Capítulo 11
Todos lo miraron, no
podían creer que hubiera acabado con un oscuro.
– ¿Cómo lo mataste? – Preguntó
Straush.
– Le corté la cabeza
con un cuchillo de la teletienda. – Respondió Yunho.
Jaejoong y Junsu se
rieron, pero por poco tiempo. Straush las reprendió con la mirada, había
personas muriendo por culpa de los oscuros.
– Veo que el traje funciona. Ese ser te habría
aplastado como a un mosquito en circunstancias normales. – Dijo Yoochun,
ajustándose las gafas con un dedo.
– Creo que no lo
entendéis. Este tipo ha subido a mi rascacielos, para acabar conmigo cuando
podía matar a cualquiera en la calle con mayor facilidad. No creo que me
buscara a mí, sino a vosotros. – Explicó irritado Yunho.
– ¡Tiene razón! Está
claro que tienen un líder. Nos deben haber seguido durante mucho tiempo, de
otra forma no sabrían de Yunho. Buscan debilitarnos, acabando con nuestros
aliados. – Dijo Straush.
– Abrid bien los ojos
y no tengáis piedad con ellos. Estamos en guerra. En cuanto a ti Yunho será
mejor que permanezcas en la mansión, aunque te las arreglas bien por ti mismo,
no creo que puedas hacer nada frente a varios de ellos. – Dijo Straush.
Yoochun y Straush se
alejaron en dirección a las escaleras. Junsu le dio un beso en la mejilla a Yunho
y corrió escaleras arriba hacia su dormitorio.
Jaejoong se quedó allí
mirándole. Yunho se aproximó lentamente y le tomó la mano. Parecía increíble,
el gran seductor se sentía intimidado. Jaejoong apretó su mano y lo condujo
hasta el jardín Pasearon durante horas, ya que ninguno de los dos sentía
cansancio.
Jaejoong se sentó en
un banco de piedra y Yunho lo acompañó. Las ropas de seda negra que portaba el
vampiro, era sumamente sexy. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no mirar donde
no debía, aunque quisiera hacerlo de forma imperiosa.
– ¿Qué son esos
oscuros? – Preguntó Yunho.
– No son como
nosotros. Todos procedemos de una misma rama ya perdida y de la que apenas si
algunos vampiros conocen su nombre o historia. Durante el proceso hubo una
mutación, por un lado surgimos nosotros y por otro los oscuros. Aunque son más
débiles que nosotros, son capaces de convertir a los humanos con mayor
facilidad. Carecen de modales o escrúpulos. Hace ya mucho tiempo, estuvimos en
guerra con ellos, creímos haberlos extinguido. No entiendo cómo han podido
regresar. Pero estoy seguro de que tienen otro bastión, por si solos no son
capaces de actuar estratégicamente. Y el hecho de que no hayan asesinado a gran
parte de la población es prueba de ello.
– ¿Parecen tipos duros
esos oscuros?
Jaejoong lo miró.
– ¡Díselo al que
mataste! – Dijo Jaejoong sonriéndole.
Yunho paso su mano por
la espalda del vampiro hasta llegar a su cintura.
Jaejoong le miró con
una extraña dulzura, aún le costaba aceptar a un Jaejoong amable.
Cuatro seres oscuros
saltaron frente a ellos. Jaejoong emitió un grito de aviso al resto de
vampiros.
– ¡Joder! – Gritó Yunho. – ¡Sin armas y yo con estos
pelos!
Jaejoong lo miró, le
sonrió divertido, pero en su mirada había algo más, el éxtasis que le provocaba
la caza. Saltó sobre uno de ellos, colocándose sobre sus hombros, tiró de su
cabeza hasta arrancarla y derribó a otro de una patada. Yunho por su parte dio
un puñetazo en la boca a uno de los oscuros, mientras agarraba a otro de la
mano para sujetarlo y de esa forma propinarle una contundente patada en la
cadera. Pudo sentir como sus huesos se quebraban, pero era consciente de que
con eso no bastaba.
Jaejoong arrancó una
barra de hierro de una oxidada verja y la usó para atravesar la frente del
oscuro que había derribado, luego retorció la barra como si de un torno se
tratara y la cabeza del oscuro se partió en dos.
Yunho se concentró,
sus ojos pasaron a ser blancos y su fuerza se duplicó.
Agarró a los dos seres
por el cuello y arrancó sus cabezas como si descorchara un par de botellas de
champán.
– Cuatro de cuatro. – Dijo
Jaejoong mientras agarraba a Yunho del cuello y lo besaba.
Tras ellos se escuchó
el ruido de las ventanas al romperse. Los oscuros estaban arrojando granadas
incendiarias al interior. Yunho agarró del brazo a Jaejoong, que se disponía a
correr hacia allí. Jaejoong lo miro sin comprender, pero entonces se fijó con
más atención. Una horda de oscuros estaba saltando el muro del jardín, su
número era ahora incontenible. No entendía como Yunho pudo verlos antes que él,
desde luego el traje le hacía muy poderoso.
– ¡Corred! – Gritó
Straush que portaba en brazos a Junsu.
Yoochun también los
instaba a salir de allí. Yunho tiró del brazo de Jaejoong y juntos abandonaron
el lugar.
Corrieron sin mirar
atrás hasta alejarse a una distancia prudencial. Desde lo alto de un viejo
edificio en ruinas, contemplaron como la mansión ardía.
– Yunho, ¿tienes algún
sitio donde alojarte a parte del apartamento?
Preguntó Straush.
– Sí. Un piso en el
Excelsiors.
