lunes, 7 de octubre de 2019

Confiar en un Lobo: Capítulo 7


Capítulo Siete

—¿Qué está haciendo él aquí?
Jaejoong empezaba a bajar la escalera cuando Yunho hizo pasar a Wong Jong y le llevó a través de la cocina. Después de posponer la primera cita de Wong Jong hacía unos días, Yunho estaba deseoso por comenzar. Mirando hacia arriba, divisó a Jaejoong y le dio a Wong Jong una serie de instrucciones para que prosiguiera hasta el sótano.
—Hola, cariño, estás precioso. Ven aquí. —Esperó mientras bajaba, y luego lo envolvió en sus brazos, besándolo apasionadamente.
Jaejoong estaba vestido para ir trabajar, con una chaqueta de sport hecha a medida, sin ningún adorno, una camisa blanca sin mangas debajo y un pantalón rosa palo. Era la primera vez que llevaba puesto este traje en particular, y al estudiarse en el espejo, había esperado que Yunho lo aprobase. Obviamente así ocurría. Gimió por el gustazo de recibir su ardiente asalto.
Yunho se echó hacia atrás y contempló a su compañero.
—No sé cómo lo haces —observó—. Pero siempre se te ve fresco, dulce e inocente, aunque debajo de todo eso haya una pequeña arpía lasciva y sexualmente atractiva.
—No me gusta mostrar mi verdadera personalidad —soltó él bromeando—. Tendría que repeler a los hombres con una vara.
—Sí, probablemente sería así —lo miró encolerizadamente—. Pero no tendrías que encargarte de ellos. No después de que yo terminara con todos.
Los ojos de Jaejoong se pusieron en blanco.
—Oye, solamente estaba bromeando, ¿vale? —Deslizó sus manos por su pelo, calmándole y acariciándole— Estoy contigo, Yunho. No quiero a ningún otro.
Su dulce caricia le calmó.
—Lo siento, cielo —se disculpó—. Nunca me he sentido así. Te veo dirigirte a la puerta, y solamente pienso en agarrarte y mantenerte seguro a mi lado. —Tironeó de él hacia la cocina—. Creo que me siento algo posesivo. Simplemente dame algo de tiempo si me pongo demasiado energúmeno —masculló.
—Eso es tan romántico —pasó los brazos alrededor de su cuello y se apresuró a darle un besito, dulce en los labios— que no te abofetearé. —Alzando una ceja, se pegó a él—. No por eso. Pero te haré el amor esta noche —le dio otro beso, pero esta vez más prolongado—. Simplemente para mostrarte cuánto te amo —otro beso, y le acarició dulcemente con la lengua los labios—, y te probaré que eres el único hombre al que quiero —otro beso—, el único hombre al que necesito.     
Yunho bebió de sus suaves besos, del cálido aliento que rociaba sus labios, de sus palabras de amor. Lo tomó y lo apretó fuertemente contra él.
—Jaejoong.
—Oye, Yunho, ¿Qué estás hacien… ? —Wong Jong había empezado a pasar por la puerta del sótano, pero luego hizo una pausa al ver Yunho y Jaejoong uno en brazos del otro— Lo siento —se disculpó tímido—. Volveré a lo que estaba haciendo —declaró, retirándose y regresando al sótano.
—Estaré abajo dentro de un momento, Wong Jong —grito Yunho después de que desapareciera.
¿Qué está haciendo aquí? —le preguntó Jaejoong, desconcertado y frunciendo el ceño.
—Me llamó desde su trabajo, pero olvidé mencionarte su visita del domingo, porque en esos momentos estabas durmiendo. ¿Comerás antes de salir, cariño? —le preguntó.
—Si, una tostada y un vaso de leche —contestó—. Continúa.
Yunho tomó el pan y lo colocó en la tostadora, mientras Jaejoong vertía la leche en un vaso. Le comentó todo sobre la visita de Wong Jong y cómo había decidido ayudarle.
—Así que ya ves —continuó mientras untaba con mantequilla la tostada—, si Wong Jong consigue dominar a Sung Hee, podrá mantenerla a raya y fuera de mi vista.
