miércoles, 24 de mayo de 2017

El Conquistador: Capítulo 23

Capítulo 23

Un silencio de perplejidad le siguió.
La mirada fija de Jaejoong se encontró con la de Yunho. El  significado de sus palabras lo dejaron atónito. Él  venía a sacar al novio de la cama de su vasallo. Su corazón estaba latiendo salvajemente e incontrolablemente. Su mirada no se despegó de la  suya. Y en sus ojos veía rabia y determinación inflexible.
No estaba consciente de Changmin, quien se recuperó primero, mirando a uno y a otro.
—Por supuesto, mi lord — él murmuró yendo afuera, luego la puerta pesada se cerró  detrás de él, con un estruendo tan alto y ominoso como un trueno.
Jaejoong se sobresaltó; Yunho se movió. Repentinamente desprendió el broche que  sujetaba su capa negra y dejó que la prenda pesada cayese  al  piso. Los ojos de Jaejoong se agrandaron, él dio un paso. Él se estaba quitando el cinto de la espada. Ahora comprendió totalmente la situación. Él lo tomaría ahora. Ahora, después de rechazarlo, después de entregarlo a otro  hombre. Ahora, a su conveniencia, no a la suya.
— No puedes querer hacer eso! —  Jaejoong jadeó.
Por primera y única vez, Yunho quitó  su mirada  de él,  colocó  su espada cuidadosamente a un  lado. 
—Oh, claro que voy a hacer  eso, — Yunho dijo severamente.
Yunho se estaba sacando la túnica con un movimiento rápido y  lanzándola a un  lado. A  la luz de vela su torso desnudo brilló como bronce.
Jaejoong todavía estaba  perplejo por  lo que estaba ocurriendo, por la imposibilidad de esa arrogancia.
—Me entregaste a Changmin!
Su mirada fue dura y ardiente como su tono. Había un rastro de amargura allí?
—Piensas que no sé eso? Lo sé malditamente bien.
Jaejoong se aferró al  poste de la cama.
— Y Karam!—  él gritó desesperadamente. — Karam es mi hermano... tu esposo!
—Soy el lord de Aelfgar!— él furiosamente gritó. Era la ira de los dioses. —Soy el lord aquí!
Jaejoong reaccionó con terror real. Giró para correr hacia el otro lado de la cama. Yunho lo persiguió. Incluso mientras corría, él sabía que no había lugar a donde escapar. No podía huir. Su mano de hierro se cerró alrededor de su muñeca, arrastrándolo vigorosamente contra su cuerpo.
—No!— Jaejoong gritó, luchando como un loco.
Con su pierna, Yunho enganchó las de Jaejoong hábilmente, haciéndolo perder el equilibrio. Jaejoong se cayó, como Yunho pretendía, y estuvo sobre Jaejoong en un instante. Yunho sujetó sus muñecas.  Jaejoong se retorcía desesperadamente e inútilmente. Yunho lo soltó y, con un movimiento violento, rasgó su vestido y su camisa desde la garganta hasta la cintura.
Con un grito de terror, Jaejoong arañó su mejillas con sus uñas, sacándole sangre y piel.
Su respuesta fue inmediata;  agarró las dos muñecas con una mano, retorciendolas encima de su cabeza, presionando su cuerpo contra el piso duro.  Jaejoong quedó congelado ante esa muestra de su poder. Por un momento se miraron fijamente, la expresión de Yunho,  salvaje, la  suya aterrorizada.
—No te resistas — Yunho ordenó. — No puedes ganar.
—Siempre me resistiré a vos — Jaejoong gritó, forcejeando nuevamente. —Normando!
Yunho separó sus  muslos con su rodilla, levantando su falda hasta la cintura. Hubo un momento en el que fue consciente de la punta húmeda de su pene que de repente estaba libre y desnudo contra su muslo interno. Jaejoong luchó para cerrar las piernas pero fue  inútil. Él lo empaló.
Jaejoong jadeó con el rayo lacerante  de dolor.  Giró la cabeza de costado y cerró los ojos. Su corazón estaba latiendo furiosamente. Yunho lo penetró rápidamente y  profundamente.  Podía  sentir cada centímetro de él, todo su grosor y  poder. Su ritmo fue  severo, rápido y profundo, las embestidas iban aumentando y aumentando... Y  luego él  se desmoronó con un grito encima de él.
