Capítulo 33
El campamento sajón estaba ubicado en un
valle escondido, a veinte kilómetros de Aelfgar.
Era el 29 de septiembre. La noche estaba
negra y sin luna, prometiendo una mañana gris y
nublada. El campamento estaba completamente en silencio. No había
conversaciones susurradas. Ningún fuego
encendido. Pocos estaban durmiendo la noche anterior a la batalla.
—Hasta el tiempo nos favorece — Hyun Joong dijo en voz baja.
—Ganaremos — Hyun Joong dijo,
apenas suprimiendo de su voz la
excitación. — Tendremos en devolución lo que es nuestro! Puedo sentir eso en mi cuerpo!
Yoochun sonrió ligeramente.
—Beth sabe lo debe hacer — Hyun Joong susurró. —Poco antes del amanecer ella abrirá la
puerta conmigo a la cabeza, nadie sabrá lo que está sucediendo! Pienso que
estaremos dentro de la fortaleza antes que una alarme sea llamada.
El hombro de Yoochun tocó el de su hermano, luego lo apretó firmemente.
—Esta vez — él dijo — parece que los dioses
nos favorecerán.
* * *
Jaejoong estaba esperando.
Yunho no vino a él nuevamente, no desde la noche cuando él lo había usado cruelmente y fríamente, pero cada noche Jaejoong esperaba.
Si Yunho todavía lo deseaba, existía una oportunidad para ellos, una
oportunidad muy escasa, en verdad, pero
él alegremente se aferraría a ella. En sus brazos
le demostraría lo que sentía por
él, le demostraría que estaba arrepentido de su traición, le demostraría cuanto
lo amaba.
El ser tratado como un prostituto era un
dolor insoportable, pero de algún modo él
le dio la bienvenida castigo, pues lo merecía. En verdad, aunque Yunho lo odiaba, él todavía lo amaba,
y estando en sus brazos no podía ser un
castigo sin importar cuán cruel Yunho intentase ser.
Sabía que debería odiarlo. Pues amar a alguien que lo odiaba era algo completamente desesperante. Pero no podía hallar ninguna
manera de negar lo que sentía. Si sólo Yunho viniese a él otra vez.
Algo andaba
mal esa noche. Ya era
muy tarde. Jaejoong estaba tenso
en su vigilia, pues la fortaleza estaba
en silencio, y él presintió que
algo malo estaba por suceder, algo estaba ocurriendo. Jaejoong abrazó sus
rodillas, mirando fijamente la puerta. Yunho, dónde estás? Ven a mí!
Cuando Yunho de repente entró, aproximándose
a él con pasos largos y rápidos, Jaejoong sintió miedo y alegría al mismo
tiempo. Su rostro estaba cerrado, sus ojos como hielo. Y si él fallaba? Y si Yunho venía
a buscar alivio sexual y a lastimarlo y él no podía derretir el hielo de su
corazón? Jaejoong ya estaba poniéndose de pie y temblando.
—Mi lord —
Jaejoong logró decir. —Estoy complacido de que hayas venido.
Algo
brillaba en su mirada.
—Piensas que me importa?— Yunho se rió, arrastrándolo contra él. —Estoy aburrido,
puta. Muéstrame algunos nuevos trucos.
Las lágrimas vinieron a sus ojos.
—Qué tipo preferirías?
—Cualquier tipo — Yunho replicó.
Jaejoong bajó sus pestañas para contener las
lágrimas, sabiendo que era un idiota, que
nunca penetraría su odio para dispersarlo. Nunca. Pero, cómo desistir de
soñar?
Yunho hizo un sonido, de disgusto, y retorció
su mano llevándolo hacia abajo hasta que
su palma cubrió su miembro. Ya estaba erecto. Jaejoong lo acarició
ciegamente, desesperadamente. No podía continuar así, pero no había rezado para
tener la oportunidad de estar juntos? Por qué su corazón tenía que sentirse
como si estuviese roto? Debería ser
fuerte y determinado. Y entonces, como sintió si él estuviera cayendo bajo su poder, bajo
su hechizo, lo oyó él articular un pequeño
sonido y Jaejoong miró hacia arriba. Sus ojos estaban cerrados, su
rostro tenso por la estimulación.
