miércoles, 24 de mayo de 2017

El Conquistador: Capítulo 34

Capítulo 34

—Puede venir, mi señor?— La mujer anciana pidió ansiosamente.
Jaejoong cerró su capa más firmemente alrededor de su cuerpo. Era el principio de enero, y allí en Gales, en la pequeña aldea de Llefewellyn, había nevado la noche anterior.  Jaejoong apenas entendía  la lengua nativa de los aldeanos, pero con esa frase estaba  familiarizado. Una vez que su habilidad con el manejo de hierbas, su habilidad para  curar, había sido revelada, Jaejoong había recibido muchos pedidos como ese.
—Claro —  Jaejoong dijo con calma.
La  mujer, canosa y delgada, miró al bello sajon y se preguntó,  por qué esa  tristeza  nunca   dejaba sus ojos. Era una lástima, todos ellos concordaban, que alguien tan lindo sufriese eternamente. Ellos sabían poco de su historia, sólo que Hereward lo había traído  aquí y lo había  dejado en la  en cabaña de su primo, un primo  fallecido hace largo tiempo, luego se había marchado nuevamente para luchar sus guerras interminables.
Jaejoong estaba embarazado, su vientre claramente abultado. Los miraba a todos ellos en forma temerosa  y cautelosa,  pero con el tiempo Jaejoong había demostrado ser bueno y gentil. Hereward era una especie de héroe para los aldeanos, entonces su esposo, esperando su bebé, fue bien recibido.  Tal vez, los aldeanos pensaban que si su hombre volviese a casa en  algún tiempo la tristeza de él cesaría.
Jaejoong caminó con la mujer hacia su cabaña y atendió a su marido, afligido por una tos  crónica.  Jaejoong aceptó pan fresco y algo de carne ahumada en retorno por sus  servicios, luego comenzó la marcha hacia su  casa.
Casa. Un nudo se había formado en su garganta cuando había visto la cabaña minúscula que ahora él  llamó hogar.  Cerró su capa más firmemente sobre su  pecho dolorido por el  séptimo mes de embarazo. Alguna vez volvería a ver su casa nuevamente?
Sabía que no lo haría.
Jaejoong se había enterado a través de Hereward la noche posterior a la batalla lo que  había sucedido: Hyun Joong  estaba muerto. Y Yoochun había sido capturado. Albie era el traidor.  Había llorado la muerte de Hyun Joong , su bello hermano, Hyun Joong , el  valiente. La vida era tan injusta, llevándose lo mejor que ofrecía. Más tarde, más noticias llegaron, que Yoochun habían sido llevado a York, su sentencia de encarcelamiento de por  vida.  Sería transferido a Londres  cuando Siwon y  sus  tropas dejasen Westminster después de  Navidad. Por lo menos todavía estaba vivo.
Yunho había recibido de vuelta el feudo del York.
Jaejoong se preguntó si lo vería nuevamente.
Jaejoong sabía que nunca podría  volver. Pues volver significaba desistir de su libertad, compartir el  mismo destino que el encarcelamiento de su hermano por toda la vida. Sólo un idiota aceptaría eso, pero habían momentos en los que extrañaba a Yunho  terriblemente  y en los que estaba listo para partir y retornar  a Aelfgar,  y aceptar su confinamiento sólo por estar con Yunho.
Yunho lo odiaba. Si lo amase, nada lo habría mantenido  alejado.  Nunca lo había amado. Como Changminhabía dicho, Yunho no era un hombre que podía amar, y nunca lo amaría  después de su deslealtad. Entonces  Jaejoong no iba a volver, nunca iba a volver a su casa.
Un día, cuando Jaejoong fuera viejo, y su hijo fuese adulto, Jaejoong lo mandaría con Yunho, como  un regalo, como la prueba de su amor de perpetuo.
* * *
Yunho frenó el caballo  en la colina que daba a  Llefewellyn, mirando hacia las cabañas dispersas. Humo se elevaba de sus techos, el cielo estaba gris, prometiendo  lluvia o  nieve. Su corazón estaba latiendo muy pesadamente y apenas podía respirar.
Lo había buscado por meses.
Y ahora, finalmente, lo había hallado.
Poco después que Aelfgar estuvo asegurado, Yunho había ido a  su habitación. Su primera prioridad era tener certeza que  Jaejoong estaba sano y salvo. Pero más que nada, Yunho  necesitaba estar  con Jaejoong. Nunca lo había necesitado  como lo  hacía en ese momento. Sólo Jaejoong podría ayudar a aliviar el dolor de Changmin.
