miércoles, 24 de mayo de 2017

El Conquistador: Capítulo 14

Capitulo 14

En su habitación Karam caminaba  furiosamente.
Él lo engañaba con su propio hermano incluso cuando él estaba durmiendo en la habitación de enfrente! Karam quería gritar,  quería gritar y llorar. Le encantaría matar a  Jaejoong, si pudiese. Estaba haciendo el papel del cornudo idiota delante de todo el  mundo y no podía tolerarlo.
Caminó  determinadamente  hacia el pasillo, luego  hizo una pausa, perdiendo el coraje.  Desesperadamente quería casarse con Yunho a la mañana siguiente. Se atrevería a establecer su posición justo ahora?  Se atrevería  a exigirle  que deje de engañarlo? Y si él se  enojaba tanto que decidía suspender el casamiento? Oh, si él tuviese más poder!
Él se casa con vos  por  Aelfgar,  Karam se recordó a sí mismo.
Tienes poder, es solamente que no te animas a usarlo. Si no lo pones a prueba, nunca sabrás la verdadera extensión de tu poder.
Determinado, Karam miró la puerta cerrada. No había ningún sonido viniendo de adentro, ni  gruñidos o  gemidos. Otro pensamiento se le ocurrió repentinamente y si su hermano había matado a su prometido?
Agitado, Karam empujó la puerta de Yunho. Para su shock, un ronquido lo saludó.
Jaejoong jadeó, dándose vuelta de un arcón abierto.
— Qué estás haciendo?— Karam exigió, mirando nuevamente a Yunho, completamente vestido, con camisa y pantalón, despatarrado en la cama. Ellos no habían fornicado como animales.  Casi se sintió decepcionado. Un pensamiento se le ocurrió. —Lo envenenaste?
—No, claro que no, — Jaejoong dijo,  tranquilamente cerrando  el baúl. —Él está borracho y se durmió. Yo solamente buscaba otra manta para él.
—Puto mentiroso!  Te quiero  fuera de aquí en  este mismo momento!  Sé a  qué viniste. — Karam estaba  muy enojado y  lágrimas aparecieron  en sus ojos. —Para seducirlo, para  seducirlo y que él libere a Hyun Joong !
— Eso  no verdad, — Jaejoong dijo en voz baja.  —Vine a  exigirle  que libere a Changmin de la tarea de custodiarme. Karam...  —  su voz  bajó. —Debemos ayudar a Hyun Joong.
—Eres un idiota, — Karam gritó, y  entonces  corrió  a la  puerta. — Changmin! , —  él gritó. — Changmin, ven rápidamente, esta brujo envenenó a nuestro lord!
Jaejoong se congeló perplejo.
Changmin apareció  inmediatamente, con una mirada asesina. Detrás de él estaban Beltain,   otros dos  normandos, y Athelstan. Ellos fueron  a la cama.
—Yo  no lo hice! — Jaejoong exclamó. —Él está borracho!
 Changmin tomó  los hombros de Yunho y lo sacudió.
—Él lo envenenó con sus hierbas dañinas de brujo, — Karam dijo.  — Changmin, te ordeno, ponlo en los calabozos con su hermano, él ha cometido una traición.
Changmin a sacudió a Yunho con más fuerza hasta que él gimió y se sentó con mucha  dificultad.
— Qué sucede aquí?— él murmuró arrastrando las palabras.
—Mi lord, estás  bien?—  Changmin preguntó  con preocupación . —No fuiste envenenado?
Yunho enfocó su mirada, luego sonrió y se rió. 
—No, no fui  envenenado — él murmuró, recostándose en las almohadas. — Embrujado, tal vez, Changmin... ahora, déjame.
—Pienso que él está borracho — Changmin dijo confundido. —Nunca lo vi de ese modo antes.
—Él bebió  dos  cuartos de vino con la cena — Athelstan dijo. — Y vi a la criada traerle   una odre tras otra. Déjalo dormir la borrachera.
Karam se ruborizó  ante la mirada de Athelstan.
—Yo sólo buscaba proteger a  mi lord—  él dijo. — Qué debía  pensar,  cuando lo encontré tirado en la cama y a él en su cuarto, revolviendo sus arcones.
Changmin miró fijamente a Jaejoong.
—Qué buscabas?
—Una manta. — Él encogió los hombros. —Míralo  está acostado sobre las mantas,  y hace  frío de noche, estamos cerca del mar.
—Yo me ocuparé de él —Karam anunció.  —Sal—  él le dijo a Jaejoong —Y  quédate  fuera de aquí.
Jaejoong se recuperó y sólo tuvo un pensamiento: Todos sus planes estaban arruinados.
Por esa noche.
* * *
La luz del sol lo despertó, cegándolo.
Yunho gimió. Cuando el sueño desapreció, sintió una jaqueca intensa, como si una piedra  le estuviese golpeando repetidamente el su cráneo. En vez de ceder al deseo de quedarse  acostado, se forzó a sentarse. La noche anterior había bebido mucho.
