Capítulo 18
—Él morirá?— Karam preguntó.
La criada, Mary, estaba cerca de él en el
cuarto mientras miraban a el empapado y
tembloroso cuerpo de Jaejoong en la cama.
— No lo sé — Mary susurró.
Karam apretó su cinto como si fuera un
rosario. Él le había negado a Jaejoong la
presencia de su abuela después de todo,
él era un brujo, y Karam no iba a tolerar tener otra bruja en su casa.
Disfrutando de su inmenso y recién descubierto poder, él también le había negado cualquier otro cuidado adicional. Una
semana había pasado. Nadie había tenido
permiso para entrar en el cuarto
excepto Karam, ni siquiera Mary, quien podría
esparcir rumores sobre lo que sucedía. Jaejoong había estado temblando de
fiebre delante de Karam, debilitándose día a día. Había perdido su belleza
seductora. Ahora era prácticamente un esqueleto.
—Piensas que morirá? —Karam preguntó
nuevamente e impacientemente.
Mary se movió
nerviosamente.
— Creo que si — ella tartamudeó. Nunca había sido preguntada por su ama para dar su opinión sobre algo antes y tenía miedo de
darla.
Karam había estado esperando que Jaejoong muriese.
Al principio, una semana atrás, cuando él había aislado a Jaejoong con un
mínimo de agua y nada más, había sentido una sensación de triunfo. El brujo
aprendería cual era su lugar y sufriría. Cuando Karam se dio cuenta, un día más
tarde, que su hermano estaba enfermo, sólo
había esperado que se muriese. Pero ahora no tenía una sensación de triunfo,
sólo ansiedad.
Si Jaejoong muriese, él sería culpado?
Karam pensó en el normando e intentó
imaginarse lo que él haría. Su ansiedad lo hizo querer vomitar. No tenía dudas de que él lo encerraría en un
algún lugar y lanzaría la llave para no verlo nunca más. Después de azotarlo,
por su puesto. Karam se imaginó
claramente debajo del látigo, hasta podía sentir el dolor excruciante
mientras su piel delicada se rasgaba. Se estremeció. Las lágrimas subieron a
sus ojos. No era justo. Jaejoong moriría si
no era atendida, y era lo que él se merecía. Pero Karam pagaría un
precio que no podía pagar y temía
enfrentar. Entonces tendría que intentar salvar a su miserable hermana. Pero, y si él muriese de cualquier
manera?
—Manda a buscar a esa vieja bruja, Mary,
ahora mismo. No. — Karam la agarró por
el brazo. — Tráela vos misma, dile que Jaejoong
se está muriendo, haz que traiga todas sus
pociones. Rápido. Vete!—Karam la empujó hacia la puerta.
Karam avanzó para pararse al lado de su
febril y temblorosa hermana. Deseó que el normando pudiese verlo ahora. No
sentiría ninguna lujuria, sólo repulsión. Era una fantasía maravillosa, pero
una cruda realidad perturbó su fantasía. Lord Yunho lo castigaría a él, Karam,
si viese a Jaejoong en ese momento,
entonces Karam se dio cuenta que sería mejor
rezar para que Jaejoong se recuperase rápidamente antes que él
retornase. Habían otros modos de librarse de su hermano bastardo. Su marido no había dicho que consideraría la idea de casarlo? Tal vez él
lo casaría con un escocés para asegurarse las
fronteras del norte, y ese sería el fin de Jaejoong. Qué idea perfecta!
Karam decidió
ir a la capilla. Toda la
aldea sabría que él estaba rezando por
la salud de su hermano. Y él rezaría todo el día.
Jaejoong vio la muerte.
La muerte no era hombre viejo grotesco. Ni era la
personificación del diablo. Por el contrario,
la muerte era dulce, bella y
seductora, una mujer encantadora que
le ofrecía paz. La mujer flotaba sobre él,
alrededor de él, su carne fantasmagórica
dulce y fragante, sus cabellos, largos y de color miel.
Era una mujer muy bonita.
