miércoles, 24 de mayo de 2017

El Conquistador: Capítulo 26

CAPÍTULO 26

La llegada del amanecer trajo con ella la misma potencia que Yunho había sentido la noche anterior, salvo que esa sensación  intangible se había  incrementado. Yunho se despertó  con sus instintos agudizados, como si estuviese  alertado  de algún  peligro.  Era casi como si estuviese presintiendo una emboscada. La urgencia crepitó en el aire.
—No nos demoraremos — él le dijo a Changmin, y le ordenó a sus  hombres  partir.
La sensación  de urgencia creció. Yunho presionó a sus hombres para adoptar un paso más rápido,  su mirada estaba agudizada para observar todo lo que lo rodeaba, sus oídos alerta a todos los sonidos. Estaba esperando algo ominoso. Pero cuando ellos finalmente armaron el  campamento, poco después del crepúsculo, ningún evento había llegado para  interrumpir  la  tranquilidad. Yunho no podía dormir, tenso por ese presentimiento y esa  necesidad urgente de retornar a Aelfgar.
Llegaron antes del  mediodía del día siguiente. Yunho casi esperaba encontrar a Aelfgar bajo ataque o  arrasado.  La imagen de su fortaleza y de la aldea  intactos, lo alivió. Pero  desgraciadamente,  no podía quitarse la aprensión que acechaba su alma. Karam, siempre obediente,  lo saludó  en el  patio, diciéndole que ya había ordenado. Yunho sacudió la cabeza y giró hacia Beltain. Inmediatamente observó el semblante sombrío del  caballero.
— Qué pasó? Qué sucedió en mi ausencia?
—Todo ha  estado bien. — Él vaciló. —A no ser  por un mensaje que fue hallado en la  habitación de Jaejoong.
Changmin se puso rígido.
—Qué mensaje?— Yunho exigió.
—De su hermano, — Beltain dijo.
Yunho sintió la rabia hervir dentro de él. 
—Ese muchacho nunca aprenderá, — él murmuró. —Mándamelo, y que me traigan el  mensaje, — él ordenó. Él había cometido una traición  nuevamente.
—Lo encerré en los calabozos — Beltain dijo.
Yunho giró bruscamente.
—Lo pusiste en los calabozos?
—Cómo su esposo dijo, era el  único modo de asegurarnos que él no se escaparía. — Beltain encontró la mirada de Yunho. — Yo vacilaba, pero decidí que era mejor para asegurarme que él estaría  prisionero cuando vos  llegases, en vez de ser un fugitivo.
Yunho no cuestionó sus  propias motivaciones. Ya estaba caminando  colina abajo, toda  su rabia suspendida, y la sensación de urgencia subyugándose. Apenas estaba consciente de un Changmin horrorizado siguiendolo, y un  Beltain sombrío en su carrera al portón. Cuando  los calabozos estuvieron a la  vista, él le gritó el guardia que abriese la puerta trampa. El  hombre soltó  el candado, luego levantó la puerta. Yunho llegó a su lado y se arrodilló observando el agujero negro.
Parpadeó, intentando ajustarse a la oscuridad.
—Jaejoong? Jaejoong?
No hubo ningún sonido, ninguna señal de que nadie habitase ese infierno oscuro y húmedo, y  por un momento  creyó que él de alguna manera había escapado. Entonces  oyó un gemido bajo. Su cabeza giró  en dirección  al  sonido, y  distinguió una forma vaga agachada en el suelo.
—Jaejoong!
Lo alcanzó en un momento y fue tomado desprevenido por un grito ronco y estridente. Se inclinó hacia él y se  encontró con un ataque débil. Sus dedos rozaron su rostro cuando él intentó arañarlo. Ignorando eso, Yunho lo levantó en sus brazos. Él estaba cubierto de barro y suciedad. Por un segundo, mientras se movía hacia la puerta abierta, él se mantuvo inerte, y luego él se retorció  y lo arañó  nuevamente.
— Soy yo, Yunho — él dijo.
Él no se detuvo, con débiles movimientos intentaba retorcerse y a alejarse, intentando apartar su rostro. Su respiración era ronca e irregular.
—Soy yo, Yunho — él repitió en un tono firme.
—Déjame —  él gimió,  su voz  era un susurro crudo, apenas audible. —Déjame!
—Estoy sacándote de acá — él dijo con calma —No te resistas, te estoy sacando.