Y hoy era el día de su casamiento.
Yunho gimió  nuevamente,  y agarró su cabeza entre sus  manos. Podía recordar todo o  casi todo.
Anoche en la cena  había comenzado  a beber para celebrar la captura de Hyun Joong . Vino tomo después de su largo, ruborizado duelo. No podía entender por qué su humor era tan sombrío, tan oscuro, cuando debería sentirse regocijado. Recordaba la promesa de  Siwon, que si atrapaba a Yoochun y a Hyun Joong  sería recompensado con el feudo  de Durham.
El rey había hablado en serio?
Hyun Joong  era un formidable enemigo, él  había brindado  bebiendo  otra copa de vino. Yunho había sentido un respeto inmediato por ambos hermanos cuando los había conocido brevemente después de Hastings. Sus reputaciones como líderes fuertes los precedían. Yunho podía juzgar a  un hombre por sí  mismo, y muy  bien, él pensaba. Y en el momento en que había visto ellos a ambos  había sabido que ellos eran fuertes, expertos, dedicados, y valientes. Pero no confió en ellos.
Hyun Joong  era un oponente  muy digno en el manejo de la espada. Sus pensamientos se hicieron  más oscuros todavía podía oír los gritos de Jaejoong cuando él había apretado el filo contra el  corazón del  sajón. Ahora, a pesar del vino de la conducta tumultuosa de aquellos que comían  en su mesa,  Yunho tuvo una imagen terrible de él, con los ojos muy abiertos, frenético, desesperado. Él amaba a su hermano.
Él había jugado con la traición.
Él me subestima, él pensó sombríamente. Él no era un idiota. Él había sido llamado para encontrarse con su hermano, un traidor, y él lo había desafiado, sabiendo muy bien cual   era el castigo para su acto. Pero él no lo había castigado. Por el contrario, lo había  protegido.  Y protegiéndolo, no castigándolo, ocultando esa traición de su rey, él también se convertía en culpable. Sus  patrones de conducta eran altos y  rígidos. Por primera vez en su vida había  violado su propio código de ética. Si no fuese cuidadoso, Aelfgar se tornaría un nido de traidores que irían contra él o peor, él le fallaría a su rey.
Y todo por un hombre.
No sucedería nuevamente. Mantendría a Jaejoong firmemente custodiado, aunque tuviese  que tenerlo atado como una oveja. Pero él no lo desafiaría y cometería una traición  nuevamente, y él no tendría que  castigarlo. Pues si él cometiese otro acto de traición, él no lo dejaría libre de castigo no podría hacerlo.
Sus pensamientos no podían ser más sombríos. Karam habían sido, nuevamente, excesivamente  atento.  Había continuado llenando  su copa. Y Su mano rozaba la suya.  Él se reía falsamente en su oído. Apretaba su pecho contra su brazo. Él se mostraba  indiferente o peor, enojado. Jaejoong, por supuesto, no lo miraba desde su lugar en el extremo de la  mesa. Él esperaba  que Jaejoong se diese cuenta cuan  afortunado había sido  por escapar  al castigo. Maldición! él  estaba  perdiendo  su autoridad. Ese brujo al que estaba protegiendo cuando él estaba intentando destruir todo lo que le pertenecía.
Su prometido susurró  algo suave y dulce, pero Yunho no lo escuchó.  Miró fijamente al hombre de cabello oscuro y no pudo evitar  compararlo con  su prometido. Por Dios, debía ser Jaejoong con quien él se casara, no ese muchacho rencoroso!
No había nada que pudiera ser hecho, pero  él no podía alejar esos deseos de su mente.
Y  entonces,  horas más tarde, estando a solas, cuando había decidido intentar dormir,  cuando se había desnudado, él había aparecido en su puerta, haciendo realidad sus deseos  más básicos. Y de repente la noche ya no había sido horrenda. La oscuridad se había convertido en  luz.  Él había respondido sus plegarias silenciosas, él había venido a aliviar su mente y su cuerpo torturado.
Pero aquí,  la  memoria de Yunho de la  noche anterior comenzaba a  hacerse nebulosa.
Ellos se habían  besado. Él lo había besado, y él había respondido ardientemente. Y después  qué?  No podía recordar  otra cosa salvo que había  estado  en brazos de Jaejoong.  No se había acostado con el muchacho, verdad? No, seguramente recordaría  una ocasión tan especial!
