lunes, 3 de abril de 2017

Un extraño en mi ventana: Capítulo 11

Capítulo 11

Todos lo miraron, no podían creer que hubiera acabado con un oscuro.
– ¿Cómo lo mataste? – Preguntó Straush.
– Le corté la cabeza con un cuchillo de la teletienda. – Respondió Yunho.
Jaejoong y Junsu se rieron, pero por poco tiempo. Straush las reprendió con la mirada, había personas muriendo por culpa de los oscuros.
–  Veo que el traje funciona. Ese ser te habría aplastado como a un mosquito en circunstancias normales. – Dijo Yoochun, ajustándose las gafas con un dedo.
– Creo que no lo entendéis. Este tipo ha subido a mi rascacielos, para acabar conmigo cuando podía matar a cualquiera en la calle con mayor facilidad. No creo que me buscara a mí, sino a vosotros. – Explicó irritado Yunho.
– ¡Tiene razón! Está claro que tienen un líder. Nos deben haber seguido durante mucho tiempo, de otra forma no sabrían de Yunho. Buscan debilitarnos, acabando con nuestros aliados. – Dijo Straush.
– Abrid bien los ojos y no tengáis piedad con ellos. Estamos en guerra. En cuanto a ti Yunho será mejor que permanezcas en la mansión, aunque te las arreglas bien por ti mismo, no creo que puedas hacer nada frente a varios de ellos. –  Dijo Straush.
Yoochun y Straush se alejaron en dirección a las escaleras. Junsu le dio un beso en la mejilla a Yunho y corrió escaleras arriba hacia su dormitorio.
Jaejoong se quedó allí mirándole. Yunho se aproximó lentamente y le tomó la mano. Parecía increíble, el gran seductor se sentía intimidado. Jaejoong apretó su mano y lo condujo hasta el jardín Pasearon durante horas, ya que ninguno de los dos sentía cansancio.
Jaejoong se sentó en un banco de piedra y Yunho lo acompañó. Las ropas de seda negra que portaba el vampiro, era sumamente sexy. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no mirar donde no debía, aunque quisiera hacerlo de forma imperiosa.
– ¿Qué son esos oscuros? – Preguntó Yunho.
– No son como nosotros. Todos procedemos de una misma rama ya perdida y de la que apenas si algunos vampiros conocen su nombre o historia. Durante el proceso hubo una mutación, por un lado surgimos nosotros y por otro los oscuros. Aunque son más débiles que nosotros, son capaces de convertir a los humanos con mayor facilidad. Carecen de modales o escrúpulos. Hace ya mucho tiempo, estuvimos en guerra con ellos, creímos haberlos extinguido. No entiendo cómo han podido regresar. Pero estoy seguro de que tienen otro bastión, por si solos no son capaces de actuar estratégicamente. Y el hecho de que no hayan asesinado a gran parte de la población es prueba de ello.
– ¿Parecen tipos duros esos oscuros?
Jaejoong lo miró.
– ¡Díselo al que mataste! – Dijo Jaejoong sonriéndole.
Yunho paso su mano por la espalda del vampiro hasta llegar a su cintura.
Jaejoong le miró con una extraña dulzura, aún le costaba aceptar a un Jaejoong amable.
Cuatro seres oscuros saltaron frente a ellos. Jaejoong emitió un grito de aviso al resto de vampiros.
– ¡Joder! –  Gritó Yunho. – ¡Sin armas y yo con estos pelos!
Jaejoong lo miró, le sonrió divertido, pero en su mirada había algo más, el éxtasis que le provocaba la caza. Saltó sobre uno de ellos, colocándose sobre sus hombros, tiró de su cabeza hasta arrancarla y derribó a otro de una patada. Yunho por su parte dio un puñetazo en la boca a uno de los oscuros, mientras agarraba a otro de la mano para sujetarlo y de esa forma propinarle una contundente patada en la cadera. Pudo sentir como sus huesos se quebraban, pero era consciente de que con eso no bastaba.
Jaejoong arrancó una barra de hierro de una oxidada verja y la usó para atravesar la frente del oscuro que había derribado, luego retorció la barra como si de un torno se tratara y la cabeza del oscuro se partió en dos.
Yunho se concentró, sus ojos pasaron a ser blancos y su fuerza se duplicó.
Agarró a los dos seres por el cuello y arrancó sus cabezas como si descorchara un par de botellas de champán.
– Cuatro de cuatro. – Dijo Jaejoong mientras agarraba a Yunho del cuello y lo besaba.
Tras ellos se escuchó el ruido de las ventanas al romperse. Los oscuros estaban arrojando granadas incendiarias al interior. Yunho agarró del brazo a Jaejoong, que se disponía a correr hacia allí. Jaejoong lo miro sin comprender, pero entonces se fijó con más atención. Una horda de oscuros estaba saltando el muro del jardín, su número era ahora incontenible. No entendía como Yunho pudo verlos antes que él, desde luego el traje le hacía muy poderoso.
– ¡Corred! – Gritó Straush que portaba en brazos a Junsu.
Yoochun también los instaba a salir de allí. Yunho tiró del brazo de Jaejoong y juntos abandonaron el lugar.
Corrieron sin mirar atrás hasta alejarse a una distancia prudencial. Desde lo alto de un viejo edificio en ruinas, contemplaron como la mansión ardía.
– Yunho, ¿tienes algún sitio donde alojarte a parte del apartamento?
Preguntó Straush.
– Sí. Un piso en el Excelsiors.
– Jaejoong, tú te quedarás con él. El resto nos marcharemos al Club de Changmin para organizar los clanes. Permaneced atentos a mi llamada. –Ordenó Straush, mientras volvía a coger en brazos a Junsu y junto con Yoochun, se alejaban por los tejados hacía el norte de la ciudad.
– ¿Qué le pasa a Junsu? – Preguntó preocupado Yunho.
– Tranquilo, Yoochun me ha contando que un oscuro lo hirió, en unas horas estará listo para el combate. – Respondió Jaejoong.
– Bueno ¡vayámonos de aquí! Pero cuando lleguemos al Excelsiors tú entras por el tejado y yo por la puerta principal.
– ¿Y eso por qué? – Repuso malhumorado Jaejoong.
– Cariño, tienes toda la ropa manchada de sangre. ¿Qué quieres que avisen a la policía?
Jaejoong se miró.
– Es cierto, estoy hecho una pena.
– Aún así me gustas. – Dijo Yunho.
Jaejoong sonrió e inició la carrera hacia el rascacielos.
Yunho llegó el último, a pesar de sus facultades seguía estando en inferioridad frente a los poderes de los vampiros.
Saludó al conserje y al guardia de seguridad.
– Por favor necesito mi llave. Piso 821.
El conserje revisó una estantería frente al pequeño mostrador y sacó una llave de un estante.
– Aquí tiene señor Jung.
Yunho le guiñó un ojo y desapareció en el ascensor del edificio. Cuando llegó a la planta Jaejoong estaba ya apoyado sobre la puerta del piso. No le había dicho ni la planta ni el número de piso, una vez más él lo dejaba sin palabras. Yunho se acercó a él sin prisa, quería contemplarlo, incluso con las ropas desgarradas y el pelo revuelto, estaba radiante.
– ¡Es para hoy! – Se quejó Jaejoong.
Abrió la puerta y cerró con llave, luego soltó la llave encima de una pequeña mesita de la entrada. Puesto que a él no le interesaba la decoración, pagó a un diseñador para que se ocupara de todo y lo cierto es que ni siquiera se pasó para ver el resultado.
– ¡Pero qué diablos es esto! – Exclamó Yunho.
Todo el piso estaba en tonos grises y negros, los muebles estilo gótico y el suelo de mármol blanco.
– ¡Joder esto parece un panteón!
– Pues a mí me gusta. – Dijo Jaejoong, que se sentía como transportado a los tiempos de la revolución francesa. De hecho se parecía a uno de los palacios, en los que vivió con Straush.
Yunho se quitó la camisa y la arrojó sobre una fea estatua.
–  ¡Paso de todo me voy a la ducha!
Jaejoong se quedó mirándolo, se llevó la mano a la boca mientras se mordisqueaba los labios.
Yunho entró en el baño, se desvistió y abrió la ducha. Se le escapó un suspiro cuando el agua acarició su espalda. Menudo día llevaba. Pero al menos estaba con él.
Súbitamente empezó a convulsionar y cayó al suelo de golpe rompiendo parte de la mampara. Jaejoong corrió hacia el baño, intrigado por aquel estruendo. Quedó impactado al ver a Yunho en el suelo con los ojos en blanco, mientras su pecho se levantaba y bajaba espasmódicamente. Lo tomó en brazos y lo condujo hasta la cama, donde este pareció perder el conocimiento. Jaejoong cerró el grifo de la ducha y se acostó junto a él, pasaría el resto de la noche velándole.
Por la mañana, los ojos de Yunho cambiaron hasta volver a ser café. Jaejoong pareció aliviarse al ver que respiraba de forma más acompasada.
Se sentía turbado y extraño, nunca se había planteado que él pudiera morir. Ahora que lo había visto en un estado tan terrible, estaba conmocionado.
La palabra amor no entraba en su vocabulario, pero sin duda él le importaba. Tal vez lo idealizara por parecerse al vampiro que una vez lo salvó o tal vez le gustara el carácter difícil e irónico de Yunho. Se acurrucó a él, y lo besó en la mejilla. Cerró los ojos, le molestaba un poco la creciente claridad de la mañana y trató de relajarse, aunque desde luego no de dormir, ya que los vampiros no lo necesitaban.

