Tentando a Yunho:Capítulo 9

Capítulo Nueve

 

Esto no puede estar pasando, pensó Jaejoong, sorprendido frente a los cuatro grandes hombres Zorn que lo rodeaban. Vestían uniformes exactamente iguales a los de la patrulla fronteriza que había visto usar a Yunho. Uno de los hombres en cuclillas, mirando los ojos llenos de terror de Jaejoong. No era así como esperaba despertar.

― Vístete ya. ― Su mirada se estrechó recorriéndolo, la fina manta apenas ocultaba su cuerpo.
― Date prisa.

Se preguntó dónde estaba Yunho, sus ojos exploraron la habitación frenéticamente. ¿Y sí estos hombres lo habían dañado? ¿No habría despertado si hubiera habido una lucha? Apareció un vago recuerdo de Yunho besando sus labios suavemente, diciéndole que se iba de caza, pero eso había sido cuando todavía estaba oscuro en la cueva. Estaba bastante seguro de que la conversación y el beso de Yunho sucedieron realmente, cuando su mente se despejó de la niebla del sueño que lo sacudía. Ahora la luz del sol entraba desde el exterior, lo que revelaba que era sin duda de mañana.

― Si no te vistes te sacare de aquí sin ropa. Va a ser muy incómodo, hay más hombres fuera, y no quiero a los hombres excitados y distraídos.

― ¿Dónde está Yunho? ― La voz de Jaejoong se sacudió con el miedo.

Un gruñido profundo salió de los labios entreabiertos del hombre.

― Trajimos a los hombres salvajes capturados para dejarlos en libertad y que lo llevaran lo suficientemente lejos de ti, mientras nosotros podíamos rescatarte.

Jaejoong sacudió la cabeza, sus ojos suplicando al gran guerrero Zorn.

― No. No quiero que me rescaten. Yunho me salvó. Te lo pido por favor, sólo déjennos en paz. No me alejes de él.

Los labios del hombre se torcieron en una mueca.

― Él violó la ley al secuestrar a un hombre que no le pertenece. Vístete o voy a sacarte de aquí desnudo frente a las decenas de hombres bajo mi mando que están fuera. ¿Quieres que te vean desnudo? ― Su mirada le pasó por encima una vez más. ― Todos tenemos curiosidad por ver a un hombre humano sin ropa, pero dudo que disfrutases mientras nosotros te examinábamos.

― ¿Puedes pasarme la ropa? ― Lo último que quería era que cualquiera de ellos lo viera desnudo.

Volvió su cabeza, moviendo de un tirón uno de sus grandes hombros. El hombre se giró, olisqueó la zona, y luego asaltó la mochila de Jaejoong que Yunho había puesto en la esquina. Se inclinó, buscó en su interior, y un minuto después, le lanzaba una camisa y un par de pantalones. Jaejoong agradecía que hubiera elegido pantalones en lugar de una de esas túnicas de estilo vestido, ya que se llevaban sin nada debajo.

Manteniendo la manta en su lugar, se vistió torpemente bajo ella. Cuando estuvo vestido apartó la manta. Miró alrededor de la cueva de nuevo cuando se puso de pie, dándose cuenta de que no había escapatoria. Dos hombres estaban custodiando la apertura de la cueva y los otros dos estaban de pie sobre ella. Se sentía pequeño en comparación con los hombres altos a su alrededor. Había sido capturado y lo sabía. En algún lugar en el exterior, Yunho no estaba al tanto de su situación.

― Mira ―, miró fijamente al guardia, un hombre de pelo negro y de ojos brillantes. ― ¿Podemos hacer un trato?

Cejas negras arqueadas.

― ¿Un acuerdo? ― Su ceño se profundizó.

― Llévame lejos y deja a Yunho. Él me estaba rescatando lo sepas o no. Por favor, no lo arrestes. Te lo rogaré si así lo deseas. Eso sí, no le hagas daño. Lo hizo por mí. Yo le obligué a hacerlo.

La mirada del hombre pasó por encima de él otra vez, entrecerrando los párpados.

