CAPÍTULO 26
La llegada del amanecer trajo con ella la misma
potencia que Yunho había sentido la noche anterior, salvo que esa
sensación intangible se había incrementado. Yunho se despertó con sus instintos agudizados, como si
estuviese alertado de algún
peligro. Era casi como si estuviese
presintiendo una emboscada. La urgencia crepitó en el aire.
—No nos demoraremos — él le dijo a Changmin,
y le ordenó a sus hombres partir.
La sensación
de urgencia creció. Yunho presionó a sus hombres para adoptar un paso
más rápido, su mirada estaba agudizada
para observar todo lo que lo rodeaba, sus oídos alerta a todos los sonidos.
Estaba esperando algo ominoso. Pero cuando ellos finalmente armaron el campamento, poco después del crepúsculo,
ningún evento había llegado para
interrumpir la tranquilidad. Yunho no podía dormir, tenso
por ese presentimiento y esa necesidad
urgente de retornar a Aelfgar.
Llegaron antes del mediodía del día siguiente. Yunho casi
esperaba encontrar a Aelfgar bajo ataque o
arrasado. La imagen de su fortaleza
y de la aldea intactos, lo alivió.
Pero desgraciadamente, no podía quitarse la aprensión que acechaba
su alma. Karam, siempre obediente, lo
saludó en el patio, diciéndole que ya había ordenado.
Yunho sacudió la cabeza y giró hacia Beltain. Inmediatamente observó el semblante
sombrío del caballero.
— Qué pasó? Qué sucedió en mi ausencia?
—Todo ha
estado bien. — Él vaciló. —A no ser
por un mensaje que fue hallado en la habitación de Jaejoong.
Changmin se puso rígido.
—Qué mensaje?— Yunho exigió.
—De su hermano, — Beltain dijo.
Yunho sintió la rabia hervir dentro de
él.
—Ese muchacho nunca aprenderá, — él murmuró.
—Mándamelo, y que me traigan el mensaje,
— él ordenó. Él había cometido una traición
nuevamente.
—Lo encerré en los calabozos — Beltain dijo.
Yunho giró bruscamente.
—Lo pusiste en los calabozos?
—Cómo su esposo dijo, era el único modo de asegurarnos que él no se
escaparía. — Beltain encontró la mirada de Yunho. — Yo vacilaba, pero decidí
que era mejor para asegurarme que él estaría
prisionero cuando vos llegases,
en vez de ser un fugitivo.
Yunho no cuestionó sus propias motivaciones. Ya estaba
caminando colina abajo, toda su rabia suspendida, y la sensación de
urgencia subyugándose. Apenas estaba consciente de un Changmin horrorizado
siguiendolo, y un Beltain sombrío en su
carrera al portón. Cuando los calabozos
estuvieron a la vista, él le gritó el
guardia que abriese la puerta trampa. El
hombre soltó el candado, luego
levantó la puerta. Yunho llegó a su lado y se arrodilló observando el agujero
negro.
Parpadeó, intentando ajustarse a la
oscuridad.
—Jaejoong? Jaejoong?
No hubo ningún sonido, ninguna señal de que
nadie habitase ese infierno oscuro y húmedo, y
por un momento creyó que él de
alguna manera había escapado. Entonces
oyó un gemido bajo. Su cabeza giró
en dirección al sonido, y
distinguió una forma vaga agachada en el suelo.
—Jaejoong!
Lo alcanzó en un momento y fue tomado desprevenido
por un grito ronco y estridente. Se inclinó hacia él y se encontró con un ataque débil. Sus dedos rozaron
su rostro cuando él intentó arañarlo. Ignorando eso, Yunho lo levantó en sus brazos.
Él estaba cubierto de barro y suciedad. Por un segundo, mientras se movía hacia
la puerta abierta, él se mantuvo inerte, y luego él se retorció y lo arañó
nuevamente.
— Soy yo, Yunho — él dijo.
Él no se detuvo, con débiles movimientos
intentaba retorcerse y a alejarse, intentando apartar su rostro. Su respiración
era ronca e irregular.
—Soy yo, Yunho — él repitió en un tono firme.
—Déjame —
él gimió, su voz era un susurro crudo, apenas audible.
—Déjame!
—Estoy sacándote de acá — él dijo con calma —No
te resistas, te estoy sacando.