Yunho estaba soñando que corría por una trinchera enemiga. Con su ametralladora browning acribillaba a todos los alemanes que se cruzaban en su camino. Lo más extraño de todo es que parecía ser consciente de estar en un sueño. Llevaba la insignia de teniente en su uniforme y una trincha repleta de munición para la ametralladora. El sabor amargo e intenso en la boca, le previno que estaba fumando un puro. Era de locos, estaba despierto dentro de un sueño. Se asomó fuera de la trinchera y contempló, como cientos de barcas anfibias se acercaban a las playas. Era el día D.

4 comentarios:

  1. Por lo menos estan juntos ❤
    Pobre yunho :( , los dos juntos superaran y venderán todos los obstaculos :)
    Muchas gracias por el capituló: )

    ResponderEliminar
  2. que bueno que salieron bien librados de el ataque y ahora están juntos Yunho y Jae pero que le a pasado a Yunho por que se puso mal
    Gracias

    ResponderEliminar
  3. Presiento que Yunho está reaccionando mal al experimento, ojala no le pase cuando este luchando con esas aberraciones. O acaso lo tendrá que convertir Jae a vampiro, ojala, para que vivan eternamente.

    Gracias!!! 💗💕💞

    ResponderEliminar
  4. Que raro 'sueño' de yunho y mas con eso que Jae lo conoció antes... Que depara el futuro de la historia

    ResponderEliminar