― Creo que podrías convencer a un hombre inteligente de cualquier cosa, humano. Soy consciente de tu atractivo sexual. ― Su rostro endurecido. ― No voy a dejarme seducir. Me siento obligado a llevarte de regreso.

Jaejoong se sorprendió.

― Yo no me estaba ofreciendo para seducirte. Yo no voy a dormir contigo. ― Estaba horrorizado sólo de pensarlo. ― Rogar no significa eso en la Tierra. Significa abogar a tu sentido de la compasión. ¿Tienes algo de eso?

Él negó con la cabeza.

― Soy un guerrero. La compasión es para los tontos y las mujeres. ― Volviendo su atención en el otro. ― Encadenadlo, pero sed suaves. Él es frágil.

El otro asintió con la cabeza, moviéndose detrás de Jaejoong. Todo lo que él podía hacer era tensarse cuando una gran mano lo agarró del brazo, tirando de él a sus espaldas. Sabía que no tenía sentido luchar, que estos tipos eran demasiado rápidos y fuertes para combatirlos. Jaejoong giró la cabeza, mirando al hombre que sacó un juego de grilletes similares a unas esposas, con gruesas cadenas y mayor sujeción de la muñeca, mientras las cerró en sus brazos detrás de su espalda. Su tacto era suave cuando probó las esposas para asegurarse de que no estaban demasiado apretadas en sus muñecas.

Su color era inusual, con el cabello rubio plateado, que estaba recogido en una cola de caballo y caía hasta la mitad de su espalda. Sus ojos eran de un extraño azul plateado, que lo diferenciaban tanto como su piel que no era tan oscura como la de los demás, su color más de un dorado suave.

El hombre detrás de él se apartó.

― Ahora tenemos que atrapar a Yunho sin luchar. De ninguna manera deseamos matar a un Argis.

El que estaba en frente asintió con la cabeza.

― Lo utilizaremos para hacerlo de manera pacífica. Él no luchará sabiendo que estoy dispuesto a matarlo si lo hace.

Jaejoong contuvo las lágrimas. Sólo estuvimos una noche juntos. ¿Cómo demonios lo hicieron estos malditos para encontrarnos tan rápido? Estos hombres van a arrestar a Yunho y terminará en un campo de trabajo, mientras yo seré devuelto a Changmin. No...

Las palabras de Yunho sobre mentir si ellos fueran capturados resonaban en su cabeza, a sabiendas de que estaba dispuesto a sacrificarse para protegerlo. Para empeorar las cosas, estos malditos lo estaban usando como cebo para hacer que Yunho se entregara sin luchar. Jaejoong sabía que él haría cualquier cosa para protegerlo, incluso eso. Su barbilla se levantó, cuando Jaejoong giró la cabeza para mirar hacia el Zorn que estaba al cargo.

― Yunho no me secuestró. Yunho es completamente inocente y no tenía más remedio que traerme aquí. Estoy confesando ahora mismo, yo soy el culpable, yo soy quien lo secuestró.

Las cejas del hombre se arquearon de nuevo.

― ¿Tú lo secuestraste?- En realidad echó atrás la cabeza, y una risa profunda retumbó fuera de él, mirando muy divertido mientras contemplaba a Jaejoong. ―Dime, pequeño hombre. ¿Cómo secuestraste a un Argis?

Tomó una respiración profunda, trató de calmar sus palpitaciones. Vio armas de fuego como las que Yunho llevaba la noche anterior. Los guardias que habían engañado en el almacén de suministros lo habían visto con Yunho, pero quizás no recordaran ese pequeño hecho.

― Ahí por el agua está el arma que utilicé para apuntar a Yunho cuando lo forcé desde su casa ―, mintió. ― Le dije que si no podía tenerlo, si él no permanecía conmigo iba a volar la Drais de Changmin cuando me llevara allí. Soy un humano muy astuto. ― Jaejoong levantó la barbilla más arriba, mirando al hombre. ― Soy mezquino.

El de detrás de él se echó a reír.