La lanzó por sobre su hombro, dándose cuenta que él estaba
demasiado débil como para subir la escalera de cuerdas. Yunho equilibró un pie
en el primer escalón, luego subió
rápidamente. El guardia tomó a Jaejoong y Yunho rápidamente fácilmente
salió del calabozo.
Se quedó
congelado, y luego exclamó con horror.
Jaejoong estaba cubierto de barro y se arqueaba
y temblaba donde el guardia lo había
depositado. Sus manos y
antebrazos estaban arañados y había sangre en su rostro. Su mirada fue sus
manos, estaban en carne cruda y le faltaban las uñas. Pero lo peor, era
su mirada salvaje, sus ojos como los de
un animal acorralado y enloquecido.
Inmediatamente Yunho se acercó; Jaejoong retrocedió. Algo increíblemente
tierno se despertó en él, y muy lentamente, se puso de rodillas al lado de él.
—Jaejoong, soy Yunho. Eres libre ahora...
todo estará bien.
Él lo miró,
parpadeando con cautela y
con miedo, recordándole a un zorro a punto de morder.
—Jaejoong?
Yunho vio una chispa de reconocimiento. Él bajó
su cabeza con un sollozo. Estaba jadeando agitadamente, con los
dedos enterrados en la tierra del suelo. Yunho tocó su hombro y
sintió su temblor. Pero no hubo
encogimiento, ni resistencia. Suavemente lo tomó en sus brazos.
Él se aferró. Su expresión era una máscara
rígida, escondiendo la agonía que estaba sintiendo. Jaejoong enterró su rostro inmundo en su
cuello, y sintió la humedad de sus lágrimas.
Yunho estaba consciente del latido acelerado de su corazón, y eso lo
preocupó. Él lo apretaba más y más y casi estaba estrangulándolo.
Yunho recordó la presencia sus hombres y le
lanzó una mirada lívida a Beltain. Su caballero, él vio, estaba dominado por el
horror.
—Lo siento mucho. — Él jadeó. —No tenía
idea...— Beltain giró hacia Changmin. —Lo siento mucho. Lo siento mucho!
Changmin asintió.
—Él ha enloquecido — él dijo muy
concretamente. —No podías saber que le iba a pasar eso. Vi esa reacción antes,
algunos hombres enloquecen cuando son encarcelados bajo tierra. — Él giró hacia
Yunho. —Debo cargarlo, mi lord?
—No — Yunho logró decir, no confiaba en sí
mismo para hablar serenamente con Beltain, a quien podría asesinar fácilmente
en cualquier segundo. Con pasos largos, él cargó a Jaejoong hacia la fortaleza,
cruzando el salón y tomando las escaleras. Suavemente lo depositó en su cama. Él
se aferró a él, rehusándose a soltar su
cuello. Yunho se encontró sentado,
sujetándolo y acariciando su cabello enredado y sucio. Él sollozó aferrado a
su túnica, todavía temblando
violentamente. Él pasó su mano por su
espalda, acariciándolo y tranquilizándolo. —Shhh, — él dijo. —Silencio ahora, mi querido, silencio,
ya estoy aquí, y todo estará bien.
Jaejoong comenzó a murmurar. Comenzó a contarle cómo casi se había muerto,
como no podía respirar, como el suelo intentaba tragarlo. Como había gritado e
implorado ser liberado pero nadie había
respondido, como había escalar las paredes, hasta que sus uñas se le rompieron, como había
intentado cavar un túnel hasta
que se desmayó de cansancio. Su voz era un susurro prácticamente inaudible.
—No hables ahora, querido, — él susurró en
respuesta, su mano grande tomando su cabeza. —No hables, debes dejarte curar.
Él se quedó quieto y en silencio por primera
vez, su rostro aún enterrado contra su
pecho. Su respiración era más lenta ahora, aunque no era normal todavía. El
alivio lo invadió, y con eso, fue
claramente consciente de su furia asesina.
Giró su cabeza, todavía acariciándolo,
calmándolo, y vio a su esposo. Su rostro era una máscara de odio y triunfo
malicioso, pero su expresión
inmediatamente fue reemplazada
por una de miedo. Karam dio un paso atrás.
Yunho estaba enfurecido, cuando él habló.
—Sal de aquí — él dijo. —Espérame en la fortaleza, y no te muevas de ahí
hasta que yo vaya.
Karam no precisa ser ordenado dos veces. Huyó del cuarto.
