miércoles, 8 de marzo de 2017

Persuit: Capítulo 5

Capítulo 5
 

Oh Dios mío. Jaejoong estaba loco. Estaba loco. Debe estar demente. ¿Cómo podía gustarle esto? ¿Gustarle? Demonios, le encantaba. ¿En cuál universo se encontraba correcto para él encantarle la manera en que Yunho colgaba sobre él, sosteniéndolo abajo, manteniéndolo a un lado de la cama mientras sus pies aún se situaban en el piso? ¿Cómo podía gustarle la forma en que tenía sus rodillas empujadas hasta sus caderas en una posición que lo tenía bajo su irrefutable control?

¿Cómo el hecho que le quitó su pantalón corto y sus ropa interior mientras dejó el resto de su ropa intacta lo excitaba? ¿Cómo podía encantarle la sensación peligrosa de sus palabras hostiles golpeando su cerebro mientras él golpeaba su cuerpo con el suyo? ¿Cómo podía encantarle la forma en que Yunho estaba fuera de control, casi fuera de sí mismo mientras lo dominaba en la cama? ¿Cómo podía confiar en Yunho lo suficiente para incluso ahora, sentir su inminente orgasmo? Oh Dios, sabía cómo.

Fue por la mirada salvaje de alivio que cruzó por su rostro mientras se hundió en él en su primera embestida. Era por el hecho que Yunho no fue capaz de tomarse el tiempo de quitar el resto de sus ropas antes de unirse a él.

Jaejoong sintió su necesidad que sólo podía ser apaciguada con aquello, Yunho no hubiese sido capaz de esperar por otro segundo más. Y era por la profundidad de su preocupación cuando pensó que podría estar hiriéndolo. Se detendría si le dijera; no tenía absolutamente ninguna duda de eso.

Era ese nivel de confianza que ya sentía en sus brazos que estaba jodiéndolo tanto. Así que sí, sabía por qué le encantaba esto.

Mientras se hundía bajo el orgasmo más asombroso que alguna vez había experimentado en su vida, sabía que tenía lo mejor de dos mundos: tenía al absoluto hombre cavernícola en la cama… y otro que se preocupaba por él.

Y Yunho no era capaz de esconder nada de eso.

 

* * *

 

Otras seis semanas pasaron y Jaejoong se encontraba un poco sobresaturado. Yunho solo le mostraba su lado bueno, y se preguntaba qué le pasó al hombre demente/atrevido que conoció. Solo era tan descontrolado y caliente en la cama, no obstante el resto del tiempo, lo trataba con guantes de seda.

Lo mimaba, lo consentía, y era muy protector con él. Se encontraba más allá de la sospecha; sabía que jugaba con él. Pero no importaba. Se metía debajo de su piel de una buena forma y le encantaba.

Casi, casi deseaba tener la conversación de “exclusividad” con él. Pero pensó que era muy pronto, y además, se preguntó si incluso la necesitaban.

Yunho no mostraba señal de estar interesado en otros hombres. Como si él creyera que Yunho no notaba que había otros hombres vivos. Como si no hubiera otros hombres, sólo él viviendo en el planeta.

Habían ido a bailar unas pocas veces, y al entrar a un club o a un restaurante, inmediatamente notaba el momento que otro hombre o mujer lo miraba. ¿Y por qué no lo harían? Era definitivamente caliente, y si él podía verlo, entonces todo el mundo podía verlo.

Pero Yunho no parecía notar que lo miraban o, de hecho, que existían. Lo cual era bueno, realmente lo era. Aunque sin la conversación como tal, se sentía el estatus de la relación en al aire.

 

* * *

 

La noche de su cumpleaños, Jaejoong salió del dormitorio listo para salir. Yunho le preguntó la noche anterior que quería hacer y le dijo. Quería salir al club donde se encontraría con todos sus amigos del trabajo y bailar toda la noche.

Parecía un plan bueno y razonable para él y Yunho estuvo de acuerdo. El problema era, que Yunho nunca había conocido a sus amigos del trabajo y se encontraba muy preocupado que asumiera que serían todas mujeres. Y no lo eran. No era como si él fuera una mariposa social, sin importar como su madre lo llamara, pero si tenía muchos amigos, tanto hombres como mujeres.