― Cuidado, Allot. Él parece peligroso.

Allot todavía se estaba riendo, su mirada de color verde brillante fija en él y más risas profundas salieron de él.

― ¿Tú eres mezquino? ― Se movió rápido.

Un grito de asombro escapó de Jaejoong, cuando sus manos lo agarraron por la cintura, levantándolo del suelo y manteniéndolo a pocos metros de su cuerpo. La puso frente a su rostro. Todavía parecía terriblemente divertido, pero había dejado de reír.

― Podría romperte sin tener que mover un músculo. ¿Crees que voy a creer tu confesión? No insultes mi inteligencia. Eres patéticamente débil como humano y como hombre.

Su dominio sobre él no fue doloroso, pero tampoco creía que quisiera realmente hacerle daño. Jaejoong era supuestamente de Changmin, lo cual pensaba que significaba que Allot no iba a matarlo. Él tenía miedo, pero trató de ocultarlo mientras continuaba mirando al hombre.

― Cuanto más grandes son, más fuerte caen.

Él inclinó la cabeza, mirándolo fijamente.

― No entiendo lo que dices.

Jaejoong llevó su rodilla para arriba con firmeza y rapidez. Podía ser que no tuviera las manos ya que estaban atrapadas en su espalda, pero él lo había levantado lo suficientemente alto y cerca de su cuerpo para que su rodilla golpeara justamente entre sus muslos entreabiertos. Vio como su rostro y sus ojos se agrandaron, y el color desapareció de su rostro normalmente bronceado. Gritó de terror cuando fue arrojado lejos.

El hombre con los ojos plateados lo alcanzó por el pecho, salvándolo de una mala caída al suelo. Jaejoong le golpeó con tanta fuerza, que lo hizo tambalearse de nuevo unos pocos metros para mantener el agarre sobre él sin dejarlo caer. Un poco de compasión brotó en su interior cuando Allot se derrumbó sobre sus rodillas, y se agarró la parte delantera de sus pantalones. Los guerreros Zorn no llevaban protecciones, pero Jaejoong apostó que él ahora deseaba que lo hicieran. Bajó la cabeza, el cabello negro cayendo hacia delante para ocultar su rostro. El único sonido que se oyó fue un silbido de aire exhalando.

Jaejoong se arrepintió. Probablemente no debería haberlo hecho pero, joder, se había estado riendo de él cuando el futuro de Yunho estaba en juego. El hombre que lo agarraba gruñó suavemente mientras lo ponía de pie. Sus manos agarraron las cadenas que aseguraban sus muñecas y las ató a él.

― Apuesto a que ahora piensas que soy mezquino ―, dijo él en voz baja. ― ¿Creías que mi rodilla se sentiría patéticamente débil para ti?

En un abrir y cerrar de ojos, el hombre caído levantó la cabeza, cuando un gruñido salió de sus labios entreabiertos. Sus manos se lanzaron a su entrepierna y en un latido del corazón él estaba en pie. En dos grandes pasos se encontraba frente a él para gruñir de nuevo, mientras lo miraba fijamente a sus ojos asustados, tan cerca que casi se presionó contra su cuerpo. Obviamente, él se recuperó de ese brutal golpe más rápido que un hombre humano.

― Si no fueras tan débil te mataría por esto.

Su corazón martilleaba duro en el pecho.

― He secuestrado a Yunho y lo obligué a que me llevara. Le dije que explotaría la nave en el espacio si dejaba que el imbécil de Changmin me llevará. Yunho es un héroe por mantenerme aquí, y proteger a su gente de mi mezquino temperamento humano.

― Puedo oler lo que ocurrió aquí. ― Allot seguía gruñendo cuando hablaba. ― ¿Has forzado al Argis para montarle también?

Jaejoong no apartó la mirada de los ojos furiosos, verde brillante.

― Lo seduje cuando me desnudé, es un hombre, después de todo. Presentó una buena batalla, pero no lo dejé en paz. Si yo estuviera desnudo frotándome contra ti, rogándote que me follaras ¿Cuánto tiempo aguantarías?