Todo está terminado, Jaejoong pensó,  mientras una lágrima rodaba por su mejilla. Había sucedido. Ninguna seducción, una violación. Por lo menos Yunho había sido   misericordiosamente rápido. Jaejoong yació  muy  quieto, su corazón tronando, esperando que él se compusiera rápidamente y lo dejase.
Yunho no hizo ninguna tentativa para rodar fuera de él. Jaejoong no podía evitar estar consciente de muchas cosas. Su rostro estaba enterrado en su cuello. Podía sentir su barba, ligeramente áspera, y su respiración  tibia  contra su  piel. Su pecho duro aplastando sus  senos desnudos, y su corazón latiendo tan ferozmente como el suyo. Sus piernas estaban entre las suyas, estaban tensas, no relajadas, manteniendo sus muslos abiertos. Su falo semi flácido todavía estaba dentro de él,  recordándole el calor y la dureza que acababa de experimentar, recordándole su grosor y su poder... Él estaba pulsando dentro de él,  exigiendo su respuesta sensual.
Sus brazos, rodeándolo, se apretaron. Jaejoong esperaba que Yunho se levantaría ahora. Hubo una sensación  nueva, una que no le gustó cuando Yunho se movió ligeramente  sus  pezones estaban duros y no podía entender por qué la sensación era agradable, y lo peor,  la vaina donde él todavía estaba enterrado también comenzó a ansiar algo más. Entonces  él sintió otra cosa. Su boca sobre su cuello.
Jaejoong intentó zafarse, pero estaba clavado debajo de él, con su abrazo, no podía moverse. Sus labios  mordisquearon su cuello  muy suavemente, y una feroz oleada de placer lo invadió. Nuevamente él se movió incómodamente. Sintió  su boca en su garganta. Una de sus manos acariciando el costado de su pecho. Y dentro de él, lo sintió   endurecerse. Su cuerpo se apretó alrededor del falo, asombrado por el calor, la extensión  y la abundancia que estaba  alojando. Yunho gimió, enterrándose más profundamente en él,  y se incorporó sobre sus codos para examinar sus ojos.
Jaejoong encontró su mirada,  pero apenas podía pensar.  Ciertamente no podía respirar. Su cuerpo estaba latiendo locamente, hirviendo con deseo. Jaejoong arqueó su pelvis, intentando  recibirlo más profundamente. Él sonrió ligeramente, curvó y reivindicó sus labios.
Jaejoong inseguramente se abrió para Yunho.
Yunho lo besó y Jaejoong respondió exigentemente ahora.
Yunho levantó la cabeza y embistió una y otra vez. Jaejoong levantó las caderas   respondiendo  salvajemente.  Se  estaba agarrando a sus  hombros voluminosos. Mientras Yunho lo penetraba,   Jaejoong sintió su boca sobre su pezón, sintió sus dientes. Fue el fin, pues su mundo estalló en sensaciones  inimaginables,  y estuvo perdido, perdido para la existencia mientras alcanzaba un climax.
Jaejoong abrió los ojos lentamente,  estaba perpleja.  Yunho se incorporó sobre sus codos, todavía  duro y  pulsando dentro de él,  no moviéndose, observándolo con una mirada feliz.
Qué había sucedido?  Jaejoong pensó frenéticamente y un recuerdo llegó flotando. Este era el normando. El hombre que odiaba. El hombre que lo había violado, y minutos más tarde  lo había hecho alcanzar el  más agonizante de éxtasis.  Jaejoong se ruborizó, con vergüenza y furia. Empujó sus hombros.
—Córrete— Jaejoong dijo entre dientes.
Más Yunho ya estaba esquivando su cabeza. Jaejoong permaneció rígido por un momento más mientras su lengua lamía su pezón, provocándolo y excitándolo, y luego cedió al agonizante placer que él  le indujo. Jaejoong apretó  su cabeza contra su pecho. Yunho se rió roncamente, un definitivo sonido de triunfo. Comenzó a pellizcar y a lamer su pecho hasta que Jaejoong estuvo gimiendo en total abandono. Y empujando sus caderas  salvajemente contra él. Y esa vez sus gritos de placer se unieron.