Si vamos a eso, Heechul era probablemente su único amigo verdadero. Como era gay, Jaejoong se sentía cómodo cerca de él y podía ser simplemente él mismo. Heechul invitó al resto de los hombres, quienes estarían allí esta noche.

Jaejoong se agachó y agarró su bolso; y Yunho se hallaba de pie, frunciendo el ceño.

— ¿Usarás eso?

Jaejoong bajó la mirada y se vio.

Subió la mirada.

— ¿Muy atrevido? —Observó su mirada intensa y tuvo que sonreír—. Es atrevidamente conservador. Sabes que estos son pantalones de lino de rayas.

No comentó y Jaejoong tuvo la impresión de que no podía. Casi reía; nunca antes lo había visto ni remotamente sin palabras. Sus ojos continuaban recorriéndolo y cuando no dijo nada, Jaejoong dijo:

—Vamos a un club de baile. Tengo veinticinco años y ya sabes lo que dicen: solo eres joven una vez. Estaré entre amigos y además, estoy seguro que no permitirías que nada me dañe, ¿verdad?

Su mirada se deslizó a la suya y lo examinó detenidamente. Su mirada se volvió territorial y Jaejoong fue golpeado con la misma sensación débil que siempre tenía cuando estaba cerca de él. Mariposas empezaron a revolotear en su estómago y sus rodillas se debilitaron.

Caminó decidido y tomó un mechón de su cabello y lo enrolló alrededor de su dedo hasta que se detuvo en su cuero cabelludo.

Jaejoong sintió el tirón de su cabello todo el camino hasta la unión de sus muslos.

— ¿Acaso te escuché bien? —Las palabras salieron de su garganta en un tono explosivo y brusco—. ¿Acaso me acabas de conceder el derecho de ser el hombre que te proteja?

El corazón de Jaejoong empezó a latir ferozmente en su pecho.

Escuchó la pregunta a través de un rugido en sus oídos. Su comentario lo dijo sin pensarlo. Realmente no había nada serio en su pregunta, así que ¿por qué Yunho la tomó tan seriamente y porque él pensaba que era un repentino momento fundamental en su relación?

Intentó pensar, hacer funcionar el cerebro.

Jaejoong lamió sus labios y trató de poner la pelota nuevamente en su cancha.

— ¿Quieres… quieres ser ese hombre?

Su respuesta fue silenciosa. Un destello de calor explotó en sus ojos y empezó a asentir, lentamente, de arriba hacia abajo. Con una mano alrededor de su cabello, su otra mano envolvió su mejilla y levantó su rostro hacia él. Bajó la cabeza y lo besó, rápidamente y a la vez firmemente.

Yunho levantó su cabeza.

—De acuerdo. El trato está hecho.

La mirada en sus ojos lo asustaba demasiado. Asustándolo así y excitándolo hasta más no poder al mismo tiempo. Su madre nunca le dijo que existían hombres así viviendo en el planeta. Nunca nadie le advirtió.

—Está bien, sí, sin emba… —comenzó a decir.

Lo detuvo.

—Sin peros.

Jaejoong se encontraba entusiasmado, nervioso y en pánico.

—Sí, hay un “pero”.

—Y, ¿cuál sería? —preguntó, lentamente y de forma concisa, pareciendo estar solo siguiéndole la corriente.

—Supongo que eso significa que somos… exclusivos… —empezó, pero otra vez lo detuvo.

—Demonios sí. —Exhaló en un silbido posesivo.

—Bien, por lo tanto somos solo tú y yo, pero eso no significa…

— ¿No significa qué? —preguntó de manera rápida, pero obviamente no queriendo alguna condición en su relación en absoluto. Entrecerró los ojos y se armó de valor. —Eso no significa que tú haces las reglas. Necesitas entenderlo desde ahora. No eres mi jefe, no me dices qué hacer, qué usar, o a qué hora debo estar en casa. Estamos juntos, pero no casados o algo por el estilo, soy un adulto y lo he sido por un tiempo y hago mis propias reglas.

