lunes, 3 de abril de 2017

Un extraño en mi ventana: Capítulo 14

Capítulo 14

Yunho entró en el espacioso despacho. A cada lado había estanterías que llegaban hasta el techo, la de la izquierda estaba llena de libros y la de la derecha contenía un juego de catanas y multitud de monitores, desde los que se podía observar cualquier punto del club.
Changmin era alto, atlético, tenía unos ojos negros penetrantes y su cabello caía por su espalda. Observaba a Yunho, escrutándolo como si quisiera diseccionarle con la mirada.
– ¿Tú debes de ser Yunho?
– Así es. –  Dijo Yunho con frialdad.
Changmin tenía un escritorio de aproximadamente metro y medio junto a las cristaleras, tras él un sillón que podría haber pasado por un trono. Desde luego le gustaba dejar claro su poder, pero Yunho tenía aún más claro que el amo del cotarro era Straush.
– Los oscuros se están multiplicando. Varios de mis hombres han desaparecido sin dejar rastro.
– Teniendo en cuenta que se convierten en cenizas al morir, lo tenéis jodido para confirmar sus muertes. – Replicó Yunho.
Changmin le sonrió.
– ¡Muy agudo! Es cierto, por eso a partir de ahora implantaremos un rastreador a cada uno de nosotros. Por eso entre otras cosas os he mandado llamar.
Abrió un cajón y sacó una pistola, que se asemejaba a esas en las que los de epidemias cargan los tubitos con las vacunas y te inyectan su contenido casi a presión.
Se levantó, tomó la mano derecha de Jaejoong y con un pequeño toque de la pistola quedó marcado con el rastreador.
– Tu turno Yunho. – Informó Changmin.
De mala gana extendió la mano. Changmin posó el cañón de aquella pistola en ella y le insertó el rastreador. Para sorpresa de todos, el rastreador reapareció en la palma de la mano apenas unos segundos después. El traje impedía que cualquier cuerpo extraño se alojara dentro de él. Changmin miró a Jaejoong confundido.
– Lleva una sustancia en su sangre que lo dota de poderes similares a los nuestros. – Explicó Jaejoong.
– ¡Interesante! Un siervo superdotado. – Exclamó Changmin.
A Yunho no le agradó que lo llamara siervo.
– Por cierto si yo estuviera en vuestro pellejo, ocultaría vuestra relación a Straush. El sexo es normal, si me apuráis incluso necesario, pero puedo sentir vuestros sentimientos.
– ¡Yo no siento nada por este imbécil! – Protestó Jaejoong.
– ¡Eh! Eso duele cariño. – Dijo Yunho sonriendo.
De manera que Jaejoong se estaba enamorando de él. Eso era música celestial para su ego.
Changmin no dejaba de sonreír hasta que las pantallas empezaron a quedar sin señal. Agarró las catanas y pulsó un botón de alarma. La música se interrumpió de golpe y en su lugar se emitió un aviso en el que se instaba a evacuar el edificio.
– ¿Qué pasa? – Gritó Yunho.
– Los oscuros nos han encontrado. – Respondió Changmin, ajustándose las catanas a la espalda. Jaejoong abrió un panel, que a simple vista pasaba desapercibido y cogió una espada de aspecto medieval. Chocaba verlo con una espada de aquellas dimensiones.
Yunho sacó las dos empuñaduras que llevaba ocultas entre la ropa. Pulsó un botón y de ellas emergieron unas hojas de un extraño metal azulado y brillante. Los dos vampiros se quedaron pasmados al ver no sólo aquellas espadas, sino como había burlado la seguridad del club al conseguir entrar con ellas.
Las luces fallaron y acabaron apagándose, sólo los focos de colores de la discoteca parecían funcionar. Los oscuros entraron en la sala y comenzaron a masacrar a todos los vampiros que encontraron a su paso. Eran como una plaga, su número era imposible de combatir. Changmin marcó un código en una consola de la pared y la puerta del despacho quedó cubierta por una compuerta de metal que bajó desde una abertura oculta y se encajó en el suelo.
Marcó otro código y se abrió una trampilla en el techo. Changmin seguido de cerca por Jaejoong saltaron a su interior. Yunho no tuvo tiempo de pensárselo dos veces, porque la trampilla se activó de nuevo y empezaba a cerrarse.
Saltó dentro y corrió por un pasadizo que parecía conducir a la azotea. Cuando llegó allí Changmin, Jaejoong y otro vampiro lo estaban esperando.
Varios seres aparecieron tras ellos, debieron escalar la fachada. Arrancaron la cabeza del vampiro que estaba junto a Jaejoong y este desapareció convertido en cenizas. Changmin cortó los brazos del oscuro mientras Jaejoong decapitaba al otro. Pero los oscuros seguían escalando por la fachada como si fueran hormigas en busca de alimento. Changmin saltó al edificio contiguo, Jaejoong lo siguió. Uno de los seres agarró a Yunho justo cuando se disponía a saltar, lo que provocó que se diera de bruces contra al suelo de grava de la azotea. Jaejoong se preparó para saltar y ayudar a Yunho, pero Changmin lo agarró del brazo.
– Si no puede salir de esta por sí solo, no nos sirve. – Dijo Changmin. Jaejoong lo miró enfurecido, aunque comprendía su postura no le agradaba arriesgar de esa manera la vida de su siervo.