Hubo un golpe en la puerta de su habitación. Yunho volvió al presente. Gruñó una respuesta, y Athelstan apareció,  estaba bastante tranquilo. Yunho frunció el ceño ante el  aroma de gachas de avena que flotó en dirección  a él. 
—Saca eso de aquí — él exigió. — Ya!
—Buen día, mi lord, —Athelstan dijo alegremente. — Es un día muy bonito, verdad?
Yunho lo observó cautelosamente.
—No lo sé.
—Pero es el día de su  matrimonio, — Athelstan dijo,  colocando  la fuente sobre  un baúl. —Y se ha quedado dormido.  Debe  estar vestido y en la capilla en una hora, mi lord.
Yunho mantuvo  su rostro entre sus manos y gimió.
—En una hora? Es  imposible. — Su jaqueca se hizo más fuerte.
* * *
Había sido muy fácil.
Las preparaciones para el banquete de bodas habían estado en marcha desde el día anterior. Las cocinas eran un loquero, todos los siervos corriendo de un lado al  otro. Un matrimonio era una celebración no sólo para los nobles, sino para toda la aldea. Y ese matrimonio era aún  más un  evento especial, pues se trataba del nuevo lord, y nadie quería molestarlo, todos temían su disgusto.
El  corazón de Jaejoong estaba en su garganta, y había sentido nauseas desde que se había levantado.  Estaba nervioso, por lo que él tenía que  hacer.  Se había enterado de un  rumor que decía que  el normando tenía  intención de transportar a Hyun Joong  a York poco después del casamiento. Entonces era ahora o nunca, cuestión de vida o muerte.  Pero  el momento era verdaderamente perfecto. En  medio de ese caos  podría tener éxito. Realmente, tenía  que tener éxito.
Y tampoco pensaría en el castigo que podría enfrentar. Después de todo él no había  mostrado su indulgencia una vez? Pero un estremecimiento leve la invadió, pues él lo había advertido.
Y tampoco pensaría sobre la boda.
Teddy vino  corriendo de las cocinas, con bandeja y una copa en la mano, rumbo a la parte trasera de la fortaleza  y dirigiéndose a  los calabozos. Jaejoong corrió hasta  él.
— Es para el guardia?
Teddy se paró jadeante y sudando.
— Si, y me van azotar el trasero  si no vuelvo a tiempo para girar las gallinas que se están asando!
—Dame esto a mí, — Jaejoong dijo, agarrando su muñeca.
Teddy jadeó  y  sus  ojos brillaron  con astucia. Entonces la breve mirada de comprensión  desapareció. Él encogió los hombros.
—Te agradezco, Jaejoong. — Él le dio las cosas y ya estaba corriendo de vuelta a la cocina.
Él sabía. Jaejoong estaba seguro, de la misma manera que sabía que si su acción fuera descubierta, él alegaría ignorancia y él aceptaría toda la culpa. Su pecho estaba muy  oprimido.  Jaejoong deseó que  no tuviese  que entregar la comida él mismo, pero no podía darle esa terrible tarea a un inocente.  La bandeja tenía pan, queso, y cerveza. El mismo truco no funcionaría, y Jaejoong estaba preparado. Él sacó todo de la bandeja, luego  velozmente  abrió  una cesta pequeña que estaba cargando. Dentro había un queso de cabra  adobado  con hierbas.  Él colocó  algunas fetas generosas entre el pan, sintió una puntada de culpa, pero juntó todo y continuó su camino escalones  abajo.
Una vez que  comiese el  queso, el guardia no podría controlar sus intestinos. Él le había colocado un laxante muy eficaz.
Los calabozos eran oscuros y sucios. Jaejoong se había aventurado dentro una vez, cuando  él era muy chico y nunca se olvidaría de ese lugar. Apenas había aire para respirar, y nada de luz. Las ratas corrían en la oscuridad, y el barro se metía entre los dedos de los pies descalzos. Sus  hermanos lo habían alentado  para que él bajase y explorarse el lugar, y  Jaejoong nunca había  pensado en  hacer nada de eso. Pero una vez allí adentro, el encierro opresivo comenzó a aterrorizarlo, y  se  había sentido muy caluroso y ahogado por la falta de aire.
— Vamos a cerrar la puerta para que  puedas ver  como  realmente es, — Hyun Joong  le había dicho.
—No!— Jaejoong había gritado, pero era demasiado tarde, y la puerta se cerró con un golpe, y él quedó envuelto en una densa negritud.