Sus ojos atravesaron los suyos pero Jaejoong logró darse cuenta que escuchaba su mandato con cuidado y estratégicamente. ¡Maldito! Jaejoong tenía razón. Había sido estratégico todo el tiempo. Y de repente supo que si le dio la entrada o no, había planeado tener esta confrontación con Jaejoong esta noche sobre… los límites.

Y cayó en sus manos con esa oración sobre él no permitiendo que nada lo dañara. Realmente debía tener cuidado de lo que decía cerca de este hombre. Sus manos se mantuvieron estables en su cuero cabelludo, y su cuerpo se llenó con una tensión que era palpable.

—Está bien, estoy de acuerdo —respondió, en una voz que reflejaba su humor voluble—. No estamos casados y no soy tu dueño. Eres un chico grande y puedes vivir bajo tus reglas, por ahora. Todo lo que diré es una cosa: tú lo pediste. Estamos juntos. —Su mano dejó su rostro, se deslizó hacia abajo y ahuecó el calor entre sus piernas firmemente y agresivamente—. Y esto es mío. —Sus dedos se apretaron—. Nadie te folla sino yo, y si alguien pone un dedo en uno solo de tus cabellos, deseará haber muerto.

La quijada de Jaejoong cayó y no podía cerrar la boca mientras la miraba.

— ¿Entendido, nene? —siseó, cuando su mano entre sus piernas la encerraba en un firme apretón.

Jaejoong respiraba desigualmente y asintió, demasiado asombrado para hablar. Hijo de puta. Acababa de liberar al Kraken.

 

* * *

 

Al minuto en que entraron al oscuro club y localizaron a los amigos de Jaejoong, Yunho supo que tendría que llevar a cabo el mejor engaño de toda su vida. Si podía engañar a Jaejoong de que pasaba un buen rato y que estaba calmado como la mierda, nunca sabría que su interior se encontraba atado en nudos y que de hecho tenía una oleada de adrenalina.

Sus amigos, los cuales pensó que serían mujeres, definitivamente incluían hombres. Había más mujeres, ciertamente, no obstante uno en particular llamado Heechul era en quien Yunho se enfocó.

Aquel era el chico quien deseaba que Jaejoong empezara a dormir con cualquiera y se “divirtiera”. Eso era suficiente para hacerlo apretar los dientes, pero no lo bastante como para armar un lío. Oh, no. Eso quedó para un par de idiotas a quienes Jaejoong presentó como John y Nico.

Ambos trabajaban con él, y Yunho rápidamente se dio cuenta que fue este John hijo de puta con quien se había ido fuera de la cuidad. El bastardo tenía que ser soltero, alto y en forma, y jodidamente lo sabía, tenía los malditos ojos en Jaejoong. El chico no podía mantener sus jodidos ojos fuera de Jaejoong.

Y por supuesto, siendo el chico cumpleañero, pasaba de un par de brazos al siguiente, besos y condenados toques era puestos sobre él. Yunho se apartó y sintió su temperatura subir. Sus dientes traseros se encontraban apretados tan fuertemente que su quijada le dolía.

Sabía que tenía que calmarse, joder, porque Jaejoong lo había estado mirando como si fuera Atila, El Huno desde que dejaron el apartamento. Una pequeña insinuación de que mataría a quien lo tocara y comenzó a mirarlo como si estuviera loco.

Sus ojos se mantenían en Yunho, casi como si estuviera examinándolo, y sabía que Jaejoong  especulaba sobre su posible cordura o la falta de ella. Necesitaba mantener sus celos bajo control y precisaba hacerlo ahora. Tomó una respiración tranquilizadora. Nunca podía dejarlo descubrir cuan jodidamente celoso era.

 

* * *

 

Mientras la noche transcurría, Jaejoong veía a Yunho detrás de sus pestañas. Parecía estar manejando todo bien. Se reía y hacía bromas con sus amigos, y fue casi agradable con John y Nico, a quienes Heechul insistió en invitar.

Pero había algo en el comportamiento de Yunho que Jaejoong no creía. Parecía casi artificial, a pesar de que no podía decir exactamente por qué. Se dio cuenta que al llevarlo allí, alrededor de sus amigos y compañeros de trabajo, lo ponía a prueba.

