Capítulo 17
Junsu subió a lo alto
de una de las torres, no quería que nadie del Clan lo viera llorando. No podía
dejar de recordar el momento en que conoció a Yunho, como arriesgó su vida por
rescatarlo, su sentido del humor y ahora tenía que asumir que pronto moriría.
Para él Yunho era como
un hermano mayor, a pesar de que él le superaba con creces en edad. Se apoyó
sobre una de las almenas, no sabía qué hacer, ¿debía contárselo a Jaejoong?
Desde luego a él le
hubiera gustado saber que su amado se estaba muriendo, para compartir con él el
máximo tiempo posible. Decidió que debía contárselo. Caminó hasta el lado
contrario de la torre que daba al patio de armas y saltó encima de la almena
para acto seguido dejarse caer al vació Esa era una de las cosas que más le
gustaba a Junsu, que siempre odió las escaleras.
– Mi bastión. – Dijo
arrodillándose ante Straush.
– Habla Changmin.
– He hablado con el
bastión de la casa Roma. Gricarius desapareció hace unos veinte años.
– Eso confirma lo que
pensaba. – Dijo Straush.
– Él es el nuevo
bastión oscuro a abatir. Lidera nuestro clan durante la búsqueda de su colmena
en el antiguo recorrido del metro. Por cierto Changmin. Agradezco que me
informaras de la relación entre Jaejoong y Yunho. Debo saber todo lo que afecte
a mi clan, pero te prohíbo que te interpongas entre ellos.
– ¡Pero bastión es un
humano!
– Un humano que ya ha
arriesgado su vida por nosotros. Los ojos de Straush eran cada vez de un color
más intenso. Espero no tener esta charla nunca más.
– No bastión. – Repuso
Changmin bajando la mirada con total sumisión.
Junsu caminó por el
ala oeste del castillo, que era una de las mejor conservadas. Los muros de
piedra gris y el suelo de mármol, le confería un aspecto de galería funeraria
que jamás le agradó. Junto a la única ventana del enorme pasillo estaba la
habitación de Jaejoong. Siempre elegía la habitación más alejada, nunca
comprendió ese enorme deseo de permanecer en soledad. Tocó a la puerta y desde
dentro, escuchó a Jaejoong darle permiso para entrar.
Jaejoong estaba frente
a un espejo, peinándose el cabello. Junsu entró en la habitación y se sentó
sobre la cama.
– ¿Qué quieres Junsu?
– Me he enterado de
algo y no tengo claro si debería contarlo
– ¿Es importante?
– Sí.
– ¿Afecta gravemente a
otra persona?
– ¿Creo que sí?
Pero...
– Si es algo
importante cuéntaselo a esa persona y que él decida lo que quiere hacer.
– ¿Estás enamorado de Yunho?
– Preguntó Junsu.
– No digas tonterías,
es sólo un humano. Me entretiene, eso es todo.
– ¿Seguro que no
sientes nada por él?
– En absoluto. – Contestó
tajante Jaejoong.
– ¡Uf! Menudo alivió,
eso lo cambia todo.
– ¿Qué tiene que ver Yunho
en todo esto?
– Yo no es que
estuviera espiando a Yoochun, pero quería entrar en la librería del castillo
para agarrar algún libro. No pude evitar escuchar su conversación con Yunho.
Jaejoong se giró
caminó hasta Junsu y lo agarró por los hombros zarandeándolo.
– ¡Al grano! ¿Qué pasa
con Yunho?
– ¡Aaah! ¡No seas
bestia! ¿No decías que no te importaba?
Los ojos de Jaejoong mostraron
un rojo intenso que dejaba claro que no estaba para bromas.
– Yunho se está
muriendo.
– ¡Imposible! Su traje
regenera su cuerpo no puede morir, al menos no en años.
– Dijo que el traje
está fallando. Escuché algo de que si vuelve a forzar los poderes del traje
morirá.
– Junsu ¡déjame solo!
Porfavor... – Añadió en un tono más amable.
Jaejoong se dejó caer
en la cama, ahora que Yunho estaba próximo a la muerte todos sus sentimientos
se intensificaron. Mintió a todos, si estaba enamorado de él. Las lágrimas
brotaron de sus ojos como no lo habían hecho en cientos de años.
Debía ser fuerte,
estaban en guerra y no podía decepcionar a Straush. Pero ¿cómo podría mirar a Yunho
sabiendo que pronto lo perdería?
Le hubiera gustado
alejarse de allí con él y disfrutar al máximo lo que le quedara de vida.
Amándose, besándose y viviendo juntos hasta el final.
Llamaron a su puerta,
por la brusquedad no era Junsu. Se secó las lágrimas con las manos y trató de
recomponerse. De un salto se plantó junto a la puerta. Giró el pomo herrumbroso
y se encontró cara a cara con Changmin.
– ¡Prepárate! Coge tus
armas, nos vamos de patrulla.
– Jamás te perdonaré
que le hayas contado lo mío con Yunho a Straush.
Changmin que ya se
había dado la vuelta y se alejaba de él, se dio la vuelta y lo miró.
– Mejor así tu rabia,
te hará combatir con más fuerza. – Le dedicó una sonrisa y continuó su marcha.
Karsacry agarró una mochila
con explosivos y se la colgó a la espalda.
Entregó una espada cimitarra a Junsu, otra de acero toledano a Yoochun.
Changmin comprobó que
todos se armaran adecuadamente para la ocasión.