La sorpresa de hallar que Jaejoong se había  ido lo aplastó.
Había salido de la fortaleza, gritando por Jaejoong,  pero Jaejoong ya  no estaba a la vista.  Finalmente el  prisionero  fríamente  le había informado de su escape. Yunho y Yoochun se miraron  fijamente, Yunho estaba tan enfurecido que  no podía hablar. Entonces pensó en  cómo lo había  tratado,  como un prostituto, y  supo que  no podía culparlo por irse. Sus  hombros hundieron. Jaejoong se había ido. Jaejoong probablemente lo odiaba.
Sus palabras volvieron a él,  atormentándolo. 
Te amo —  Jaejoong había dicho.  Era verdad?  Había a alguna posibilidad que pudiera ser verdad,  después del modo en que Yunho lo había maltratado? Supo  en ese momento, que necesitaba desesperadamente  no  sólo su cuerpo, sino  su amor, que no podría vivir sin eso. Entonces se preguntó si  lo amaba.
Era una pregunta chocante. La respuesta era elusiva.
Nunca había pensado en el  amor como otra  cosa  que un eufemismo para nombrar a la  lujuria, una palabra para los débiles y los tontos. Yunho no era débil,  no era idiota, sin embargo  no podía vivir sin Jaejoong. Si  eso era amor, que así fuera.
Su determinación  se convirtió en obsesión. Jaejoong era suyo. Yunho lo quería de vuelta, y  lo hallaría,  y nunca lo dejaría partir nuevamente. No lo mantendría como prisionero, aunque de hecho Jaejoong sería eso. Lo mantendría  tan complacido y satisfecho que Jaejoong no pensaría en dejarlo. Sabía  que podía hacer eso  y Yunho era un hombre que hacía lo que se determinaba a hacer. Pero primero,  tenía  que hallarlo y convencerlo de volver, pues Yunho no lo forzaría. Le imploraría perdón. Yunho, que nunca había implorado ante nadie.
Lo hallaría como había hallado a los rebeldes, pacientemente y metódicamente, había instalado una  red  de espías  hasta que  obtuvo un mensaje para Hereward. El Rebelde,  comprensiblemente, estaba reticente a tener una reunión, pero Yunho le había ofrecido  paz en las fronteras norte. Hereward había aceptado. Luego estaba el problema de conseguir que él revelase el  paradero de Jaejoong.
—Quieres que vuelva  como un prisionero, normando, o como tu amante?— Hereward abruptamente preguntó.
—Jaejoong es mío — Yunho dijo.  —Será tratado bien, no temas por  eso. Si,  Jaejoong todavía es prisionero de Siwon, pero yo me ocuparé de que no le falte ninguna comodidad. — Su mirada brilló. —Nada me detendrá para encontrarlo.
* * *
Ellos  habían hecho un pacto. Yunho liberó a uno de los mejores hombres de Hereward, a quien había capturado  durante la batalla por Aelfgar, y  Hereward le había  dicho donde   estaba Jaejoong.
Yunho les indicó a  sus  hombres que  esperasen  por él allí en la colina, y Yunho espoleó su caballo gris hasta el camino serpenteante. Lo vio  inmediatamente como Jaejoong cruzaba el camino delante de él. Jaejoong estaba yendo en la misma dirección que él cabalgaba, de espalda a él, su cabello  sujetado en una trenza gruesa,  brillaba  como fuego. Yunho apenas podía controlarse; Yunho quería alzarlo en sus brazos y besarlo. Pero  solamente movió su caballo en un paso más rápido y surgió por detrás de Jaejoong.
Jaejoong miró distraídamente por sobre su hombro para ver quien estaba pasando y se puso rígido. No podía ser!
—Jaejoong — Yunho dijo educadamente,  —Podría hablar una palabra con vos?— Era una pregunta, no una demanda.
Jaejoong lo miró fijamente, su mano fue a  su corazón, preguntándose  si iba a desmayarse. Oh, Yunho estaba aquí,  sentando como un rey en su garañón, desvastadoramente guapo, dorado y pagano. Parpadeó sus súbitas lágrimas.
—Jaejoong?—  Yunho preguntó agitadamente. Su  mirada deslizándose hacia  su vientre y su pecho, luego de vuelta a sus ojos.
— Has… — Jaejoong tragó en seco  —has venido a tomarme prisionero, mi lord?— Las lágrimas nublaron su vista.