Verdaderamente le agradaba Yunho, ya le importaba profundamente. Era increíble, realmente asombroso, en la cama. Hacía que su interior se estremeciera y el pensamiento de romper con él lo ponía extremadamente triste, molesto si decía la verdad. Sin embargo habían sido capaces de llevarse bien; ellos debían ser capaces de tener una vida social que incluyera a más personas.

Pero esto era muy nuevo, y Yunho era muy, muy intenso. Sí, intenso. Esa era la palabra. Yunho necesitaba bajarle el tono a esa mierda si esperaba que la relación madurara a algo más. Y mierda, ¿no sería eso increíble? ¿Experimentar esa atracción sexual todo el tiempo? ¿Tener a ese pedazo de hombre manejándolo en la cama por un futuro indefinido? Sí, quería eso.

Si solo pudiera bajarle el tono un poco. Jaejoong debía ser capaz de mantener su identidad, ser él mismo. Era pronto, muy pronto para empezar a ceder ante Yunho. Si cedía muy pronto, lo controlaría más rápido que un abrir y cerrar de ojos.

 

* * *

 

Yunho pensó que lo hacía excepcional y jodidamente bien hasta que el jodido John invitó a Jaejoong a bailar y sin avisarle siquiera, tomó la mano del maldito y fue a la pista de baile con él. Cuando Jaejoong se levantó y caminó junto a él, su sien empezó a palpitar y la tensión llenó sus músculos.

La canción era una rápida, pero casi había terminado y para el momento en que llegaron a la pista de baile, la música se volvió lenta.

Yunho hizo un puño con sus manos y apretó los nudillos bajo la mesa y esperó, sin saber lo que haría o si al menos conseguiría controlar sus reacciones.

Cuando Jaejoong abrazó al hijo de puta y empezó a bailar con él, vio rojo y empezó a contar. ¿Exactamente cuántas malditas semanas había estado Yunho durmiendo con él? ¿Era jodidamente pronto? ¿Podía razonablemente ir allá y darle un puñetazo en esa maldita cara, sacar su culo de allí, llevarlo a casa y explicarle cómo demonios sería a partir de ahora?

Yunho mantuvo sus ojos pegados en él y podía ver que Jaejoong le devolvía la mirada. Bailaba con el otro chico, pero lo miraba. Y así, como un bombillo prendiéndose, lo supo. Era una jodida prueba. Lo probaba para ver si podía mantener su trasero en el asiento y no hacer una maldita escena. Maldición.

Quería darle una gran paliza al hombre. Nada, absolutamente nada, lo complacería más. Tomó cinco respiraciones profundas y lentamente contó hasta diez, y luego hasta cincuenta. ¿Podría soportar el baile? Ni siquiera pensar en si Jaejoong bailaría o no con el hombre nuevamente.

Incluso en su cerebro, no podía llegar hasta ahí. Una maldita cosa a la vez. Tenía que tomar una decisión. Si quería mantenerlo, y lo quería, tenía que sentarse aquí y probar… ¿Qué? ¿Qué no era un animal? ¿Jaejoong pensaba que era un animal? Bien. Se sentaría ahí, cuidaría su bebida y sería agradable. Podía ser agradable cuando debía hacerlo. Pero después, cuando le quitara la ropa…

La canción terminó seguida por una ronda de música lenta. John levantó las cejas preguntando, pero Jaejoong sacudió la cabeza y comenzó a dirigirse de nuevo a la mesa. No habían dado dos pasos antes de que Nico llegara a ellos y le robara la mano de Jaejoong.

Sin saber que había un problema, John se alejó la pista de baile y dejó solo a Jaejoong enfrentando a Nico. Jaejoong sacudió la cabeza con una media sonrisa, intentando salir de esto sin ninguna repercusión.

 —Oh, vamos, Jaejoong, ya bailaste con John —comenzó Nico, beligerante.

—Lo sé, pero estoy cansado me siento un poco mareado y...

Sus palabras fueron cortadas cuando le dio una vuelta y envolvió los brazos a su alrededor, preparándose para bailar con él, le gustara o no. Sus manos fueron a su pecho y comenzó a empujarlo.