La lanzó por sobre  su hombro, dándose cuenta que él estaba demasiado débil como para subir la escalera de cuerdas. Yunho equilibró un pie en el primer escalón, luego subió  rápidamente. El guardia tomó a Jaejoong y Yunho rápidamente fácilmente salió del  calabozo.
Se quedó  congelado,  y  luego exclamó con horror.
Jaejoong estaba cubierto de barro y se  arqueaba  y temblaba donde el guardia lo había  depositado. Sus  manos y antebrazos estaban arañados y había sangre en su rostro. Su mirada fue  sus  manos, estaban en carne cruda y le faltaban las uñas. Pero lo peor, era su  mirada salvaje, sus ojos como los de un animal acorralado y enloquecido.
Inmediatamente Yunho se acercó;  Jaejoong retrocedió. Algo increíblemente tierno se despertó en él, y muy lentamente, se puso de rodillas al lado de él. 
—Jaejoong, soy Yunho. Eres libre ahora... todo estará bien.
Él lo miró,  parpadeando  con  cautela y  con miedo, recordándole a un zorro a punto de morder.
—Jaejoong?
Yunho vio una chispa de reconocimiento. Él bajó su cabeza con un sollozo. Estaba jadeando agitadamente,  con los  dedos enterrados en la tierra del suelo. Yunho tocó su hombro y sintió  su temblor. Pero no hubo encogimiento, ni resistencia. Suavemente lo tomó en sus  brazos.
Él se aferró. Su expresión era una máscara rígida, escondiendo la agonía que estaba sintiendo.  Jaejoong enterró su rostro inmundo en su cuello,  y sintió la humedad de sus  lágrimas.  Yunho estaba consciente del latido acelerado de su corazón, y eso lo preocupó. Él lo apretaba más y más y casi estaba  estrangulándolo.
Yunho recordó la presencia sus hombres y le lanzó una mirada lívida a Beltain. Su caballero, él vio,  estaba dominado  por  el horror.
—Lo siento mucho. — Él jadeó. —No tenía idea...— Beltain giró hacia Changmin. —Lo siento mucho. Lo siento mucho!
Changmin asintió.
—Él ha enloquecido — él dijo muy concretamente. —No podías saber que le iba a pasar eso. Vi esa reacción antes, algunos hombres enloquecen cuando son encarcelados bajo tierra. — Él giró hacia Yunho. —Debo cargarlo, mi lord?
—No — Yunho logró decir, no confiaba en sí mismo para hablar serenamente con Beltain, a quien podría asesinar fácilmente en cualquier segundo. Con pasos largos, él cargó a Jaejoong hacia la fortaleza, cruzando el salón y tomando las escaleras. Suavemente lo depositó en su cama. Él se aferró a él,  rehusándose a soltar su cuello. Yunho se encontró  sentado, sujetándolo y acariciando su cabello enredado y sucio. Él sollozó aferrado a su  túnica, todavía temblando violentamente. Él pasó su mano  por su espalda, acariciándolo y tranquilizándolo. —Shhh, — él  dijo. —Silencio ahora, mi querido, silencio, ya estoy aquí, y todo estará bien.
Jaejoong comenzó a murmurar.  Comenzó a contarle cómo casi se había muerto, como no podía respirar, como el suelo intentaba tragarlo. Como había gritado e implorado ser liberado pero  nadie  había  respondido, como había escalar las paredes, hasta que sus  uñas se le rompieron, como  había  intentado cavar un túnel  hasta que se desmayó de cansancio. Su voz era un susurro prácticamente inaudible.
—No hables ahora, querido, — él susurró en respuesta, su mano grande tomando su cabeza. —No hables, debes dejarte curar.
Él se quedó quieto y en silencio por primera vez, su rostro aún  enterrado contra su pecho. Su respiración era más lenta ahora, aunque no era normal todavía. El alivio lo invadió, y  con eso, fue claramente consciente de su furia asesina.
Giró su cabeza, todavía acariciándolo, calmándolo, y vio a su esposo. Su rostro era una máscara de odio y triunfo malicioso, pero su expresión  inmediatamente fue  reemplazada por una de miedo. Karam dio un paso atrás.
Yunho estaba enfurecido, cuando él habló.
—Sal de aquí — él dijo.  —Espérame en la  fortaleza, y no te  muevas de ahí  hasta que yo  vaya.
Karam no precisa ser ordenado dos veces.  Huyó del cuarto.