Yunho se levantó. El ser clavó sus garras en su estómago, lo que le hizo retorcerse de dolor. Cruzó sus espadas sobre el ser y cortó en dos su cabeza. Dos más aparecieron al otro lado de la azotea, Yunho corrió hacia ellos dejándose caer sobre la grava, escurriendo hacia ellos. Cortó sus piernas, clavó sus espadas en el suelo para frenar y levantarse de un salto.
Caminó hacia ellos y les cortó la cabeza. Acto seguido saltó al edificio donde le estaban esperando.
– ¡Gracias por la ayuda! Amigos. – Masculló Yunho con ironía.
Jaejoong lo miró dolido. Changmin por su parte se sentía satisfecho con la forma de luchar de Yunho. Corrieron hacia la cornisa del edificio y saltaron a una escalera de incendios que gimió al recibirlos. Bajaron cada tramo de escalera saltando los escalones de cuatro en cuatro hasta llegar al último tramo, desde el que saltaron al suelo. En el callejón les esperaba una furgoneta negra. Un vampiro abrió la puerta corredera para que subieran, pero seis oscuros entraron en ella matando a sus ocupantes. Los cristales no tardaron en quedar salpicados de sangre.
– ¡Rápido hacia el otro lado del callejón! – Ordenó Changmin.
Corrieron hacia allí mientras una horda de oscuros los seguía de cerca.
Saltaron tras el muro que cerraba el callejón y cayeron sobre unas vías de tren. Las luces a lo lejos anunciaban la llegada del metro que por aquella zona reaparecía en el exterior para internarse en el subsuelo unos kilómetros más tarde. Los oscuros saltaron el muro, pero para cuando quisieron reaccionar el metro los embistió acabando con varios de ellos. Los otros quedaron confusos habían perdido el rastro.
Desde el techo de uno de los vagones Yunho contempló como los oscuros se alejaban. Changmin abrió una de las puertas del metro y entraron dentro.
No había mucha gente, un par de ancianos, una pareja que no dejaba de darse el lote y una señora con aspecto de bibliotecaria.
Los ancianos se asustaron al ver las espadas ensangrentadas, Yunho se percató de ello.
– ¡Tranquilos no pasa nada! Pertenecemos a una campaña de publicidad. ¿Conocen la película Los vampiros son estúpidos?
Los ancianos y la bibliotecaria, negaron con la cabeza. Mientras Jaejoong y Changmin no parecían muy contentos con sus palabras.
– Es una película de acción y humor. Nosotros caminamos por la ciudad para darle más publicidad. –  Yunho hizo un par de movimientos de artes marciales y esgrima. Los pasajeros le aplaudieron y poco tiempo después, pasado el asombro dejaron de prestarles atención.
Yunho le guiñó un ojo a Jaejoong. Este se limitó a mirar al suelo y negar con la cabeza, Yunho era un payaso. Changmin miró hacia el exterior.
* * *
Lejos de allí el grueso de las fuerzas vampiras habían escapado por las alcantarillas. Straush y el resto de Bastiones, continuarían su reunión en otro lugar. Yoochun y Junsu caminaban en vanguardia, mientras Karsacry cubría la retaguardia con un centenar de vampiros.
* * *
Changmin cogió su móvil y marcó un número. El club explotó, formando un gran escándalo, los cristales reventaron y la estructura se vino abajo, demoliéndose sobre si misma sin causar daños al resto de edificios que lo circundaban.
– ¡Lástima! Me gustaba ese Club. – Pensó Changmin.
Jaejoong reprimió su deseo de acercarse a Yunho, que aún sangraba por la herida que le había causado el oscuro. Yunho se sentó en una hilera de asientos que estaba vacía en su totalidad. Podía sentir como su herida se cerraba, pero unos minutos después estaba allí sentado rígido con los ojos en blanco.
Jaejoong lo zarandeó, pero parecía estar en trance. Changmin se limitó a observar a aquel extraño humano. Yoochun tendría que reconocerlo y ver si podía servir a la causa o sólo era un siervo prescindible.
Yunho estaba teniendo otro sueño. Se encontraba a bordo de un  drakar vikingo, remando junto con el resto de los tripulantes. Uno de ellos agarraba el timón con ambas manos, mientras su líder oraba a Odín. El barco subía y bajaba sobre el fuerte oleaje que parecía querer llevarlos hasta el cielo para acto seguido hacerlos descender a lo más profundo del infierno.

Una vez más no era dueño de sus actos, sólo podía ver lo que pasaba y experimentar todo tipo de sensaciones.

3 comentarios:

  1. Lo de yunho son recuerdos? De su vida pasada ? No entiendo
    Que colera esos oscuros cada vez le ganan más territorios :(
    Espero que todos juntos puedan vencerlos :)

    ResponderEliminar
  2. esos demonios les salen en todos lados no le pondrían un radar a Yunho o algo así pues desde que lo encontraron a donde el valla esos salen y los atacan y los sueños que son sueños pasados o premoniciones no entiendo que pasa con eso
    Gracias

    ResponderEliminar
  3. Yo también pienso que esos sueños de Yunho, son sus vidas pasadas, y en unas de esas fue cuando salvo a Jae de niño . Es verdad, donde está Yunho aparecen después esas aberraciones, deberían ser igual de hermosos que nuestros niños.

    Gracias!!!💗💕💞

    ResponderEliminar