Él retrocedió y quedó un poco sorprendido de que Jaejoong hubiera sido capaz de sacárselo de encima tan rápidamente. Le tomó un momento darse cuenta de que Yunho tenía a Nico por el cuello de la camisa, la expresión de la cara de Yunho presagiaba problemas, grandes problemas.

— ¿Qué diablos crees que estás haciendo, idiota? Te dijo claramente que no quería bailar.

—Vete a la mierda, pedazo de mierda —dijo Nico a Yunho—. Tú no lo mereces.

Jaejoong reconoció el destello de emoción que brillaba en los ojos de Yunho. Parecía como si finalmente hubiera encontrado a alguien con quien sacar la ira de su sistema. Y por desgracia para Nico, pasó a ser esa persona.

No había duda en la mente de Jaejoong que Yunho se hallaba a punto de golpearlo. Torció su brazo hacia atrás y se encontraba a punto de dar rienda suelta cuando fue detenido abruptamente por dos grandes, robustos gorilas.

—Eso es suficiente. Ustedes tres, afuera. Ahora.

Yunho lo soltó al instante con una mirada de resentimiento. Sus fosas nasales dilatándose, sus piernas separadas, pero todo lo que hizo fue tomar la mano de Jaejoong y dijo:

— Ya nos vamos.

Yunho le dio tiempo a Jaejoong para tomar sus cosas, pero aquello fue todo. Lo acompañó fuera de la puerta bajo la atenta mirada de uno de los de seguridad. Lo empujó a su camioneta y encendió el motor.

—El cinturón de seguridad.

Jaejoong buscó la hebilla, la cabeza girando.

—Lo siento por eso. Nico es un idiota a veces. Heechul lo invitó, no yo.

Mientras Yunho se dirigía a la calle, dijo:

— Eso fue culpa tuya.

— ¿Mi culpa?

—Si no hubieras estado bailando con el otro hijo de puta, riendo, bromeando y coqueteando tanto como si estuvieras malditamente soltero, entonces ese idiota no habría pensado que podía tener una oportunidad. Tú les diste la impresión equivocada y esperabas que me sentara sobre mi trasero y viera lo que pasaba. Sí, fue tu culpa. —Hervía.

—Yunho...

Yunho se detuvo en una luz roja y se volvió hacia él, la ira en las líneas claras de su rostro.

— ¿Qué?

Jaejoong respiró profundamente y confesó:

— John es heterosexual y todo el mundo incluyendo Nico, lo sabe. —Si las miradas pudieran matar, Jaejoong hubiera sido un hombre muerto.

—Heterosexual —dijo Yunho, su boca se mantuvo rígida—. Tú no lo mencionaste. ¿No es así?

—Sí, fue un descuido.

—Tonterías. El tipo no te miraba como si fuera heterosexual. Te miraba como si quisiera follarte.

La garganta de Jaejoong se cerró al sentir su animosidad.

—No, te equivocas. Trata de protegerme, eso es todo. Y lamento no habértelo dicho, fue un descuido.

—Mierda. Me probabas. ¿Y quién mejor para ponerme a prueba con alguien que no es una amenaza para ti?

Yunho presionó los frenos e hizo un giro en u.

—No ibas a decirme que el tipo es heterosexual. Ibas a dejarme dar rienda suelta a mis celos.

Cuando hizo el giro, Yunho sintió casi desmayarse.

— ¿A dónde vas? No puedes volver allí.

—No voy a volver allí. Estar cerca de un basurero lleno de gente es la última cosa que quiero ahora. Además, nos echaron, ¿recuerdas?

¿No quería estar rodeado de gente?

Jaejoong tragó cuando vio el disgusto perturbador claramente escrito en su rostro y en la forma rígida en que se contuvo. Se aclaró la garganta.

—Entonces no entiendo. ¿Por qué diste la vuelta?

—Vamos a ir por aquí.

—Pero yo vivo por allá —dijo Jaejoong en voz baja mientras señalaba a su espalda.

—Sí, y yo vivo por aquí. — Yunho mantuvo los ojos en la carretera y ladeó la cabeza hacia adelante. Lo miró, analizando su declaración.

—No me has preguntado si quiero ir a tu casa contigo.

—No, y tampoco lo haré.