Los ojos verdes se estrecharon.

― ¿Por qué no lo descubrimos? ― Levantó su mirada hacia el hombre detrás de él. ― Libéralo, Coto.

El miedo golpeó duro a Jaejoong.

― No voy a tocarte.

El hombre que se apoderó de sus cadenas no lo dejó ir.

― No dejes que tu enojo te ciegue, Allot. Él pertenece a otro, te provocó a propósito.

― Él me ha herido. Puede hacer algo mejor.

Coto tiró de Jaejoong contra su cuerpo, gruñendo.

― No vas a tocar al extranjero. Admite que obtuvo lo mejor de ti. Que lo insultaste y él respondió, por lo que ambos sois culpables de la provocación. Él no es tan débil o patético como lo consideramos. Tenemos otros asuntos que atender ahora, como Argis Yunho que vendrá pronto. ¿Quieres tú explicarle a Yoochun cómo permitimos que su hijo muriera en batalla? Yo no.

Un gruñido salió de Allot. Su rabia resplandeciente se dirigió a Jaejoong.

― No envidio a tu futuro vinculado. Estaría bien que te atara cuando llegues al Drais.

― Si termino con Changmin, será lo mejor. Es de la única maldita manera que podrá tenerme.

― Vamos ―, gruñó Allot, cuando giró sobre sus botas y salió por la apertura de la cueva.

Coto mantuvo su voz baja, mientras hablaba:

― Admiro tu valentía, pero no eres un hombre inteligente, extranjero. Allot tiene una larga memoria con un temperamento corto. Hay un largo camino de vuelta hacia la frontera, permanece cerca de mí, para que pueda asegurarme de que no te hace daño.

Mirando hacia arriba mientras volvía la cabeza, Jaejoong frunció el ceño al hombre por encima del hombro.

― ¿Qué te importa? Ni siquiera me conoces.

Él asintió. El hombre tenía los más extraños ojos azules plateados brillantes, pero eran realmente bonitos. Sus pestañas negras se enfrentaban con el pelo rubio plateado sombreado que tenía, pero le daba un aspecto exótico y le recordaba a un chico en su hogar que usaba delineador de ojos y máscara de pestañas en la escuela secundaria; tenía unos increíbles ojos, gracias al uso del maquillaje de su madre. Este tipo era así al natural. La combinación de su aspecto le hacía aparecer un gótico musculoso.

― Estás en lo cierto. No te conozco. Sin embargo conozco a Yunho y a todos sus hermanos porque crecí con ellos. Mi padre murió cuando era joven, y Yochun me acogió en su casa, me criaron como un hijo aunque no era de su sangre. Si Yunho te ha secuestrado, debes significar mucho para él. Estoy tratando de proteger al hombre por el que tiró su vida por la borda.

Desconcertado Jaejoong.

― ¿Entonces por qué estás aquí? ¿Por qué quieres darle caza?

El gran Zorn vaciló.

― He venido para asegurarme de que no lo asesinaran. A algunos les encantaría derribar a un Argis, independientemente del precio que está acción personal les costaría. Yoochun mataría a cualquier hombre que maltratara a su sangre. Vámonos. Haz lo que te dije para que pueda protegeros a ti y a Yunho. Estamos trabajando en un plan para arreglar este desastre, pero no podemos hacerlo si ambos estáis muertos.

La esperanza lo inundó.

― ¿Piensan que pueden conseguir evitar esta ley?

Sacudiendo la cabeza, Coto suavemente lo empujó hacia delante.

― Yunho no puede evitarla, pero podemos conseguir que retiren los cargos contra él. Tú aún no estabas vinculado a Changmin, por lo que él no podrá reclamar años en la vida de Yunho por el secuestro de un compañero vinculado. Yoochun cree que puede conseguir que Yunho salga de este lío.

Su esperanza fue aplastada al instante con sus palabras. El único consuelo que tenía mientras él era trasladado fuera de la cueva, era que al menos Yunho no terminaría en un campo de trabajo. La luz del sol lo cegó, por lo que parpadeó hasta ajustarse a la luminosidad teñida de rojo. Se sorprendió por las decenas de hombres Zorn esperando afuera con sus uniformes a juego.