Yunho estaba temblando. Miró la cabeza de Jaejoong
cubierta con barro y tierra, sucia como
un animal. Tembló nuevamente. Entonces, muy suavemente, se movió, porque quería conversar con él, quería mirarlo,
necesitaba tener certeza de que él estaba sano mentalmente. Pero Jaejoong sollozó
en protesta y se apretó a él desesperadamente. Firmemente pero suavemente, Yunho pasó su mano de la nuca hasta su mentón, su dedo pulgar acariciando su
mandíbula. Sintió que él se relajaba nuevamente y levantó su rostro para poder
examinar sus ojos.
Ellos estaban llenos de dolor, pero lúcidos.
Sabía que no era agonía física, sino afectiva, y eso le dolió aún más. Yunho suavemente
tocó su boca con la suya.
Sus labios eran suaves y pasivos, pero no se
resistieron. Yunho sintió una oleada de
ternura desesperación, piedad y protección. Su boca se movía suavemente,
su lengua tocó sus labios y él aumentó la presión separándolos, tocando sus dientes. Y luego retrocedió nuevamente.
Su lujuria creció tan violentamente que Yunho
pensó que podría estallar dentro de su pantalón.
Yunho se levantó, separándose de él. Esa vez
Jaejoong no hizo ningún sonido de protesta, mas su mirada estaba pegada
a él. Afortunadamente Yunho notó que él
finalmente estaba respirando normalmente.
Caminó hacia la puerta y gritó pidiendo agua
caliente para un baño. Hizo una pausa allí,
por miedo a acercarse a él nuevamente, buscando controlarse, atemorizado
por la profundidad de la necesidad que
acababa de experimentar. Había aprensión mezclada con confianza en la mirada de
Jaejoong, y él vio que sus puños apretados en las mantas.
—No me voy, no te preocupes, — Yunho dijo roncamente, comprendiendo
correctamente por qué él estaba ansioso.
Notó que sus manos se relajaban.
Yunho volvió con él.
—Estás bien ahora, Jaejoong?— él no
respondió. —Háblame. Por favor.
Él miró el piso.
—Tuve tanto miedo.
Su mano tocó su cabello.
—Lo sé.
Él sollozó.
—Recé mucho — él susurró. —Recé para que
vinieras.
— Y vine pero no lo suficientemente pronto, lo siento mucho. — Él se aferró, y él casi no oyó el golpe en la
puerta.
Yunho observó a los criados trayendo agua
caliente y llenando la tina. Cuando ellos terminaron él los
despachó. Yunho volvió a sentarse cerca de Jaejoong, incorporándolo. Sus manos
ya estaban aflojando su cinto. Él no protestó.
—Te sentirás mejor una vez que tomes un baño,
— él dijo.
El lo puso de
pie entre sus muslos. Jaejoong
estaba débil y se agarró a sus hombros.
Yunho le quitó el vestido, luego
la camisa. Intentó no mirar su cuerpo desnudo. Lo llevó a la tina y suavemente
lo colocó dentro de él. Jaejoong suspiró, cerrando sus ojos.
Yunho se arrodilló al lado de él. Lo observó
sumergirse debajo del agua. Él flotó
libremente y giró su cabeza para mirarlo.
El agua no cubría su
pecho y sus pezones endurecidos. Yunho tomó el jabón y se lo dio a él.
Su mano tembló; todo su cuerpo tembló.
—No — él dijo, cerrando los ojos. —estoy
demasiado cansado. Mañana...
Entonces Yunho le lavó el cabello. No tuvo dudas de que no debería llamar a una criada. Luego le lavó los pies y
las piernas. Cuando tomó sus manos en carne
cruda él lloriqueó, cuando él suavemente las enjabonó. No tocó el resto
de su cuerpo no porque Jaejoong no
confiase, sino porque Yunho no confiaba en sí mismo.
Lo envolvió
en una toalla limpia y lo llevó a la cama. Como Yunho lo colocó allí,
Jaejoong dijo:
—No me dejes — su voz era cruda y torturada.
—No me
iré — él prometió.
—Abrázame.
Yunho vaciló, luego se recostó al lado de él,
y antes que pudiera abrazarlo, Jaejoong estaba se estaba acomodando en sus brazos. Inmediatamente se quedó dormido. Yunho no lo
hizo.
* * *
Yunho dejó a Jaejoong durmiendo profundamente
en la cama, enroscado como un niño.
