Capítulo 23
Un silencio de perplejidad le siguió.
La mirada fija de Jaejoong se encontró con la
de Yunho. El significado de sus palabras
lo dejaron atónito. Él venía a sacar al
novio de la cama de su vasallo. Su corazón estaba latiendo salvajemente e
incontrolablemente. Su mirada no se despegó de la suya. Y en sus ojos veía rabia y
determinación inflexible.
No estaba consciente de Changmin, quien se
recuperó primero, mirando a uno y a otro.
—Por supuesto, mi lord — él murmuró yendo
afuera, luego la puerta pesada se cerró
detrás de él, con un estruendo tan alto y ominoso como un trueno.
Jaejoong se sobresaltó; Yunho se movió. Repentinamente
desprendió el broche que sujetaba su
capa negra y dejó que la prenda pesada cayese
al piso. Los ojos de Jaejoong se
agrandaron, él dio un paso. Él se estaba quitando el cinto de la espada. Ahora
comprendió totalmente la situación. Él lo tomaría ahora. Ahora, después de
rechazarlo, después de entregarlo a otro
hombre. Ahora, a su conveniencia, no a la suya.
— No puedes querer hacer eso! — Jaejoong jadeó.
Por primera y única vez, Yunho quitó su mirada
de él, colocó su espada cuidadosamente a un lado.
—Oh, claro que voy a hacer eso, — Yunho dijo severamente.
Yunho se estaba sacando la túnica con un
movimiento rápido y lanzándola a un lado. A
la luz de vela su torso desnudo brilló como bronce.
Jaejoong todavía estaba perplejo por
lo que estaba ocurriendo, por la imposibilidad de esa arrogancia.
—Me entregaste a Changmin!
Su mirada fue dura y ardiente como su tono.
Había un rastro de amargura allí?
—Piensas que no sé eso? Lo sé malditamente
bien.
Jaejoong se aferró al poste de la cama.
— Y Karam!—
él gritó desesperadamente. — Karam es mi hermano... tu esposo!
—Soy el lord de Aelfgar!— él furiosamente
gritó. Era la ira de los dioses. —Soy el lord aquí!
Jaejoong reaccionó con terror real. Giró para
correr hacia el otro lado de la cama. Yunho lo persiguió. Incluso mientras corría,
él sabía que no había lugar a donde escapar. No podía huir. Su mano de hierro
se cerró alrededor de su muñeca, arrastrándolo vigorosamente contra su cuerpo.
—No!— Jaejoong gritó, luchando como un loco.
Con su pierna, Yunho enganchó las de Jaejoong
hábilmente, haciéndolo perder el equilibrio. Jaejoong se cayó, como Yunho pretendía,
y estuvo sobre Jaejoong en un instante. Yunho sujetó sus muñecas. Jaejoong se retorcía desesperadamente e
inútilmente. Yunho lo soltó y, con un movimiento violento, rasgó su vestido y
su camisa desde la garganta hasta la cintura.
Con un grito de terror, Jaejoong arañó su
mejillas con sus uñas, sacándole sangre y piel.
Su respuesta fue inmediata; agarró las dos muñecas con una mano,
retorciendolas encima de su cabeza, presionando su cuerpo contra el piso
duro. Jaejoong quedó congelado ante esa
muestra de su poder. Por un momento se miraron fijamente, la expresión de Yunho, salvaje, la
suya aterrorizada.
—No te resistas — Yunho ordenó. — No puedes ganar.
—Siempre me resistiré a vos — Jaejoong gritó,
forcejeando nuevamente. —Normando!
Yunho separó sus muslos con su rodilla, levantando su falda
hasta la cintura. Hubo un momento en el que fue consciente de la punta húmeda
de su pene que de repente estaba libre y desnudo contra su muslo interno. Jaejoong
luchó para cerrar las piernas pero fue
inútil. Él lo empaló.
Jaejoong jadeó con el rayo lacerante de dolor.
Giró la cabeza de costado y cerró los ojos. Su corazón estaba latiendo
furiosamente. Yunho lo penetró rápidamente y profundamente.
Podía sentir cada centímetro de
él, todo su grosor y poder. Su ritmo fue severo, rápido y profundo, las embestidas
iban aumentando y aumentando... Y luego
él se desmoronó con un grito encima de él.