Ella le sonrió, y con su dedo le hizo una seña.
Si, Jaejoong
pensó, iré. Debo ir, no puedo quedarme
otro minuto en este infierno.
Sentía dolor. Todo su cuerpo estaba en agonía,
como si estuviese aplastado debajo de miles de piedras. Estaba ardiendo. Latiendo. Necesitaba agua,
pero no había. Una idea se le ocurrió tal vez ya había muerto tal vez ya estaba
en el infierno. Entonces él oyó la voz de su hermano, preguntando si él moriría, y Jaejoong supo
que él todavía estaba vivo.
Pensó en el normando, y su rabia creció. La
muerte continuaba haciéndole señas, sonriéndole serenamente.
—No — Jaejoong intentó gritar. —No puedo ir
todavía. Vete!
Pero la muerte se acercó, aún sonriente,
Jaejoong se preguntó si él sería un brujo.
Después él jadeó en shock. Se dio cuenta que la mujer haciéndole señas,
flotando muy cerca, la Muerte, tenía su propio rostro.
Jaejoong extendió su mano para tocar a la
mujer mientras ella sobrevolaba muy
cerca. Su otro yo, o la Muerte, o quien quiera que fuera, agarró su palma
abierta, sus dedos extendidos. Con horror, Jaejoong percibió que muerte quería tocarlo,
tomar su mano y sacarlo de la Tierra. Confundido, se preguntó si él estaría
mirando su propia alma partiendo de esta vida.
—Ven —
la muerte susurró, su voz era dulce y suave. —Ven conmigo ahora.
Jaejoong estaba jadeando de miedo. Si su alma
partiese, entonces verdaderamente estaría muerto. Una imagen del normando
apareció delante suyo, sus ojos calientes y brillantes, su rostro duro e
inflexible.
—No — él gritó, soltando su mano, ya no
estaba tentada de tocar esa aparición fantasmagórica. —Vete, no me iré. No
todavía. Es muy pronto.
La muerte se acercó.
Jaejoong se encogió en la cama. Pero no había lugar a donde ir, y la imagen de la mujer se aproximó. Jaejoong
supo que estaba perdido, y lloró. Cuando muerte puso su rostro sobre el suyo, Jaejoong
cerró los ojos. Nada sucedió. Cuando los
abrió, esa imagen se había ido.
Y su abuela le sonreía detrás de las
lágrimas.
—No llores ahora, querido, estarás bien.
Volviste, Jaejoong, volviste.
Jaejoong se apoyó contra las almohadas, exhausto. Cerró sus ojos mas agarrando la mano de su abuela, rehusándose a abandonarla.
Había sido un sueño? O había visto su propia alma?
* * *
Cumpliendo su palabra, Yunho retornó a
Aelfgar a una quincena después de su partida.
Las últimas dos semanas desde que había
enfrentado la ira de Siwon, apenas lo habían serenado. No podía olvidar que por
culpa de Jaejoong había perdido York, por culpa de Jaejoong había mentido a su rey y lo
había traicionado. Eso duplicó su ira
reprimida. No sucedería nuevamente. Aunque tuviese que ser mantenido bajo
custodia permanente, quitándole recursos humanos, que tanto necesitaba para la
construcción, sería hecho.
Estaba determinado a recuperar sus pérdidas. Iba
a traerle a Siwon a Hyun Joong , vivo o
muerto. Y haciendo eso, él
borraría su propia traición a su lord. Rectificaría ese grande error que
había cometido.
La imagen de su feudo levantó su espíritu y le causó alegría.
El trabajo continuaba en las nuevas fortificaciones. La torre estaba acabada,
la aldea reconstruida, los muros apenas comenzados. En otras dos semanas sus
fortificaciones estarían completadas y
la transición a las construcciones de piedra podrían ser empezadas. No
quería perder un minuto.
Y si ese brujo sabía dónde estaban sus
hermanos, él lo descubriría.
