho, que interpretaba al príncipe Sigfrido, defendía a su amada en una danza, tan etérea y a la vez enérgica, que consiguió que todo el teatro contuviera la respiración.
Jaejoong observó emocionado cada uno de los vuelos que Yunho ejecutaba sobre el escenario y jadeó asustado al ver como una de las bailarinas resbalaba y caía justo en el lugar en que él iba a posarse. No se lo pensó dos veces, ordenó a la energía eólica que habitaba en su interior que elevará a Yunho haciéndole volar sobre la bailarina.
—¡Jaejoong! —siseó Antares enfadado al ver que el vuelo del bailarín duraba más de lo humanamente posible—. ¡Qué estás haciendo! ¡Siempre nos exiges discreción y ahora has hecho volar a ese hombre!
—Estaba a punto de caerse —respondió el joven como única explicación.
En el escenario, Yunho recuperó el paso con el corazón acelerado y miró a su alrededor mientras continuaba danzando. La bailarina que había caído ya estaba en pie de nuevo y nadie parecía haberse dado cuenta de su extraño grand jeté. Respiró profundamente y se enfrentó al segundo bailarín en una serie de complicados brissé que ejecutó a la perfección para luego alejarse con la primera bailarina hacia un extremo del escenario y caer al suelo junto a ella, interpretando la muerte en el lago del príncipe y su amada. Un segundo después, el villano cayó muerto también al romperse el maleficio que había lanzado a la pareja, y el resto de los cisnes comenzaron a bailar alrededor de los bailarines principales, hasta que estos volvieron a levantarse y ejecutaron con precisión la danza final.
Las cortinas se cerraron frente a ellos con un ruido sordo. Yunho relajó los hombros y respiró aliviado al escuchar el clamoroso aplauso del público. Sonrió orgulloso y salió al escenario junto a sus compañeros para saludar. Y durante los largos minutos que estuvo bañándose en el fragor del teatro, no dejó de pensar en qué podía haber pasado durante el instante en que estuvo a punto de caer. Una fuerte corriente de aire lo había elevado sutilmente para luego posarle en el suelo con elegancia.
Cerró los ojos y vio dibujada en sus párpados la cara de bisa Beom Soo. Su bisabuelo no había podido acudir al teatro, era mayor y su salud estaba demasiado deteriorada como para viajar de una ciudad a otra para verle a él actuar, pero él le había asegurado que su “novio”, su Ángel de la Guarda, estaría observándole y cuidándole.
«Quizá bisa Beom Soo tiene razón» pensó dándole las gracias en silencio. La acariciante brisa que le había salvado había sido tan real…
—Has metido la pata hasta el fondo, estúpida —escuchó sisear a su novia, reprochándole la caída a la inexperta bailarina—. Podías haber hecho tropezar a Yunho y entonces… ¡¿Quién hubiera bailado conmigo la escena final?! ¡Nadie más está a mi altura!
—Tranquilízate Da Hae, todos cometemos errores —le susurró él cogiéndole la mano. Su novia tendía a mostrarse irascible ante cualquier fallo de los demás.
—No digas nada, Yunho, tu vuelo tras su caída ha sido desacompasado, menos mal que el público no se ha dado cuenta, pero ten por seguro que a mí no me ha pasado desapercibida tu torpeza —le increpó—, y en cuanto a ti —se dirigió a la asustada joven—. Jamás volverás a bailar en mi escenario… ni en ningún otro si tengo algo que decir al respecto.

