El Conquistador: Capítulo 11

Capítulo 11

—Cómo te sientes, Tildie?

Tildie  hizo una pausa y dejó de tirarle granos a las tres gallinas y a un gallo. Los dos se miraron.

—Lo siento mucho, Tildie. Lo intenté, — Jaejoong dijo vacilantemente.

Lágrimas llenaron  los  ojos de  Tildie.

—Lo sé.  Lo siento mucho  por haber  dicho las barbaridades que dije. No era mi intención,  Jaejoong, no lo era.

No querías decir eso, Jaejoong pensó, pero lo dijiste. Cómo pudiste decirme algo así?
Pero él no verbalizó esos  pensamientos, sólo le sonrió. Había habido un tiempo en el que los dos se  habrían abrazado en un gesto de disculpa, pero ahora había una pared invisible entre ellos. 

—Cómo te sientes?— Jaejoong preguntó.

—Un poco cansada eso es todo.

Ellos intercambiaron  algunas palabras más. Lo que había sucedido había creado una tensión entre ellos que nunca antes había existido. Entonces Jaejoong le dijo adiós y se marchó. Caminó sin rumbo, intentando para no pensar.

—Jaejoong?

Ante el sonido de la voz de Albie, el hombre más confiable de Yoochun, Jaejoong casi se desmayó.  Se dio vuelta, sus ojos se agrandaron con la imagen de él. Él estaba vestido como un simple siervo simple, y no como el hijo de un consejero. Jaejoong contuvo el impulso de saltar a sus brazos.

—Albie! Tienes noticias?— su voz era baja y urgente.

—Vamos a caminar, — Albie sugirió. Él tenía su misma edad, había sido enviado a entrenarse como caballero  a Aelfgar cuando  tenía seis años. Ellos habían crecido juntos y él era prácticamente un hermano.

Jaejoong tocaba nerviosamente  su cinto mientras paseaban en el huerto de manzanas.

—Ellos están bien?

— Si. Yoochun recibió una flecha en su muslo, pero se está curando bien.

El alivio lo invadió, y dolor  por  no haber estado allá para atender su herida.

—Estás seguro que no hay infección?

—Conoces a Yoochun. El es fuerte como un buey.

Jaejoong sonrió, extrañando a sus dos hermanos. Yoochun era tan fuerte como un buey, de estatura mediana, con facciones aguileñas y el  cabello negro. Hyun Joong  era más alto y más delgado, su cabello castaño era indomable y poseía bellos ojos. Pero su sonrisa rápida escondía una voluntad feroz y una inteligencia similar a la de Yoochun. Los hermanos parecían opuestos, uno silencioso y feroz, y el otro verborrágico  y dado a las risas, pero ambos realmente estaban hechos del mismo material. Y eran leales el uno con el otro.

—Dónde están ellos?— él miró  a su alrededor nuevamente, pero ellos estaban solos, los aldeanos continuaban con  su actividad normal, los normandos estaban trabajando en el  puente levadizo, a  un kilómetro de distancia.

— Hyun  Joong vendrá  tan rápido como pueda. Yoochun no va a permitir esta expropiación. Debes  observar todo lo que Yunho hace. Y escuchar también. Cualquier cosa da importancia  que veas o oigas que debes comunicarla.

—Entiendo, — Jaejoong dijo.  —El normando tiene cincuenta hombres, todos caballeros. Los vi ellos en una  batalla. —  él se estremeció, recordando como el normando y sus  hombres habían matado a los sajones en Kesop. —Puede tener más hombres.

—Claro que sí, pero los ha dejado en York. Él es el nuevo lord allá, lo sabías?

—No, no sabía.

—Siwon, el Bastardo, todavía está en York, con tropas reales, vigilando la reconstrucción  del castillo. Yunho debía estar manteniendo correspondencia con él. Jaejoong,  necesitamos saber sus planes. Si ellos escriben mensajes, debes encontrarlos, y debes  intentar escuchar sus conversaciones...— Albie lo miró.

Jaejoong pensó en  el precio de la traición: azotamiento público y el calabozo, o hasta el   ahorcamiento.

—Lo intentaré, Albie, pero no será fácil. El normando es  muy  hábil.

—Haz lo mejor que puedas.

—Sabes que él se va a casar con Karam?

—No,  no sabía. Les daré la noticia a tus hermanos. Cuando será el  matrimonio?

—En dos semanas. El  tiempo vuela, Albie.

— Es no es bueno. Hyun Joong vendrá antes, estoy seguro. Hasta entonces, observa y escucha.  Es mejor que te vayas ahora.

Jaejoong tomó su mano.

—Dios te proteja, Albie. Tengo tanto miedo.

—Tus hermanos son casi inmortales. — Albie sonrió.

—No bromees con esas cosas,  nadie excepto Dios es inmortal, — Jaejoong dijo severamente. Él encogió los hombros, y él lo observó alejarse corriendo hacia el bosque. Una mirada hacia el lugar de la construcción le dijo que el normando y sus hombres todavía estaban trabajando arduamente. Ese era tan buen momento como cualquier otro para buscar las misivas reales. Él comenzó a volver a la fortaleza.

Karam estaba  en las cocinas, dando órdenes para la comida del mediodía. Jaejoong se deslizó por puerta abierta sin ser vista y entró a la fortaleza por la puerta del frente. En este momento del día no había nadie en el salón, salvo un siervo limpiando la mesa larga. Jaejoong se apresuró hacia las escaleras.