No podía evitarlo; pensaba en él frecuentemente, muy frecuentemente. No
le llevaba mucho tiempo para hacer que
su miembro se irguiese endurecido. Se decía a sí mismo que era porque no se
había acostado con una mujer hacia un largo tiempo, desde que había estado con
la campesina en Kesop. Eso iba a cambiar
también. Su falta de deseo por otras mujeres era ridículo y
molesto; si tuviese que forzar ese cambio en sí mismo, lo haría.
Karam estaba esperando para saludarlo en el
patio, empeorando su humor rápidamente. Yunho
desmontó, dirigiéndose hacia Changmin.
— Hubo algún problema?
—No, mi lord, y como puedes ver, todo
anduvo bien.
—Bien hecho, — Yunho dijo, colocando su mano sobre hombro de Changmin.
El hombre más joven no pudo contener una
sonrisa. Yunho giró hacia Karam. — estás bien?
Él hizo una reverencia.
—Sí, mi lord. Ya ordené un baño y vino. Estás
cansado?— Su mirada buscó su rostro.
—No,
pero necesito desesperadamente un
baño. — Él se preguntó dónde estaba el
brujo.
Yunho siguió a Karam adentro, mirando a su
alrededor. Ninguna señal de Jaejoong. Bien, sería mejor que él se quedase fuera
de su vista. En su habitación Yunho se desnudó con la ayuda de su esposo. Un golpe en la puerta no
llamó su atención. Karam había ordenado a una criada que trajera queso, pan y
vino.
Yunho miró a la criada. La había visto por
ahí antes, por supuesto, y vagamente recordaba
que había fornicado con ella en Kesop, pero nunca realmente no le había
prestado atención. Ella era morena,
regordeta, con grandes pechos, y bastante atractiva. Yunho observó sus caderas
voluptuosas. Ella le lanzó una
mirada apreciativa. Yunho la ignoró. Entonces ella estaba dispuesta.
—Este pan está viejo, — Karam dijo. —Iré a buscar más. — Él miró a Beth, quien estaba juntando la ropa
inmunda de Yunho. —Lave esas cosas inmediatamente.
Beth murmuró una afirmación y Karam salió del
cuarto. Yunho estaba consciente de su partida precipitada, preguntándose por
qué él nuevamente sentía miedo de él. Podía percibir su incomodidad, y la excusa
para partir era muy pobre. La criada
lentamente juntaba sus cosas. Yunho observó
sus nalgas cuando se inclinó a recoger su pantalón, grandes nalgas, carnosas y
redondeadas.
—Ven aquí — él dijo.
Ella se enderezó y giró. Estaba sonriendo.
Yunho estaba recostado en la tina, esperando.
No tuvo que pedírselo dos veces, se acercó
meneando sus caderas, todavía llevando su ropa. Yunho miró la ropa en
sus brazos y miró el piso. Ella entendió y soltó las prendas.
Él le dio una esponja. Ella se
arrodilló al lado de él, le lanzó una mirada breve, y comenzó a enjabonar sus
hombros.
La mirada de Yunho carecía de expresión, pero
contempló sus pechos generosos.
—Estás dando de mamar?
—Sí — ella
jadeó.
Casualmente él extendió la mano para tomar un
pecho, su carne dura y pesada con leche
para su bebé. Ella se quedó quieta. Yunho se inclinó hacia adelante y
tomó su pezón por sobre su túnica. Comenzó a chupar.
Beth jadeó.
Apretó sus hombros mojados, empujando sus pechos contra
su cara. Yunho la lanzó ligeramente,
decepcionándola. Estaba levemente
excitado, su miembro a medio erguir,
incapaz de realizar una penetración
todavía. La mujer, él notó, olía a ácido, eso era tan poco atractivo. Se rehusó a compararla
con otra mujer que olía a violetas.
—Esta noche toma un baño como yo
estoy haciendo. Encuéntrame en el
establo después de la cena.
Beth sonrió, su rostro estaba enrojecido, su vestido,
mojado, y sus pezones erguidos.
—Sí, mi lord, con gusto — ella murmuró. —debo terminar su baño?
Él la despachó.