VERANO, 2010.
Jaejoong sonrió divertido cuando el joven tomó su mano haciendo una pomposa reverencia y le besó los nudillos. Era un muchacho agradable, y también muy divertido. Le gustaba mucho bromear y siempre se estaba riendo, y solo por eso, él le había elegido. Casi un siglo de vida sin haber sido nunca besado era una verdadera eternidad, aunque tuviera la apariencia de un joven de apenas veinte años. Había llegado la hora de solucionarlo… solo esperaba que sus comprensivos y observadores hermanos lo dejaran tranquilo. Aunque lo dudaba.
Dio un trago a su bebida y entornó los ojos con sensualidad, o al menos eso esperaba él. Tras pasar tantos años observando a los humanos creía conocer e imitar a la perfección todos sus gestos.
El muchacho esbozó una cautivadora sonrisa y se acercó un poco más él, abrazándolo.
«¡Ha funcionado!» se congratuló en silencio antes de recostar la cabeza en el hombro del chico. Cerró los ojos y respiró profundamente, no se estaba mal en esa postura… lástima que el joven no oliera igual de bien que Yunho, ni tuviera el timbre seductor de su voz ni sus preciosos ojos castaños ni su acariciante cabello castaño… En definitiva, era una verdadera pena que no fuera Yunho. Pero él había hecho una promesa y pensaba cumplirla, y aunque no fuera así, Yunho tenía una novia estúpida, insolente, vanidosa y repugnante a la que adoraba. Por tanto, tendría que conformarse con el joven que lo acompañaba. Al fin y al cabo para probar lo que era un beso solo era necesario que él fuera agradable, y lo era. Mucho.
El joven la envolvió la cintura con las manos y se inclinó ligeramente sobre él.
Jaejoong posó sus finos dedos sobre los hombros masculinos y elevó la cabeza. Él se aproximó lentamente a sus labios. Jaejoong los separó nervioso e impaciente.
Un relámpago abrió en dos el cielo y el diluvio universal cayó sobre ellos a la vez que fuertes ráfagas de viento hacían volar las sombrillas de la terraza en la que estaban sentados.
—¡Vaya! —exclamó el muchacho sorprendido, dos minutos atrás el cielo había estado claro y sin nubes—. Parece una señal divina… deberíamos ir a mi casa a continuar lo que estábamos a punto de empezar —sugirió seductor.
Y en ese preciso instante el fuerte viento se convirtió en un vendaval que le levantó por los aires, silla incluida, lanzándole al otro extremo de la calle. Un segundo después, un rayo cayó a pocos metros de dónde se encontraba.
—¡Antares! ¡Ailean! ¡Basta ya! —gritó Jaejoong enfurecido.
—¿Has visto eso? —preguntó su joven y aturdido acompañante corriendo hacia él—. ¡Por poco me cae encima un rayo! Vámonos antes de que se ponga todavía más feo. —Lo tomó del brazo con la intención de llevarlo a un lugar seguro. O al menos lo intentó.
Un hombre alto y delgado, con el pelo tan claro que casi parecía blanco y gélidos ojos azules, apareció de la nada y se colocó entre los amantes.
—¡Antares! ¡Ya está bien! —exclamó Jaejoong golpeándole con los puños cerrados. Él se limitó a sujetarlo por los codos y mirarlo con ferocidad.
—¡Eh, colega! Deja a mi chico en paz —le increpó el muchacho.
—No es tu chico, es mi hermano —siseó Antares enseñando los dientes.
—Ah, vaya… Tranquilo… No estábamos haciendo nada malo, solo pretendía sacarlo de la tormenta —musitó el muchacho dando un paso atrás ante la fiereza del hombre.
—¿Qué tormenta? —Antares alzó una ceja, ignorando el fuerte pisotón que le dio Jaejoong.
—Ha escampado ahora mismo… —murmuró el muchacho confundido —. Hasta hace dos segundos estaban cayendo rayos y truenos, y llovía muchísimo, tienes que haberlo visto. Hay charcos en el suelo —los señaló para dar veracidad a su versión.
—Quizá era una señal divina para que te alejaras de mi hermano — comentó Antares. Jaejoong puso los ojos en blanco al escucharle.
—¿Qué?
—Largo —susurró Antares levantando al muchacho por los aires con un fuerte golpe de aire.
El joven aterrizó al otro lado de la calle, en el lugar exacto que la primera vez. Miró asustado al hombre del pelo blanco y se puso en pie lentamente. Un nuevo rayo volvió a caer a pocos pasos de él.
Antares arqueó una ceja.
El muchacho salió corriendo en dirección contraria a la que se encontraba Jaejoong.
—¡¿Qué has hecho?! ¡Iba a besarme! ¡Por fin! Y tú lo has espantado — clamó enfurecida.
—Es un cobarde. No te merece.
—¿Cómo quieres que sea valiente si le tiras rayos encima y le elevas por los aires?
—Pues siéndolo —replicó Antares encogiéndose de hombros.
—¡Con gusto te mataría! —gritó él pateando el suelo—. Y tú, Ailean, no te escondas, sé que estás ahí, la lluvia ha sido cosa tuya… ¿Cómo te atreves?
—Él me lo ordenó —dijo Ailean apareciendo ante ellos y señalando a Antares.
—Ah, claro, y como él te lo ordena, tú lo haces. ¿Y si te dice que te tires desde un puente? ¿Lo harías?
—Claro… me gusta llover desde los puentes —asintió confuso. ¿Por qué no iba a tirarse desde un puente convertido en lluvia? Sobre todo si el puente estaba sobre un río… era tan hermoso caer sobre el agua.
—¡No! —profirió exasperado—. Tírate por un puente en tu forma humana, vamos, hazlo.
—Me dolería… ¿para qué iba a hacer eso?
—Porque yo te lo ordeno.
—Es una orden tonta —afirmó Ailean cruzándose de brazos. Antares asintió dándole su aprobación.
—Entonces… ¿Por qué obedeces a Antares cuando te dice que empapes a mis novios?
—Porque no es una orden tonta. Tú no debes tener novio.
—¿Ah, no?
—No. No debes. Y no hay más que hablar —intervino Antares con gran seriedad.
—¿Y por qué no debo?
Los dos hermanos se miraron uno a otro sin saber qué decir. A lo lejos se escucharon las carcajadas de Simba.
—Eso, ¿por qué no debe? Y que conste que me lo paso en grande cuando montáis vuestro numerito de rayos y tormentas. —Metió cizaña Simba apareciendo ante ellos.
Ailean miró a su hermano pequeño, a su hermano y por último centró la mirada en su hermano mayor. Esperaba que tuviera una respuesta a esa pregunta, porque él solo sabía que no le gustaba cuando los hombres tocaban a Jaejoong… pero no tenía ni idea del porqué.
Antares abrió la boca, la cerró, se rascó la frente, frunció el ceño y a la postre, una enorme sonrisa se dibujó en sus labios.
—Porque estás comprometido y no está bien que beses a otro que no sea tu novio —sentenció cruzándose de brazos a la vez que afirmaba con rotundidad con la cabeza. Él también había observado y aprendido algunas de las absurdas reglas de los humanos.
Ailean se colocó junto a su hermano y asintió con firmeza con la cabeza.
Había dado con la excusa perfecta.
Simba se limitó a arquear una ceja. Antares tenía razón.
Jaejoong abrió la boca, la cerró, frunció los labios y estalló.