Algo había sucedido. Jaejoong no podía respirar, y pensó que sus pulmones estallarían  por la falta de aire. Las paredes parecían  más cercanas, casi desmoronándose sobre él.  Jaejoong había  gritado.  Había  gritado y llorado, arañando las paredes enloquecido, sabiendo que iba a morir, que iba a ser enterrado vivo.
Instantáneamente Yoochun había abierto la puerta,  había bajado y lo había levantado en sus  brazos. Jaejoong estaba temblando y llorando incontrolablemente, y no había sido hasta que él había estado afuera a la luz del día que se había dado cuenta cuan estúpido había sido. Ahora él sabía por qué siempre había evitado explorar cavernas con sus hermanos, y  desde ese día  nunca se había aventurado a estar en un espacio cerrado nuevamente.
Era una broma de mal gusto. Hyun Joong , el  segundo hijo del lord, un prisionero en su propia fortaleza. Pero no por mucho tiempo, él pensó determinadamente.
El guardia, un hombre grandote, lo miró  severamente. Jaejoong no le sonrió. Él apoyó la  bandeja, dándole la copa en la mano.
—No quiero pociones de un brujo, — el guardia  dijo.
—Bien — Jaejoong dijo brevemente,  y levantó la  bandeja. Y giró para irse. —No está   envenenado?— él preguntó.
— Crees que soy estúpido? La última vez tuve mucha suerte, mi lord me trató con clemencia. No me atrevería a usar  ese truco nuevamente.  Mira, yo le  daré una mordida a todo primero para  tranquilizarte.
— Hazlo— él dijo.
Jaejoong lo hizo, sin  alterarse. Un pedazo de queso no lo dañaría. El guardia  observó  y se mostró muy aliviado. Él lo dejó comiendo alegremente.
Jaejoong estaba atrasada. La procesión  hacia la  capilla estaría comenzando, y su ausencia sería notada. Agilmente Jaejoong levantó su falda y aceleró sus pasos. Por la ceremonia  él estaba vestido de negro, pues estaba de duelo por esa ocasión. Los aldeanos y el normando  ya salían  de la fortaleza hacia la iglesia, que estaba en el otro extremo de la aldea. El lugar de Jaejoong era al  frente de la procesión, y él permaneció al lado de Athelstan. Su mirada era intensa y a él no le gustó eso. Jaejoong estudió el suelo.  Alrededor de él se oían las risas y las charlas felices de las personas de Aelfgar, todos contentos por la  fiesta por venir.  El cielo  estaba increíblemente azul, y el sol era tibio. Los niños saltaban y corrían y los perros ladraban. Jaejoong comenzó a retorcer  nerviosamente  su cinto.
—Aquí vienen ellos! —  alguien gritó.
Jaejoong miró.
Karam, delicado y  elegante sobre un caballo blanco, venía primero, llevada por Changmin y Beltain.  Él tenía un vestido magnífico, blanco virginal, adornado con mil perlas,  Jaejoong lo sabía pues él y sus criadas las  habían cosido desde la llegada de los normandos. Un velo de encaje escondía su rostro. Pero no podía esconder su  amplia sonrisa. Su cabello oscuro estaba suelto y llegaba  hasta la cintura, en  una cascada. Cada centímetro de él  era el de un novio virginal. Él era el verdadero dueño de Aelfgar. Jaejoong casi se sintió descompuesto.
Y  entonces lo vio.
A decir verdad, él le cortó la respiración.
Estaba sentado sobre  el garañón gris como si hubiese nacido para estar en esa montura. El  enorme caballo llevaba todos los ornamentos, incluso una capa azul con ribetes de oro.
La túnica de Yunho era del mismo  azul intenso. Parecía un Dios.  De hecho, su aparición  fue saludado con el más absoluto silencio de reverencia y temor. Realmente, él era  demasiado guapo para ser un mortal. Su capa, de terciopelo rojo forrada en dorado,  flotaba  detrás de él.  La vaina de su espada  tenía incrustaciones de  rubíes y zafiros. Una de sus  manos estaba apoyada casualmente en la empuñadura, y  un anillo de sello brilló con la luz del sol.
Yunho no sonreía. Jaejoong se encontró mirándolo  fijamente, y pensó en cuanto lo odiaba.  Lo detestaba por todo por  haber  usurpado  Aelfgar, por ese matrimonio con su hermano,  por su codicia, y por su belleza profana. La amargura hizo subir su bilis. Él estaba pasando a su lado ahora, y sus ojos de repente se dirigieron  a él.  Jaejoong esperaba que él pudiese ver cuanto lo menospreciaba.
Si sólo su corazón no se estuviese rompiendo en ese instante.