—¿Crees de verdad que se siente atraída por él? —preguntó, mordiendo la rebanada que le había pasado. Luego se la acercó a Yunho para que le diera un mordisco. Él tomó un plátano de la cesta de la fruta que estaba en el mostrador, lo peló y se lo dio a él, mirándolo suspicazmente. Su sonrisa maliciosa lo instó a dar un mordisco agresivo.
Yunho hizo una mueca.
—¡Oh, me hieres cariño!
Jaejoong se partía de risa mientras él tomaba otro mordisco.
Después de masticar y tragar contestó a su pregunta.
—Sí, creo que a ella le importa. Como le dije a Wong Jong, Sung Hee nunca se ha quedado con un mismo hombre durante tanto tiempo. El hecho de que lo esté haciendo y lleven ya cinco meses significa algo.
Jaejoong asintió comprendiendo.
—Pues muy bien, espero que le puedas ayudar. Parece una persona estupenda. Va a necesitar de toda la ayuda, si tiene que tratar con ella.
—¿Parece una persona estupenda, huh? —preguntó Yunho, mirándolo inquisidoramente.
—Vamos, no comiences de nuevo con eso —le pidió. Enjuagó su vaso y, rodeándole, le pellizcó una de sus tensas mejillas.
—¡Oye! —soltó agudamente, luego entrecerró los ojos hacia él— ¿Estás jugando conmigo, cariño?
Jaejoong sostuvo en alto su mano acallándole.
—¡Detente! Tengo que ir al trabajo. —Dirigiéndose hacia la puerta principal, de camino cogió su bolso y las llaves de Yunho. Ya con la puerta abierta le hizo señas con el dedo para que se acercara. Deslizando la mano sobre su firme y musculoso pecho, se inclinó hacia delante para darle un sonoro beso—. Jugaremos cuando vuelva a casa —le prometió en un cálido susurro—. Gracias por dejarme prestado tu coche.
—Jovencito —gruñó Yunho—, antes de que salgas, tengo algo para ti. Quise esperar hasta la tarde, pero soy incapaz de esperar. Quiero que todo el mundo sepa que eres mío.
Metió la mano en el bolsillo y sacó un anillo de compromiso. El oro blanco brilló, mientras un gran diamante destellaba con la luz del sol. Jaejoong clavó los ojos en el anillo con aprensión no disimulada, mientras la comida del estómago se hacía más pesada. Su mirada se alzó hasta la cara de Yunho y algo murió un poco dentro de él, cuando observó la alegría y la excitación derramarse por sus ojos.
—No puedo —soltó—. Yunho, yo te amo, pero… pero simplemente no puedo. Todo esto está pasando demasiado rápido. Necesito tiempo para digerirlo, tiempo para asimilarlo, para… para, no sé —tartamudeó impotente—, para habituarnos.
Yunho inclinó la cabeza, su cara era una máscara de piedra, la apariencia de sus ojos, tempestuosa.
—Entiendo, Jaejoong. Más de lo que crees. Pero quiero que pienses acerca de lo que te voy a decir. No soy como tu ex-marido, o como cualquier otro hombre débil de carácter, que un día te hace una promesa y al siguiente se olvida. Soy un alfa —declaró con altanería. Tú eres mi compañero. Mío. Mi elección no es negociable, ni equivocada.
Yunho se dio media vuelta y se alejó.
Jaejoong, boquiabierto, clavó los ojos en su espalda. Sus emociones eran una masa turbulenta de disgusto y confusión. Por un lado, sentía que debía correr tras él y disculparse, pero por otra parte, también se sentía ofendido por su actitud arrogante.
Vencido por su indecisión, cerró la puerta, caminó hacia el coche de Yunho y se acomodó detrás del volante. Arrancando, se dirigió hacia el camino de acceso, mientras hacia un profundo análisis de conciencia.
* * * * *
—¿Yunho te pidió que te casaras con él, y no le aceptaste?
Jaejoong se encogió sobresaltado ante el tono incrédulo en la voz de Junsu.
—No me negué. Le dije que necesitaba tiempo para ajustarme a todos los cambios que habían sucedido en mi vida.
Junsu inclinó la cabeza pensativo.