* * *
Algo dentro de él se aceleró cuando bajó para
cenar, pero Yunho se negó a prestarle
atención. Ciertamente no sentía
ansiedad ni expectativa. Pero sabía perfectamente bien que él estaría en la mesa, e hizo una pausa en la entrada al salón, su mirada recorrió a
cada uno de sus ocupantes.
Jaejoong ya estaba acomodado en el extremo de
la mesa, donde normalmente cenaba.
Estaba de espaldas a él. Su carne
respondió a la presencia de él, y Yunho se enojó con su respuesta. De todas las respuestas tenía que ser una
erección, la erección completa que no había tenido más temprano con la criada.
Caminó hacia su lugar, con Karam siguiendolo, resuelto ignorarlo,
y tomar asiento.
Todos comenzaron a comer al mismo tiempo.
Yunho estaba hambriento, pero ahora
apenas podía tragar la
comida. Descubrió que no podía
controlarse a sí mismo; miró al extremo
de la mesa. Aún desde esa distancia, notó su palidez. De hecho, pensó le pareció
que él estaba más menudo, indefenso y vulnerable que nuca. Jaejoong no lo miró. Ni una vez.
Por supuesto,
Yunho pensó, sintiéndose despreciado, como un perro mordido. Antes lo
odiaba pues él solamente era el enemigo normando, ahora él lo odiaba todavía
más por el castigo que él le había infligido. Yunho atacó su comida. Cuando
estuvo satisfecho, Karam colocó una mano sobre su brazo.
Yunho le lanzó una mirada brusca y Karam rápidamente retiró su mano para deslizarla debajo de
la mesa.
—Lo siento mucho — él dijo.
— No sos vos, — él logró decir secamente. Se juró a sí mismo que esa noche,
de una vez por todas, sacaría a Jaejoong de su cuerpo, de su mente y fuera de su vida.
—Mi lord?
Yunho gruñó, vaciando una copa de vino.
—Pensaste en el asunto que discutimos?
Él le lanzó un hueso a los perros.
—Qué asunto?
—Casar a
mi hermano, —Karam con una voz tentativa.
La idea empeoró su humor.
—No. — Él cerró el tema con un tono brusco.
En verdad, no había pensado en eso, ni una vez. Pero ahora, ahora la idea lo
provocaba. Era desagradable, repugnante. Era una solución.
No haría eso y punto. La decisión estaba
tomada, se sintió mejor, más aliviado. Exorcizaría su lujuria del modo habitual, acostándose con la criada, o con cualquier muchacha que le
resultase atractiva. Pero no la casaría con otro. Además Jaejoong era peligroso,
necesitaba ser mantenido bajo control.
Esa última idea le causó satisfacción.
Yunho se levantó abruptamente.
—Envíame a Jaejoong — le dijo a Karam.
Sus ojos se agrandaron.
—Tienes algo que discutir con él?
Yunho pensó en sus hermanos y
sonrió.
— Si. — Él caminó hacia la chimenea y contempló fijamente las llamas.
Sintió que él se aproximaba. Su presencia era
tangible. Dulce. Excitante. Yunho estaba sudando. Por el calor del fuego, se dijo a sí mismo, y se rió.
Su miembro ya se erguía. Él giró para enfrentarlo.
Yunho jadeó.
Por un momento pensó que no era él, sino alguna pariente más vieja. Y entonces se
dio cuenta que era Jaejoong.
Él se ruborizó ante su mirada de horror. Sus
manos, delgadas y casi translúcidas, apretaron los pliegues de su vestido.
Yunho se recobró. Tocó
su mentón suavemente, con miedo a
que esa sombra de hombre pudiera evaporarse. Él había perdido unos diez kilos.
Su rostro estaba sombríamente delgado, había enormes ojeras debajo de sus ojos. Yunho examinó sus profundidades y se sintió
conmovido, pues eran un cuadro vivo del dolor y el sufrimiento. Y todavía
seguía siendo muy bonito.