Sintió una puntada de aprensión mientras abría la gran  puerta de cedro de la habitación principal. Entró, luego  pensó que sería mejor cerrar la puerta pero la dejó ligeramente entreabierto para que no fuese tan sospechoso si era atrapado. Miró a su alrededor.

El cuarto ostentaba una gran cama, la cama donde su padre  había dormido, la cama que había sido de Yoochun y que ahora era del normando. Habían varios arcones sobre las paredes, donde  las cosas del normando estaban guardadas, y también como asientos. No eran arcones que pertenecieran a Aelfgar,  él los  había traído. Ese parecía tan buen un lugar como cualquier otro para comenzar la búsqueda.

Se le ocurrió que él podría no saber leer, como la mayoría de los  hombres. No había  considerado  eso antes, porque él era tan astuto que le pareció improbable que no supiera leer. Entonces se le ocurrió, que un hombre astuto  como el normando destruiría cualquier misivas escrita y que la comunicación con Siwon podía ser verbal. Pero igualmente  debía  buscar los mensajes. Y, aunque él no supiera leer, estaba el sacerdote de la aldea para hacer la tarea. Jaejoong casi  sonrió. El padre Green estaba borracho la mayor parte del  tiempo y de juerga el resto del tiempo. Supuso que se podría mandar a buscar un monje. O él podría pedir a él mismo que le leyese el mensaje.

Su corazón se aceleró. Debía descubrir si él podía o no leer. Si  no leía, debía  hacerle saber  de su utilidad para él. La situación sería ideal!

El primer  baúl contenía  túnicas, pantalones, capas y zapatos. Otro contenía bellas sedas de Oriente, en colores que Jaejoong jamás había visto, ricos terciopelos y una capa forrada  con piel. Pero ningún  mensaje. El  último baúl  contenía  tapices y alfombras y una vieja espada, con joyas incrustadas en su empuñadura. El normando había traído sus más valiosas  posesiones, él pensó amargamente, pero lo que él no sabía era que no se quedaría  en Aelfgar. Aelfgar pertenecía a Yoochun.

No había otro lugar donde los mensajes podían ser guardados, a menos que ellos estuviesen verdaderamente escondidos.

— Qué estás haciendo aquí?

Jaejoong giró ante el sonido de la voz severa  de Karam, inmensamente aliviado de haber  terminado su búsqueda y cerró los arcones.

—Estaba buscando mis hierbas, —  él respondió suavemente. Eso era una mentira; él había    recuperado las hierbas la otra noche cuando había pasado lo de Tildie.

—Él sabe que estás  aquí? — Karam exigió. —Él te dio permiso?

—No, — Jaejoong dijo cuidadosamente. — Karam, se enojaría mucho si supiese que  estaba buscando por mis hierbas.

—Sí, verdad?— Karam se burló.

—Vas a decírselo? Le negaste que era un siervo, verdad?

—Él no me creyó.

Karam sonrió  triunfante.

—Por qué debería creerte? Después de todo sos hijo de una sierva  prostituta. Encontraste  tus pociones de bruja?

—No.

— Qué hiciste anoche, Jaejoong?

Él sabe, Jaejoong pensó. Él sabe que estuve con Tildie y que tenía sus  hierbas con él. Jaejoong buscó en su mente una respuesta.

—Puta! — Karam gritó, y lo abofeteó.

Jaejoong retrocedió conmocionado.

—Lo vi escaparse, iba detrás tuyo, — Karam rugió. —Abriste tus muslos  para  él, verdad?  Eres como tu madre, Jaejoong, una puta de pies a cabeza!

Jaejoong supo que era mejor hacer que Karam creyese que él había  estado  con Yunho que  hacerle saber que había usado las hierbas con Tildie la noche anterior. Pues Jaejoong no quería que Karam supiese que él estaba espiando, no buscando las  hierbas. Pero, no podía  permitir que Karam pensase lo peor si podía evitarlo.

— Sólo fui a dar un paseo, —  él dijo ruborizando. — Es verdad.

—Él te siguió!

—Sí. Él pensó que me estaba escapando, — Jaejoong apresuradamente mintió. —Me  prohibió dejar Aelfgar. Pero Karam, él no me tocó, te lo juro. No tienes derecho a insultarme. No soy una puta- ni mi madre era una prostituta. Ella amó a tu padre tanto como lo lloró después que él murió y sabes que  eso es verdad! Por qué tienes que repetir  esas mentiras sucias?

—Tu madre era una amante, Jaejoong, lo que la convierte en una prostituta. Claro que ella amó a mi padre, él era su lord. Pero  él sólo la quería en su cama! Que hizo Yunho cuando te siguió?

—Él me preguntó a dónde estaba yendo.

—Mentiroso!  Estuviste afuera dos horas, los dos estuvieron juntos! Jaejoong lamentarás esto, Te lo prometo! Te haré la vida insoportable si estás con él.

Jaejoong sabía que eso era verdad.

—Yo lo odio, —  Jaejoong insistió. —verdaderamente lo odio, y no estuve con él!

—Sólo  recuerda, —Karam dijo con un gruñido. —Todo  lo que puedes llegar a ser es su prostituto. Pero yo, voy a ser su esposo.

Jaejoong sintió una puñalada de dolor en el corazón.

—Karam, por último vez te lo pido, no le des la espalda a tu familia. Yo te ayudaré a evitar  ese matrimonio y encontrar otro marido.

—Me voy a casar con el normando, — Karam replicó. —Y cuando yo sea tu dueño, me ocuparé de vos no tengas ninguna duda de eso. Pues yo no voy a ser un estúpido cornudo  como mi madre.