Yunho bajó de su caballo, sujetando las riendas torpemente.
— Yo soy el  prisionero, —  Yunho  dijo seriamente. Su mirada  encontrando la  suya. —Vos capturaste mi corazón, Jaejoong.
Jaejoong lo miró fijamente con las manos apretadas firmemente.
— Qué dices?
— Te quiero de vuelta —  Yunho dijo roncamente. Yunho miró su vientre nuevamente. —Jaejoong...  esperas a mi hijo!
— De quién más? — Jaejoong balbuceó, medio sonriente, medio llorando.
—Mi hijo. — Yunho tragó en seco. Tomó una respiración profunda. La emoción y la  alegría competían  con la  ansiedad, el miedo  y la necesidad. —No te forzaré a volver.  Jaejoong... puedes  perdonarme? Puedes  perdonarme y retornar a Aelfgar conmigo?
— Me estás pidiendo perdón?— Jaejoong jadeó.
Yunho se deslizó sobre una rodilla.
—Sí.
Jaejoong no podía creer eso, eso era un sueño. Yunho estaba aquí, arrodillado delante suyo, pidiéndole perdón.
—No hay nada que perdonar, mi lord — Jaejoong dijo con calma,  lágrimas de alegría cayendo por sus mejillas.
Yunho se levantó.
—Tu generosidad siempre me subyugó, —  Yunho dijo roncamente.
Jaejoong tocó su rostro.
—Te amo.
Yunho cerró sus  ojos, un sonido se escapó de su boca, y  luego  lentamente lo abrazó. Lo sujetó firmemente por un tiempo largo.
—No puedo vivir sin  vos, — Yunho dijo finalmente  contra su oído. —No puedo. Si esto es amor,  entonces he sido alcanzado severamente.
Jaejoong se separó en su abrazo para mirarlo y  vio lágrimas brillando en sus ojos. Sabía  que no debía hablar de ellas, pero sonrió pues su propia vista estaba nublada con lágrimas.
—Si  sabes cómo amar,  yo con ganas te enseñaré —  Jaejoong susurró.
Yunho sonrió temblorosamente.
—Eres un buen profesor, podrías enseñarme cualquier cosa. Jaejoong — su tono era bajo —Enséñame a amar. Enséñame ahora.
Jaejoong tomó su rostro en sus  manos y lo besó,  con todo el amor  que  sentía. El  beso se tornó profundo y frenético. Cuando Yunho lo empujó contra su erección Jaejoong se rió.
— Esa es una señal de mi amor, —  Yunho le dijo,  besándolo nuevamente.
Caminaron de la  mano hasta la cabaña. Adentro, Yunho inmediatamente lo abrazó, buscando su boca con sus labios calientes. Jaejoong se aferró a Yunho. No podía aguantar estar separado de él  un  minuto más.
Yunho lo acostó sobre el camastro y lo desvistió,  pasando su  mano reverentemente por  su rostro, su cuello, su pecho, y sus caderas. Acarició su vientre abultado.
—Eres tan bonito, Jaejoong — Yunho le dijo. — Una  belleza no  sólo en la carne. — Yunho lo miró. —También en el alma.
—Qué cosa más maravillosa para decir — Jaejoong susurró.
—Llevas a mi bebé —  Yunho murmuró, su mano explorando los contornos de su estomago. Entonces Yunho se corrigió, —Nuestro bebé.
Jaejoong se rió.
Yunho se inclinó  y  besó su pecho, luego  su ombligo y su vientre.  Jaejoong jadeó  cuando Yunho besó el  triángulo de vello entre sus  muslos.
— Qué estás haciendo, mi lord?
—Yunho — él  lo corrigió. Yunho abrió sus muslos y lo besó nuevamente, esa vez su lengua metiéndose profundamente en él. Jaejoong jadeó. —Te amo — Yunho dijo.
Jaejoong sonrió ligeramente.
Yunho aprendería, ya estaba aprendiendo. Entonces su sonrisa abruptamente se debilitó, porque agachó su cabeza para lamer su sexo. Jaejoong entró en  un violento clímax, y  cuando Jaejoong estuvo complacido, Yunho lo miró.
—Nunca querrás  dejarme, — Yunho susurró  en su oído, acariciándola continuamente.
—Nunca quise dejarte —  Jaejoong le dijo francamente, y luego no hubo más palabras, sólo caricias, besos, y sus cuerpos fundidos y embistiendo  rítmicamente  hasta que el mundo estalló en éxtasis.
* * *
—Volverás  conmigo?—  Yunho preguntó, muchas horas más tarde.
Jaejoong estaba preparando un guisado, y se dio vuelta.  Vio la ansiedad en su mirada, y  su corazón saltó  por ese hombre fuerte y orgulloso que estaba aprendiendo a pedir.
—Sí. Yo te amo, Yunho.