Jaejoong fue nuevamente consciente del ambiente que lo rodeaba cuando Yunho rodó fuera de su cuerpo. 
—No quiero dejarte — Yunho murmuró.  Jaejoong tuvo que  mirarlo.  Yunho estaba de  rodillas a su lado. Su pantalón estaba abierto; su miembro colgando grueso, flácido y  mojado. Su mirada encontró su rostro.
Yunho lo estaba estudiando, abiertamente y su mano acariciaba su pecho hasta su cintura estrecha y su ingle sedosa. Su contacto parecía reverente. Jaejoong no podía leer su expresión, pero vio un  brillo en sus ojos. Antes que pudiese reaccionar, Yunho lo estaba   levantando y cargándolo  hacia la cama. Entonces todavía no estaba terminado, Yunho pensó, y percibió que su corazón latía con alegría.
Yunho se acomodó cerca de él, su mano nuevamente acariciando  su vientre. La acariciaba lánguidamente, con placer obvio y  con clara  intención carnal.  Jaejoong observó su mano sobre la piel pálida de su estomago; observó su expresión cansada. Podía sentir su miembro engrosarse  contra su muslo. Jaejoong oyó su propio suspiro, y supo que sus  ojos se cerraban con la sensualidad de su contacto. Su respuesta  fue  un sonido gutural. Y  luego él enterró sus dedos en los  rulos de su ingle, y Jaejoong jadeó, medio de placer, medio en protesta.
Yunho gimió, metiendo un dedo en su entrada, y se quedó así. Toda idea de protesta murió. Jaejoong se empujó contra su dedo.
—Por favor —  Jaejoong creyó decir.
Su boca fue hacia  su pezón, arrastrando.  Y sus dedos se deslizaron  en la profundidad de la raya. Jaejoong gimió ruidosamente, perdido en lo que él le estaba haciendo, y con urgencia, se arqueó hacia él. Con su propio grito, Yunho prontamente se colocó encima de él y lo penetró.
Yunho lo tenía en sus brazos mientras él yacía  dormido. Yunho no podía dormir; no  iba  a dormir. Lo había tomado muchas veces pero no estaba cansado. Se sentía vivo, con el tipo de adrenalina experimentaba después de una batalla,  sintiendo cada terminal nerviosa,  la sangre bombeando aceleradamente, su mente funcionando ágilmente.
Las velas hacia tiempo habían ardido totalmente, y él había interrumpido el sexo para iluminar el cuarto. Quería verlo, observar cada una de sus respuestas salvajes,  mientras se movía salvajemente dentro de él. Por qué no había adivinado como sería eso?  Que él lo empujaría implacablemente a traspasar todos los límites y limitaciones humanas?  Por qué no había creído que él le causaría un  placer como ninguna otro podía hacer, como nunca había soñado que podía existir?
Su rostro estaba apoyado contra su pecho,  y Yunho sonrió. Sin darse cuenta, colocó un beso en lo alto de su cabeza. Distraído por su magnífico cabello, comenzó a acariciarlo,  desde la coronilla hasta la nuca. Su mano tembló.
Estaba excitado nuevamente.
Era increíble, pero  no se lo cuestionaría. Ya había abusado de él, Yunho pensó, aunque él respondía tan frenéticamente cada vez que la había tomado. Si él estaba dolorido, lo dejaría reponerse hasta mañana. Esa  noche era suya. Mañana le pertenecía a otro.
La rabia lo invadió.
Pero siendo un hombre disciplinado, la dejó de lado  y se concentró en lo que tenía a mano.
Pronto amanecería y tendría que partir. La noche había pasado  muy rápidamente. Tocó su cintura, acariciándola.
Pezones grandes, él pensó, observándolos endurecerse mientras solamente los tocaba, pezones para alimentar un bebé o un hombre. Agachó su cabeza y lo lamió.
Aún  dormido,  Jaejoong se movió acercándole su pecho.  En la oscuridad de la habitación  sólo iluminada con la luz gris del cielo, Yunho comenzó a chupar el pezón más ferozmente. Deslizó su mano entre sus piernas, y con su dedo lo estimuló. Supo el  momento en que Jaejoong se despertó, incluso antes que él jadease. Entonces,  lánguidamente, Jaejoong abrió sus piernas largas, arqueándose contra él.