La ceremonia fue, como siempre, breve. Fue realizada afuera, para que todos pudieran ser testigos, y pocos minutos después terminó. Yunho, sosteniendo la mano de Karam en la suya,  giró para  enfrentar a la  multitud. Todos rugieron su aprobación y les lanzaron  arroz. Él era alto y dorado,  él menudo y  morena. Y ahora ellos eran esposos.

3 comentarios:

  1. :( karam es el peor enemigo de su familia y de Jae :(
    Espero que yunho no se deje llevar por las mentiras de karam ahora que son esposos .

    ResponderEliminar
  2. nooooooooo por que ese no tenia que casarse con el Yunho no lo merece es un maldito ser perverso que ni a su familia respeta ni los quiere y solo piensa en el mismo espero que Yunho no funcione en la noche de bodas y no le cumpla jamas en la cama y lo deje así con las ganas por siempre es lo menos que se merece ese traidor
    Gracias

    ResponderEliminar
  3. Al fin Yunho será oficialmente el dueño del lugar al casarse con Karam. Pero ya no entendí "Jaejoong esperaba que él pudiese ver cuanto lo menospreciaba.
    Si sólo su corazón no se estuviese rompiendo en ese instante", lo odia o quizás ya lo quiere?

    Ojala Jae logre liberar a su hermano e irse con él.

    Gracias!!! 💗💕💞

    ResponderEliminar