Allot miró a Jaejoong durante largos segundos antes de centrar su atención en Coto.

― Quédate ahí de pie en el terreno elevado con él. Argis llegará pronto, y quiero que tenga una visión clara de que lo tenemos. ― Volvió la atención para hacer frente a sus hombres. ― No os acerquéis si él viene a por el hombre. Tenemos órdenes de capturarlo, pero no debemos hacerle daño.

Uno de los hombres soltó un bufido.

― Por supuesto que no. Él es un Argis.

Allot gruñó, mostrando sus dientes afilados.

― Cuidado con lo que dices.

El hombre bajó la mirada, con una leve inclinación de cabeza, haciendo una reverencia.

― Por supuesto.

― Ningún arma ―, ordenó Allot. Su cuerpo se tensó cuando la cabeza giraba, oliendo el viento. ― Ya viene.

Jaejoong vio a Yunho salir de detrás de una de las rocas a la derecha de la cuesta, mirando furioso hacia abajo. Se detuvo.

― Argis, ―  inclinó la cabeza Allot. ― Estamos bajo las órdenes de tu padre para llevaros de regreso. Él ha dejado clara su voluntad de que vengáis con nosotros en paz.

Yunho gruñó.

― Deja que se vaya y nos deje.

Allot reconoció la mirada de Yunho desde la distancia.

― Si atacas, tenemos permiso para matar al extranjero.

― Mi padre no lo permitiría ―, gruñó Yunho.

― No ―, dijo Coto en voz alta. ― Él pertenece a Changmin según la ley, y fue él quien dio la orden de matarlo. ― La repugnancia quedaba clara en su voz cuando habló. ― Haz lo que dice tu padre, Argis Yunho. Tu padre es un hombre sabio que sabe lo que está ordenando.

La furia se apoderó de la expresión de Yunho.

― Sé lo que pensáis. Él es mío ahora, nos hemos vinculado y no voy a renunciar a él.

Allot gruñó.

― Tú ya tienes un extranjero. No puedes vincularte con dos. Ni siquiera un Argis tiene ese privilegio.

Yunho dio un paso lento hacia delante, sin mirar a las casi tres docenas de guerreros Zorn. Su atención fija en Allot.

― Te reto una lucha por él.

La cara de Allot palideció conmocionada.

― Él no me pertenece, no puedes desafiarme, así que no voy a luchar.

Yunho se movía tan rápido que sorprendió a Jaejoong. Dio un salto de unos cinco pies desde la roca más cercana a la que se había trasladado y cayó a cuatro patas. Su poderoso cuerpo estaba tenso mientras se enderezaba y poco a poco se ponía en pie, sus ojos quemaban con rabia, al tiempo que miraba a Allot de nuevo.

― Libéralo o muere, Allot. Estas son las opciones que te estoy dando. Si su vida se apaga, todo el mundo aquí muere con él. Voy a luchar hasta mi último aliento. No voy a permitir que lo alejes de mí para dárselo a otro hombre.

Jaejoong temió por su vida, sabiendo que Yunho iba a morir por él.

Ardientes lágrimas llenaron sus ojos.

― Yunho, por favor no mueras por mí. ― Negó con la voz. ― No podría vivir con eso, si tu mueres, yo muero.

Su boca apretada en una línea firme, cuando su magnífica mirada se bloqueaba en sus ojos llenos de lágrimas.

― ¿Eres mío, Jaejoong?

― Siempre.

Yunho respondió con un rugido que rasgó a través de la zona, lo suficientemente fuerte para herir los oídos de Jaejoong. Saltó de nuevo, su poderoso cuerpo aterrizó en un rollo en el suelo en la parte inferior de la pendiente, pero cuando llegó hasta sus pies, se trasladó a toda velocidad. Jaejoong sólo podía aspirar el aire mientras Yunho se lanzó sobre Allot. El otro hombre apenas tuvo tiempo para tensarse antes de que Yunho atacara.