—Yunho —
Jaejoong susurró.
Yunho lo oyó,
Jaejoong vio algo indefinible cruzar la expresión de su rostro, pero Yunho
no abrió los ojos. Jaejoong se inclinó contra la pared y levantó un muslo para enlazarlo alrededor de su cintura. Yunho no
necesitó ningún aliento, pronto ya estaba hundiéndose en él. Para su
sorpresa, Yunho lo besó ferozmente, la primera vez que lo hacía desde el
descubrimiento de su deslealtad. Con un grito Jaejoong lo besó en respuesta,
reivindicando su boca mientras Yunho poseía
la suya. Lo amaba. Lo amaba tanto.
—Yunho —
Jaejoong gritó cuando su orgasmo llegó. — Yunho, Yunho!
Yunho se separó un poco y lo miró,
y Jaejoong vio algo en sus ojos, algo que no tenía nada a ver con el
odio y la rabia. Yunho de repente lo levantó en sus brazos y lo acostó en el camastro.
El corazón de Jaejoong se apretó.
—Quiero ver tu cuerpo, brujo — Yunho dijo.
— Qué pasa?—
Jaejoong dijo preocupado, su
intuición entró en juego. Algo estaba pasando, algo estaba ocurriendo! Yunho lo
ignoró, sacándole el vestido. Por un momento él sólo miró su vientre. — Qué pasa? Qué sucede?—
Había miedo en su tono.
Yunho no respondió, sus ojos en sus senos
hinchados. Jaejoong se congeló. Yunho puede adivinar, él pensó, que estoy
embarazado. Yunho no lo había desvestido ni visto su cuerpo desnudo en seis
semanas, desde Cavlidockk.
Yunho gimió y buscó su pezón con el ansia de
un bebé. Jaejoong se relajó. Pronto Yunho lo
estaba penetrando, lentamente esa vez.
La pasión ardiente lo envolvió en un clímax.
Yunho ya
no era su guardián, su torturador, sino su amante. Yunho no había terminado y se movía continuamente
dentro de él. Nuevamente llevándolo al clímax, y finalmente, con una gemido
rondo, Yunho se derramó dentro de él.
Jaejoong lo sujetó, acariciando su espalda.
Había lágrimas en sus ojos. Yunho lo amaba
como si Cavlidioc nunca hubiera sucedido.
Yunho rodó de encima de él y se acostó de
espaldas, una mano cubriendo sus ojos mientras jadeaba.
Jaejoong lo estudió abiertamente, su corazón
estaba cerca de estallar con esperanza y
alegría. Sus esperanzas comenzaron a desintegrarse cuando Yunho se
levantó sin mirarlo. En el curso de su
pasión Yunho se había quitado la ropa. Ahora se vestía rápidamente, sin
lanzarle una mirada.
—Mi lord?— Jaejoong intentó.
Cuando Yunho giró hacia él, con una expresión dura y cínica, una
expresión que Jaejoong nunca más esperaba ver. Sus ojos estaban estrechados con
desdén. Jaejoong sintió su esperanza
desmoronarse.
—Mi lord?— su tono balbuceante.
—Si tienes
algo que decir — Yunho dijo fríamente —dilo de una vez.
Yunho todavía lo odiaba. Nunca lo perdonaría,
las palabras de Changminhicieron eco en su mente:
—Él
tiene ideas rígidas sobre el deber y la lealtad. Nunca te perdonará la traición, Jaejoong —. Y no había dicho Changminque
Yunho no era la clase de hombre que era
capaz de amar? Era un idiota por amarlo, un idiota ingenuo! Jaejoong tragó en seco.
— Algo está ocurriendo? Por qué todo está
tan silencioso?
Su sonrisa fue fea.
—Piensas para traicionarme nuevamente?
— y se rió — Crees que porque comparto
la cama también comparto secretos militares? Puedes pensar eso
nuevamente?!