Todo está terminado, Jaejoong pensó, mientras una lágrima rodaba por su mejilla.
Había sucedido. Ninguna seducción, una violación. Por lo menos Yunho había
sido misericordiosamente rápido. Jaejoong
yació muy quieto, su corazón tronando, esperando que él
se compusiera rápidamente y lo dejase.
Yunho no hizo ninguna tentativa para rodar
fuera de él. Jaejoong no podía evitar estar consciente de muchas cosas. Su
rostro estaba enterrado en su cuello. Podía sentir su barba, ligeramente
áspera, y su respiración tibia contra su
piel. Su pecho duro aplastando sus
senos desnudos, y su corazón latiendo tan ferozmente como el suyo. Sus
piernas estaban entre las suyas, estaban tensas, no relajadas, manteniendo sus
muslos abiertos. Su falo semi flácido todavía estaba dentro de él, recordándole el calor y la dureza que acababa
de experimentar, recordándole su grosor y su poder... Él estaba pulsando dentro
de él, exigiendo su respuesta sensual.
Sus brazos, rodeándolo, se apretaron. Jaejoong
esperaba que Yunho se levantaría ahora. Hubo una sensación nueva, una que no le gustó cuando Yunho se
movió ligeramente sus pezones estaban duros y no podía entender por
qué la sensación era agradable, y lo peor,
la vaina donde él todavía estaba enterrado también comenzó a ansiar algo
más. Entonces él sintió otra cosa. Su
boca sobre su cuello.
Jaejoong intentó zafarse, pero estaba clavado
debajo de él, con su abrazo, no podía moverse. Sus labios mordisquearon su cuello muy suavemente, y una feroz oleada de placer
lo invadió. Nuevamente él se movió incómodamente. Sintió su boca en su garganta. Una de sus manos
acariciando el costado de su pecho. Y dentro de él, lo sintió endurecerse. Su cuerpo se apretó alrededor
del falo, asombrado por el calor, la extensión
y la abundancia que estaba
alojando. Yunho gimió, enterrándose más profundamente en él, y se incorporó sobre sus codos para examinar
sus ojos.
Jaejoong encontró su mirada, pero apenas podía pensar. Ciertamente no podía respirar. Su cuerpo
estaba latiendo locamente, hirviendo con deseo. Jaejoong arqueó su pelvis,
intentando recibirlo más profundamente.
Él sonrió ligeramente, curvó y reivindicó sus labios.
Jaejoong inseguramente se abrió para Yunho.
Yunho lo besó y Jaejoong respondió
exigentemente ahora.
Yunho levantó la cabeza y embistió una y otra
vez. Jaejoong levantó las caderas
respondiendo salvajemente. Se
estaba agarrando a sus hombros
voluminosos. Mientras Yunho lo penetraba,
Jaejoong sintió su boca sobre su pezón, sintió sus dientes. Fue el fin,
pues su mundo estalló en sensaciones inimaginables, y estuvo perdido, perdido para la existencia
mientras alcanzaba un climax.
Jaejoong abrió los ojos lentamente, estaba perpleja. Yunho se incorporó sobre sus codos, todavía duro y
pulsando dentro de él, no
moviéndose, observándolo con una mirada feliz.
Qué había sucedido? Jaejoong pensó frenéticamente y un recuerdo
llegó flotando. Este era el normando. El hombre que odiaba. El hombre que lo
había violado, y minutos más tarde lo
había hecho alcanzar el más agonizante
de éxtasis. Jaejoong se ruborizó, con
vergüenza y furia. Empujó sus hombros.
—Córrete— Jaejoong dijo entre dientes.
Más Yunho ya estaba esquivando su cabeza. Jaejoong
permaneció rígido por un momento más mientras su lengua lamía su pezón,
provocándolo y excitándolo, y luego cedió al agonizante placer que él le indujo. Jaejoong apretó su cabeza contra su pecho. Yunho se rió
roncamente, un definitivo sonido de triunfo. Comenzó a pellizcar y a lamer su pecho
hasta que Jaejoong estuvo gimiendo en total abandono. Y empujando sus
caderas salvajemente contra él. Y esa
vez sus gritos de placer se unieron.