El primer golpe que Yuho lanzó a Allot, lo hizo tambalearse hacia atrás con un gemido. Allot recuperó su equilibrio, gruñendo, antes de lanzar hacia fuera su puño también. Yunho se agachó, evitando el golpe previsto, y se lanzó hacia delante para golpear el hombro de Allot. Ambos cayeron al suelo.

Los hombres corrieron hacia adelante, pero Coto se lo impidió.

― ¡No! Retrocedan ―, gruñó. ― Déjenlos luchar.

Los hombres poco a poco se retiraron a una distancia segura, pero algunos no se veían contentos, otros obviamente cabreados. La mirada aterrorizada de Jaejoong viajó a los dos hombres en el terreno, donde el polvo rojo se empañaba rodeándolos. Yunho y Allot intercambiaron golpes fuertes, rodaban alrededor y lucharon por el control del otro. Yunho terminó en la parte de arriba, golpeando con el puño en la cara del otro hombre. Yunho se puso de pie tras dejar a Allot inconsciente. Se dio la vuelta, frente al grupo de hombres con un estruendo que explotó de su boca abierta. Tomó una posición de combate.

― Basta, Argis, ― gruñó Coto. ― No quiero hacer esto.

Yunho volvió la cabeza para mirar al Zorn que había hablado. Su uniforme estaba roto en algunas partes por la lucha, su piel bronceada se mostraba cerca de su hombro, y en su estómago, donde el material había sido desgarrado. Mostró los dientes mientras gruñía, y sus hermosos ojos se pusieron furiosos cuando miró a Coto.

― Liberadlo.

Detrás suyo, Jaejoong oyó a Coto tomar una respiración profunda. Trató de caminar hacia Yunho, pero el guerrero se apoderó de la cadena con más fuerza, tirando de su espalda con tanta fuerza, que Jaejoong tropezó y se golpeó en el pecho.

― Ahora ―, gruñó Coto.

En estado de shock y horrorizado, Jaejoong vio a algunos de los hombres que parecían alzar las armas contra Yunho. Debió ver sus movimientos por el rabillo del ojo, su cabeza se sacudió en la dirección donde se agruparon, y un rugido salió de él cuando los hombres le dispararon.

Jaejoong gritó al ver tambalearse a Yunho cuando le dispararon. Se volvió loco, retorciéndose duro en contra de las restricciones y volvió a gritar cuando el hombre que amaba cayó de rodillas. Yunho volvió la cabeza para mirar a Jaejoong. No podía apartar la mirada cuando vio que sus ojos rodaban para arriba en su cabeza, mostrando sólo su parte blanca. Casi en cámara lenta su cuerpo se balanceó antes de desplomarse en el suelo duro de tierra roja.

Coto gruñó con ira y el agarre sobre Jaejoong, de repente, se había ido. Sin pensarlo, instintivamente corrió hacia Yunho. Cuando llegó a él, tropezó y perdió el equilibrio con las manos atadas a la espalda y sólo se puso de rodillas, para buscar desesperadamente las heridas sangrantes en su cuerpo inmóvil.

Su uniforme era negro, pero no vio ninguna humedad que indicara que estaba sangrando donde vio unas cosas saliendo de él, que parecían ser perdigones de color amarillo en forma de bolitas que apenas se habían encajado en su piel y uniforme. Jaejoong luchó contra las restricciones, pero no podía liberarse.

― ¿Yunho? ― Las lágrimas lo cegaron, pensando que lo habían matado por él. ― ¡REVER! ― Gritó su nombre mientras se inclinaba sobre él, mirando su hermoso rostro.

Sus ojos permanecían cerrados, pero él vio su pecho subir y bajar, asegurándole que no estaba muerto. Se había derrumbado a un lado, pero había aterrizado de espaldas y no estaba tratando de levantarse. Volvió la cabeza para mirar con horror Coto.

― ¿Cómo pudiste? ¡Ayúdalo, maldita sea. Consíguele un médico!