Sus pasos fueron firmes y determinados cuando cruzó el corredor y abrió la puerta de la habitación. Lo hizo con tal fuerza que esta
se golpeó pesadamente contra la pared. Karam, acomodado en la cama, lo observó
aproximarse con ojos muy abiertos y asustados.
Yunho no hizo una pausa. Cuando él se acercó
lo suficiente, lo golpeó con fuerza en el
rostro, el golpe lo hizo gritar tirarse sobre las almohadas. Usó suficiente
fuerza en la bofetada como para dejar
una marca fea, pero no lo suficiente como para quebrarle la mandíbula. Él sollozó. Él se colocó sobre él,
jadeando su ira.
—Tu mala voluntad hacia tu hermano fue
demasiado lejos, Karam. Estarás
indefinidamente confinado en esta habitación. No dejarás este cuarto
para nada, me entiendes?
Karam lo miró jadeando.
—Me entiendes?— él dijo entre dientes.
Su boca se abrió.
—Mi lord —
Karam dijo, y su tono era ronco.
Su mirada estaba en su boca, y luego se movió hacia su miembro. —Mi lord — Karam jadeó, lanzando un gemido sexual.
Yunho recordó sus ruegos él para que lo
tomase con más fuerza en la cama, y fue invadido por disgusto y repulsión. Abruptamente se levantó, giró y partió. Lo oyó
persiguiéndolo y se sintió muy perplejo cuando él se lanzó contra su espalda
que se quedó congelado. Karam gimió,
apretándose contra sus nalgas. Él giró y lo empujó, demasiado tarde dándose
cuenta que Karam jadeaba porque él
estaba excitándolo, no asustándolo. Yunho salió golpeando la puerta detrás de él.
Una mirada rápido a su propia habitación le
mostró que Jaejoong todavía estaba dormido. La imagen de él fue suficiente
para hacerlo demorar, y ese sentimiento
extraña pareció renacer nuevamente en su corazón. Se forzó sí mismo a girar e
ir al piso inferior.
El salón estaba vacío salvo por Changmin,
Beltain, y Athelstan. Aunque fue este último quien preguntó cómo estaba Jaejoong, Yunho vio la
mirada agónica en los ojos de Beltain y la mirada fija en los ojos de Changmin.
—Él estará buen, — él dijo seriamente. Su
mirada era absolutamente fría mientras miraba al marido de Jaejoong. —No
preguntas por tu esposo?
Changmin se ruborizó.
—Claro que sí.
—Él está dormido, en mi cama.
Changmin no dijo nada.
Su rabia era imposible de digerir.
—Quieres que despierte a tu esposo, después
de la odisea que pasó y lo haga ir a su propia
habitación? Él es bienvenido a quedarse donde está. Yo dormiré en una
manta en el salón.
Changmin se movió incómodamente.
—No quiero perturbar tu comodidad, mi lord.
—Vos no me perturbas — Yunho dijo
rápidamente. —Bien, él se puede quedar. —
Su tono hacia Changmin fue seco, y dirigió su mirada a Beltain.
Su capitán inmediatamente se hincó sobre una
rodilla, desenvainando su espada y colocándola a los pies de Yunho.
—Estoy a tu disposición — él dijo.
—Envaina tu espada — Yunho dijo. —Si no
hubiese visto, dos veces hasta ahora, el arrepentimiento sincero en tus ojos,
te quitaría tu puesto. El calabozo no es un lugar para un hombre como él. Aunque
vos lo consideraste muy astuto, él no se escapó. No podías predecir su reacción
de pánico. Entonces, toma tu espada, levántate, y comienza a aprender de tus errores.
Beltain permaneció inmóvil.
—Gracias, mi lord, por tu clemencia.
Yunho lo despachó con un gesto de su mano. Beltain no
sabía cuan cerca había estado de ser
asesinado unas horas atrás. Se dio cuenta que estaba a solas con Athelstan, y
él frunció el ceño, ansioso por volver arriba. Su mirada vagó y Athelstan la
siguió eso.
—Es mejor que envíe a Jaejoong cuando él esté
bien.
Yunho le dio una mirada.
— No puedes soportar esta situación, mi lord,
y sabes eso bien. Changminno está celoso y por suerte confía en vos, lo que es mejor, o perderías a
un excelente capitán y a un alma verdaderamente leal.
—Crees que no sé eso? Y por qué de repente te preocupas por mis
dilemas?
—Eres un hombre justo, un buen líder —Athelstan
dijo con calma. —Es una pena que se una
guerra, no la paz, lo que te haya traído a nosotros.
