Capítulo 34
—Puede venir, mi señor?— La mujer anciana
pidió ansiosamente.
Jaejoong cerró su capa más firmemente
alrededor de su cuerpo. Era el principio de enero, y allí en Gales, en la
pequeña aldea de Llefewellyn, había nevado la noche anterior. Jaejoong apenas entendía la lengua nativa de los aldeanos, pero con
esa frase estaba familiarizado. Una vez
que su habilidad con el manejo de hierbas, su habilidad para curar, había sido revelada, Jaejoong había
recibido muchos pedidos como ese.
La
mujer, canosa y delgada, miró al bello sajon y se preguntó, por qué esa
tristeza nunca dejaba sus ojos. Era una lástima, todos
ellos concordaban, que alguien tan lindo sufriese eternamente. Ellos sabían
poco de su historia, sólo que Hereward lo había traído aquí y lo había dejado en la
en cabaña de su primo, un primo
fallecido hace largo tiempo, luego se había marchado nuevamente para
luchar sus guerras interminables.
Jaejoong estaba embarazado, su vientre
claramente abultado. Los miraba a todos ellos en forma temerosa y cautelosa,
pero con el tiempo Jaejoong había demostrado ser bueno y gentil.
Hereward era una especie de héroe para los aldeanos, entonces su esposo,
esperando su bebé, fue bien recibido.
Tal vez, los aldeanos pensaban que si su hombre volviese a casa en algún tiempo la tristeza de él cesaría.
Jaejoong caminó con la mujer hacia su cabaña
y atendió a su marido, afligido por una tos
crónica. Jaejoong aceptó pan
fresco y algo de carne ahumada en retorno por sus servicios, luego comenzó la marcha hacia
su casa.
Casa. Un nudo se había formado en su garganta
cuando había visto la cabaña minúscula que ahora él llamó hogar.
Cerró su capa más firmemente sobre su
pecho dolorido por el séptimo mes
de embarazo. Alguna vez volvería a ver su casa nuevamente?
Sabía que no lo haría.
Jaejoong se había enterado a través de
Hereward la noche posterior a la batalla lo que
había sucedido: Hyun Joong estaba
muerto. Y Yoochun había sido capturado. Albie era el traidor. Había llorado la muerte de Hyun Joong , su
bello hermano, Hyun Joong , el valiente.
La vida era tan injusta, llevándose lo mejor que ofrecía. Más tarde, más
noticias llegaron, que Yoochun habían sido llevado a York, su sentencia de
encarcelamiento de por vida. Sería transferido a Londres cuando Siwon y sus
tropas dejasen Westminster después de
Navidad. Por lo menos todavía estaba vivo.
Yunho había recibido de vuelta el feudo del
York.
Jaejoong se preguntó si lo vería nuevamente.
Jaejoong sabía que nunca podría volver. Pues volver significaba desistir de
su libertad, compartir el mismo destino
que el encarcelamiento de su hermano por toda la vida. Sólo un idiota aceptaría
eso, pero habían momentos en los que extrañaba a Yunho terriblemente
y en los que estaba listo para partir y retornar a Aelfgar,
y aceptar su confinamiento sólo por estar con Yunho.
Yunho lo odiaba. Si lo amase, nada lo habría
mantenido alejado. Nunca lo había amado. Como Changminhabía
dicho, Yunho no era un hombre que podía amar, y nunca lo amaría después de su deslealtad. Entonces Jaejoong no iba a volver, nunca iba a volver
a su casa.
Un día, cuando Jaejoong fuera viejo, y su
hijo fuese adulto, Jaejoong lo mandaría con Yunho, como un regalo, como la prueba de su amor de perpetuo.
* * *
Yunho frenó el caballo en la colina que daba a Llefewellyn, mirando hacia las cabañas
dispersas. Humo se elevaba de sus techos, el cielo estaba gris,
prometiendo lluvia o nieve. Su corazón estaba latiendo muy
pesadamente y apenas podía respirar.
Lo había buscado por meses.
Y ahora, finalmente, lo había hallado.
Poco después que Aelfgar estuvo asegurado, Yunho
había ido a su habitación. Su primera
prioridad era tener certeza que Jaejoong
estaba sano y salvo. Pero más que nada, Yunho necesitaba estar con Jaejoong. Nunca lo había necesitado como lo
hacía en ese momento. Sólo Jaejoong podría ayudar a aliviar el dolor de Changmin.
La sorpresa de hallar que Jaejoong se
había ido lo aplastó.