Jaejoong fue nuevamente consciente del
ambiente que lo rodeaba cuando Yunho rodó fuera de su cuerpo.
—No quiero dejarte — Yunho murmuró. Jaejoong tuvo que mirarlo.
Yunho estaba de rodillas a su
lado. Su pantalón estaba abierto; su miembro colgando grueso, flácido y mojado. Su mirada encontró su rostro.
Yunho lo estaba estudiando, abiertamente y su
mano acariciaba su pecho hasta su cintura estrecha y su ingle sedosa. Su contacto
parecía reverente. Jaejoong no podía leer su expresión, pero vio un brillo en sus ojos. Antes que pudiese
reaccionar, Yunho lo estaba levantando
y cargándolo hacia la cama. Entonces
todavía no estaba terminado, Yunho pensó, y percibió que su corazón latía con alegría.
Yunho se acomodó cerca de él, su mano
nuevamente acariciando su vientre. La
acariciaba lánguidamente, con placer obvio y
con clara intención carnal. Jaejoong observó su mano sobre la piel pálida
de su estomago; observó su expresión cansada. Podía sentir su miembro engrosarse contra su muslo. Jaejoong oyó su propio
suspiro, y supo que sus ojos se cerraban
con la sensualidad de su contacto. Su respuesta
fue un sonido gutural. Y luego él enterró sus dedos en los rulos de su ingle, y Jaejoong jadeó, medio de
placer, medio en protesta.
Yunho gimió, metiendo un dedo en su entrada,
y se quedó así. Toda idea de protesta murió. Jaejoong se empujó contra su dedo.
—Por favor —
Jaejoong creyó decir.
Su boca fue hacia su pezón, arrastrando. Y sus dedos se deslizaron en la profundidad de la raya. Jaejoong gimió
ruidosamente, perdido en lo que él le estaba haciendo, y con urgencia, se
arqueó hacia él. Con su propio grito, Yunho prontamente se colocó encima de él
y lo penetró.
Yunho lo tenía en sus brazos mientras él
yacía dormido. Yunho no podía dormir; no iba a
dormir. Lo había tomado muchas veces pero no estaba cansado. Se sentía vivo,
con el tipo de adrenalina experimentaba después de una batalla, sintiendo cada terminal nerviosa, la sangre bombeando aceleradamente, su mente
funcionando ágilmente.
Las velas hacia tiempo habían ardido
totalmente, y él había interrumpido el sexo para iluminar el cuarto. Quería verlo,
observar cada una de sus respuestas salvajes,
mientras se movía salvajemente dentro de él. Por qué no había adivinado
como sería eso? Que él lo empujaría
implacablemente a traspasar todos los límites y limitaciones humanas? Por qué no había creído que él le causaría
un placer como ninguna otro podía hacer,
como nunca había soñado que podía existir?
Su rostro estaba apoyado contra su
pecho, y Yunho sonrió. Sin darse cuenta,
colocó un beso en lo alto de su cabeza. Distraído por su magnífico cabello, comenzó
a acariciarlo, desde la coronilla hasta
la nuca. Su mano tembló.
Estaba excitado nuevamente.
Era increíble, pero no se lo cuestionaría. Ya había abusado de él,
Yunho pensó, aunque él respondía tan frenéticamente cada vez que la había
tomado. Si él estaba dolorido, lo dejaría reponerse hasta mañana. Esa noche era suya. Mañana le pertenecía a otro.
La rabia lo invadió.
Pero siendo un hombre disciplinado, la dejó
de lado y se concentró en lo que tenía a
mano.
Pronto amanecería y tendría que partir. La
noche había pasado muy rápidamente. Tocó
su cintura, acariciándola.
Pezones grandes, él pensó, observándolos
endurecerse mientras solamente los tocaba, pezones para alimentar un bebé o un
hombre. Agachó su cabeza y lo lamió.
Aún
dormido, Jaejoong se movió
acercándole su pecho. En la oscuridad de
la habitación sólo iluminada con la luz
gris del cielo, Yunho comenzó a chupar el pezón más ferozmente. Deslizó su mano
entre sus piernas, y con su dedo lo estimuló. Supo el momento en que Jaejoong se despertó, incluso
antes que él jadease. Entonces,
lánguidamente, Jaejoong abrió sus piernas largas, arqueándose contra él.
