Capítulo Diez
A última hora de esa noche, Jaejoong y Yunho estaban
relajándose en el estudio, después de compartir una comida con Minho, Junsu y Yoochun.
Minho se había retirado a la cama, la combinación del
viaje y la noche pasada, finalmente pudieron con él. A pesar de sus hábitos de
ave nocturna, estaba profundamente dormido.
Yunho había persuadido a Jaejoong, sin demasiados
problemas, de que esta sería una buena noche para su primera carrera juntos.
Con eso en mente, pasaron algún tiempo en el estudio, contentos cada uno con la
compañía del otro, mientras daban tiempo a Minho para que se instalara y
consiguiera dormir.
Las manos de Yunho empezaron a vagar, una colocada en
su estómago, frotándolo provocativamente, haciendo que él se contoneara mientras se
apoyaba contra él.
—Eres peligroso —le dijo, colocando sus manos sobre
las de él para detener sus movimientos—. Parece extraño pensar que hubo un
tiempo en que te evité como una plaga. Ahora eres familiar, y tan querido.
Jaejoong inclinó su cabeza hacia atrás y sus labios se
encontraron en un beso profundo y que robaba el alma.
—Como lo eres tú, mi dulce perrito —murmuró él contra
sus labios.
—¡Oye! —protestó Jaejoong.
—Bueno… eres un hombre lobo, corazón —explicó Yunho
mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja, provocándolo un rápido
estremecimiento de placer.
—Hablando de perras —cambió Jaejoong de tema—, ¿se ha
sabido algo de Sung Hee o Wong Jong?
—No. Imagino que Wong Jong todavía está, esto…
remarcando su nueva posición sobre Sung Hee —bromeó Yunho con una risa.
Jaejoong rió entre dientes.
—¿Así es como lo llamas?
—¡Oh, sí! —replicó Yunho— Y esté detrás o delante de
ella, definitivamente será el que esté encima. —Volvió a hocicar la oreja de Jaejoong,
delineando con su lengua las espirales estilizadas —bromeó él. — ¿Estás listo
para irte?
Jaejoong asintió con una sonrisa de anticipación. Su
primera vez fuera, como lobo. Casi temblaba de entusiasmo.
Yunho tomó su mano, caminaron silenciosamente a través
de la casa hasta la cocina y salieron por la puerta de atrás. La luna estaba
casi llena, un disco etéreo y plateado en el cielo de medianoche. Anduvieron
por el césped y siguieron el camino una corta distancia antes de parar para
desnudarse.
Se examinaron el uno al otro mientras se desvestían.
Sus ojos brillaban y chispeaban con el entusiasmo mutuo. Jaejoong podía ver la
dura protuberancia del pene de Yunho cuando tiraba contra sus vaqueros ya
desabrochados. Un gruñido bajo y retumbante surgió de la garganta de Yunho
cuando Jaejoong reveló su pecho, los pezones ateridos e hinchados en el frío
aire de la noche.
La velocidad de su corazón y su respiración aumentaron
mientras completaban rápidamente la tarea. Luchando por mantener su plan, en
vez de echarse a la tierra y tomarse el uno al otro, clavaron sus ojos en los
del otro e hicieron el cambio simultáneamente.
Los lobos se enfrentaron el uno al otro, con los
hocicos extendidos a modo de saludo mientras sus narices se tocaban.
El macho más grande se giró y empezó a correr, virando
lejos del camino para dirigirse más profundamente entre los árboles. Sin
ninguna duda, Jaejoong más pequeño le siguió.
Jaejoong estaba asombrado. Su cuerpo trabajaba con
gracia suave e instintiva, mientras seguía a Yunho. Corrió sin esfuerzo,
deslizándose con apenas un crujido por la maleza. Su visión era tan aguda que
evitaba fácilmente cualquier cosa con la que pudiera tropezar de manera
inconsciente.
Su nariz se agitó cuando los olores de la noche
llegaron hasta él. Captó el olor rico y margoso de la tierra bajo sus patas,
mientras removían las hojas podridas del otoño pasado, el fuerte olor a pino y
enebro de las plantas de hoja perenne. Eran particularmente intrigantes los
olores antiguos y recientes de ciervos, conejos, codornices y ardillas. La
necesidad, antigua como el tiempo, de cazar corría por sus venas como vino.
Embriagadora, atrayente.
Corrieron hasta que alcanzaron la alta formación
rocosa que daba su nombre a la manada, Torre de Hierro. Allí, Yunho ascendió
por el lado de sotavento con su suave pendiente y se quedó parado, envuelto por
la noche y el brillo suave de la luz de la luna. Alzó su hocico al cielo y
aulló su alegría por la vida y su compañero.
Jaejoong sintió que un tirón estremecido recorría su
cuerpo tenso y se unió a su serenata.
El sonido libre y salvaje llenó la noche y su corazón
palpitó de regocijo.
Yunho se reunió con él, lamió su hocico, deslizó su
cuerpo cerca del de él. Su gruñido estuvo lleno de alabanza y satisfacción. Se
volvió y de nuevo se estiró, corriendo por la pura alegría de hacerlo.
Terminaron su carrera en un estanque alimentado por un
arroyo, que se encontraba en los bosques detrás de la casa.
Yunho cambió de forma y Jaejoong siguió su ejemplo
fácilmente.
Jaejoong se arrojó en sus brazos, riéndose alegremente
mientras las lágrimas corrían libremente por sus mejillas.
—Es asombroso, realmente asombroso. ¡Todavía no puedo
creerlo!
—¿Es todo lo que esperabas, Jaejoong? —preguntó Yunho.
—¡Todo y más! —él atrapó su precioso rostro entre sus
manos— Gracias, gracias, Yunho. Te amo tanto.
—No más de lo que yo te amo a ti, mi hombre dulce y
salvaje. —Sus labios capturaron los de él mientras se hundían en la hierba
verde y fría a causa del estanque—. Mi compañero —murmuró él contra sus
labios—. Siempre.
Su cuerpo cubrió el de Jaejoong, abrigándolo con su
calor mientras sus manos y sus labios lo adoraban. Jaejoong se encontró mirando
al brillo ámbar y dorado de sus ojos mientras Yunho se preparaba para montarlo.
Esto era su sueño. Este hombre su amor y su vida. Esta era su recompensa por
confiar en un lobo.
Lo dicho, Mingo necesito y a ser presentado a Changmin, le encantó todo de su cuñado, así pues Min sería algo parecido a este, 😁😁😁
ResponderEliminarJae disfruta tanto ser lobo, que hermoso!
Gracias!!! 💗💕💞
Fue un capitulo muy corto pero tierno.
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