Yunho estaba temblando. Miró la cabeza de Jaejoong cubierta con barro y tierra, sucia  como un animal. Tembló nuevamente. Entonces, muy suavemente, se movió, porque   quería conversar con él, quería mirarlo, necesitaba tener certeza de que él estaba sano mentalmente. Pero Jaejoong sollozó en protesta y se apretó a él desesperadamente. Firmemente pero  suavemente, Yunho pasó su mano de la nuca hasta  su mentón, su dedo pulgar acariciando su mandíbula. Sintió que él se relajaba nuevamente y levantó su rostro para poder examinar sus ojos.
Ellos estaban llenos de dolor, pero lúcidos. Sabía que no era agonía física, sino afectiva, y eso le dolió aún más. Yunho suavemente tocó su boca con la suya.
Sus labios eran suaves y pasivos, pero no se resistieron. Yunho sintió una oleada de  ternura desesperación, piedad y protección. Su boca se movía suavemente, su lengua tocó sus labios y él aumentó la presión separándolos, tocando sus  dientes. Y luego retrocedió nuevamente.
Su lujuria creció tan violentamente que Yunho pensó que podría estallar dentro de su pantalón.
Yunho se levantó, separándose de él.  Esa vez  Jaejoong no hizo ningún sonido de protesta, mas su mirada estaba pegada a él. Afortunadamente Yunho notó que él  finalmente estaba respirando normalmente.
Caminó hacia la puerta y gritó pidiendo agua caliente para un baño. Hizo una pausa allí,  por miedo a acercarse a él nuevamente, buscando controlarse, atemorizado por la profundidad de la  necesidad que acababa de experimentar. Había aprensión mezclada con confianza en la mirada de Jaejoong, y él vio que sus puños apretados en las mantas.
—No me voy, no te preocupes, —  Yunho dijo roncamente, comprendiendo correctamente por qué él estaba ansioso.
Notó que sus manos se relajaban.
Yunho volvió con él.
—Estás bien ahora, Jaejoong?— él no respondió. —Háblame. Por favor.
Él miró el piso. 
—Tuve tanto miedo.
Su mano tocó su cabello.
—Lo sé.
Él sollozó.
—Recé mucho — él susurró. —Recé para que vinieras.
— Y vine pero no lo suficientemente  pronto, lo siento mucho. — Él se  aferró, y él casi no oyó el golpe en la puerta.
Yunho observó a los criados trayendo agua caliente y llenando la tina. Cuando ellos terminaron  él  los despachó. Yunho volvió a sentarse cerca de Jaejoong, incorporándolo. Sus manos ya estaban aflojando su cinto. Él no protestó.
—Te sentirás mejor una vez que tomes un baño, — él dijo.
El lo puso de  pie entre sus  muslos. Jaejoong estaba débil y se agarró a sus hombros.  Yunho le quitó el  vestido, luego la camisa. Intentó no mirar su cuerpo desnudo. Lo llevó a la tina y suavemente lo colocó dentro de él. Jaejoong suspiró, cerrando sus ojos.
Yunho se arrodilló al lado de él. Lo observó sumergirse debajo del agua. Él flotó  libremente y giró su cabeza para mirarlo.
El agua no cubría  su  pecho y sus pezones endurecidos. Yunho tomó el jabón y se lo dio a él. Su mano tembló; todo su cuerpo tembló.
—No — él dijo, cerrando los ojos. —estoy demasiado cansado. Mañana...
Entonces Yunho le lavó el cabello. No  tuvo dudas de que no debería  llamar a una criada. Luego le lavó los pies y las piernas. Cuando tomó sus manos en carne  cruda él lloriqueó, cuando él suavemente las enjabonó. No tocó el resto de su cuerpo no porque Jaejoong no  confiase, sino porque Yunho no confiaba en sí mismo.
Lo envolvió  en una toalla limpia y lo llevó a la cama. Como Yunho lo colocó allí, Jaejoong dijo: 
—No me dejes —  su voz era cruda y torturada.
—No me  iré — él prometió.
—Abrázame.
Yunho vaciló, luego se recostó al lado de él, y antes que pudiera abrazarlo, Jaejoong estaba se estaba acomodando en sus  brazos.  Inmediatamente se quedó dormido. Yunho no lo hizo.
* * *
Yunho dejó a Jaejoong durmiendo profundamente en la cama, enroscado como un niño.