Jaejoong entró en la
sala de armamento y de mala gana cogió una daga y una espada larga.
– Bien. ¡Vayámonos! – Gritó
Changmin.
Yunho les esperaba
fuera, estaba probando el mecanismo de sus espadas. Una vez quedó complacido
con su funcionamiento las guardó en sus vainas.
Cuando vio salir a Jaejoong,
le guiñó un ojo y se unió al grupo. Quedaban unas horas para que amaneciera,
por lo que decidieron aprovechar la noche para recorrer los tejados hasta
llegar al acceso del antiguo recorrido del metro.
Yunho iba el último,
le costaba seguir el ritmo que le imponían los vampiros. Jaejoong se percató de
ello y forzó al grupo a ir más despacio, lo que molestó a Changmin.
Karsacry habría el
paso saltando de azotea a azotea, de vez en cuando se giraba para ver si el
grupo le seguía de cerca.
Cuando llegaron a un
viejo edificio de cinco plantas, Changmin alzó la mano y todos se detuvieron.
Bajo aquel edificio abandonado, estaba la única entrada al metro accesible
desde la calle. El grupo saltó al suelo. Karsacry caminó hacia la puerta de
metal reforzado. Para su sorpresa la cadena estaba destrozada.
– ¡Está abierta! – Gritó
Karsacry.
– Tal vez la hayan
forzado los vagabundos. – Insinuó Junsu.
– Esperemos. – Replicó
Yoochun que al contrario que Karsacry no se moría por combatir.
– ¡Entremos y averigüémoslo!
– Ordenó Changmin.
Karsacry empuñó su
hacha y entró seguido de cerca por Changmin, Yoochun y Junsu. Jaejoong agarró del brazo a Yunho que
se disponía a entrar. Lo atrajo hacia él y lo besó, como nunca antes lo había
besado.
– ¿Y esto? – Preguntó
sonriente Yunho.
– Me apetecía. La
acción despierta en mis muchas emociones. – Dijo Jaejoong mientras se internaba
en el estrecho pasadizo.
Yunho tuvo que
contener la respiración, puede que los vampiros estuvieran acostumbrados a esos
olores, pero desde luego el no. El ambiente estaba muy cargado, orín,
excrementos humanos y de animales aparecían por todos lados.
– ¡Joder esto más que
un pasillo es un wc! – Murmuró Yunho mientras escupía.
Encontró cajas de
cartón, periódicos, brick de vino vacíos y comida en mal estado, lo que
indicaba que los vagabundos lo habían usado en algún momento como refugio. Pero
lo cierto es que no había el menor rastro de ellos, ni siquiera había ratas.
Recorrieron los
túneles que aún quedaban en pie, pero no hallaron rastro alguno de oscuros.
Después de una hora, el noventa por ciento del recorrido estaba ya rastreado.
– ¡Aquí no hay nada! –
Dijo Changmin.
-¡Espera! Cerca de
aquí tengo un edificio de oficinas y recuerdo que los arquitectos revisaron el
subsuelo en un intento de asegurar la integridad estructural. Eran conscientes
de que el antiguo recorrido del metro pasaría por debajo.
– ¿A dónde quieres y a
parar? – Preguntó Changmin.
– En uno de los mapas
aparecía una estación.
– No puede ser, todas
las estaciones fueron demolidas para evitar que los vagabundos las ocuparan. – Respondió
Yoochun.
– Os digo que existe.
Vi una foto. Creo que está a unos doscientos metros al norte.
– Bien en marcha. Lo
comprobaremos. – Ordenó Changmin.
El grupo andaba en
silencio por si las moscas, nada parecía indicar actividad pero mejor ser
cautos. Un grupo como ellos sería fácil de aniquilar por los oscuros, en
especial si entraban en su colmena.
– ¡Dios! ¡Estoy más
nervioso que un vampiro en una fábrica de guillotinas! –Dijo Yunho.
Todos lo miraron con
expresión de desagrado.
– Que poco sentido del
humor tenéis.
A unos cien metros de
allí, casi desdibujada por la distancia pudieron divisar una pequeña estación.
Una de las ventanas estaba tenuemente iluminada.
Yunho escuchó algo.
– ¡Quietos! – Susurró.
– ¿Qué ocurre? – Preguntó
Karsacry.
– He escuchado un
ruido cerca de aquí. – Informó Yunho.
– Yo no he escuchado
nada. – Dijo Changmin.
-¡Mierda! – Gritó Yunho
mientras señalaba con el dedo hacia la estación.
Como si de un nido de
cucarachas se tratara una horda de oscuros se acercaban corriendo hacia ellos
tanto por la vía del tren como por el techo y las paredes.
– ¡Corred! – Gritó Changmin.
Nooooo...a correr!! Xq son demasiados oscuros para un grupo reducido de ellos.....
ResponderEliminarHuyan...huyan!!!
Noooo :( y yunho que cada vez esta mas débil : (
ResponderEliminarEspero que no salgan lastimados :)
hay por dios una emboscada espero que puedan librarse de esta y que no se esfuerce Yunho pues seria muy doloroso para Jae que pierda la vida después de su batalla
ResponderEliminarGracias
Oh! Dios! Que miedo, que corran, Yunho no puede luchar, morirá! Corran!
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞
A correr se a dicho, sálvese el que pueda. YH ten cuidado, no uses toda tu fuerza, tu vida depende de ello.
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