Había salido de la fortaleza, gritando por Jaejoong, pero Jaejoong ya no estaba a la vista. Finalmente el
prisionero fríamente le había informado de su escape. Yunho y Yoochun
se miraron fijamente, Yunho estaba tan
enfurecido que no podía hablar. Entonces
pensó en cómo lo había tratado,
como un prostituto, y supo
que no podía culparlo por irse. Sus hombros hundieron. Jaejoong se había ido.
Jaejoong probablemente lo odiaba.
Sus palabras volvieron a él, atormentándolo.
—Te amo
— Jaejoong había dicho. Era verdad?
Había a alguna posibilidad que pudiera ser verdad, después del modo en que Yunho lo había
maltratado? Supo en ese momento, que necesitaba
desesperadamente no sólo su cuerpo, sino su amor, que no podría vivir sin eso.
Entonces se preguntó si lo amaba.
Era una pregunta chocante. La respuesta era
elusiva.
Nunca había pensado en el amor como otra cosa
que un eufemismo para nombrar a la
lujuria, una palabra para los débiles y los tontos. Yunho no era
débil, no era idiota, sin embargo no podía vivir sin Jaejoong. Si eso era amor, que así fuera.
Su determinación se convirtió en obsesión. Jaejoong era suyo. Yunho
lo quería de vuelta, y lo hallaría, y nunca lo dejaría partir nuevamente. No lo
mantendría como prisionero, aunque de hecho Jaejoong sería eso. Lo
mantendría tan complacido y satisfecho
que Jaejoong no pensaría en dejarlo. Sabía
que podía hacer eso y Yunho era
un hombre que hacía lo que se determinaba a hacer. Pero primero, tenía
que hallarlo y convencerlo de volver, pues Yunho no lo forzaría. Le
imploraría perdón. Yunho, que nunca había implorado ante nadie.
Lo hallaría como había hallado a los
rebeldes, pacientemente y metódicamente, había instalado una red de
espías hasta que obtuvo un mensaje para Hereward. El Rebelde, comprensiblemente, estaba reticente a tener
una reunión, pero Yunho le había ofrecido
paz en las fronteras norte. Hereward había aceptado. Luego estaba el
problema de conseguir que él revelase el
paradero de Jaejoong.
—Quieres que vuelva como un prisionero, normando, o como tu
amante?— Hereward abruptamente preguntó.
—Jaejoong es mío — Yunho dijo. —Será tratado bien, no temas por eso. Si,
Jaejoong todavía es prisionero de Siwon, pero yo me ocuparé de que no le
falte ninguna comodidad. — Su mirada brilló. —Nada me detendrá para encontrarlo.
* * *
Ellos
habían hecho un pacto. Yunho liberó a uno de los mejores hombres de
Hereward, a quien había capturado
durante la batalla por Aelfgar, y
Hereward le había dicho donde estaba Jaejoong.
Yunho les indicó a sus
hombres que esperasen por él allí en la colina, y Yunho espoleó su
caballo gris hasta el camino serpenteante. Lo vio inmediatamente como Jaejoong cruzaba el camino
delante de él. Jaejoong estaba yendo en la misma dirección que él cabalgaba, de
espalda a él, su cabello sujetado en una
trenza gruesa, brillaba como fuego. Yunho apenas podía controlarse; Yunho
quería alzarlo en sus brazos y besarlo. Pero
solamente movió su caballo en un paso más rápido y surgió por detrás de
Jaejoong.
Jaejoong miró distraídamente por sobre su hombro
para ver quien estaba pasando y se puso rígido. No podía ser!
—Jaejoong — Yunho dijo educadamente, —Podría hablar una palabra con vos?— Era una
pregunta, no una demanda.
Jaejoong lo miró fijamente, su mano fue
a su corazón, preguntándose si iba a desmayarse. Oh, Yunho estaba
aquí, sentando como un rey en su
garañón, desvastadoramente guapo, dorado y pagano. Parpadeó sus súbitas
lágrimas.
—Jaejoong?— Yunho preguntó agitadamente. Su mirada deslizándose hacia su vientre y su pecho, luego de vuelta a sus
ojos.
— Has… — Jaejoong tragó en seco —has venido a tomarme prisionero, mi lord?—
Las lágrimas nublaron su vista.
Yunho bajó de su caballo, sujetando las
riendas torpemente.
— Yo soy el
prisionero, — Yunho dijo seriamente. Su mirada encontrando la suya. —Vos capturaste mi corazón, Jaejoong.
Jaejoong lo miró fijamente con las manos
apretadas firmemente.
— Qué dices?