Sus pasos fueron firmes  y determinados cuando cruzó  el corredor y abrió la puerta de la  habitación. Lo hizo con tal fuerza que esta se golpeó pesadamente contra la pared. Karam, acomodado en la cama, lo observó aproximarse con ojos muy abiertos y asustados.
Yunho no hizo una pausa. Cuando él se acercó lo suficiente, lo golpeó con fuerza en el  rostro, el golpe lo hizo gritar tirarse sobre las almohadas. Usó suficiente fuerza en la  bofetada como para dejar una marca fea, pero no lo suficiente como para quebrarle la  mandíbula. Él sollozó. Él se colocó sobre él, jadeando su ira.
—Tu mala voluntad hacia tu hermano fue demasiado lejos, Karam. Estarás  indefinidamente confinado en esta habitación. No dejarás este cuarto para nada, me entiendes?
Karam lo miró jadeando.
—Me entiendes?— él dijo entre dientes.
Su boca se abrió.
—Mi lord —  Karam dijo,  y su tono era ronco. Su mirada estaba en su boca, y luego se movió hacia su miembro. —Mi lord —  Karam jadeó, lanzando un gemido sexual.
Yunho recordó sus ruegos él para que lo tomase con más fuerza en la cama, y fue invadido  por disgusto y repulsión. Abruptamente  se levantó, giró y partió. Lo oyó persiguiéndolo y se sintió muy perplejo cuando él se lanzó contra su espalda que se quedó congelado.  Karam gimió, apretándose contra sus nalgas. Él giró y lo empujó, demasiado tarde dándose cuenta  que Karam jadeaba porque él estaba excitándolo, no asustándolo. Yunho  salió golpeando la puerta detrás de él.
Una mirada rápido a su propia habitación le mostró que Jaejoong todavía estaba dormido. La imagen de él fue suficiente para  hacerlo demorar, y ese sentimiento extraña pareció renacer nuevamente en su corazón. Se forzó sí mismo a girar e ir al piso inferior.
El salón estaba vacío salvo por Changmin, Beltain, y Athelstan. Aunque fue este último quien  preguntó cómo estaba Jaejoong, Yunho vio la mirada agónica en los ojos de Beltain y la mirada fija en los ojos de Changmin.
—Él estará buen, — él dijo seriamente. Su mirada era absolutamente fría mientras miraba al marido de Jaejoong. —No preguntas por tu esposo?
Changmin se ruborizó.
—Claro que sí.
—Él está dormido, en mi cama.
Changmin no dijo nada.
Su rabia era imposible de digerir.
—Quieres que despierte a tu esposo, después de la odisea que pasó y lo haga ir a su propia  habitación? Él es bienvenido a quedarse donde está. Yo dormiré en una manta en el salón.
Changmin se movió  incómodamente.
—No quiero perturbar tu comodidad, mi lord.
—Vos no me perturbas — Yunho dijo rápidamente. —Bien,  él se puede quedar. — Su tono hacia Changmin fue seco, y dirigió su mirada a Beltain.
Su capitán inmediatamente se hincó sobre una rodilla, desenvainando su espada y colocándola a los pies de Yunho.
—Estoy a tu disposición — él dijo.
—Envaina tu espada — Yunho dijo. —Si no hubiese visto, dos veces hasta ahora, el arrepentimiento sincero en tus ojos, te quitaría tu puesto. El calabozo no es un lugar para un hombre como él. Aunque vos lo consideraste muy astuto, él no se escapó. No podías predecir su reacción de pánico. Entonces, toma tu espada, levántate, y comienza a  aprender de tus errores.
Beltain permaneció inmóvil.
—Gracias, mi lord, por tu clemencia.
Yunho lo despachó  con un gesto de su mano. Beltain no sabía  cuan cerca había estado de ser asesinado unas horas atrás. Se dio cuenta que estaba a solas con Athelstan, y él frunció el ceño, ansioso por volver arriba. Su mirada vagó y Athelstan la siguió eso.
—Es mejor que envíe a Jaejoong cuando él esté bien.
Yunho le dio una mirada.
— No puedes soportar esta situación, mi lord, y sabes  eso  bien. Changminno está  celoso y por suerte  confía en vos, lo que es mejor, o perderías a un excelente capitán y a un alma verdaderamente leal.
—Crees que no sé eso?  Y por qué de repente te preocupas por mis dilemas?
—Eres un hombre justo, un buen líder —Athelstan dijo con calma.  —Es una pena que se una guerra, no la paz, lo que te haya traído a nosotros.