Lágrimas nublaron su vista cuando Yunho se
marchó por la puerta. Su corazón latió
pesadamente, dolorosamente. Jaejoong apenas lo oyó cuando Yunho hizo una pausa.
—No se te ocurra dejar esta habitación, sin importar lo que pase — Yunho dijo.
Jaejoong estaba llorando, su rostro girado, y
entonces no entendió lo que Yunho decía. Y no
captó el resto de sus palabras, cuando Yunho agregó en voz baja.
— Estarás seguro, Jaejoong.
Jaejoong sólo estaba consciente de la agonía
de su corazón, y lo irónico de tener su corazón roto por segunda vez.
* * *
En el borde del bosque, los sajones hicieron una
pausa. Tenían que circundar el foso y
llegar al muro con la puerta escondida. Aunque eran más de cincuenta
hombres, se entremezclaban con facilidad
en las sombras del bosque, moviéndose
sin hacer ruido. Era el momento de la noche justo antes de amanecer. Hyun Joong
agachó cerca de Yoochun.
—Es momento de proceder —Yoochun afirmó.
Hyun Joong sonrió con excitación. Él giró hacia su
hermano y le dio un abrazo fuerte y largo. Cuando Yoochun lo
soltó, Hyun Joong sonrió.
—Vamos — él susurró. —Dónde está Albie?
—Aquí — vino una voz, y Albie salió de entre
unos arbustos.
Yoochun les palmeó las espaldas a ambos.
—Dios los acompañe — él susurró.
Hyun Joong agarró su mano.
—Por la victoria — él dijo, luego
se fue, corriendo con Albie siguiéndolo en la negritud
de la noche.
En el
foso Albie esperó, dándole a Hyun
Joong el extremo del puente de soga. Hyun
Joong entró en el agua, sonrió y se hundió en el frío glacial, luego nadó hasta la otra orilla. Cuando la
alcanzó Hyun Joong amarró el extremo de
la cuerda al muro. En minutos veinte hombres
cruzaron, mientras el resto esperaba su turno.
Cuando la mitad de los hombres se
reunieron en el muro de la fortaleza, el cielo estaba apenas
iluminando. Hyun Joong juntó a sus hombres alrededor de él.
—Dónde está Albie?— él preguntó, buscando a
su segundo en comando.
Nadie sabía dónde estaba, y Hyun Joong sintió dos cosas: preocupación por que algo le
hubiese sucedido y un miedo
indefinible. No podía esperar. Debían estar dentro de los muros antes
del amanecer.
— Vamos — él dijo, levantando su espada.
La puerta estaba abierta, y Hyun Joong sonrió brevemente, planeando agradecerle a
Beth... en la cama. Traspaso la puerta con sus
hombres siguiéndolo. Dio cuatro pasos cuando vio un reflejo de acero,
pero ya era demasiado tarde.
Giró para encontrar el ataque con su espada
levantada, cuando sintió que una hoja perforando su costado. Hubo un rugido
ensordecedor alrededor de él los normandos se materializaron desde las sombras,
rodeando a sus hombres. Sintió su propia espada cortando carne mientras su
mente pensaba. Fuimos traicionados.
Yoochun estaba en medio de la batalla en el patio interno.
Su corazón estaba enfermo por el
desastre que lo rodeaba. Los sajones yacían muertos por todos lados, una
docena aún luchaba, como él lo hacía.
Sabía que habían sido traicionados.
Enterró
su espada en el corazón de su oponente, sólo para sentir una espada
entrar por su cadera. Girando, encontró
ese nuevo ataque. Inmediatamente reconoció a su enemigo, quien también lo reconoció.
Era el marido de Jaejoong, Changmin.
Yoochun lo enfrentó furiosamente, con
determinación y habilidad. Changmin como él estaba cubierto de sangre. Sus espadas
chocaron. Changmin estaba cansado, Yoochun lo vio herido y sangrando en el hombro. Otra espada intervino y lo forzó a cambiar el frente de la pelea. Yoochun
no vaciló y clavó su espada.