El cielo fuera de las ventanas ahora era de un tono gris rosado. Él sintió pánico, como una puñalada en el estomago, mientras se movía entre sus muslos separados.
Tomó su boca mientras se enterraba abruptamente
en él. Jaejoong gritó; él apretó sus
nalgas y se dirigió más
profundamente dentro de él. Jaejoong debía haber sentido lo que él estaba
sintiendo, debía haber visto la luz del amanecer, pues sus uñas se clavaron en su espalda.
—Por favor —
Jaejoong imploró —Por favor!
Podría haber sido el mismo pedido de él que la noche continuase,
negar el amanecer, o podría haber sido
un pedido de gratificación inmediata. A Yunho
dejó de importarle. En brazos de Jaejoong, dentro de su entrada apretada y
caliente, estaba perdido. Sintió sus
uñas enterrarse nuevamente, y eso lo puso más salvaje en el
acoplamiento.
Jaejoong todavía estaba esperando que su
corazón cesase su violento tronar cuando él sintió que Yunho lo dejaba. Sabía que
era el amanecer. Había visto la luz
rosada cuando él lo había despertado a la pasión. Tuvo una sensación de
opresión en su pecho, y sintió que las lágrimas eran inminentes.
Jaejoong cerró sus ojos, por miedo a
abrirlos, por miedo a enfrentar al amanecer y al normando. Lo oyó vestirse. La angustia dentro de él creció hasta que pensó
que podría estrangularlo. Debía abrir
los ojos? O fingir
dormir? Decir algo? Yunho no había dicho una palabra en toda la noche, no desde que lo había llevado a la cama. La angustia se hizo
insoportable. Oyó el tañido de la vaina
de la espada y supo que se estaba poniendo el
cinto de la espada.
Jaejoong abrió los ojos.
Yunho estaba de pie en medio del cuarto,
poniéndose la capa, pero su mirada
todavía estaba en él. Jaejoong se negaba
a permitirse llorar. No había ninguna expresión en su rostro, aunque pareciese tenso con sus ojos estaban
opacos y sombríos. Yunho mantuvo su
mirada, luego lo dejó deslizar hacia su torso desnudo. Él se había olvidado de
subir las mantas, pero ya no era tiempo de ruborizarse. Yunho giró. En tres
pasos largos alcanzó la puerta, la abrió y desapareció.
Jaejoong se sentó. Miró fijamente la puerta
cerrada, el cuarto vacío, abrazándose.
Lágrimas nublaron su vista. No lloraría,
se dijo. Entonces sujetó sus rodillas,
bajó su cabeza, y comenzó a sollozar balanceándose.
* * *
Jaejoong se había recompuesto para el
mediodía.
No había visto a nadie desde que Yunho lo
había dejado. Changmin, por supuesto,
estaría con los otros normandos, trabajando en el campo, o ejecutando cualquier tarea que Yunho le
hubiese dado. Jaejoong no tenía ninguna criada
que lo sirviera en la mesa. Los criados
estaban trabajando en las cocinas de la fortaleza, preparando comida para la gran cantidad de hombres, pero salvo escuchar el sonido de sus voces,
no se había cruzado con ninguno con
ellos. Estaba muy agradecido por ese aislamiento.
No podría esconderse para siempre, y sabía
eso.
Después de las lágrimas, había estado lo suficientemente obnubilada
como para vestirse y asistir al almuerzo. Más tarde o más temprano tendría que
enfrentar las miradas de todos. Más tarde o más temprano tendría que enfrentar
a Yunho.
Pero cuando Jaejoong se había dado cuenta que
no tenía ropas, apenas el vestido amarillo rasgado, había
comenzado a llorar
nuevamente. No tenía ninguna opción,
entonces se lo puso, sujetándolo con las manos
lo mejor que podía, logrando esconder su piel desnuda. En el momento en
que entró en las cocinas, todas las charlas de los siervos cesaron, y ellos lo miraron fijamente.
Este era un personal diferente al
original, Tildie y Teddy, ahora
estaban trabajando en la nueva fortaleza. Su mirada buscó a Lettie.
—Podrías ir a la nueva fortaleza y buscarme
un vestido y una camisa?— Jaejoong pidió.