—Sí, puedo entender que quisieras tiempo para eso. —Dedicó una mirada penetrante a Jaejoong—. Pero también puedo ver que tienes miedo.
Jaejoong no dijo nada durante un momento, pero se mordió el labio preocupado. Odiaba admitirlo, pero Junsu estaba en lo cierto. Y Yunho también lo sabía. Esa era la razón por la que había sido tan vehemente al explicarle que no era como su ex. Le hirió que no confiara en él.
Sintiéndose culpable y avergonzado, soltó sin pensar.
—Después de lo que sucedió la última vez que me case, ¿no tengo derecho a tenerlo?
—Sí, lo tienes —lo alivió Junsu—. Pero recuerda que Yunho no es tu ex. En lo referente a la honradez y la integridad, Yunho tiene a sacos. A diferencia de alguien que ambos conocemos y despreciamos.
Jaejoong sonrió ante el débil esfuerzo de Junsu para ponerle humor al asunto.
—¿Amas a Yunho?
—Sí. Muchísimo.
—Entonces confía en ti mismo. Yunho es de confianza. Creo que en tu fuero interno lo sabes.
—Aun así, necesito algún tiempo antes de abandonarme al compromiso. Yunho va a tener que entender que hay partes de mi pasado que pueden afectar mi presente. Necesito tiempo para racionalizarlo, tiempo para enfrentarme a mis miedos.
—Yunho es un hombre medianamente inteligente y razonable. Estoy seguro que, si se lo explicas, lo entenderá.
Jaejoong se rió.
—Estoy seguro que se sentirá agradecido por esa descripción tan brillante de todos sus magníficos atributos.
—Es cierto, pero muchas veces no hace falta que sepan lo maravillosos que son. Suelen volverse bastante engreídos.
—Hablando de engreídos —dijo Jaejoong astutamente—. ¿Te dije que ya no necesito mi vibrador?
Junsu soltó un gritó de deleite hasta que las dos irrumpieron en risas maliciosas.
* * * * *
Jaejoong se acercó a la casa con el estómago lleno de mariposas. Determinado a hacer que Yunho viera su punto de vista sobre como le había afectado el asunto del compromiso, y bastante receloso acerca del daño y la cólera con el que se habían expresado aquella mañana antes de partir. ¿Qué ocurría si mostraba la misma determinación que él? ¿Adónde les llevaría eso?
Las lágrimas se agolparon en sus ojos y enfadado parpadeó para eliminarlas. «Estoy siendo ridículo», pensó para sus adentros mientras estacionaba coche. «Podemos resolverlo». Afligido, sintió las piernas débiles cuando se apeó del coche y caminó hacia la puerta.
Respiró profundamente y entró en la casa cerrando la puerta a su espalda. Todo estaba en silencio, y se estaba preguntando si Yunho estaba en casa, cuando escuchó su voz llamándolo desde el despacho.
—Estoy aquí dentro, Jaejoong.
Sintió como se comprimía su pecho, su aliento salía en jadeos poco profundos debido a la ansiedad que sentía. ¿Habrían sido imaginaciones suyas o había escuchado la voz de Yunho algo alterada? Jaejoong entró en la habitación y encontró a Yunho sentado en su escritorio. Luego se puso de pie cuando él entró y rodeó el escritorio. Su expresión era neutral, exenta de su usual bienvenida.
Antes de que lo pudiese alcanzar, dio un paso hacia atrás.
—Necesitamos hablar —dijo él, sintiendo una punzada de malestar ante la tontería de pronunciar esas palabras tan famosas y que a veces vaticinaban un final.
—Sí, tenemos que hacerlo —estuvo de acuerdo Yunho. Caminó hacia el sofá invitándolo a sentarse. Jaejoong así lo hizo y Yunho se sentó sobre la mesita del café que había delante de él —. ¿Te gustaría empezar tú? —preguntó él desapasionadamente.