—Pensar en eso debería ser para tontos y poetas.
—Mándalo con su marido a Dumstanbrough, — Athelstan insistió. —Si perdieses a tu capitán y amigo, llegarás a odiarla.
—Yo soy Jung Yunho — Yunho dijo con calma.  —Soy Yunho el Implacable, padrino de bodas  del rey. Piensas que no puedo controlar un capricho pasajero? Piénsalo bien. Si, ese brujo es encantador,  pero yo  nunca  olvidaré  que él pertenece a otro hombre. Ahora ve a la cama, viejo.
—Con gusto —Athelstan dijo,  girando.  Luego  hizo una pausa. —Capricho pasajero o  obsesión, mi lord?
— Ve a la cama!
—Y vos a qué cama irás?
Yunho no respondió, observándolo partir. El  viejo sajón tenía  más coraje que la mayoría de los hombres. Obsesión? No era una obsesión. Él no permitiría que lo fuese.
* * *
Jaejoong despertó e inmediatamente fue consciente de la cama en que estaba.
Sus recuerdos eran duros y tiernos.
La terrible odisea de su encarcelamiento por un día y medio, que le había parecido una eternidad, fue dura pero se desvanecía. Más potentes parecían  ser los  eventos  posteriores  a su salvamento.
Las  manos de Yunho realmente habían sido tan suaves, como si él fuese un cachorro que podría ser aplastado por error.  Su tono  de voz había sido tan sedante, como si él fuese un bebé recién nacido, huérfano de madre. No, era imposible! Tenía que haber sido un sueño!
Se sintió perplejo al descubrir que era pasado el mediodía, había dormido casi por un día entero. Jaejoong no podía parar de preguntarse si él realmente había sido el salvador gentil. Ciertamente de Yunho trayéndolo aquí, a su cama, era verdadero.  Estaba envuelto  en toallas de lino, desnudo debajo de ellas, y ese descubrimiento trajo un recuerdo vago  de ser  llevado a  bañarse pero no estaba seguro que si estaba imaginando que había sido Yunho quien había hecho  eso. Muy posiblemente, estando tan dolorido y aterrorizado,  había estado delirante, alucinando, y confundiendo a una de las criadas con el normando. Aunque ahora se sentía torturado con la necesidad de saber lo que era real y lo que no lo  era.
Sus manos estaban vendadas,  y mientras se vestía, las sintió rígidas y doloridas. Jaejoong se estremeció, recordando sus infinitas tentativas de trepar las paredes del calabozo, y luego de cavar un túnel. Una vez vestido, él retornó a la fortaleza donde compartía la habitación con Changmin, sin cruzarse con nadie.
Su marido retornó a la hora de la cena, como era su costumbre, para tomar baño cada dos  días, y recientemente, y debido al demandante  normando que le exigía rendimiento físico en el campo de entrenamiento durante  todo el  día. Jaejoong, como siempre, tenía  el agua caliente y la ropa limpia listas y esperando, junto con una copa de vino y algunos bollos.
—Estás bien?— Había compasión en el tono de Changmin.
Él se ruborizó, sintiéndose como un  tonto por haberse comportado como un loco.
—Sí, gracias. Ven, déjame ayudarte. — él lo ayudó a desvestirse.
—Debería haberte despertado para cenar, pero Lord Yunho pensó que debías dormir hasta que te despertases solo — Changmin dijo, dejando que él le sacara la túnica por la cabeza.
Por alguna razón, ese comentario aumentó su rubor.
—Sí, bien, ciertamente dormí mucho hoy. Todo salió bien en Dumstanbrough?
—Sí, la tierra es fértil aunque  rocosa, pero los aldeanos apenas la aprovechan. Ellos son pastores,  pero  eso cambiará. Les mostraré a ellos los beneficios de cultivar. — Su tono estaba cargado de excitación cuando Jaejoong se curvó para desatar su pantalón. —Y hay  un lugar perfecto para construir una fortaleza, una colina natural.  No hay agua para hacer  con foso circundante, pero un zanjón profundo detendrá a los invasores.
Jaejoong se enderezó, sonriendo ligeramente.