Lettie se empujó mechas húmedas de su cabello
rojizo fuera de su rostro.
—te lo arrancó, verdad?— su tono era de
empatía. —Estaré de vuelta en un minuto —
ella prometió amablemente.
Jaejoong estaba horrorizado, sentía ganas de
llorar nuevamente. Él retornó a la
fortaleza pero no pudo entrar en la
habitación nupcial. Por el contrario caminó inquietamente por el salón de abajo. Lettie
fiel a su palabra, volvió
con su ropa inmediatamente. Jaejoong
le agradeció.
— Estarás bien — Lettie dijo, sonriendo. —Si
nos unimos, esos brutos nos destruirán, verdad?
Jaejoong estaba un poco sorprendido ante
la filosofía de Lettie, porque el hecho
que ella se mostrase disponible para casi cualquier hombre no era un secreto.
De hecho, desde que los normandos habían llegado ella estaba continuamente
a su disposición. Jaejoong comenzó a moverse.
—Te lastimó, verdad?— Lettie preguntó,
mirando intencionalmente sus muñecas magulladas.
Jaejoong recordaba el
modo en que Yunho las había
retorcido después que él le arañó las
mejillas.
—No. Él no hizo.
Lettie cambió el tema.
—Por qué
no te quedaste acostado hoy? A nadie le importará.
Jaejoong lo miró.
— Voy a ir a la fortaleza a comer, como
siempre.
Lettie encogió los hombros. Luego ella sonrió
traviesamente.
—Entonces cuéntame, es verdad?
Él es tan grande como un toro y tan vigoroso?
Jaejoong se
ruborizó. No respondería, no podía.
* * *
Yunho hizo una pausa antes de sentarse a
la mesa, inspeccionando el salón.
Jaejoong todavía no había venido, se
sintió decepcionado.
Logró mantenerse controlado. Todo había
acabado. Había exorcizado su lujuria. Había
intentado no pensar en él desde que lo había dejado, y había tenido éxito. Ahora no era momento de
volver a los viejos hábitos. No le importaba si él viniese o no comer, no le
importaba que él estuviese casado con otro, no le importaba que esa noche él
estaría en la cama en los brazos de otro. Abruptamente se sentó en su silla.
Estaba consciente de Karam llenando su copa.
No lo había visto desde la noche
anterior en el banquete de bodas. Su rostro estaba esculpido en piedra blanca.
Su mano, sirviendo el vino, estaba firme. Karam no lo miró.
No le importaba. Él era el lord aquí, y si
eligiese ejercitar el derecho de pernada con todas las novias y novios de su
feudo, lo haría, y él no diría una palabra sobre eso. Yunho comenzó a
comer rápidamente y silenciosamente. Jaejoong todavía no había
venido. Se negaba a pensar en él, pero repentinamente estaba preocupado. Él no
tenía la fuerza que él tenía, y Jaejoong lo había acompañado toda la noche. Tal
vez estuviese enfermo, o lastimado. Tal vez no podía salir de la cama. O tal
vez él solamente lo estaba desafiando,
al rehusarse a venir a su mesa.
* * *
No era su día.
Jaejoong estaba retrasado y estaba consciente
de eso, pero no se apresuró. Caminó
lentamente en dirección al portón de reja, mirando el suelo. El
miedo lo invadió y el nudo de angustia había subido nuevamente para
sofocarlo. Por qué estaba al borde de las lágrimas? Debería sentirse aliviado. Había sobrevivido
a lo peor, y ahora todo estaba terminado. Realmente, ahora era el esposo de
otro hombre. Eso sólo no lo protegería del normando, sino que le daba su propia condición, e incluso había
hecho un acuerdo para mantener a Changmin fuera de su cama. Debería
estar complacido.
—Jaejoong, Jaejoong!
Sorprendido, Jaejoong giró para ver a Feldric que corría por la colina detrás de él.
Fue a encontrarlo, su cuerpo tenso con
ansiedad.
— Qué pasa?
Él sabía que él había vuelto; lo había visto ayer en el banquete de bodas.
Él hizo una pausa para normalizar su
respiración, dijo:
—Mi muchacho está enfermo. Puedes venir?