Estaba más delgado, más pálido, hasta
su cabello había perdido su
brillo, pero Jaejoong todavía era bonito, y eso lo pasmó.
— Qué te sucedió ?— él logró decir. Su voz
sonó cruda.
—Estuve enfermo.
Una culpa horrorosa, lo invadió. No tenía que
preguntar, pero lo hizo .
—Por los azotes
Él lo miró, desafiante, orgulloso y seguro de
sí mismo.
—Sí.
—Cómo estás
ahora?
—Bien.
Sé que no lo parezco, pero lo estoy. — Su mentón se elevó. Lo desafió a que él dijese lo contrario. Pero
Yunho podía ver que él estaba temblando.
—Tienes fiebre?
Él negó con
la cabeza.
—Estás temblando, — él dijo, tocando su
hombro.
Jaejoong se alejó de su contacto, y él oyó el
sonido de su respiración suspendida.
—Estoy bien.
Él le tenía miedo, o, por
lo menos, estaba tan cauteloso y aprensivo como un cachorro que había sido
pateado. Por qué debería ser diferente? Yunho
estaba horrorizado. Lleno de odio por sí mismo.
—Quiero que descanses. Quiero que comas.
Quiero que comas seis veces por día.
Quiero que recuperes el peso.
— Esa es una orden?— A pesar del sarcasmo, su
voz tartamudeó.
—Sí. En dos
semanas espero que parezcas el
que era antes de que yo partiera. Está
claro?
—Quizás
es mejor que me quede como estoy
ahora, — Jaejoong dijo francamente. —Vos no me perseguirás, y yo no
tendré que correr.
Yunho sonrió ligeramente.
— Quieres que pongamos a prueba esa teoría?
Jaejoong dobló sus brazos sobre su pecho y retrocedió.
— Sientes lujuria por un hombre enfermo?
Su sonrisa era más amplia ahora.
—Vos dijiste que no estabas enfermo.
—Puedes ver con tus propios ojos que mentí.
—Entonces agregamos el titulo de mentiroso al
de traidor?
—Por qué no? Los maridos también son
adúlteros.
—Estás implicando algo?
—Yo?
Yo sólo digo la verdad.
—Cuando te conviene, dices la verdad; y cuando
no, mientes. No eres constante, Jaejoong — Yunho ronroneó.
—Y cuando a vos te convienes, te acuestas con
tu esposo, y cuando no, me persigues a mí!— Jaejoong replicó, sus mejillas se
colorearon. Los ojos de él se agrandaron ante su audacia y su coraje.
Yunho cerró su mano sobre su brazo, pues su
coraje lo conmocionaba.
—Estás exhausta. Podrías enfermarte
nuevamente.
—Te importa?— él replicó.
Su mandíbula se apretó. Por un momento largo Yunho
no respondió. Entonces, dijo abruptamente.
—La salud y el bienestar
de todos los siervos de Aelfgar
son mi responsabilidad. Dónde estás durmiendo?
—Karam me dejó mudarme con mi abuela.
— Te quiero debajo de este techo.
—Para perseguirme mejor?
Su mirada
se clavó en él, y Jaejoong se encogió.
— Es mejor vigilarte, Jaejoong. Eres un
traidor, y eres mi responsabilidad. No
confío en vos, ni un poco. — Y Yunho pensó
en la pérdida de York y en su traición
al rey.
El salón estaba vacío, excepto por Changmin,
como él había ordenado. Por la puerta
delantera abierta Yunho podía ver las idas y las venidas de sus hombres y de
sus siervos. Era un día glorioso, cálido
y luminoso, el primero de julio. No había una nube en el cielo y una
capa fina de sudor cubría su piel.
Yunho le informó a Changmin sobre su reunión con Siwon y el castigo que había recibido por la
fuga de Hyun Joong .
—Es injusto — él gritó. — No tienes por
qué ser tratado como cualquier otro
comandante. Eres su padrino de bodas y
él sabe eso!
—Siwon nunca ha sido de apegarse mucho a sus
favoritos —Yunho dijo, desviando
su vista de la puerta. Estaba esperando
a Jaejoong, a quien había mandado a llamar.