El cielo fuera de las ventanas ahora  era de un tono gris rosado. Él sintió  pánico, como una  puñalada en el estomago,  mientras se movía entre sus muslos separados. Tomó su boca   mientras se enterraba abruptamente en él. Jaejoong gritó; él apretó sus  nalgas y se dirigió  más profundamente dentro de él. Jaejoong debía haber sentido lo que él estaba sintiendo, debía haber visto la luz del amanecer, pues  sus uñas se clavaron en su espalda.
—Por favor —  Jaejoong imploró —Por favor!
Podría haber sido el  mismo pedido de él que la noche continuase, negar el amanecer, o  podría haber sido un pedido de gratificación  inmediata. A Yunho dejó de importarle. En brazos de Jaejoong, dentro de su entrada apretada y caliente, estaba perdido. Sintió sus  uñas enterrarse nuevamente, y eso lo puso más salvaje en el acoplamiento.
Jaejoong todavía estaba esperando que su corazón cesase su violento tronar cuando él sintió que Yunho lo dejaba. Sabía que era  el amanecer. Había visto la luz rosada cuando él lo había despertado a la pasión. Tuvo una sensación de opresión  en su pecho,  y sintió que las lágrimas eran inminentes.
Jaejoong cerró sus ojos, por miedo a abrirlos, por miedo a enfrentar al amanecer y al normando.  Lo oyó vestirse.  La angustia dentro de él creció hasta que pensó que podría estrangularlo.  Debía abrir los  ojos? O  fingir  dormir? Decir  algo?  Yunho no había dicho una palabra en  toda la noche, no desde que lo había  llevado a la cama. La angustia se hizo insoportable.  Oyó el tañido de la vaina de la espada y supo que se estaba poniendo el  cinto de la espada.
Jaejoong abrió los ojos.
Yunho estaba de pie en medio del cuarto, poniéndose la  capa, pero su mirada todavía  estaba en él. Jaejoong se negaba a permitirse llorar. No había ninguna expresión en su rostro,  aunque pareciese tenso con sus ojos estaban opacos y sombríos. Yunho mantuvo  su mirada, luego lo dejó deslizar hacia su torso desnudo. Él se había olvidado de subir las mantas, pero ya no era tiempo de ruborizarse. Yunho giró. En tres pasos largos alcanzó la puerta, la abrió y desapareció.
Jaejoong se sentó. Miró fijamente la puerta cerrada, el cuarto vacío, abrazándose.  Lágrimas nublaron su vista. No lloraría,  se dijo. Entonces  sujetó sus rodillas, bajó su cabeza, y comenzó a sollozar balanceándose.
* * *
Jaejoong se había recompuesto para el mediodía.
No había visto a nadie desde que Yunho lo había  dejado. Changmin, por supuesto, estaría con los otros normandos, trabajando en el campo, o  ejecutando cualquier tarea que Yunho le hubiese dado.  Jaejoong no tenía ninguna criada que lo sirviera en la  mesa. Los criados estaban trabajando en las cocinas de la fortaleza, preparando comida  para la gran cantidad de hombres,  pero salvo escuchar el sonido de sus voces, no se había  cruzado con ninguno con ellos. Estaba muy agradecido por ese aislamiento.
No podría esconderse para siempre, y sabía eso.
Después de las lágrimas,  había estado lo suficientemente obnubilada como para vestirse y asistir al almuerzo. Más tarde o más temprano tendría que enfrentar las miradas de todos. Más tarde o más temprano tendría que enfrentar a Yunho.
Pero cuando Jaejoong se había dado cuenta que no tenía ropas, apenas el vestido amarillo rasgado,  había  comenzado  a llorar nuevamente.  No tenía ninguna opción, entonces se lo puso, sujetándolo con las manos  lo mejor que podía, logrando esconder su piel desnuda. En el momento en que entró en las cocinas, todas las charlas de los siervos cesaron, y ellos  lo miraron fijamente.
Este era un personal  diferente al  original,  Tildie y Teddy, ahora estaban trabajando en la nueva fortaleza. Su mirada buscó a Lettie.
—Podrías ir a la nueva fortaleza y buscarme un vestido y una camisa?— Jaejoong pidió.
Lettie se empujó mechas húmedas de su cabello rojizo fuera de su rostro.