—Sí —dijo, tomando una profunda inspiración, se reclinó en el asiento y durante un momento organizó sus pensamientos, sus dedos se retorcían nerviosos—. Me he dado cuenta de que esta mañana te he lastimado y lo siento. Esa no era mi intención, pero necesito hacerte ver simplemente cómo… de aterrador es todo esto para mí. —Se mordió los labios y dejo las lágrimas a un lado, determinado a mantener el control—. Amé a mi ex-marido, Yunho. Le di todo y él lo despreció. Nunca supe que tal dolor pudiera existir.
Jaejoong miró hacia arriba, su mirada quedó prendida en la de él.
—No nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero lo que siento por ti es muchísimo. No puedo encontrar las palabras adecuadas como para hacértelo entender. A veces no puedo ni creerme cuanto he podido cambiar. —Sus ojos bajaron, retorciendo las manos, sus dedos estaban blancos con la presión que estaba haciendo—. Si algo ocurriese… si tú cambiases de parecer, no podría… Simplemente no podría.
Yunho extendió la mano, posándola y cubriendo sus dedos agarrotados. Él sentía la tensión en él, sentía el miedo desgarrándolo.
—Oh, Jaejoong —murmuró, tomando su cuerpo tembloroso, lo colocó sobre el regazo, para así poder rodearlo con los brazos.
Yunho apoyó la barbilla sobre la parte superior de su cabeza mientras lo mecía. Sencillamente no se había percatado de lo profundo que era el miedo que lo poseía. Sintió su dolor y su cólera. Jaejoong no le estaba rechazando, estaba luchando contra sus demonios. Se riñó silenciosamente por ponerse a sí mismo y a sus necesidades egoístas por encima de su consuelo y seguridad.
—Lo siento, cariño. No me di cuenta de lo duro que era todo esto para ti. Me parece que al final no resulté ser una ganga después de todo —bromeó suavemente, sorprendido de cómo los brazos de Jaejoong le abrazaron con fuerza.
—No digas eso —pidió él—. Y menos aún lo pienses.
Yunho sonrió abiertamente ante la fiera que de repente tenía en sus brazos.
—¿Dices que podría tener alguna que otra cualidad que valga la pena?
Un centelleo iluminó sus ojos y una pequeña sonrisa bailó curvando sus labios.
—Tal vez algunas —le permitió.
Sus ojos se empañaron invitadores, sus labios se separaron. Yunho se inclinó, colocando sus labios suavemente sobre los de él. El beso fue largo, suave y dulcemente sensual. Él sintió el temblor que recorrió su cuerpo mientras Jaejoong se movía nervioso en su regazo, poniendo máximo empeño en acercarse a él. Yunho se apartó, sonriendo ante su gemido de frustración.
—Simplemente una cosa más —le dijo al tiempo que colocaba la mano sobre su pecho y jugueteaba con el endurecido pezón que presionaba contra la camisa—. Después nos encargaremos de esto. Antes de que salieras esta mañana, me pediste tiempo para asimilar todo lo ocurrido. Estoy dispuesto a dártelo, dentro de lo razonable —le avisó—, porque si tengo que esperar veinte años para poder ponerte el anillo, no hay acuerdo.
Jaejoong le abrazó ferozmente de nuevo.
—Gracias, Yunho, gracias, gracias, gracias. —Puntualizó cada uno de estos agradecimientos con un beso—. Ahora llévame arriba. Quiero mostrarte cuán agradecido estoy.
—Serás mentirosillo —acusó—. Solamente me quieres para que me ocupe de tus necesidades.
—Eso es cierto —confesó con una sonrisa descarada—. En efecto, sería como «matar dos pájaros de un tiro».
Yunho se rió entre dientes, se levantó y llevó a su compañero escaleras arriba, donde pondrían en peligro a toda una bandada de pájaros.

2 comentarios:

  1. Su primera diferencia como pareja, pero razonable después de lo que vivió Jae, pero todo se resuelve hablándole y por supuesto haciendo el amor.

    Gracias!!!💗💕💞

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  2. Jajaja ponen en peligro a los pobres pajaritos... Y pues a pesar de los problemas el amor puede más y eso es hermoso.

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