Coto caminó lentamente hacia delante.

― Vivirá.

― ¡Le han disparado! ― Gritó las palabras, tratando ponerse en pie, pero no podía encontrar el equilibrio para hacerlo. Todo lo que podía hacer era mirar a Coto. Jaejoong quería lanzarse encima del bastardo para matarlo. ― Creí que habías dicho, que te habías criado con él.

El hombre Zorn se detuvo unos pasos atrás.

― Esto son pastillas para dormir, que lo mantendrán inconsciente por algunas horas. Yo nunca le habría hecho daño.

El alivio inundó a Jaejoong, al saber que Yunho no resultó herido gravemente y no moriría. Giró la cabeza hacia atrás, mirando al hombre del que estaba enamorado, asegurándose por sí mismo de que estaba inconsciente, pero respirando. Se inclinó más sobre él, tenía que tocarlo. Con sus manos extendidas a la espalda perdió el equilibrio, y cayó hacia adelante en la tierra sobre el pecho de Yunho, su rostro estaba a pocos centímetros del suyo.

― Yunho, lo siento ―, susurró. ― Te amo.

Jaejoong puso su cara en su cuello, sintiendo su pulso firme contra sus labios cuando él los presionó en la piel, justo debajo de la oreja. Respiró su maravilloso olor, a pesar de que tenía un fuerte olor de suciedad y el sudor de la lucha. No le importaba. Con cada respiración que tomaba movía su cuerpo tirado en su pecho.

Jaejoong gritó en señal de protesta cuando Coto se agachó y lo agarró para alejarlo de Yunho. Puso un brazo alrededor de su pecho, mientras lo agarró alrededor de su cintura con su otro brazo y lo levantó por completo de la figura inerte de Yunho. Jaejoong gritó una vez más, golpeando con el pie violentamente las piernas de Coto, pero él simplemente las separó para hacerle más difícil que se las golpeara con sus pies descalzos. Lo abrazó con fuerza en sus brazos y le impidió tocar el suelo, mientras se dirigía a sus hombres.

― Detenedlo suavemente, y no lo marquéis como hacemos con los salvajes. ― La voz de Coto fue dura con ira, mientras hablaba. ― Quiero que lo carguéis y vigiléis cuidadosamente, pero daos prisa. Quiero estar al otro lado de la frontera en el momento en que se despierte.

Uno de los hombres estaba en cuclillas cerca de Allot.

― Está vivo, pero gravemente herido. Se ha roto la mandíbula y creo que su hombro está dislocado.

Coto suspiró.

― Dispárale con las pastillas para dormir, para mantenerlo fuera de combate y que no sufra por sus lesiones, hasta que el médico pueda arreglarlo.

Coto comenzó a caminar, todavía con Jaejoong en sus brazos, donde colgaba delante de su cuerpo. Volvió la cabeza para mirar hacia él.

― Traidor.

Él frunció el ceño.

― No sé qué significa esta palabra.

― Imbécil. ¿Sabes lo que es? Eres un imbécil total por traicionar a Yunho así. ¿Sabes lo que estoy diciendo ahora?

Coto negó con la cabeza, y siguió caminando.

― Lo hice para salvar su vida. Changmin quería que sus hombres salieran en su búsqueda. Él tiene guerreros altamente expertos bajo su control, y se habría asegurado de que Yunho muriera. Yo sabía que tenía que llevar a Allot donde sabía que Yunho iría, así llegaríamos primero. Ahora, permanece en silencio.

La conmoción salió a través de él rápidamente, seguida por la rabia mientras miraba al hombre por encima su hombro.

― ¿Tú le dijiste cómo encontrarnos?

― Sabía que aquí era donde vendría si había secuestrado a un hombre. Es un lugar cómodo para criar una familia en la zona Outlander, que Yunho fácilmente podría defender. Hemos estado aquí muchas veces juntos. Yo sabía, sí, que iba a estar aquí. Estamos muy unidos, como hermanos.

― Eres un hijo de puta. ¿Y todavía le traicionas? ¿Cómo pudiste?