– Jaejoong, tú te
quedarás con él. El resto nos marcharemos al Club de Changmin para organizar
los clanes. Permaneced atentos a mi llamada. –Ordenó Straush, mientras volvía a
coger en brazos a Junsu y junto con Yoochun, se alejaban por los tejados hacía
el norte de la ciudad.
– ¿Qué le pasa a Junsu?
– Preguntó preocupado Yunho.
– Tranquilo, Yoochun
me ha contando que un oscuro lo hirió, en unas horas estará listo para el
combate. – Respondió Jaejoong.
– Bueno ¡vayámonos de
aquí! Pero cuando lleguemos al Excelsiors tú entras por el tejado y yo por la
puerta principal.
– ¿Y eso por qué? – Repuso
malhumorado Jaejoong.
– Cariño, tienes toda
la ropa manchada de sangre. ¿Qué quieres que avisen a la policía?
Jaejoong se miró.
– Es cierto, estoy
hecho una pena.
– Aún así me gustas. –
Dijo Yunho.
Jaejoong sonrió e
inició la carrera hacia el rascacielos.
Yunho llegó el último,
a pesar de sus facultades seguía estando en inferioridad frente a los poderes
de los vampiros.
Saludó al conserje y
al guardia de seguridad.
– Por favor necesito
mi llave. Piso 821.
El conserje revisó una
estantería frente al pequeño mostrador y sacó una llave de un estante.
– Aquí tiene señor Jung.
Yunho le guiñó un ojo
y desapareció en el ascensor del edificio. Cuando llegó a la planta Jaejoong
estaba ya apoyado sobre la puerta del piso. No le había dicho ni la planta ni el
número de piso, una vez más él lo dejaba sin palabras. Yunho se acercó a él sin
prisa, quería contemplarlo, incluso con las ropas desgarradas y el pelo
revuelto, estaba radiante.
– ¡Es para hoy! – Se
quejó Jaejoong.
Abrió la puerta y
cerró con llave, luego soltó la llave encima de una pequeña mesita de la
entrada. Puesto que a él no le interesaba la decoración, pagó a un diseñador
para que se ocupara de todo y lo cierto es que ni siquiera se pasó para ver el
resultado.
– ¡Pero qué diablos es
esto! – Exclamó Yunho.
Todo el piso estaba en
tonos grises y negros, los muebles estilo gótico y el suelo de mármol blanco.
– ¡Joder esto parece
un panteón!
– Pues a mí me gusta. –
Dijo Jaejoong, que se sentía como transportado a los tiempos de la revolución
francesa. De hecho se parecía a uno de los palacios, en los que vivió con
Straush.
Yunho se quitó la
camisa y la arrojó sobre una fea estatua.
– ¡Paso de todo me voy a la ducha!
Jaejoong se quedó
mirándolo, se llevó la mano a la boca mientras se mordisqueaba los labios.
Yunho entró en el
baño, se desvistió y abrió la ducha. Se le escapó un suspiro cuando el agua
acarició su espalda. Menudo día llevaba. Pero al menos estaba con él.
Súbitamente empezó a
convulsionar y cayó al suelo de golpe rompiendo parte de la mampara. Jaejoong
corrió hacia el baño, intrigado por aquel estruendo. Quedó impactado al ver a Yunho
en el suelo con los ojos en blanco, mientras su pecho se levantaba y bajaba
espasmódicamente. Lo tomó en brazos y lo condujo hasta la cama, donde este
pareció perder el conocimiento. Jaejoong cerró el grifo de la ducha y se acostó
junto a él, pasaría el resto de la noche velándole.
Por la mañana, los
ojos de Yunho cambiaron hasta volver a ser café. Jaejoong pareció aliviarse al
ver que respiraba de forma más acompasada.
Se sentía turbado y
extraño, nunca se había planteado que él pudiera morir. Ahora que lo había
visto en un estado tan terrible, estaba conmocionado.
La palabra amor no
entraba en su vocabulario, pero sin duda él le importaba. Tal vez lo idealizara
por parecerse al vampiro que una vez lo salvó o tal vez le gustara el carácter
difícil e irónico de Yunho. Se acurrucó a él, y lo besó en la mejilla. Cerró
los ojos, le molestaba un poco la creciente claridad de la mañana y trató de
relajarse, aunque desde luego no de dormir, ya que los vampiros no lo
necesitaban.
Yunho estaba soñando
que corría por una trinchera enemiga. Con su ametralladora browning acribillaba
a todos los alemanes que se cruzaban en su camino. Lo más extraño de todo es
que parecía ser consciente de estar en un sueño. Llevaba la insignia de
teniente en su uniforme y una trincha repleta de munición para la
ametralladora. El sabor amargo e intenso en la boca, le previno que estaba
fumando un puro. Era de locos, estaba despierto dentro de un sueño. Se asomó
fuera de la trinchera y contempló, como cientos de barcas anfibias se acercaban
a las playas. Era el día D.
Por lo menos estan juntos ❤
ResponderEliminarPobre yunho :( , los dos juntos superaran y venderán todos los obstaculos :)
Muchas gracias por el capituló: )
que bueno que salieron bien librados de el ataque y ahora están juntos Yunho y Jae pero que le a pasado a Yunho por que se puso mal
ResponderEliminarGracias
Presiento que Yunho está reaccionando mal al experimento, ojala no le pase cuando este luchando con esas aberraciones. O acaso lo tendrá que convertir Jae a vampiro, ojala, para que vivan eternamente.
ResponderEliminarGracias!!! 💗💕💞
Que raro 'sueño' de yunho y mas con eso que Jae lo conoció antes... Que depara el futuro de la historia
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