— Te quiero de vuelta — Yunho dijo roncamente. Yunho miró su vientre
nuevamente. —Jaejoong... esperas a mi
hijo!
— De quién más? — Jaejoong balbuceó, medio
sonriente, medio llorando.
—Mi hijo. — Yunho tragó en seco. Tomó una
respiración profunda. La emoción y la
alegría competían con la ansiedad, el miedo y la necesidad. —No te forzaré a volver. Jaejoong... puedes perdonarme? Puedes perdonarme y retornar a Aelfgar conmigo?
— Me estás pidiendo perdón?— Jaejoong jadeó.
Yunho se deslizó sobre una rodilla.
—Sí.
Jaejoong no podía creer eso, eso era un
sueño. Yunho estaba aquí, arrodillado delante suyo, pidiéndole perdón.
—No hay nada que perdonar, mi lord — Jaejoong
dijo con calma, lágrimas de alegría
cayendo por sus mejillas.
Yunho se levantó.
—Tu generosidad siempre me subyugó, — Yunho dijo roncamente.
Jaejoong tocó su rostro.
—Te amo.
Yunho cerró sus ojos, un sonido se escapó de su boca, y luego
lentamente lo abrazó. Lo sujetó firmemente por un tiempo largo.
—No puedo vivir sin vos, — Yunho dijo finalmente contra su oído. —No puedo. Si esto es
amor, entonces he sido alcanzado
severamente.
Jaejoong se separó en su abrazo para mirarlo
y vio lágrimas brillando en sus ojos.
Sabía que no debía hablar de ellas, pero
sonrió pues su propia vista estaba nublada con lágrimas.
—Si
sabes cómo amar, yo con ganas te
enseñaré — Jaejoong susurró.
Yunho sonrió temblorosamente.
—Eres un buen profesor, podrías enseñarme
cualquier cosa. Jaejoong — su tono era bajo —Enséñame a amar. Enséñame ahora.
Jaejoong tomó su rostro en sus manos y lo besó, con todo el amor que
sentía. El beso se tornó profundo
y frenético. Cuando Yunho lo empujó contra su erección Jaejoong se rió.
— Esa es una señal de mi amor, — Yunho le dijo,
besándolo nuevamente.
Caminaron de la mano hasta la cabaña. Adentro, Yunho
inmediatamente lo abrazó, buscando su boca con sus labios calientes. Jaejoong se
aferró a Yunho. No podía aguantar estar separado de él un
minuto más.
Yunho lo acostó sobre el camastro y lo
desvistió, pasando su mano reverentemente por su rostro, su cuello, su pecho, y sus
caderas. Acarició su vientre abultado.
—Eres tan bonito, Jaejoong — Yunho le dijo. —
Una belleza no sólo en la carne. — Yunho lo miró. —También
en el alma.
—Qué cosa más maravillosa para decir —
Jaejoong susurró.
—Llevas a mi bebé — Yunho murmuró, su mano explorando los
contornos de su estomago. Entonces Yunho se corrigió, —Nuestro bebé.
Jaejoong se rió.
Yunho se inclinó y besó
su pecho, luego su ombligo y su
vientre. Jaejoong jadeó cuando Yunho besó el triángulo de vello entre sus muslos.
— Qué estás haciendo, mi lord?
—Yunho — él
lo corrigió. Yunho abrió sus muslos y lo besó nuevamente, esa vez su
lengua metiéndose profundamente en él. Jaejoong jadeó. —Te amo — Yunho dijo.
Jaejoong sonrió ligeramente.
Yunho aprendería, ya estaba aprendiendo.
Entonces su sonrisa abruptamente se debilitó, porque agachó su cabeza para
lamer su sexo. Jaejoong entró en un
violento clímax, y cuando Jaejoong
estuvo complacido, Yunho lo miró.
—Nunca querrás dejarme, — Yunho susurró en su oído, acariciándola continuamente.
—Nunca quise dejarte — Jaejoong le dijo francamente, y luego no hubo
más palabras, sólo caricias, besos, y sus cuerpos fundidos y embistiendo rítmicamente
hasta que el mundo estalló en éxtasis.
* * *
—Volverás
conmigo?— Yunho preguntó, muchas
horas más tarde.
Jaejoong estaba preparando un guisado, y se
dio vuelta. Vio la ansiedad en su
mirada, y su corazón saltó por ese hombre fuerte y orgulloso que estaba aprendiendo
a pedir.
—Sí. Yo te amo, Yunho.
Yunho sonrió con placer genuino y fue hacia
Jaejoong, envolviéndola en un abrazo.