—¡Son imposibles! ¡Déjenme en paz! —Y dicho esto, se marchó.

9 comentarios:

  1. jjajjaaj pobre Jae no le dejan ni un momento en paz ... pero yo estoy de acuerdo Jae, tu solo debes besar a tu prometido y ese es Yunho... asi que mejor ve haciéndote a la idea que solo Yunho puede tocar tus labios, ademas espero que lo haga pronto

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  2. la novia de yunho es una mala persona y no lo merece de novio
    y los hermanos de jae son muy protectores y celosos
    pero esta bien que se lo cuiden a yunho
    y si yunho esta aprendiendo cosas que jae no es para enseñarle el XD
    GRACIAS por el capitulo sigo leyendo bye

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  3. Jae siempre esta cuidando de Yunho sin mostrarse ante el.
    La novia de Yunho es mala,egoista no se merece a Yunho.
    Pobre Jae al fin lo iban a besar y aparecen sus hermanos son muy sobreprotectores con el y han encontrado la excusa perfecta para sus travesuras

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  4. jajajaja pobre jaejoong tiene a 4 hermanos sobre protectores , celosos hermanos mayores U.u aun que me parece bien jae no tiene que estar con otra persona que no sea Yunho :3. que se encuentren de una vez <3 <3

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  5. Yo tambien estoy deacuerdo con los hermanos de Jae que solo puede besar a su novio, pero si su novio es menos responsable que el que aparte de el tiene una novia es muy injusto.....

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  6. jajajajja ay dios me matan .... tipico celos de hermanos xD
    Lo unico que me cayo como valde de agua fria es que Yunho ya tenga una novia, y todavia una como aquella ...dios!! tan berrinchuda!! en fin seguire con el prox capitulo a ver que sucede

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  7. Pobre mi Jae sufre xq Yunho no lo quiso a su lado y también sufre xq sus hermanos no dejan gozar su libertad y su mitad humanidad... Déjenlo ser..Igual si Yunho está con otra Jae puede estar con alguien q lo haga feliz mientras Yunhi se decide

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  8. Me encanta tanto esta historia ¡estoy viciada! Es muy linda, me encantaria que Jae intente algo mas que hablarle a Yunho en sueños. Ademas de que sus hermanos de Jaejoong me encantan, son un encanto ^-^

    ¡gracias!

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  9. Jajaja, pobre Jae con esos hermanos celosos que tiene y Jae soñando con un beso.

    La novia de Yunho es una bruja, como es que esté no se da cuenta de eso, si ella ni lo oculta.

    Jae debería presentarse a Yunho como si recién se vieran ahora que Yunho ya creció.

    Que divertida está esta historia.

    Gracias!!! ❤️💕💞

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