—Claro — Jaejoong dijo, mientras dos caballeros pasaban por al lado
de ellos. Lo siguió colina abajo y más allá del puente, sabiendo bien que su
hijo no estaba enfermo, él intentaba
contarle algo. Tendría un mensaje
que él no había podido darle
ayer? Sintió una chispa de interés. Una
vez que ellos dejaron los muros del castillo y estaban en la aldea, él le
exigió la verdad.
— Es
Albie. Él quiere hablar con vos.
Jaejoong apresuró sus pasos. Albie estaba
esperándolo en el molino; nadie estaba cerca. Él salió de las sombras
disfrazado como un siervo.
—Es una mala noticia?— Jaejoong inmediatamente
preguntó. —Ellos están bien?
—Sí, ellos están bien, no te preocupes por
eso — Albie lo calmó.
— Gracias Dios — Jaejoong dijo aliviado.
—Yoochun está impaciente. Tienes noticias para él?
Jaejoong se congeló, luego reaccionó.
—No,
no tengo.
Sus
ojos se suavizaron.
—Todavía no llevaste al normando a tu cama, Jaejoong?
Entonces Albie sabía todo. Él se ruborizó, muy
a su pesar.
—Yoochun te mandó porque piensa que
yo podría haber descubierto
algo? Es muy pronto!
—No nos queda mucho tiempo — Albie
comentó. —En siete semanas habrá una
rebelión, Jaejoong. No supiste nada de eso? No llevaste al normando a tu cama? Cuéntame algo!
Él estaba ardiendo de vergüenza. Y se
sentía más miserable que nunca.
—Albie,
me temo que tengo otras noticias
sobre la cama. El normando me casó con uno de sus hombres!— Para su horror, él sintió lágrimas
escapándose de sus ojos.
Albie lo miró fijamente, luego murmuró una maldición entre dientes.
Jaejoong secó sus ojos. Albie colocó una mano sobre su hombro.
—Lo siento mucho, Jaejoong — él dijo.
— Esa
no es toda la verdad — él dijo.
—Hay una vieja costumbre pagana que ellos mantienen, y él me tomó en mi noche
de bodas.
Albie lo miró sorprendido.
—Qué? Esas son buenas noticias!
Jaejoong retrocedió.
—Pero
no descubrí nada. — Era buenas
noticias que él había sido violado? De repente estaba furioso con Albie y con sus
hermanos.
—No lo ves?
Todavía puedes convertirte
en su amante, si eres cuidadoso y astuto. No todo está perdido en ese plan.
Debes hacer eso, Jaejoong. Necesitamos conocer sus pensamientos íntimos si queremos recuperar
Aelfgar y echarlos al mar!
Jaejoong quería decirle que no deseaba conocer los pensamientos
íntimos del bárbaro, ni deseaba compartir
su maldita cama. No le había contado a nadie del sentimiento de dolor que había alimentado todos esos días y que
estaba harto de todo. Había sido violado; luego había experimentado un placer absoluto en los brazos de su enemigo, lo que
era peor que una violación. Y Yunho lo había dejado tan fríamente... El
normando lo había usado, sus hermanos
lo estaban usando. Jaejoong se
abrazó. Estaba absolutamente solo. Maldición con todos ellos.
—Es mejor que me vaya — Albie dijo. —Por lo
menos podré reportar un poco de
progreso. Dios vaya con vos, Jaejoong.
Él estaba demasiado enojado para
despedirse, demasiado herido. Pero sabía
una cosa. No iba a ser el amante del normando. Oh no.
Nunca iba a compartir su cama nuevamente. Fortalecido con esa determinación, no
se sintió mejor.
Yunho supo el momento en que él entró en el salón.
Él y sus hombres estaban por la mitad de la
comida. Como un imán, sus ojos fueron
atraídos hacia él mientras Jaejoong caminaba rápidamente y graciosamente
hacia la mesa. Su cabeza estaba alta, y su
mentón en el aire. Su respiración parecía agitada. No miró en su dirección y tomó asiento.
Yunho estaba consciente de muchas cosas.
Karam estaba sentado a su lado y en silencio absoluto, al igual que sus
hombres. Todos lo estaban mirando a él. Yunho
volvió a comer. Ya no tenía hambre, pero
comía mecánicamente. La conversación volvió lentamente. Yunho no miró mesa al
otro extremo de la mesa nuevamente. No
tenía que mirar. Su presencia llenaba sus sentidos.