La noche anterior, debido a su angustia,
había perdido toda intención de interrogarlo sobre el paradero
de sus hermanos. Pero eso debía ser rectificado. — Lo quiero absolutamente vigilado ahora que él está de pie — él dijo.
Changmin no necesitaba que le digan quien era.
—él… — Él vaciló.
—Di lo que piensas, — Yunho dijo.
—Mi lord, yo no confío en él. Tal vez debería
ser mantenido confinado.
La idea era francamente desagradable.
—Él no me traicionará nuevamente, — él dijo
con una confianza que no sentía.
—Además, yo lo preciso. — Él sonrió ante la confusión
de Changmin. —Si alguien será el contato con los bastardos traidores de sus
hermanos, ese será Jaejoong.
Los ojos de Changmin se iluminaron con
comprensión.
Jaejoong apareció en la entrada, el sol estaba
detrás de él, creando un halo que
oscurecía su figura. Yunho le hizo señas para que entrase, y él avanzó cautelosamente.
Su pecho se apretó nuevamente ante la mera visión de él, y su respuesta física
le recordó otra cosa como había fallado en exorcizar su lujuria la noche
anterior. En su agitación se había
olvidado completamente de su cita con la criada. Ahora ella considerará
que soy un marido fiel, él pensó no muy divertido.
Changmin se movió para partir.
—Quédate — Yunho ordenó, y le sonrió a Jaejoong. Sus ojos se agrandaron. Él señaló la silla de Karam.
—Siéntate.
Él avanzó, aprensivo ahora, y se sentó
él imponentemente estaba de pie.
—Dónde están tus hermanos, Jaejoong?
Él parpadeó.
—No lo sé.
—No mientas. Soy tu lord, y estoy exigiendo
esa información. Dónde están ellos?
—No lo sé — él dijo con los labios apretados.
Él extendió la mano y tocó su mejilla.
—Debido a tu deslealtad he perdido York. Y vos me ayudarás a
recuperarlo. Nada me detendrá para hallar a Hyun Joong y entregarlo al rey. Entiendes?
Él estaba enojado, sus ojos eran negros.
—Si piensas que yo te ayudaré, estás
equivocado!
—Estoy considerando un matrimonio para vos —
Yunho dijo inexpresivamente.
Jaejoong jadeó.
Era una mentira, pero sabía que él apreciaba
su independencia, y le iba a mentir para conseguir lo que él buscando.
—Si me
complaces, yo podría reconsiderar la idea. Si
no me complaces, escogeré un marido para vos en el día de hoy. Y él no será contrario a golpear para obtener
la verdad fuera de vos, como soy yo. Probable será un hombre común, ávido por
complacer a su nuevo lord, y no dejará que su esposo lo desafíe. Entiendes?
—No lo harías.
—Oh, sí lo haría — él dijo con calma.
Jaejoong miró
sus manos apoyadas en su regazo.
— Verdaderamente no sé a dónde ellos
están, salvo que están escondidos en el bosque — él dijo finalmente, mirando hacia arriba.
Lágrimas brillaban en sus pestañas.
Yunho supo que él decía la verdad; podía ver eso en sus ojos. Sintió
remordimiento para su extorsión.
— Muy bien — él dijo.
Él no había dicho nada que él no supiese.
—Por favor mi lord — Jaejoong dijo.
Yunho esperó.
—No me
hagas casar.
—Lo pensaré — él dijo secamente. Dirigiendose
a Changmin, él giró y salió del salón.
Pobre JJ , todo por culpa de karammmm malditooo
ResponderEliminarYunho tiene tantos problemas y ese rey que lo estresa mas :(
pero claro que no lo ara casar si el Yunho antes muerto que sin Jae el solo lo quiere para el solito y jamas de los jamases lo entregaría a otro que no fuera el mismo
ResponderEliminarGracias
Maldito Karam, todo lo que le hizo a Jae, debería enterarse de alguna manera. Pobre Jae sufre por todo.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