Hizo una pausa, jadeando, observando cómo Changmin
se hundía hacia el suelo con un gemido. Yoochun
supo que habían perdido. Lloraría más tarde. No veía ninguna señal de su
hermano. Sabía que debía escapar mientras permaneciese vivo, existiría la
esperanza de otra rebelión, la esperanza
de victoria. Aunque también estaba a
pasos de la fortaleza y de su hermana, quien estaba adentro.
Sería un idiota si intentase liberarlo. Su
deber era con Aelfgar.
* * *
Yunho hizo una pausa, jadeando, con la espada
en su mano. Goteaba sangre. Él estaba sano y salvo. La batalla no estaba
terminada, él pensó, inspeccionando el patio
severamente. Sus hombres estaban
en control de la situación, empujando a
los últimos sajones contra el muro. Los rebeldes yacían muertos, algunos de sus
propios hombres estaban entre los cadáveres. Pero a primera vista vio que
había sufrido muy pocas pérdidas.
No había
alegría. Estaba demasiado metido
en la batalla, todavía demasiado alerta
y tenso.
Dónde estaban los líderes, Yoochun y Hyun
Joong ?
Incapaz de detenerse, su mirada vagó hacia
arriba, en dirección a la habitación de
la torre donde Jaejoong estaba. Jaejoong, por supuesto, estaba seguro, pues
ningún sajón había penetrado la
fortaleza. Yunho pensó que podía discernir
su forma en la estrecha
ventana, y determinadamente desvió su
mirada. Entonces comenzó una búsqueda exhaustiva de los líderes rebeldes.
Su mirada escudriñando todos los rincones,
ignorando a los muertos y a los pocos
soldados todavía en combate.
Entonces, como un péndulo, su mirada fue
hacia donde estaba Changmin.
Yunho gritó.
Changminyacía
inmóvil, y su cota de malla estaba roja por la sangre.
Yunho corrió hacia él y se arrodilló.
—Changmin! Changmin!— Y antes que sus manos
tomaran su rostro, supo que estaba muerto.
Sujetó el rostro de su mejor amigo,
parpadeando las lágrimas calientes en sus ojos.
— Changmin— él repitió. —Aahhh. — Yunho vaciló,
y luego abruptamente lo empujó
contra su pecho.
Pero resistió la maldita necesidad de llorar.
—Amigo — Yunho dijo roncamente. —Dios te
tenga en la gloria ahora.
* * *
Jaejoong quedó cerca de estrecha ventana, observando horrorizado. Los
que seguían luchando estaban del otro
lado de la torre, y él apenas podía ver
lo último de la batalla y algunos
cuerpos muertos en el suelo. Pero había visto a Yunho antes, esgrimiendo su
espada fatalmente. Yunho decapitó a un sajón con un solo golpe, luego entonces
giró para encontrar a otro sajón y
fácilmente derribó a ese nuevo oponente para finalmente clavar la espada
en su corazón. Jaejoong observaba porque tenía miedo, miedo por sus hermanos, que estaban allá
afuera en algún lugar, y miedo por Yunho.
Cuando Jaejoong vio a los sajones surgiendo
detrás de Yunho cuando Yunho estaba combatiendo, Jaejoong gritó en advertencia. Dudó
que él la oyera. Cuando Yunho mató
a su atacante, Jaejoong lloró de alivio.
Yunho ya no estaba a la vista, abajo algunos
hombres seguían luchando.
Su puerta fue abierta; Jaejoong giró.
—Yoochun!
Él estaba sangrando y rengueando, la espada
bañada en sangre en su mano, pero estaba vivo.
—Debemos
irnos, ven conmigo!— él gritó.
Jaejoong, quien siempre había obedecido a
su hermano sin cuestionarlo, vaciló.
Su mente de estaba cargada con un
solo pensamiento: Yunho.
—Ven — él gritó, agarrando su brazo.
Yoochun era la autoridad, el normando lo
odiaba, y Jaejoong no podía decidir. Entonces fue con su hermano. Juntos se detuvieron en las
escaleras. El salón estaba vacío, pero afuera
se oían los gritos de los hombres, los gemidos de dolor, y los choques
de espadas.