—Necesito tu amor, querido — Yunho dijo. —No
puedo vivir sin eso.
Jaejoong giró para enfrentarlo.
—Este significa que me perdonas por lo de
Cavlidockk?
—Sí, — Yunho dijo. —Eres un patriota, como lo
soy yo.
—Debemos
hablar, — Yunho dijo firmemente
tomando su mano, lo guió hacia
la mesa.
—Siento mucho — Yunho dijo lentamente
—que yo sea normando y vos seas sajón. Aún así, me amas?
Jaejoong oyó la pregunta. Lo tranquilizaría para siempre.
—Lo hago.
Yunho sonrió ligeramente, luego continuó.
— Siento mucho que Hyun Joong esté muerto, verdaderamente lo siento. Tu otro
hermano está encarcelado. Por lo menos
está vivo. Puedes aceptarme como el legítimo lord
de Aelfgar, Jaejoong?
—Sí. —
Su tono era triste y jovial al mismo tiempo. —Hay cosas que nosotros no
podemos controlar, que yo no puedo controlar. Lamentaré eternamente la muerte de
Hyun Joong , y lamento lo de Ed. Pero
yo te amo. Yunho, y nunca te traicionaré nuevamente.
—Lo sé. — Yunho vaciló. — Jaejoong, hay algo que debes saber. Cuando vuelvas, todavía
serás el prisionero del rey. No puedo cambiar eso. Puedo intentar conversar con Siwon, y lo haré, pero él no perdona una traición muy prontamente, y la verdad es
que dudo que él vaya a levanta tu sentencia. Si vuelves... — Yunho tomó una respiración —... estarás de vuelta bajo mi custodia.
—Entiendo — Jaejoong dijo neutralmente.
—Nunca te
lastimaré — Yunho dijo
ferozmente. —Te protegeré con mi
vida. Nadie va a separarte de mí, lo
juro. Nunca permitiré eso. Tienes mi protección hasta que yo muera.
Entiendes eso?
—Sí. — Jaejoong tomó una respiración. —voy a
volver a casa con vos, Yunho. Y aunque no hubieses dicho esto, lo haría. No
puedo vivir sin vos.
Yunho sonrió, tomando su mano.
—Me gustará poder casarme vos, — de repente Yunho dijo.
Esas palabras simples significaban más para Jaejoong
que cualquier cosa que Yunho pudiera decir.
Jaejoong miró el suelo, no quería llorar. Karam todavía estaba en un
convento en Francia.
— Me siento alabado — Jaejoong dijo con calma.
—Sabes
que no puede ser — Yunho dijo, levantando su mentón para que Jaejoong pudiera mirarlo a los ojos.
—Lo sé.
—Mas en mi corazón — Yunho dijo —Eres mi
esposo.
Ninguna palabra podría haberla hecho sentir más feliz.
—Karam nunca fue mi esposo en mi corazón, — Yunho dijo. —sabes el
hombre que soy. Y ahora eres mi esposo en mi corazón: siempre tendrás mi
protección, mi lealtad, mi fidelidad, y... — Yunho vaciló, y entonces se enrojeció.
Jaejoong estaba llorando de felicidad. Jaejoong
agarró su mano.
— Es
sólo palabras — Jaejoong suavemente
alentó. —Son sólo palabras. Un hombre como
vos no puede tenerle miedo a unas pocas palabras?— Jaejoong provocó
sus lágrimas.
Yunho sonrió ligeramente.
—También tienes mi amor. Estamos casados en
nuestros corazones y, espero, ante los ojos de Dios.
Jaejoong dejó su silla para sentarse
en su regazo, abrazándolo. Yunho dobló su cabeza sobre su pecho.
Jaejoong lo besó, acariciándole el cabello.
—Alegremente acepto tus palabras, mi lord
— Jaejoong susurró, y Yunho lo apretó
contra su pecho nuevamente.
Al fin podran ser felices ❤❤❤❤❤ pobre jae a perdido a sus hermanos
ResponderEliminarEspero q ahora pueda vivir plenamente con yunho y su hijo .
que bueno que al final Yunho pudo reconocer que amaba a Jae y lo trajo de regreso con el y siempre fue el su esposo aun que no se casara con el lo hizo físicamente y siempre lo sera así
ResponderEliminarGracias
Además Jae ya es libre, desgraciadamente Min murió, y su hijo es una bendición. Ahora también será feliz su pueblo, pues seguro Yunho ha de haber tenido un carácter. Pero ya todo está casi bien.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