Jaejoong quedó hechizado por ese anuncio lacónico y por sus gruesas muñecas, que agarraban el volante.

—Yunho.

Miró hacia la izquierda y a la derecha, y rápidamente estacionó el auto en un Wal-mart de veinticuatro horas mientras apagaba el motor.

—Es hora de dejar esta mierda en claro. —Su voz sonaba tan gutural, tan primitiva que Jaejoong sabía que se hallaba a punto de dar rienda suelta a la personalidad dominante que trataba tanto de ocultar.

No se dejó engañar; sabía lo que había debajo de esa delgada apariencia de urbanidad desde el día que lo conoció. Comenzó a sacudir la cabeza.

—No, no es el momento de dejar la mierda en claro. Es demasiado pronto para estar haciéndolo.

Su boca se apretó y sus músculos se tensaron en su cuello por la ira.

—De acuerdo. Lo dejaré pasar por ahora. Pero contéstame una maldita pregunta porque estoy enfermo y cansado de esta mierda de andar de puntillas a tu alrededor. —Las manos de Yunho se envolvieron alrededor del volante tan fuertemente que los nudillos se pusieron blancos.

¿De puntillas a su alrededor? Mierda ¿había actuado de puntillas a su alrededor? ¿Cómo demonios iba a actuar si no lo hubiera estado haciendo?

— ¿Qué? —preguntó, casi con miedo de saber cuál era la pregunta.

— ¿Me tienes miedo? ¿Crees que iré hasta el final y te lastimaré o algo así? —Volvió la cabeza para mirarlo, y que Jaejoong pudiera ver la expresión en sus ojos—. Porque no lo haré. —A medida que sus palabras se silenciaron, su expresión se volvió agonizante.

Lo recorrió con la mirada, y su mirada de anhelo dejó al descubierto su ansiedad expuesta.

Jaejoong lo miró, inseguro de cómo debía responder. Exactamente, no le temía. No pensaba que pudiera lastimarlo. De hecho, no lo dudaba en absoluto. Se sentía completamente a salvo con él.

Pero... no se sentía tan seguro de que no le haría daño a otra persona o un agujero en la pared o algo parecido.

—No creo que me harías daño, no.

—Nunca te haría daño. —Su voz era firme.  Lo observó un momento antes de contestar—: Eres muy, muy intenso, Yunho.

—Sí, lo entiendo. —Exhaló profundamente—. Entonces, aquí va la pregunta, ¿puedes manejar esto?

 —Yo... yo.

—Porque necesito saberlo pronto, maldición. Si quieres terminarme entonces tienes que hacerlo ahora. No puedo cambiar la forma en que soy, Jaejoong. Cuanto más tiempo sigamos... No sé.

— ¿Qué? Cuanto más tiempo sigamos, ¿qué? —Deseaba saber; necesitaba saber.

—No sé. Estoy sintiendo cosas más profundas.

— ¿Te ha pasado con otro...?

— ¿Otro qué? —preguntó cuándo Jaejoong no terminó su pensamiento.

— ¿Otros hombres... con los que has terminado por tu intensidad...?

—Diablos, no. Nadie jamás me ha abandonado y estoy malditamente seguro de que no ha habido un hombre que...

— ¿Qué? —le preguntó en voz baja. Su mirada se fijó en su rostro, y su expresión se llenó de una confusión desgarradora.

—Me haya jodido así, me haya hecho sentir de la forma en que tú lo haces.

El corazón de Jaejoong se apretó y volteó. El estómago le dio un vuelco y se movió un poquito más cerca de él. Yunho lo notó y quitó una mano del volante y lo envolvió alrededor de su cuello, masajeando en forma circular. Su frente aterrizó en la de Jaejoong.

—Pasé tu ridícula prueba, ya sabes. —Su voz, aunque baja, goteaba satisfacción—. Lo estaba haciendo bien hasta que el segundo hijo de puta te presionó para bailar con él cuando yo sabía que no querías hacerlo.

—Lo sé —dijo simplemente.

Levantó la cabeza y lo miró fijamente.

—Pasé tu prueba. —Reiteró en un tono vulnerable que jaló las fibras del corazón de Jaejoong.

Había pasado su prueba.