—Pensar en eso debería ser para tontos y
poetas.
—Mándalo con su marido a Dumstanbrough, —
Athelstan insistió. —Si perdieses a tu capitán y amigo, llegarás a odiarla.
—Yo soy Jung Yunho — Yunho dijo con calma. —Soy Yunho el Implacable, padrino de
bodas del rey. Piensas que no puedo controlar
un capricho pasajero? Piénsalo bien. Si, ese brujo es encantador, pero yo
nunca olvidaré que él pertenece a otro hombre. Ahora ve a la
cama, viejo.
—Con gusto —Athelstan dijo, girando.
Luego hizo una pausa. —Capricho
pasajero o obsesión, mi lord?
— Ve a la cama!
—Y vos a qué cama irás?
Yunho no respondió, observándolo partir.
El viejo sajón tenía más coraje que la mayoría de los hombres.
Obsesión? No era una obsesión. Él no permitiría que lo fuese.
* * *
Jaejoong despertó e inmediatamente fue
consciente de la cama en que estaba.
Sus recuerdos eran duros y tiernos.
La terrible odisea de su encarcelamiento por
un día y medio, que le había parecido una eternidad, fue dura pero se
desvanecía. Más potentes parecían ser
los eventos posteriores
a su salvamento.
Las
manos de Yunho realmente habían sido tan suaves, como si él fuese un
cachorro que podría ser aplastado por error.
Su tono de voz había sido tan sedante,
como si él fuese un bebé recién nacido, huérfano de madre. No, era imposible!
Tenía que haber sido un sueño!
Se sintió perplejo al descubrir que era
pasado el mediodía, había dormido casi por un día entero. Jaejoong no podía
parar de preguntarse si él realmente había sido el salvador gentil. Ciertamente
de Yunho trayéndolo aquí, a su cama, era verdadero. Estaba envuelto en toallas de lino, desnudo debajo de ellas,
y ese descubrimiento trajo un recuerdo vago
de ser llevado a bañarse pero no estaba seguro que si estaba
imaginando que había sido Yunho quien había hecho eso. Muy posiblemente, estando tan dolorido y
aterrorizado, había estado delirante,
alucinando, y confundiendo a una de las criadas con el normando. Aunque ahora
se sentía torturado con la necesidad de saber lo que era real y lo que no
lo era.
Sus manos estaban vendadas, y mientras se vestía, las sintió rígidas y
doloridas. Jaejoong se estremeció, recordando sus infinitas tentativas de
trepar las paredes del calabozo, y luego de cavar un túnel. Una vez vestido, él
retornó a la fortaleza donde compartía la habitación con Changmin, sin cruzarse
con nadie.
Su marido retornó a la hora de la cena, como
era su costumbre, para tomar baño cada dos
días, y recientemente, y debido al demandante normando que le exigía rendimiento físico en
el campo de entrenamiento durante todo
el día. Jaejoong, como siempre,
tenía el agua caliente y la ropa limpia
listas y esperando, junto con una copa de vino y algunos bollos.
—Estás bien?— Había compasión en el tono de Changmin.
Él se ruborizó, sintiéndose como un tonto por haberse comportado como un loco.
—Sí, gracias. Ven, déjame ayudarte. — él lo
ayudó a desvestirse.
—Debería haberte despertado para cenar, pero
Lord Yunho pensó que debías dormir hasta que te despertases solo — Changmin dijo,
dejando que él le sacara la túnica por la cabeza.
Por alguna razón, ese comentario aumentó su
rubor.
—Sí, bien, ciertamente dormí mucho hoy. Todo
salió bien en Dumstanbrough?
—Sí, la tierra es fértil aunque rocosa, pero los aldeanos apenas la
aprovechan. Ellos son pastores,
pero eso cambiará. Les mostraré a
ellos los beneficios de cultivar. — Su tono estaba cargado de excitación cuando
Jaejoong se curvó para desatar su pantalón. —Y hay un lugar perfecto para construir una
fortaleza, una colina natural. No hay
agua para hacer con foso circundante,
pero un zanjón profundo detendrá a los invasores.
Jaejoong se enderezó, sonriendo ligeramente.