— Me alegra que estés complacido, mi lord. — Realmente era verdad. Changmin había probado  ser un buen marido. Nunca tenía una palabra severa, nunca le levantaba la mano. En verdad, Changmin no lo amaba,  se quedaba de juerga hasta tarde la mayoría de las noches, y  Jaejoong sabía que él se divertía con mujeres, pero eso, lo aliviaba. Ahora él estaba desnudo delante de él, un hombre delgado y muy bien dotado. Su desnudez no incomodaba a ninguno de los dos. Jaejoong se encontró comparándolo con el normando. Aunque el normando nunca estaría desnudo y sin excitarse delante de él por un largo tiempo.
Changmin no notaba su escrutinio.
—Jaejoong?
Fue la primera vez que él lo llamó por  su nombre, y  luego su mirada fue hacia  su rostro.
—Recibiste un mensaje de su hermano?
—No! Eso es una mentira!
Alivio invadió la cara de Changmin.
— Te creo. No te conozco hace mucho tiempo, pero comienzo a entender muchas cosas. — Él lo miró. — Ya no tengo miedo de vos, Jaejoong.
Él sintió tensión en sus rodillas temblorosas.
—No?
— Todavía creo  que eres un brujo, pero también creo que eres un brujo bueno. Es cierto, verdad? No quieres dañar a nadie, sólo curar.
Jaejoong tuvo miedo. Si Changmin ya no le temía, querría asumir sus derechos conyugales? No encontraba desagradable a Changmin,  pero no tenía deseo de compartir su cama. Realmente,  sentía una urgencia de mantener esa relación pura.
Changmin no esperó su respuesta.
— Tampoco creo  que seas  un mentiroso aunque  sepa  que  eres leal a tus hermanos. Me alegra que no hayas  cometido  un acto tan tonto. Jaejoong, no permitiré que mi esposo traicione a mi lord. Entiendes?
—Sí.
Changmin suspiró y se metió en la tina.
—Me lavarás la espalda?
—Claro.
—Luego iré a decirle Yunho que vos no recibiste ningún mensaje de tus hermanos. De cualquier manera, no necesitas temer un castigo. Nuestro lord cree ya has sufrido  suficiente en el calabozo. — Él se recostó en la tina.
No se le había ocurrido a  Jaejoong que podría tener otro castigo aguardándolo, no porque   ya hubiese sufrido  suficiente, sino porque era inocente. Ahora él se sentía aliviado porque su marido le creía y porque lo defendería  si fuera  necesario, aunque aparentemente era  innecesario.
Mientras lo ayudaba a bañarse, sus pensamientos se centraron en la situación más inminente. Desesperadamente quería saber si Changmin había  cambiado de idea respecto a su relación, pero tenía miedo a sacar el tema. Lo aliviaba el hecho que él no se excitase con su contacto, y  pensó que esa era una señal esperanzadora. Pero se encontró anticipando la noche con preocupación y temor. Si Changmin había cambiado de idea, él se dio cuenta no había  modo en que pudiera detenerlo para no consumar el matrimonio: Oh,  podría demorarlo   por una o dos noches, por la odisea reciente, pero en última instancia tendría que capitular.
Jaejoong reconocía que era un idiota. Changmin era un buen hombre y, aunque era normando, no lo sentía como un enemigo. Changmin era amable. Y ahora tenía su propio feudo. Un día  sería un lord poderoso por derecho propio, y él era su esposo. Debía aceptar eso, debería ser afectuoso en la cama y darle hijos. Ellos ya eran buenos amigos, y esa amistad crecería. No hacía mucho tiempo cada pretendiente que su padre había contactado lo habían rechazado, y todas sus esperanzas de casarse habían desaparecido. Pero el destino había  intervenido.  El destino le había regalado un marido que era un guerrero feroz y  un alma gentil. Qué hombre podría ser más afortunado? Sería un estúpido si continuase  manteniéndolo a distancia.

Su mente descubrió esto rápidamente y estaba seguro que eso era verdad. Aunque no podía  hallar  determinación en su corazón para cambiar la relación con Changmin, esperaba  que la imagen de un cuerpo masculino dorado no continuase invadiendo sus  pensamientos.

2 comentarios:

  1. que bueno que llego Yunho a rescatar a Jae de ese espantoso lugar y a ese Karam lo puso en su lugar aun que lo debería poner a el en el calabozo y dejarlo ahí para que se le quite lo malo y Min le cree a Jae espero y lo defienda de ese Karam que solo quiere lastimar a Jae
    Gracias

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  2. Jae sufrió mucho, maldito Karam. Changmin le creyó a Jae y lo defenderá, y si que Jae y Min We queden juntos y Yunho con su esposo.

    Gracias!!! 💗💕💞

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