—Sí, lo hiciste.

—No quiero que me hagas pasar de nuevo por esa mierda. Creo que una vez en la vida es suficiente, ¿de acuerdo?

Su tono recuperó la fuerza que estaba acostumbrada a oír de él.

—Está bien. —Estuvo de acuerdo.

—Muy pronto va a ser hora de dejar las cosas en claro, ¿sabes? —demandó en un tono ronco. Sabía que no pospondría la hora de la verdad para siempre, pero ese día no había llegado todavía.

—Lo sé, pero aún no.

Su dedo bajó por su mejilla y luego se redujo a acariciarle el brazo sensualmente.

— ¿Confías en mí lo suficiente para que me dejes llevarte a casa?

El corazón se agitó y luego se puso a toda marcha.

—Sí —respondió, fácilmente y de manera inequívoca.

 

* * *

 

Mencionó dónde vivía, pero nunca había estado en su casa anteriormente.

Se dirigió a la parte sur de la ciudad, a un exclusivo barrio residencial. Jaejoong casi contuvo la respiración mientras se dirigía a su casa por primera vez.

Aparcó en el garaje, y caminaron por la puerta trasera. Pero inmediatamente, pudo ver que no tenía ni un gramo de habilidades en decoración en lo absoluto. Le dijo que compró la casa hace unos tres años. La casa era grande y bastante nueva, pero era una casa de hombre, con todo el concepto hombre de las cavernas.

Se dio cuenta de una cosa inmediatamente. No había basura esparcida alrededor. Todo se situaba en perfecto orden y parecía tener un lugar. Pensó en su apartamento y lo que él pensaría. Mantenía la sala de estar razonablemente ordenada porque le gustaba de esa manera, y después de todo, nunca sabías cuándo alguien podría pasar por ahí. Y su cocina siempre se encontraba limpia, porque, bueno, debía mantener la cocina limpia. Pero su dormitorio... Dios mío, ¿qué debe haber pensado de su dormitorio?

Por lo general se cambiaba de ropa cuatro o cinco veces antes de hallar lo que quería usar, y como el armario era muy pequeño y apenas contenía la mitad de sus cosas, tenía las camisas, los pantalones y zapatos esparcidos por todas partes alrededor de su dormitorio.

Jaejoong empujó el pensamiento a un lado y se centró en la casa de Yunho. Le encantó de inmediato y sabía que existían dos razones. La primera era que era muy obvio que ningún  otro hombre había puesto su marca en la casa de ninguna manera. No había nada que indicara que alguien más alguna vez había vivido aquí. La segunda cosa es que debido a que era el lugar de un hombre, Jaejoong era suficientemente delicado para ser capaz de dejar pasar todas las cosas de hombres y mirar el lugar como si fuera una paleta en blanco.

La casa tenía líneas maravillosas y si las cosas seguían por el camino que iban, se podía ver así mismo viviendo allí. Lógicamente, por el momento se guardó ese pensamiento para sí mismo.

A pesar de que sabía que Yunho tenía las cosas en su mente como algo de largo plazo, por todas estas “conversaciones” que quería tener, no creía que su cerebro estuviera listo para hablar de matrimonio y él no se encontraba lo suficientemente listo como para comenzar a insinuarlo. Así que no había tiempo.

 Pero su casa era definitivamente potencial. Podría trabajar en ella y hacerla hermosa si aquel momento se presentaba.

Jaejoong retrocedió cuando Yunho encendió algo más de luz y luego se volvió hacia él. Tomando su mano, lo condujo a un conjunto de puertas francesas, apagó las luces de la sala y encendió un interruptor, de manera que el patio se iluminó con luz tenue. Jaejoong se quedó sin aliento cuando una piscina que no había notado que estaba allí quedó a la vista.

El interior de su casa puede necesitar atención, pero el exterior era simplemente hermoso. Mientras miraba afuera, presionó su pecho contra su espalda y agarró sus muñecas con las manos y las mantuvo a cada lado. Su boca se deslizó a su oído, y tomó el lóbulo entre los dientes con la suficiente fuerza para hacerlo gritar y calor despertó en su estómago. Jaejoong expulsó un suspiro superficial.