—te lo arrancó, verdad?— su tono era de empatía. —Estaré de vuelta en un minuto —  ella prometió amablemente.
Jaejoong estaba horrorizado, sentía ganas de llorar nuevamente.  Él retornó a la fortaleza  pero no pudo entrar en la habitación nupcial. Por el contrario caminó inquietamente por  el salón de abajo.  Lettie  fiel a  su palabra,  volvió  con su  ropa inmediatamente. Jaejoong le agradeció.
— Estarás bien — Lettie dijo, sonriendo. —Si nos unimos, esos brutos nos destruirán, verdad?
Jaejoong estaba un poco sorprendido ante la  filosofía de Lettie, porque el hecho que ella se mostrase disponible para casi cualquier hombre no era  un secreto.  De hecho, desde que los normandos habían llegado ella estaba continuamente a su disposición. Jaejoong comenzó a moverse.
—Te lastimó, verdad?— Lettie preguntó, mirando intencionalmente sus muñecas magulladas.
Jaejoong recordaba  el  modo  en que Yunho las había retorcido después que él le arañó   las mejillas.
—No. Él no hizo.
Lettie cambió el  tema.
—Por qué  no te quedaste acostado hoy? A nadie le importará.
Jaejoong lo miró.
— Voy a ir a la fortaleza a comer, como siempre.
Lettie encogió los hombros. Luego  ella sonrió  traviesamente.
—Entonces cuéntame,  es verdad?  Él es tan grande como un toro y tan vigoroso?
Jaejoong se  ruborizó. No respondería, no podía.
* * *
Yunho hizo una pausa antes de sentarse a la  mesa, inspeccionando el salón. Jaejoong todavía  no había venido, se sintió decepcionado.
Logró mantenerse controlado. Todo había acabado. Había exorcizado su lujuria. Había  intentado  no pensar  en él desde que lo había dejado,  y había tenido éxito. Ahora no era momento de volver a los viejos hábitos. No le importaba si él viniese o no comer, no le importaba que él estuviese casado con otro, no le importaba que esa noche él estaría en la cama en los brazos de otro. Abruptamente se sentó en su silla.
Estaba consciente de Karam llenando su copa. No lo había  visto desde la noche anterior  en el banquete de bodas.  Su rostro estaba esculpido en piedra blanca. Su mano, sirviendo el vino, estaba firme. Karam no lo miró.
No le importaba. Él era el lord aquí, y si eligiese ejercitar el derecho de pernada con todas las novias y novios de su feudo, lo haría, y él no diría una palabra sobre eso. Yunho comenzó a comer  rápidamente  y silenciosamente. Jaejoong todavía no había venido. Se negaba a pensar en él, pero repentinamente estaba preocupado. Él no tenía la fuerza que él tenía, y Jaejoong lo había acompañado toda la noche. Tal vez estuviese enfermo, o lastimado. Tal vez no podía salir de la cama. O tal vez él solamente lo  estaba desafiando, al rehusarse a venir a su mesa.
* * *
No era su día.
Jaejoong estaba retrasado y estaba consciente de eso, pero no se apresuró. Caminó  lentamente en dirección al portón de reja, mirando el suelo.  El  miedo lo invadió y el nudo de angustia había subido nuevamente para sofocarlo. Por qué estaba al borde de las lágrimas?  Debería sentirse aliviado. Había sobrevivido a lo peor, y ahora todo estaba terminado. Realmente, ahora era el esposo de otro hombre. Eso sólo no lo protegería del normando, sino que le  daba su propia condición, e incluso había hecho un  acuerdo para  mantener a Changmin fuera de su cama. Debería estar complacido.
—Jaejoong, Jaejoong!
Sorprendido, Jaejoong giró para ver a  Feldric que corría por la colina detrás de él. Fue a  encontrarlo, su cuerpo tenso con ansiedad.
— Qué pasa?
Él sabía que él había vuelto;  lo había visto ayer en el banquete de bodas. Él  hizo una pausa para normalizar su respiración, dijo: 
—Mi muchacho está enfermo. Puedes venir?