Un gruñido furioso salió de Coto. Se detuvo bruscamente y Jaejoong casi cayó, pero él lo ayudó suavemente en el último segundo. Le dio la vuelta para que él lo encarara mientras lo agarraba por los brazos, justo por encima de los codos. Sus párpados reducidos peligrosamente, la rabia fija en su rostro tenso.

― Yo lo salvé. ¿Me escuchaste cuando dije que Changmin iba a enviar a sus guerreros a la zona Outlander en vuestra caza? Él habría hecho que Yunho muriera por el secuestro de su futuro vinculado. Que es un delito matar a un Zorn, si no es llevado ante un juez. Tuve que llegar a Yunho primero, capturarlo antes para mantenerlo con vida. Él es mi hermano en todos los sentidos, sino de sangre, y es mi mejor amigo.

― Tal vez Changmin y sus hombres no nos habrían encontrado. ¿Alguna vez pensaste en eso? Él tenía mucha prisa para volver a su nave ¿Cuánto tiempo podría haber perdido en nuestra búsqueda? Se habría dado por vencido muy pronto si no nos hubiera podido encontrar para volver de nuevo a la Drais. Yunho y yo podríamos haber tenido un futuro juntos, aquí.

El pesar brilló en los extraños ojos del gran hombre.

― Era una posibilidad, pero Yoochun Berrr no estaba dispuesto a asumir ningún riesgo con la vida de Yunho en juego. Changmin tiene muchos guerreros bajo su comando que Yunho entrenó cuando eran jóvenes, así que algunos de ellos podrían haber sabido acerca de este lugar.

Una parte de su enojo desapareció.

― Nos amamos. ¿Entiendes eso? No quiero estar con Changmin. Yunho y yo nos pertenecemos.

El hombre asintió, la miseria grabada en su rostro.

― Yunho, obviamente, está obsesionado contigo. Dejo atrás su honor, trajo la vergüenza a su familia para estar contigo, pero él está vinculado a otro. Lo siento, pero la ley Zorn prohíbe vuestra unión. No hay nada que hacer excepto salvar la vida de Yunho. Incluso si tiene que pagar trabajando en un campo de los más duros, vivirá y tú también. Changmin se enojará, pero aún tiene honor, y no es honorable matar a los vinculados en Zorn. Si amas a Yunho, debes poner su vida por encima de tu propia felicidad y no hacer esto más difícil para él, oponiéndote al destino al que ambos debéis hacer frente por separado.

El dolor lo atravesó. Volvió la cabeza lejos de Coto para que no viera sus lágrimas que caían, mientras miraba a cuatro hombres levantando suavemente a un inconsciente Yunho por cada una de sus extremidades. Lentamente, llevaron su cuerpo inerte hacia un conjunto de grandes rocas.

― ¿Dónde lo llevan?

― Tenemos los vehículos esperando, están ocultos a la vista o nunca habría podido acercarme sigilosamente hasta aquí. Me sorprendió que llegáramos tan cerca, pero es obvio que Yunho estaba distraído. Liberar a los hombres salvajes, que habían capturado cerca de aquí fue idea mía, sabiendo que él te protegería persiguiéndolos lejos. Nos dio la oportunidad de escabullirnos en la dirección opuesta para alcanzarte. Salvar la vida de Yunho es mi prioridad. Si realmente lo amas, entonces nuestra misión es la misma.

Jaejoong volvió la cabeza, mirando hacia el gran Zorn, y vio el verdadero pesar en sus ojos azules plateados.

― Apestas.

Él frunció el ceño.

― ¿Apesto a qué?

La frustración se acumuló en Jaejoong. Era difícil insultar a la gente Zorn cuando no entendían la mitad de lo que decías.

― Olvídalo. No me gusta lo que has hecho. Yo sólo... ― El dolor lo atravesó, mientras miraba como sacaban a Yunho de su vista. ― Yo sólo quiero estar con él.

― Lo siento. ― El gran guerrero Zorn lo cogió del brazo suavemente. ― Debemos irnos.