—Lo que me hiciste esta noche, no volverá a ocurrir. —Así de fácil, el chico vulnerable de Jaejoong se había ido y su macho lleno de testosterona volvió.

Se quedó cautivo contra el frío cristal del panel de la puerta; calor saturándole los sentidos.

— ¿Lo entiendes, Jaejoong?

—Sí. —Respiró suavemente.

Colocó sus manos en la puerta y presionó sus palmas aplanadas contra el cristal.

—Mantenlas allí. No te muevas —ordenó con una voz que goteaba masculinidad flagrante.

Sus manos alcanzaron el frente de Jaejoong, desabrochó su pantalón de lino, y rudamente lo empujó al suelo. Jaejoong se sacudió pero Yunho controló fácilmente sus movimientos.

—No te muevas —dijo de nuevo. La respiración le salió entrecortada—. Sal de tu pantalón.

Jaejoong levantó un pie y luego el otro, y el pateó el pantalón y los boxers que arrastró con ellos por el piso de baldosas. Pasó una mano sobre su trasero, por sus muslos y la espalda otra vez.

—Dime lo que quieres —dijo en un tono bajo que vibraba a través de él. Jaejoong temblaba ahora y cerró los ojos mientras con sinceridad le respondió:

— A ti.

—Ahh, eso sí que es bueno, cariño. —Su mano llegó entre sus piernas por detrás y separó sus pliegues. Rodeó su entrada sólo una vez antes de deslizar el dedo hasta el fondo. Inundado con calor, dejó escapar un gemido ahogado y Yunho controló la sacudida que hizo con su torso sobre el de Jaejoong —. Eso es bueno de verdad, nene, porque estás a punto de tenerme.

12 comentarios:

  1. Hoolaaa!!
    Me encanta éste fic, en realidad he leído todos los fic que has publicado en los blogs y rara vez publico un comentario pero me encantan! Espero con ansias las actualización 😆
    Atte Kai ☺

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. muchas gracias claro que si tratare de actualizar lo mas pronto posible muchas gracias por comentarme.

      Eliminar
  2. Uuuy sigue lo mejor...ufff esta historia es muy hot....gracias x mis lemon q me encanta!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jaja espero que si que cumpla con tus expectativas lemonosas jajaja. Muchas gracias por comentar

      Eliminar
  3. Hola!! Me alegra mucho esta actualización, realmente me encanta como adaptas las historia y éste en especial me gusta mucho.
    Aaahh! Ese Yunho es realmente muy celoso y sumamente dominante Espero pronto actualices.
    Saludos y que estes bien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. si realmente me encanta cuando Yunho es dominante y posesivo adoro cuando es así, si te gusta Yunho así la adaptación del conquistador te gustara. Muchas gracias por leer comentarme.

      Eliminar
  4. Hola! Estoy esperando con ansias que actualices éste fic, te lo vuelvo a decir... me gusta mucho cómo adaptas las historias y ésta en especial me gusta mucho. Espero pronto nos sorprendas con otra actualización.
    Saludos y espero que estes bien.

    ResponderEliminar
  5. Hola! Me puse a leer de nuevo esta adaptación y estoy tan ansiosa por la continuación es la que más me intriga hasta ahora, amo al Yunho dominante y posesivo ��
    Esperó que este bien y actualices prontito ��

    Kai

    ResponderEliminar
  6. Hola! Espero con muchas ansias que actualices, sobre todo éste fic me gusta mucho.

    ResponderEliminar
  7. Hola!!! De nuevo insistiendo/molestando....espero que no dejes abandonado tu blog, tienes muy buenas historias y las adaptas super bien.
    Realmente espero la actualización de ésta historia que me gusta mucho.
    Ojalá y no abandones.
    Saludos y que estes bien

    ResponderEliminar
  8. Hermoso xfa continuación esta historia esta muy linda

    ResponderEliminar
  9. El hombre celoso que es Yunho al fin estalló y ya puso su entir en Jae, lo bueno es que lo acepta como es, pero tengo la duda de si verdad Yunho lo lastima sexualmente y porque?

    Espero que pronto lo llegue es a actulizar.

    Gracias!!!❤️💕💞

    ResponderEliminar