Jaejoong estaba temblando por dentro. En
el momento en que había entrado en el
salón, la conversación había cesado, y todas miradas habían sido dirigidas a él.
Intentó no mostrar nada, permanecer como
una estatua de mármol. No había sido fácil de hacer con su corazón latiendo
frenéticamente y con la mirada de águila de Yunho sobre él.
No podía comer, pero se dio cuenta, de
repente, que había cometido un error. Estaba
sentado en el extremo de una mesa debajo de la tarima mientras Changmin, su marido, estaba sentado en la mesa principal con Yunho. Una
mirada rápida le confirmó que Changmin se había dado cuenta de eso también,
pues estaba caminando hacia él. Jaejoong sintió ruborizarse. Changmin hizo una pausa al lado de él. Alguien se rió. Changmin dirigió una mirada
furiosa al culpable.
— Por favor, es impropio que comas en una mesa de abajo ahora
que eres mi esposo. — Su mano estaba en su codo, persuadiéndolo a subir la
tarima. Su gentileza y su tono amable hicieron
que Jaejoong estuviese agradecido.
—Pero él
ya es tu esposo, Changmin?—
Beltain se rió desde la otra punta de la mesa. —Quizás deberías llevarlo a la cama y corregir eso inmediatamente!
Una risa festejó esa referencia a que Yunho se
había acostado con él en vez del novio. Jaejoong estaba hirviendo de vergüenza.
Changmin quedó congelado cerca de él. El único
responsable de todo ese desastre,
por supuesto, no decía nada, sólo estaba
sentado allá escuchando indiferentemente. Jaejoong se dio cuenta que estaba
mirando ferozmente a Yunho, pero él no lo estaba mirando. Ni siquiera estaba
divertido.
—Exijo disculpas por esos comentarios
groseros, — Changmin dijo rígidamente y se enrojeció. Él empujó a Jaejoong hacia
la otra punta de la mesa, donde él temía ir. Athelstan se corrió para hacer un
lugar para él, y Jaejoong rápidamente se sentó en el banco, queriendo
desaparecer. Pero Yunho lo ignoraba, como si él fuese invisible, y deseó,
desesperadamente estar en cualquier otro lugar
menos ese.
—El mejor
caballero está malhumorado. —
Beltain se rió. —Pero yo sé como su buen
humor puede ser restablecido!— él se rió groseramente, y despertó más risas.
Antes que Changmin pudiera responder, Yunho
intervino.
—Suficiente.
Por lo
menos, él pensó,
Yunho había tenido la decencia de terminar con las insinuaciones molestas de Beltain. Jaejoong miró fijamente sus
manos, cruzadas sobre su regazo, un silencio siguió. Yunho se levantó
abruptamente de la mesa.
—No
habrá ninguna disputa entre mis hombres — él declaró. —Si el esposo de Changmin
se siente ofendido — y ni siquiera le dio una mirada —... Beltain se disculpará. — Con
eso, él salió del salón.
El esposo de Changmin, Jaejoong pensó,
encogiéndose. Él lo llamaba el esposo de Changmin.
—Él está muy ofendido — Changmin dijo.
—Discúlpate, Beltain. No me hagas desafiar a
nuestro lord.
—Lo siento mucho — Beltain le dijo a Jaejoong, quien finalmente levantó los ojos. —Sólo fue una broma. No quería
ofender...
Jaejoong murmuró una respuesta apropiada.
Lamentaba mucho haber venido a esta comida,
pero mucho más lamentaba haber
puesto sus ojos en ese normando tan frío e insensible. No le importaba un
comino que ellos hubiesen compartido una noche. Finalmente había logrado lo que buscaba, y
evidentemente había olvidado todo
lo que había pasado entre ellos.
Si él pudiera olvidar también...
pobre Jae no piensan en el y sus sentimientos tanto sus hermanos como Yunho usan de el y lo lastiman espero que pronto pueda ser libre y feliz pues ya a sufrido mucho
ResponderEliminarGracias
Que... %#+@?<€ son todos excepto Changmin, burlarse de esa manera, ya que Min y Jae se enamore, todos lo están usando a su conveniencia, hasta sus hermanos, que coraje.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