—Claro — Jaejoong dijo,  mientras dos caballeros pasaban por al lado de ellos. Lo siguió colina abajo y más allá del puente, sabiendo bien que su hijo no estaba enfermo, él  intentaba contarle algo.  Tendría un  mensaje  que él no había  podido darle ayer? Sintió   una chispa de interés. Una vez que ellos dejaron los muros del castillo y estaban en la aldea, él le exigió la verdad.
— Es  Albie. Él quiere hablar con vos.
Jaejoong apresuró sus pasos. Albie estaba esperándolo en el  molino;  nadie estaba cerca. Él salió de las sombras disfrazado como un siervo.
—Es una mala noticia?— Jaejoong inmediatamente preguntó. —Ellos están  bien?
—Sí, ellos están bien, no te preocupes por eso — Albie lo calmó.
— Gracias Dios — Jaejoong dijo aliviado.
—Yoochun está impaciente.  Tienes noticias  para él?
Jaejoong se congeló, luego reaccionó.
—No,  no tengo.
Sus  ojos se suavizaron.
—Todavía no llevaste al  normando a tu cama, Jaejoong?
Entonces Albie sabía todo. Él se ruborizó, muy a su pesar.
—Yoochun te mandó porque  piensa que  yo podría  haber descubierto algo?  Es muy pronto!
—No nos queda mucho tiempo — Albie comentó.  —En siete semanas habrá una rebelión, Jaejoong. No supiste nada de eso? No llevaste al  normando a tu cama? Cuéntame algo!
Él estaba ardiendo de vergüenza. Y se sentía  más miserable que  nunca.
—Albie,  me temo que  tengo otras noticias sobre la cama. El normando me casó con uno de sus  hombres!— Para su horror, él sintió lágrimas escapándose de sus ojos.
Albie lo miró fijamente, luego  murmuró una maldición entre dientes.
Jaejoong secó sus  ojos. Albie colocó una mano sobre su  hombro.
—Lo siento mucho, Jaejoong — él dijo.
— Esa  no es toda la  verdad — él dijo. —Hay una vieja costumbre pagana que ellos mantienen, y él me tomó en mi noche de bodas.
Albie lo miró sorprendido. 
—Qué? Esas son buenas noticias!
Jaejoong retrocedió.
—Pero  no descubrí  nada. — Era buenas noticias que él había sido violado? De repente estaba furioso con Albie y con sus hermanos.
—No lo ves?  Todavía puedes  convertirte en  su amante, si eres cuidadoso  y astuto. No todo está perdido en ese plan. Debes hacer eso, Jaejoong. Necesitamos conocer sus  pensamientos íntimos si queremos recuperar Aelfgar y echarlos al  mar!
Jaejoong quería decirle  que no deseaba conocer los pensamientos íntimos del bárbaro, ni deseaba  compartir su maldita cama. No le había contado a nadie del  sentimiento de dolor  que había alimentado todos esos días y que estaba  harto de todo. Había sido violado;  luego había experimentado un placer  absoluto en los brazos de su enemigo, lo que era peor que una violación. Y Yunho lo había dejado tan fríamente... El normando lo había  usado, sus  hermanos  lo estaban  usando. Jaejoong se abrazó.  Estaba  absolutamente solo. Maldición con todos  ellos.
—Es mejor que me vaya — Albie dijo. —Por lo menos podré reportar un poco de  progreso. Dios vaya  con vos, Jaejoong.
Él estaba demasiado enojado para despedirse,  demasiado herido. Pero sabía una cosa.  No  iba a ser el amante del normando. Oh no. Nunca iba a compartir su cama nuevamente. Fortalecido con esa determinación, no se sintió mejor.
Yunho supo el momento en que él entró en el salón.
Él y sus hombres estaban por la mitad de la comida. Como un imán, sus ojos fueron  atraídos hacia él mientras Jaejoong caminaba rápidamente y graciosamente hacia la mesa. Su cabeza estaba alta, y su  mentón en el aire. Su respiración parecía agitada.  No miró en su dirección y tomó asiento.
Yunho estaba consciente de muchas cosas. Karam estaba sentado a su lado y en silencio absoluto, al igual que sus hombres.  Todos lo estaban mirando a él. Yunho volvió a comer.  Ya no tenía hambre, pero comía mecánicamente. La conversación volvió lentamente. Yunho no miró mesa al otro extremo de la mesa  nuevamente. No tenía que mirar. Su presencia llenaba sus sentidos.