Yoochun lo tenía de la mano. No había tiempo
para conversar, ni siquiera preguntar si estaba
muy herido. Él lo apresuró hacia el patio interno. Los hombres yacían
muertos o muriendo alrededor de ellos.
De repente se quedó congelado ante una puerta abierta, una puerta que Jaejoong
no sabía que existía. Jaejoong estaba asustado y su sangre se aceleró con
la primitiva necesidad de escapar. No entendió
por qué Yoochun se detenía.
—Vete — él de repente gritó,
empujándolo. —Yo te seguiré. Vete, huye con los hombres al bosque. Vete!
—Por qué esperas?— Jaejoong gritó del otro lado.
—Vete! Mierda! —Yoochun gritó. —VETE!
Jaejoong intentó mirar por encima de su
hombro, pero Yoochun ya había desaparecido.
* * *
Yoochun cayó de rodillas al lado del cuerpo inmóvil de su hermano. Su corazón se detuvo, así como su mente. No había otro pensamiento más que rogarle a
Dios. Suavemente lo rodó de espaldas.
Hyun Joong gimió.
—Dios !— Yoochun gritó con alivio. Y entonces
él vio un torrente de sangre saliendo del tórax de su hermano, y, como un loco, agarró ambos bordes de la herida para
reprimir el flujo.
—Yoochun. — Hyun Joong dijo débilmente.
—No hables —Yoochun gritó. —Guarda tus
fuerzas!
—No puedo. — Hyun Joong jadeó.
Furiosamente, Yoochun puso toda su fuerza en
sus manos mientras apretaba con ellas el
tórax de Hyun Joong .
—Estarás bien — él dijo, jadeando. —No
morirás!
Hyun Joong abrió la
boca para hablar, pero ningún
sonido salió. Se sofocó con el torrente de su propia sangre.
Pon más esfuerzo en detener el flujo.
—Traicionados — Hyun Joong dijo,
y por un momento, sus ojos brillaron. —Hemos sido traicionados, Yoochun
— él susurró roncamente.
Yoochun empezó a protestar, a decirle a su hermano que no hablase, cuando encontró su
mirada fija y ciega. Vacía cuando un momento atrás ardía con intensidad.
Muerta.
—Dios, no!— Yoochun gritó al cielo y luego
levantó a su hermano en sus brazos sollozando.
Sabía que debía huir o
sería capturado. A pesar de su
dolor insoportable no podía hallar la voluntad de dejar a Hyun Joong . Intentó
mirar a el rostro amado a través de sus lágrimas calientes. Hyun Joong verdaderamente era tan bello. Oh, Dios, Yoochun
pensó, un dolor insoportable lastimando su corazón... Hyun Joong había sido herido momentos después de que valientemente había llevado a sus
hombres a un lugar donde los
esperaba el enemigo.
Traición.
Las lágrimas de Yoochun se detuvieron con esa comprensión y con el conocimiento que el resto de su vida
estaría dedicado a hallar al hombre
responsable de la muerte de su hermano.
Se levantó con Hyun Joong en sus brazos. No podía dejarlo, de la misma
manera que no podría haber dejado a Jaejoong. Dio un paso, cuando la fría voz
de Jung Yunho lo detuvo en seco.
—Quieto — el normando ordenó con su espada
levantada. —Eres mi prisionero.
Yoochun miró fijamente la mirada fría de su
peor enemigo.
Luego miró a los normandos rodeándolo
mientras empujaba a su hermano muerto
contra su pecho. Sus brazos se apretaron
protectivamente alrededor de Hyun Joong, y luchó con el renovado deseo
de llora. Estaba terminado.
Perdido. Aelfgar estaba perdido. Todo
había terminado.
Al fin todo termino???
ResponderEliminarPobre jae :(
Sus hermanos enemigos de su amor :(
pobre sillos ahora el Jae esta fuera del alcance de Yunho y sus hermanos uno muerto y el otro prisionero que ara el Yunho cuando se de cuanta que Jae ya no esta con el
ResponderEliminarGracias
Ya todo terminó, murió Changmin, KHJ, y Jae lograría escapar, no cero lo logre o quizás el no se haya idoí. Que triste es la guerra.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