— Me alegra que estés complacido, mi lord. —
Realmente era verdad. Changmin había probado
ser un buen marido. Nunca tenía una palabra severa, nunca le levantaba
la mano. En verdad, Changmin no lo amaba,
se quedaba de juerga hasta tarde la mayoría de las noches, y Jaejoong sabía que él se divertía con
mujeres, pero eso, lo aliviaba. Ahora él estaba desnudo delante de él, un
hombre delgado y muy bien dotado. Su desnudez no incomodaba a ninguno de los
dos. Jaejoong se encontró comparándolo con el normando. Aunque el normando
nunca estaría desnudo y sin excitarse delante de él por un largo tiempo.
Changmin no notaba su escrutinio.
—Jaejoong?
Fue la primera vez que él lo llamó por su nombre, y
luego su mirada fue hacia su
rostro.
—Recibiste un mensaje de su hermano?
—No! Eso es una mentira!
Alivio invadió la cara de Changmin.
— Te creo. No te conozco hace mucho tiempo, pero
comienzo a entender muchas cosas. — Él lo miró. — Ya no tengo miedo de vos, Jaejoong.
Él sintió tensión en sus rodillas temblorosas.
—No?
— Todavía creo que eres un brujo, pero también creo que eres
un brujo bueno. Es cierto, verdad? No quieres dañar a nadie, sólo curar.
Jaejoong tuvo miedo. Si Changmin ya no le
temía, querría asumir sus derechos conyugales? No encontraba desagradable a Changmin, pero no tenía deseo de compartir su cama.
Realmente, sentía una urgencia de
mantener esa relación pura.
Changmin no esperó su respuesta.
— Tampoco creo que seas
un mentiroso aunque sepa que
eres leal a tus hermanos. Me alegra que no hayas cometido
un acto tan tonto. Jaejoong, no permitiré que mi esposo traicione a mi
lord. Entiendes?
—Sí.
Changmin suspiró y se metió en la tina.
—Me lavarás la espalda?
—Claro.
—Luego iré a decirle Yunho que vos no
recibiste ningún mensaje de tus hermanos. De cualquier manera, no necesitas
temer un castigo. Nuestro lord cree ya has sufrido suficiente en el calabozo. — Él se recostó en
la tina.
No se le había ocurrido a Jaejoong que podría tener otro castigo aguardándolo,
no porque ya hubiese sufrido suficiente, sino porque era inocente. Ahora él
se sentía aliviado porque su marido le creía y porque lo defendería si fuera
necesario, aunque aparentemente era
innecesario.
Mientras lo ayudaba a bañarse, sus
pensamientos se centraron en la situación más inminente. Desesperadamente
quería saber si Changmin había cambiado
de idea respecto a su relación, pero tenía miedo a sacar el tema. Lo aliviaba
el hecho que él no se excitase con su contacto, y pensó que esa era una señal esperanzadora.
Pero se encontró anticipando la noche con preocupación y temor. Si Changmin había
cambiado de idea, él se dio cuenta no había
modo en que pudiera detenerlo para no consumar el matrimonio: Oh, podría demorarlo por una o dos noches, por la odisea
reciente, pero en última instancia tendría que capitular.
Jaejoong reconocía que era un idiota. Changmin
era un buen hombre y, aunque era normando, no lo sentía como un enemigo. Changmin
era amable. Y ahora tenía su propio feudo. Un día sería un lord poderoso por derecho propio, y él
era su esposo. Debía aceptar eso, debería ser afectuoso en la cama y darle
hijos. Ellos ya eran buenos amigos, y esa amistad crecería. No hacía mucho
tiempo cada pretendiente que su padre había contactado lo habían rechazado, y
todas sus esperanzas de casarse habían desaparecido. Pero el destino había intervenido.
El destino le había regalado un marido que era un guerrero feroz y un alma gentil. Qué hombre podría ser más
afortunado? Sería un estúpido si continuase
manteniéndolo a distancia.
Su mente descubrió esto rápidamente y estaba
seguro que eso era verdad. Aunque no podía
hallar determinación en su
corazón para cambiar la relación con Changmin, esperaba que la imagen de un cuerpo masculino dorado
no continuase invadiendo sus
pensamientos.
que bueno que llego Yunho a rescatar a Jae de ese espantoso lugar y a ese Karam lo puso en su lugar aun que lo debería poner a el en el calabozo y dejarlo ahí para que se le quite lo malo y Min le cree a Jae espero y lo defienda de ese Karam que solo quiere lastimar a Jae
ResponderEliminarGracias
Jae sufrió mucho, maldito Karam. Changmin le creyó a Jae y lo defenderá, y si que Jae y Min We queden juntos y Yunho con su esposo.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