Jaejoong estaba temblando por dentro. En el  momento en que había entrado en el salón, la conversación había cesado, y todas miradas habían sido dirigidas a él.  Intentó no mostrar nada, permanecer como una estatua de mármol. No había sido fácil de hacer con su corazón latiendo frenéticamente y con la mirada de águila de Yunho sobre él.
No podía comer, pero se dio cuenta, de repente, que  había cometido un error. Estaba sentado en el extremo de una mesa debajo de la tarima  mientras Changmin, su marido, estaba  sentado en la mesa principal con Yunho. Una mirada rápida le confirmó que Changmin se había dado cuenta de eso también, pues estaba caminando hacia él. Jaejoong sintió ruborizarse.  Changmin hizo una pausa  al lado de él.  Alguien se rió. Changmin dirigió una mirada furiosa al  culpable.
— Por favor, es  impropio que comas en una mesa de abajo ahora que eres mi esposo. — Su mano estaba en su codo, persuadiéndolo a subir la tarima. Su gentileza  y su tono amable hicieron que Jaejoong estuviese agradecido.
—Pero él  ya es  tu esposo, Changmin?— Beltain se rió desde la otra punta de la mesa. —Quizás  deberías llevarlo a la  cama y corregir eso inmediatamente!
Una risa festejó esa referencia a que Yunho se había acostado con él en vez del novio. Jaejoong estaba hirviendo de vergüenza. Changmin quedó congelado cerca de él. El único  responsable de todo  ese desastre, por supuesto, no decía  nada, sólo estaba sentado allá escuchando indiferentemente. Jaejoong se dio cuenta que estaba mirando ferozmente a Yunho, pero él no lo estaba mirando. Ni siquiera estaba divertido.
—Exijo disculpas por esos comentarios groseros, — Changmin dijo rígidamente y se enrojeció. Él empujó a Jaejoong hacia la otra punta de la mesa, donde él temía ir. Athelstan se corrió para hacer un lugar para él, y Jaejoong rápidamente se sentó en el banco, queriendo desaparecer. Pero Yunho lo ignoraba, como si él fuese invisible, y deseó, desesperadamente  estar en cualquier  otro lugar  menos ese.
—El mejor  caballero está  malhumorado. — Beltain se rió.  —Pero yo sé como su buen humor puede ser restablecido!— él se rió groseramente, y despertó más risas.
Antes que Changmin pudiera responder, Yunho intervino.
—Suficiente.
Por lo  menos,  él  pensó,  Yunho había tenido la decencia de terminar con las  insinuaciones molestas de Beltain.  Jaejoong miró fijamente  sus  manos, cruzadas sobre su regazo, un silencio siguió. Yunho se levantó abruptamente de la mesa.
—No  habrá ninguna disputa entre mis hombres — él declaró. —Si el esposo de Changmin se siente ofendido —  y  ni siquiera le dio  una mirada —... Beltain se disculpará. — Con eso,  él salió del salón.
El esposo de Changmin, Jaejoong pensó, encogiéndose. Él lo llamaba el esposo de Changmin.
—Él está muy ofendido — Changmin dijo. —Discúlpate, Beltain. No me hagas desafiar a  nuestro lord.
—Lo siento mucho — Beltain le  dijo a Jaejoong, quien  finalmente levantó los  ojos. —Sólo fue una broma. No quería ofender...
Jaejoong murmuró una respuesta apropiada. Lamentaba mucho haber venido a esta comida,  pero mucho  más lamentaba haber puesto sus ojos en ese normando tan frío e insensible. No le importaba un comino que ellos hubiesen compartido una noche. Finalmente había  logrado lo que  buscaba, y  evidentemente había  olvidado todo lo que  había pasado entre ellos.
Si él pudiera olvidar también...


2 comentarios:

  1. pobre Jae no piensan en el y sus sentimientos tanto sus hermanos como Yunho usan de el y lo lastiman espero que pronto pueda ser libre y feliz pues ya a sufrido mucho
    Gracias

    ResponderEliminar
  2. Que... %#+@?<€ son todos excepto Changmin, burlarse de esa manera, ya que Min y Jae se enamore, todos lo están usando a su conveniencia, hasta sus hermanos, que coraje.

    Gracias!!! 💗💕💞

    ResponderEliminar