Yunho sonrió con placer genuino y fue hacia Jaejoong, envolviéndola en un abrazo.
—Necesito tu amor, querido — Yunho dijo. —No puedo vivir sin eso.
Jaejoong giró para enfrentarlo.
—Este significa que me perdonas por lo de Cavlidockk?
—Sí, — Yunho dijo. —Eres un patriota, como lo soy yo.
—Debemos  hablar, — Yunho dijo firmemente  tomando su mano,  lo  guió  hacia la  mesa.
—Siento mucho — Yunho dijo lentamente —que  yo sea normando y vos  seas sajón. Aún así, me amas?
Jaejoong oyó la pregunta.  Lo tranquilizaría para siempre.
—Lo hago.
Yunho sonrió ligeramente, luego continuó.
— Siento mucho que  Hyun Joong  esté muerto, verdaderamente lo siento. Tu otro hermano está  encarcelado. Por lo menos está vivo. Puedes  aceptarme como el  legítimo lord  de Aelfgar, Jaejoong?
—Sí. —  Su tono era triste y jovial al mismo tiempo. —Hay cosas que nosotros no podemos controlar,  que yo no puedo  controlar. Lamentaré eternamente la muerte de Hyun Joong , y  lamento lo de Ed.  Pero  yo te  amo. Yunho, y  nunca te traicionaré  nuevamente.
—Lo sé. — Yunho vaciló. — Jaejoong, hay  algo que debes saber. Cuando vuelvas, todavía serás el prisionero del rey. No puedo cambiar eso.  Puedo intentar conversar con Siwon, y lo  haré, pero él no perdona  una traición muy prontamente, y la verdad es que dudo que él vaya a  levanta  tu sentencia. Si vuelves...  —  Yunho tomó una respiración —... estarás  de vuelta bajo mi custodia.
—Entiendo — Jaejoong dijo neutralmente.
—Nunca te  lastimaré  — Yunho dijo ferozmente. —Te protegeré  con mi vida.  Nadie va a separarte de mí, lo juro. Nunca  permitiré eso.  Tienes mi protección hasta que yo muera. Entiendes eso?
—Sí. — Jaejoong tomó una respiración. —voy a volver a casa con vos, Yunho. Y aunque no hubieses dicho esto, lo haría. No puedo vivir  sin vos.
Yunho sonrió, tomando su mano.
—Me gustará poder casarme vos, —  de repente Yunho dijo.
Esas palabras simples significaban más para Jaejoong que cualquier cosa que Yunho pudiera decir.  Jaejoong miró el suelo, no quería llorar. Karam todavía estaba en un convento en Francia.
— Me siento alabado — Jaejoong dijo con calma.
—Sabes  que no puede ser —  Yunho dijo,  levantando su mentón para que Jaejoong  pudiera mirarlo a los ojos.
—Lo sé.
—Mas en mi corazón — Yunho dijo —Eres mi esposo.
Ninguna palabra podría haberla  hecho sentir más feliz.
—Karam nunca fue  mi esposo en mi corazón, — Yunho dijo.  —sabes el  hombre que soy. Y ahora eres mi esposo en mi corazón: siempre tendrás mi protección, mi lealtad, mi fidelidad, y... — Yunho vaciló,  y entonces se enrojeció.
Jaejoong estaba llorando de felicidad. Jaejoong agarró su mano.
— Es  sólo palabras —  Jaejoong suavemente alentó. —Son sólo palabras. Un hombre como  vos no puede tenerle miedo a unas pocas palabras?— Jaejoong provocó sus  lágrimas.
Yunho sonrió ligeramente.
—También tienes mi amor. Estamos casados en nuestros corazones y, espero, ante los ojos de Dios.
Jaejoong dejó su silla  para sentarse  en su regazo, abrazándolo. Yunho dobló su cabeza sobre su pecho. Jaejoong lo besó, acariciándole el cabello.

—Alegremente acepto tus palabras, mi lord —  Jaejoong susurró, y Yunho lo apretó contra su pecho nuevamente.

3 comentarios:

  1. Al fin podran ser felices ❤❤❤❤❤ pobre jae a perdido a sus hermanos
    Espero q ahora pueda vivir plenamente con yunho y su hijo .

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  2. que bueno que al final Yunho pudo reconocer que amaba a Jae y lo trajo de regreso con el y siempre fue el su esposo aun que no se casara con el lo hizo físicamente y siempre lo sera así
    Gracias

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  3. Además Jae ya es libre, desgraciadamente Min murió, y su hijo es una bendición. Ahora también será feliz su pueblo, pues seguro Yunho ha de haber tenido un carácter. Pero ya todo está casi bien.

    Gracias!!! 💗💕💞

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